Es
la media hora más grandiosa porque nos ponemos en tu presencia y en la Iglesia,
que es tu casa y te levantamos nuestro corazón.
Cuando
estoy en tu presencia, Jesús Sacramentado, pienso con dolor: ¿Cómo no
apreciamos este Misterio de amor donde te quedaste para ser nuestro confidente
y nuestro alimento? ¡Qué frío es nuestro corazón!
Nos decimos católicos pero tampoco meditamos en tu entrega al Padre la noche
del Jueves Santo al instituir la Sagrada Eucaristía. Nos parece que fue ya hace
muchos años, sin embargo vuelve a suceder todos los días, a toda hora en el
mundo entero, siempre que se esté celebrando la Santa Misa. En ella Tu vuelves
a inmolarte, a ofrecerte al Padre por todos y cada uno de nosotros... de la
misma manera que lo hiciste por primera vez. No nos detenemos a pensar ni un
momento en la grandiosidad del valor de una Misa. Y de una manera simple y
tranquila dejamos el cumplimiento al tercer Mandamiento de la Ley de Dios, que
creo yo, proviene de la falta de preparación que tenemos los católicos respecto
a lo que en sí es la Santa Misa.
Por cualquier motivo: paseo, fútbol, gusto por quedarse en casa cómodamente en
"pants" y pantuflas, por unas visitas... porque el domingo "es
para descansar"... y no salir para nada, en fin, porque "no me
late", porque si no "siento un verdadero deseo de ir a la Iglesia...
¿para qué voy?"... y así podríamos llenar páginas enteras con mil y
variados pretextos, que a nuestro modo de ver, son tan solo la consecuencia de
no saber con plena conciencia que la Misa es lo más grande y hermoso que
tenemos los católicos.
Que participar en ella es estar Contigo, vivo y presente, tal como estuviste en
el tiempo en que habitaste entre nosotros.
¿Dónde está nuestra fe? ¿Es que hemos llegado a creer que ya no necesitamos
estar presentes, dar testimonio, a nuestros hijos, a nuestros familiares y
amigos de que somos cumplidores de los Mandamientos de la Ley de Dios y acudir
a la Iglesia para orar y tanto a pedirte perdón como darte gracias a Dios por
tanto beneficio que de Ti recibimos con nuestro cumplimiento y alabanza?... No
basta con ser buenas personas y tratar de hacer el bien a nuestros semejantes...
pues igual que no basta la fe para salvarse sin caridad y buenas obras, así no
bastan las buenas obras sin fe y sin oración.
A parte de que no asistir a Misa los Domingos (que es el día del Señor) y días
"indicados" de fiesta, es pecado grave, es saber que es la media hora
más grandiosa porque nos ponemos en tu presencia y en la Iglesia, que es tu
casa te levantamos nuestro corazón.
Señor mío, mi Jesús... pensando todas esta cosas que si a mi me dan
pena....para Ti han de ser de un gran dolor pues pareciera que no tenemos
ningún interés por conocerte mejor, indiferencia hacia tanto amor y absoluto
desdén hacia lo es realmente la misa.
Señor, ya no más tibieza...tenemos que encender nuestro corazón para ir con
amor y espíritu de agradecimiento a la Iglesia, a tu Casa, Señor, a participar
en la Santa Misa (no a papar moscas y a ponernos "palomita"
porque.....¡ya cumplimos!) para alimentarnos con tu Cuerpo y tu Sangre y pronto
veremos cómo florece la Vida de la Gracia en nuestros corazones y en todos los
actos de nuestra vida.
Busquemos con la lectura,
formación y preparación lo que nos hace falta saber sobre lo que realmente es
la Santa Misa, nos vamos a admirar de su contenido y valor. No lo dejemos pasar
si realmente queremos saber lo QUE ESA MEDIA HORA REPRESENTA EN NUESTRA VIDA.
Autor: Ma. Esther De Ariño.
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