Vale la pena
volver la mirada hacia Jesucristo y preguntarle: ¿qué quieres que hagamos?
Muchos bautizados viven
confundidos y llenos de dudas. Muchos bautizados no conocen realmente su fe.
Muchos bautizados no acuden a misa cada domingo, ni se confiesan cuando han
perdido la gracia. Muchos bautizados no saben qué diferencia hay entre pecado
mortal y pecado venial, ni distinguen claramente entre el bien y el mal en
temas de importancia
Hablar de nueva evangelización sin tener presente lo anterior es como hablar
del tiempo sin mirar las señales del cielo y sin tener en cuenta los partes
meteorológicos (cuando son buenos, claro). Porque es muy fácil idear proyectos
evangelizadores llenos de ideas nuevas, pero no es tan fácil
"aterrizar" y tocar los problemas concretos de millones de
bautizados.
El mundo vive una urgencia de evangelización. Después de 2000 años, el
Evangelio de Cristo está lejos de muchos corazones. En otros, hubo un tiempo en
el que brilló el mensaje del Maestro para luego eclipsarse bajo el espejismo de
ideas falsas o de avaricias destructoras, como vemos explicado en la parábola
del sembrador (cf. Mc 4,5-20).
Por eso, vale la pena volver la mirada hacia Jesucristo y preguntarle: ¿qué
quieres que hagamos? ¿Cómo llevar tu Amor a tantos hombres y mujeres de nuestro
tiempo? ¿Qué puedo hacer ahora, entre familiares y amigos, conocidos y
contactos?
Si me abro a la belleza de la fe, si sintonizo con el anhelo del Maestro de
incendiar el mundo, me convertiré en un vivo y entusiasta evangelizador, en un
enviado que grita, sobre todo con la vida, la gran noticia: Cristo ha muerto y
ha resucitado para nuestra salvación, está vivo en medio de la Iglesia
católica, y quiere ser amado por todos los hombres y mujeres por quienes
ofreció su Sangre en el Calvario.
Autor: P. Fernando Pascual LC
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