Señor... ¡haznos dóciles siempre a tu amor pero
especialmente en este hermosísimo día de Corpus Christi!
Una vez más ante ti, Señor.
Hoy es un día grande para ti, para nosotros, para tu Iglesia. Es la solemnidad
donde se exalta y glorifica la presencia de tu Cuerpo, tu Sangre y tu Divinidad
en el Sacramento de la Eucaristía.
¡HOY ES CORPUS CHRISTI!
Tu Cuerpo, tu Sangre.... y tu Divinidad. ¿Qué te podemos decir, Señor? Tan solo
caer de rodillas y decirte: - ¡Creo en ti, Señor, pero aumenta mi fe!
Tu lo sabes todo, mi Dios, mi Jesús, y sabías cuando te quedaste en el pan y
vino, - aparentemente tan solo de pan y vino -, con el único deseo de ser
nuestro alimento, que aunque no te corresponderíamos como tu Corazón desea, no
te importó y ahí te quedaste para ser nuestro refugio, nuestra fuerza para
nuestras penas y dolores, para ser consuelo, para ser el cirineo que nos ayuda
a cargar con la cruz de nuestro diario vivir, a veces demasiado pesada y
dolorosa, que nos puede hacer desfallecer sin tu no estás.... y también para
bendecirte en los momentos de alegría, para buscar que participes en los
momentos en que nuestro corazón está feliz.... ¡ahí estás Tu!...¡ Bendito y
alabado seas!
Solo a un Dios locamente enamorado de sus criaturas se le podía ocurrir
semejante ofrenda... por que no sabemos corresponder a ese amor, no, Jesús, no
te acompañamos en la soledad de tus Sagrarios, no pensamos en tu gran amor ....
somos indiferentes, egoístas, muchas veces solo nos acordamos de ti cuando te
necesitamos porque las cosas no van, ni están, como nosotros queremos...
Señor... ¡haznos dóciles siempre a tu amor pero especialmente en este
hermosísimo día de Corpus Christi!
¡Señor Jesucristo!
¡Gracias porque te nos diste
de modo tan admirable, y porque te quedaste entre nosotros de manera tan
amorosa!
Danos a todos una fe viva en
el Sacramento del amor. Que la Misa dominical sea el centro de nuestra semana
cristiana, la Comunión nos sacie el hambre que tenemos de ti, y el Sagrario se
convierta en el remanso tranquilo donde nuestras almas encuentren la paz... (P.
García)
Autor: Ma
Esther De Ariño.
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