Espíritu
de alegría, consuelo y fortaleza, sánanos del desánimo, el miedo y la tristeza.
Acabamos de celebrar la
fiesta de Pentecostés, donde recordamos la venida del Espíritu Santo.
Hoy Jesús, vengo ante Ti con el alma aligerada, con la alegría de una gran
emoción que ya conoces porque Tu lo sabes todo de tus amadas criaturas y de mí.
Pero se que te gusta que te cuente "mis cosas" ya que eres mi
confidente, mi gran amigo... Pues bien, lo que trae mi alma conmovida es, que
como tu ya sabes, México ha sido consagrado al Espíritu Santo, el Espíritu
Santo que es frecuentemente el GRAN DESCONOCIDO, y que es el Espíritu de Dios.
El es, la Tercera Persona de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu
Santo, Tres Personas distintas y un solo Dios Verdadero. Es el Misterio
profundo de esa Trinidad donde ninguno es mayor ni menor que el otro. Tienen su
propia personalidad, por decirlo así:
· El
Padre que no tuvo ni principio ni fin, que no fue hecho, ni creado, ni
engendrado.
· El
Hijo no fue hecho, ni creado, sino engendrado en María la Virgen para hacerse
hombre y
· El Espíritu Santo que no fue hecho
ni engendrado, sino que procede del Padre y del Hijo.
Dios Padre se da plenamente al Hijo con infinito amor, el Hijo se da al Padre
con el mismo infinito amor y de esta comunicación de amor brota el Espíritu
Santo, amor sustancial del Padre y del Hijo, es así como nos lo enseña Santo
Tomás en su Suma Teológica.
Después de la muerte y a pesar de haber visto resucitado a Jesús, los apóstoles
estaban sumidos en el miedo hecho terror. ¿Cómo ellos pobres pescadores,
algunos analfabetos, podrían cumplir el mandato, la misión que les dejaba el
Maestro y Señor?. Id, a predicar a todas las gentes, bautizándolas en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo... y también.... si yo
no me voy, el Paráclito no vendrá a vosotros; pero si ve voy, os lo enviaré
Y estando reunidos llegó el Espíritu de Dios y todo cambió para ellos.
Así también nosotros hemos de llamarlo:
¡Ven Espíritu Santo!
Él desea entrar para darnos sus Dones, es el Gran Consolador, Intercesor y Luz
y se convierte en el dulce huésped del alma y nos llena de paz y de
sabiduría. Lo necesitamos porque El es el fruto del Amor de Dios.
Y para terminar esta pequeña charla contigo mi amado Jesús, te diré que es un
beneficio inmenso que nuestro querido México se haya consagrado al Espíritu
Santo, en estos tiempos tan difíciles, como ya pasó, cuando en México se
derramó sangre por tu amor allá por los años de 1927 y más, en la Guerra
Cristera, y ahora también las fuerzas del mal, vemos claramente, que están
presentes.
Vamos a tener la ayuda amadísima del Espíritu Santo y de rodillas ante ti, como
lo haré todos los días pediré su ayuda y protección con esta oración, que es
para México y todos los países:
CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
"Espíritu Santo, te consagramos nuestra patria. Intercede por quienes
vivimos en ella.
No nos dejes perdernos por caminos sin Dios, reoriéntanos al gozo de la fe y la
verdad.
Espíritu de paz, perdón y misericordia, líbranos de la violencia y la discordia
y enséñanos a hablar las lenguas siempre nuevas de la fraternidad.
Espíritu de alegría, consuelo y fortaleza, sánanos del desánimo, el miedo y la
tristeza.
Espíritu de generosidad y de justicia, apártanos del egoísmo y de la avaricia,
inspíranos acciones para crear condiciones que permitan a todos vivir con
dignidad.
Tu eres fuente de la vida, rescátanos de la cultura de la muerte, fecúndanos
con tus dones, tus frutos y carísmas.
Ilumina nuestra tierra, renueva las naciones, ven como en Pentecostés e
incendia con tu fuego de amor los corazones. AMÉN.
Y quiero pedirte también por todos los sacerdotes, ya que mañana celebramos
Nuestro Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Que cada vez se esfuercen
más en dar con el ejemplo de sus vidas ánimo y valor a los fieles, a todos los
que componemos el gran ejército de la Santa Madre, la Iglesia Católica.
Te pedimos por ellos, Señor, mándales tu fuerza, tu paz, y fortaleza en los
momentos difíciles.
Autor: Ma Esther De Ariño.
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