La vida es una sorpresa, Dios nos sale
al encuentro en cada recodo del camino.
Cada día es una maravillosa oportunidad
de dar gracias a Dios por todo lo que se nos da tan gratuita, tan regalado, tan
como Don.
Muchas ocasiones vemos la vida como una cadena de sufrimiento, y por momentos
se nos hace que vivimos encadenados al desorden, al pecado, al sufrimiento, sin
embargo, deteniendo un poco la existencia, en la contemplación del amor de
Dios, nos damos cuenta que cada situación vivida es una oportunidad o una
prueba que nos prepara para dar respuesta a la siguiente oportunidad, por eso
me parece importante ver la vida como un continuo nacer para recuperar el
sentido de sorpresa, es decir: ¡Que maravilloso es vivir la luz del sol!
Que milagro respirar en este instante. La vida es una permanente sorpresa, Dios
nos sale al encuentro en cada recodo del camino, con dones espirituales y
materiales.
Este sentido de nacer cada día para agradecer a Dios, en ningún momento
significa olvidar la experiencia, es decir esa historia vivida, experimentada y
disfrutada. Para poder dar una respuesta a Dios en el día de hoy, Dios en su
infinita bondad me preparó el día de ayer, por eso he de nacer cada día sin
olvidar.
Nacer para descubrir el encanto del presente providente de Dios, sin olvidar la
misericordia de nuestro padre Dios que nos ha llamado desde toda la eternidad a
vivir con Él.
Nacer cada día a la Providencia de Dios, sin olvidar su eterna Misericordia.
Por: P Idar Hidalgo
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