Autor: Pablo Cabellos
Llorente
I have a dream -Yo tengo un sueño. Muchos recordarán el
discurso de Martin Luther King que tuvo esa cantilena. Corría el 1963 y el
líder de color, encaramado en las escaleras del monumento a Lincoln, hablaba
ilusionado e ilusionando sobre la igualdad de derechos de los de su raza con
los restantes norteamericanos. Un sueño realizado sustancialmente, incluso
hasta lograr uno de ellos la presidencia del país. Sin dormir, se colapsaría la
vida. Sin soñar, se adormece la existencia.
Yo también tengo un sueño: para nuestro país y para este
mundo globalizado. Pero pienso más en España porque es lo inmediato y por algunas
características propias. Deseo vivir en una nación libre, realmente libre.
Hablo desde una instancia moral, no política, aunque ésta tenga mucho juego en
la libertad. Para comenzar juzgando ese predio, casi se limita a votar cada
cierto tiempo. Y elegimos generalmente al primero de una lista, muy probablemente de otra circunscripción.
Sueño con más participación ciudadana, con más sociedad.
Es cierto que la libertad política incluye más asuntos, por
ejemplo, la libertad de pensamiento y expresión, la religiosa, la de los padres
a elegir el modelo de educación que desean para sus hijos, la sindical, etc., a
una vivienda digna. Pero no acaban de ser cabales. Sueño con políticos,
empresarios, sindicalistas, sociólogos, pensadores, curas, etc., que busquen la verdad y el bien de las
gentes. Con un país sin paro soñamos todos, pero tal vez descuidamos la parte
que honradamente corresponde a cada uno para conseguirlo.
Sueño con una judicatura, una policía y un etcétera que
desconozco dedicados a lo suyo -seguro
que la mayoría lo hace- en lugar de realizar un trabajo mediático injusto. Todo
se filtra, dando lugar a indefensión, a calumnia, a difamación, a falta de
seguridad jurídica, etc. Por ahí deseo continuar soñando porque vivimos con el
sobresalto diario de noticias filtradas -lo llamamos periodismo de
investigación- que, en no pocas ocasiones, originan daños a la sociedad, a
personas o familias concretas. Sueño con unos medios de comunicación libres,
respetuosos con la libertad ajena, veraces.
Sueño con una libertad de expresión más igual porque
mientras se toleran asuntos como los citados, es prácticamente imposible, por
ejemplo, criticar la ideología de género salvo que se desee ser mártir, o de
llamar violencia doméstica, machista o feminista, según los casos, a lo que,
precisamente por esa ideología, hay que denominar violencia de género. Sueño
con que se pueda hablar de castidad o de la belleza de llegar virgen al
matrimonio sin ser perseguido por los insultadores de turno. Tendríamos una
sociedad realmente abierta y menos hosca.
Sueño con gobernantes dedicados al bien común en serio, en
lugar de mirar al propio. Dijo Margaret Thatcher -no es la Biblia- que no era
una política de consenso sino de convicción. Es matizable, pero vale la pena mirar las propias convicciones y
las de los votantes. ¿Existen ideas fuertes en esta sociedad del pensamiento
débil y del relativismo? Me parece
irreal que la presencia de certidumbres engendre intolerancia. Más bien está
siendo causa de fanatismo eso que se suele llamar el pensamiento dominante
impregnado de género, relativismo, laicismo y juicio débil, porque, ¡ay de ti!
si no admites tales "dogmas". Pero las convicciones evitan la corrupción. Otro sueño. Y cada uno a opinar
como quiera, pero evitando imposiciones.
Sueño una sociedad
desmarcada de lo política o socialmente correcto, capaz de expresar lo que realmente piensa, si es que
esa tarea no continua siendo una "funesta manía". La funesta manía de
pensar viene evitada porque los medios de opinión son con harta frecuencia
medios de adoctrinamiento, porque el sistema educativo no ayuda a la reflexión,
porque la cultura de la imagen hace difícil la especulación... Ahora se especula
jugando al fútbol o se está en estado de gracia metiendo goles. Se ha repetido que los españoles somos demasiado
improvisadores, pero ni eso es posible
porque todo lo entregan digerido, hasta
las hazañas del famoseo en programas mugres. que devastan la cultura.
Sueño con una
libertad religiosa, no basada en la
ridiculización de la fe católica. Este aspecto positivo del libre
albedrío es principalmente inmunidad de coacción respecto a temas de conciencia y religión,
siendo el orden público su único límite. En muchas ocasiones, la Iglesia
Católica ha solicitado perdón por sus momentos oscuros. Sueño con que lo soliciten
muchas más personas, otras religiones, partidos políticos totalitarios que
hicieron purgas terribles, y sindicatos coligados. Sueño con partidos
políticos, sindicatos y afines al gobierno que no tengan el llamado dinero
público como propio y, sin ser los dueños, lo nieguen a los excluidos de sus
circuitos.
Sueño con que se pueda hablar de ley natural sin escándalo
de intelectuales a la moda, que saben
muy bien que eso exige pensar en la existencia de Dios y en la dependencia del
hombre respecto al Creador, vínculo que estimo como mejor garantía para respectar la dignidad y libertad de la
persona. Sí, persona mejor que ciudadano, porque dice más, porque apunta a lo
más específico del ser humano individual. Persona habla de intimidad,
creatividad, libertad, donación. Y por eso, de inviolabilidad.
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