¿Quién
es mi Madre? Pues, la que hizo la Voluntad de mi Padre y si queréis ser
realmente mi hermano, mi hermana y mi madre, debes hacerte, hijo de esta Madre.
Madre,
en la Misa de hoy se ha leído una parte del Evangelio que mucho me cuesta comprender...
y me quedo mirando tu imagen, buscando en ti las palabras que no hallo.
Más, Tu siempre eres respuesta a tus hijos cuando la búsqueda es sincera, llena
de amor y confianza..
- Ven, hija- y
te sigo... ya se hace costumbre al alma el seguirte, porque siempre tu compañía
me deja mejor trazado el camino hacia Tu Hijo...
Llegamos a Cafarnaúm. Jesús está en casa. Se ha juntado tanta gente que ni
siquiera puede comer.
Nos acercamos sin entrar. Nos quedamos junto a la puerta. Allí también se hallan
los primos de Jesús (la palabra "hermano", en hebreo, abarca a los
primos y parientes)
La gente reparó en ti. Es que tu presencia jamás pasa inadvertida para tus
hijos.
La Llena de Gracia, la que ganó por humildad los más grandes regalos de amor
del Padre.
La Llena de gracia y en la puerta... esperando, sin hacer ostentación de tus
privilegios de Madre.
Y Jesús te ve... y saca de tu presencia una profunda enseñanza...
Le dice la gente "Tu Madre y tus hermanos te buscan, ahí afuera"
La escena es clara, la distancia prudente...
Y Jesús nos habla entonces acerca de ti...
- ¿Quién es mi Madre?-
Y sus ojos brillan de manera especial... como haciendo eco a esta pregunta,
como diciendo:
- ¿Sabéis vosotros quién es,
realmente, esa simple mujer que todos conocen? ¿Sabéis acaso que Ella está en
el Corazón del Padre desde antes de la Creación del mundo? ¿Sabéis que sólo en
Ella hallé mi complacencia para venir del Padre hasta vosotros? ¿Conocéis que
los días que habité en su purísimo vientre fueron los más serenos, los más
parecidos a la Mansión del Padre de donde venía?
- ¿Quién es mi Madre?-repite
tu Hijo, María, y veo tu mirada baja, humilde, sencilla...
Y mirando a los que estaban sentados a su alrededor, sentados esperando una
palabra, un camino... si, Tu Hijo, Madre, les habla a los que se acercan a El y
allí se quedan, en espera, Tu Hijo les muestra el camino. El camino que Tú has
recorrido...
- Pues, la que hizo la
Voluntad de mi Padre (y Jesús volvió a escuchar en su Corazón tus palabras de
la Anunciación "Hágase en mi Su Voluntad") y si queréis ser realmente
mi hermano, mi hermana y mi madre, debéis haceros, en vuestro corazón, hijos de
esta Madre...
Extiendes tu Mano, Madrecita, buscando la mía, como siempre, como cada día aún
cuando no lo noto, más aún cuando te creo ausente...
Miro a Jesús a los ojos y mi corazón susurra un "gracias" tembloroso
y emocionado, un silencioso "gracias"" que Jesús escucha en las
profundidades de mi alma...
Y me dejo llevar por Ti, María, para aprender, en Tu Corazón, el camino de la
Voluntad del Padre...
Amiga mía, amigo mío que lees estas líneas. María tiende hacia ti su Mano.
Tómala confiado, que Ella te llevará por un camino corto, perfecto, fácil y
seguro, donde Jesús te espera para decirte "hermana mía, hermano mío"
Autor: Marír Susana Ratero.
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