No te olvides quien
te dio la vida y te mantiene en la existencia, no tienes más que hacer lo que
Dios diga y verás todo lo que tiene reservado para ti.
Si alguno se preguntase que significa la palabra
"pecado" estoy seguro que nos perderíamos en discusiones filosóficas
sobre lo que es moralmente bueno y lo que es moralmente malo. Y es que después
de Adán y Eva la humanidad no ha conocido mejor época que la actual para
olvidar colectivamente la palabra "pecado".
Una incertidumbre moral casi completa impera en todos. Pero, ¿cuál es el origen
del pecado? Lo definiremos como una ofensa infinita al Creador, una bofetada al
Amor y veamos porqué en el Libro del Génesis:
Dios en su infinito Amor, decide crear al hombre... lo podía hacer, lo quiso
hacer y lo hizo... no ganaba nada con hacerlo. ¿Qué podría darle de nuevo una
criatura a su Creador?... Mas Dios lo hace a imagen y semejanza de Él, con la
capacidad de AMAR característica sin la cual no puede ser humano. Además le
regala el don preciado de la Libertad, no como un fin a alcanzar sino como un
medio para llegar al destino final del hombre que es en suma la Felicidad.
Y Dios Todopoderoso, Omnipotente y Eterno, da la libertad al hombre porque sabe
que no hay amor más verdadero que aquel que libremente se da. ¿Por qué sino
crea al hombre sino para que aprenda a amar? Cuando uno ama a alguien lo menos
que espera es ser correspondido ¿Y Dios acaso no quiere también ser
correspondido? Esto no podrían entender aquellos que piensan que Dios es una
construcción mental producto de la necesidad del hombre de creer en algo.
Ciertamente el hombre necesita creer pero es Dios quien se revela al hombre. ¿O
tú podrías acercarte siquiera un poquito al Cielo por ti mismo, con tus
reducidas fuerzas? ¿Captaríamos algo de la vida divina, inmersas nuestras almas
en la miseria que revolvemos todos los días cuando nos miramos al ombligo? En
fin, Dios también ama y desea que el hombre le ame ¿no es todo un privilegio?.
De esta manera Dios pone amorosamente al hombre en un jardín espléndido, y le
dice (para que no se olvide que es criatura): "Podrás comer de todos los
árboles del jardín excepto de éste, pues si lo haces morirás" Que bien se
interpreta como: "No te olvides quien te dio la vida y te mantiene en la
existencia, no tienes más que hacer lo que te diga y verás todo lo que tengo
reservado para ti". Y Adán obedeció.
Pero la alegría no duró mucho tiempo, Eva, quien fue creada para acompañar a
Adán sucumbió ante los engaños de la serpiente. El príncipe de la mentira (otro
día hablaremos de este) astutamente se acerca a la mujer: "Porque no
coméis de todos los árboles del jardín"...."De todos comemos menos
del árbol de la ciencia del bien y del mal, si lo hacemos Dios ha dicho que
moriremos"... "No moriréis, si comen seréis como dioses".
Inmediatamente brillaron los ojos de la mujer, y pensó que no era mala idea
comer del árbol. Comió y de dio de comer a Adán insinuándole que ellos podían
vivir sin Dios, que no lo necesitarían y tendrían la sabiduría infinita de la
noche a la mañana... ¡Ja! ¡Comieron y esperaron a ser como dioses!
Imaginen la escena: una pareja que al margen de Dios decide hacer lo que le
parece que es lo bueno. No serviré, no serviré... repiten miles de hombres en
el mundo... No necesito a Dios ni deseo amarlo, menos todavía servirlo... No
serviré, dijo Adán a Dios... No serviré, dijo el ángel más bello de todos y
cayó eternamente al abismo... No serviré, dicen los hombres de hoy...
Y Dios infinitamente apenado no puede contradecirse, no, el no puede
contradecirse ¡es perfecto!, ¿Cómo podría contradecirse?... "Por haber
hecho esto, a partir de ahora comerás el pan con el sudor de tu frente, zarzas
y espinas crecerán cuando ares la tierra y sus frutos te costarán la
vida"... y sigue: "Hombre, polvo eres y en polvo te
convertirás".
Así entró la muerte al mundo y el hombre conoció el dolor y el sufrimiento. El
pecado es ofensa infinita al Infinito. Rechazo de lo Eterno, negación de la
existencia. Pero Dios nos amó tanto que entregó a su hijo unigénito por salvar
a la humanidad.
Este día amigo, si todavía mantienes tu vista en esta hoja, métete en tu
corazón y recuerda si alguna vez dijiste conscientemente o demostraste con tus
acciones lo siguiente: No serviré (o también), no obedeceré (o mejor todavía),
no amaré ni a ti Dios ni a mis hermanos.
Recuerda entonces que acabas de encarnar de nuevo el pecado de Adán y Eva. Y no
te quejes.
Autor: Eduardo Carcausto
Huamaní.
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