"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

jueves, 17 de mayo de 2018

¿PACENSES?


Autor: Jose Maria Murillo Garcia

Siempre se dijo, al menos así lo oí yo, que el gentilicio de los nacidos en Badajoz era pacense, hoy parece que todos se inclinan por badajocenses. Como no voy a discutir el tema, ya que me da igual el adjetivo que me asignen, doctores hay que podrán resolverlo, solo quiero haceros ver algunas cosas en las que pienso, sobre nuestro querido Badajoz.
Y una de ellas, es simple y llanamente, que es una pena que con lo que tiene esta ciudad, dentro de ella, -sus gentes- no le acompañe su diríamos, vestido.
Con estar en la frontera, expuesta a incursiones de uno u otro lado, aquí no hubo ni palacios, ni grandes templos o edificios emblemáticos, lo mejor de nuestra tierra, como decía antes, los pacenses o badajocenses, del vestido de presentación, no nos queda más que las murallas, que un día valieron para una mejor defensa, pero en otro, se pensó, y no muy acertadamente, que eran un autentico cinturón, que hacia prácticamente imposible el aumento de zona urbana, después hemos visto que no era así, también es cierto, que a toro pasado es fácil hacer críticas.
¿Qué podremos hacer hoy, para lucir mejor nuestro único vestido?
Dar mayor entidad a nuestras murallas.
No restarle la importancia, quedándolas como las tenemos hoy, totalmente, yo diría enterradas.
Lo podemos ver en lo que queda de la muralla, a espaldas del palacio de Justicia, y no digamos las que rodean el monumento a Menacho, ( traseras del Gobierno ) y siguiendo en dirección a San Roque, nos encontraremos con puerta Pilar, y lo que hoy es Palacio de Congreso, en mis tiempos, plaza de toros, en esa muralla había unas poternas, cuyas troneras daban a lo que fue salto de caballos. Pues bien esas troneras estaban a dos o tres metros del suelo, hoy ni se ven. ¿No es esto quitarle esbeltez a lo edificado y no presentarlas como en realidad son?
Siguiendo la dirección de puerta Trinidad, ¿Cuántos edificios sobre o contra la muralla? ¿Quién podrá admirarlas si no hay acceso desde donde se puedan contemplar?
Llegamos a los jardines de la Legión (no sé si le habrán cambiado el nombre) pero lo cierto, es que con la arboleda que las oculta no hay forma de ver un paño completo.
Hace muy poco tiempo en los días de invierno duro, que ha pasado media España, hemos visto casi a diario, las murallas de Ávila, si, están más completas o enteras, pero sobre todo, delante, tapándolas no hay nada.
¿No podríamos pedir a nuestra Junta  y Ayuntamiento, que se pusieran como meta dejar al menos las partes que hoy quedan con su primitiva altura y libres de elementos adosados?
Creo que no es mucho pedir.    


jueves, 10 de mayo de 2018

DIFICIL LO HACEMOS.


Autor: Jose Maria Murillo García

Sí que lo hacemos difícil, o a mi así me lo parece. En un momento que nos haría falta en esta nuestra España de las Comunidades, tener las relaciones más abiertas, y que diesen lugar a un mayor entendimiento entre sus moradores, lo estamos haciendo al revés.
Esto pensaba esta mañana, ya que he presenciado un momento que es el que me ha dado pie a ver lo que estamos haciendo, quizás, seguramente, sin darnos cuenta.
Tenía que llevar al médico unas pruebas, para más señas, era un traumatólogo, llegue unos diez minutos antes de la hora de mi citación, y observo lo siguiente:
 En el pequeño espacio, yo le llamaría pasillo, que hacía de sala de espera, había cuatro personas, las cuatro metidas en sus teléfonos – digo metidas – porque dije, ¡buenos días! No contesto nadie, vinieron otras dos personas, no dijeron nada, sacaron sus teléfonos y también se metieron en ellos. Durante el tiempo que permanecí en aquella estancia, pasaron a consulta cuatro de los siete que habíamos coincidido. De esos cuatro, ni uno, dijo algo al marcharse, nada, me figuro que como los veían –metidos en sus teléfonos- por no molestarlos, tan solo una señora, mayor, seguro que más de sesenta, y muy bajito dijo: adiós, fui yo solo el que contesto a la despedida.
No creo que la consulta de un medico sea el lugar idóneo para formar una tertulia, de acuerdo. Pero hay dos cosas que me llaman poderosamente la atención, una que ni a la llegada ni al marcharse, digan nada, y otra  que no muy bien se habían sentado –alguna llego ya con él en la mano- sacaron el aparatito y clavadas o clavados en el.
Esta forma de actuar, no la entiendo, seguro que muchas de estas personas a través de WhatsApp, estarían comunicándose con amigos o familiares, quizás fuese así, pero la sensación era, que a cada uno no lo interesaba nada de lo que pudiesen aportar los demás, la sensación era, como si no los viesen, y la distancia entre nosotros era mínima, pero en tales condiciones los sentías totalmente lejos, como a la persona que ves en el campo, pero que sabes que tu voz a esa distancia no es audible.
Ya decía antes, que el momento y el sitio no es para una tertulia, pero hay o había, unas reglas de urbanidad, de educación en una palabra, que creo te obligan a dar los buenos  días, y al marcharte, decir algo, despedirte.
Si a esto le unes lo de los teléfonos, ya sí que no sabes, que es lo que está pasando.
Para mi estas personas serán incapaces de entablar una conversación como no sea por teléfono, me parece una verdadera pena, creo que lo que hoy nos hace falta es dialogar, pero hacerlo en grupos, donde cada uno pueda tener una forma diferente de ver una situación, seguramente porque cada uno mira desde puntos diferentes a la misma figura, unos verán la figura iluminada y los otros puestos en sentido contrario, verán las sombras, la explicación que cada uno de, de esa misma figura nos llevara a conocerla con más exactitud. Quizás mi edad influya en ver así las cosas, pero lo cierto es que según mis cortas entendederas, bueno no es esta forma de actuar.
Y tampoco creo que sea buena, con la facilidad que hoy, se organiza una manifestación, ya sea de jubilados, de taxistas, de feministas, o independentistas y ahí si los ves dispuestos a hablar, bueno quizás no debería decir eso, la mayoría no hablan, vociferan y algunos o algunas con la cara desencajada.
¿Qué les dejamos a nuestros representantes en el Congreso, sentados en sus mullidos sillones y con todos los datos y medios a su alcance?
Otro día os contare más cosas, un saludo.
Badajoz, 7 de mayo del 2018.