Preguntas y respuestas acerca de cómo
organizar el tiempo libre de los hijos, después de haber cumplido sus deberes y
obligaciones.
Cómo educar a la familia para el tiempo
libre de los hijos. Virtudes y valores humanos necesarios
El tiempo libre de los hijos, es el que les queda después de haber cumplido
con sus obligaciones escolares y familiares. Debe servirles, para
completar la educación que reciben en los centros de enseñanza, aumentar su
formación académica, las virtudes y valores humanos, divertirse y mejorar su
cuerpo, su mente y su alma. Pueden utilizarlo en actividades colectivas o en
actividades individuales o personalizadas, para crear o reforzar algunas
virtudes y valores humanos. Los padres deben procurar, que sea un tiempo de
mucha eficacia personal y a poder ser, liberador de las presiones diarias, pero
sin que lo desaprovechen, para que no pierdan los objetivos previstos.
20 Preguntas que se hacen los padres, relacionadas con el tiempo libre de
los hijos:
1.¿Debemos organizar el tiempo libre de los hijos, dejándoles que hagan lo que
quieran o que no hagan nada?
2.¿A cuántas, cuáles y dónde debemos llevarles, para que realicen las
actividades extraescolares, que creemos serán lo mejor para su desarrollo
humano, intelectual, religioso y social?
3.¿Debemos poner por delante sus preferencias, sobre las que los padres
consideramos mejores para ellos, aunque les privemos de su tiempo de expansión
y relax?
4.¿Cuál es el límite físico, emocional, social y académico, donde nuestros
hijos se sienten cómodos, en sus actividades durante su tiempo libre?
5.¿Para que les servirá, el esfuerzo que les pedimos que realicen en su tiempo
libre?
6.¿Con esas actividades, les estaremos aislando de la interacción con sus
grupos de amigos buenos y malos y actividades sociales naturales, dándoles
otras diferentes a las de sus pares?
7.¿Estaremos mediatizando o persuadiendo a los hijos, para inclinarles por
actividades que gustan a los padres, pero que solamente justifican sus
frustraciones juveniles no realizadas?
8.¿Estaremos ofreciéndoles las mejores o más adecuadas actividades para sus
desarrollos, en función de sus conveniencias, capacidades, gustos, necesidades
presentes y futuras y nuestras posibilidades económicas, laborales, familiares
y sociales?
9.¿Debemos rechazar las actividades elegidas por ellos, porque creemos que al
ser de práctica mayoritaria o estar de moda, pudieran no servirles para nada,
ni en el presente ni el futuro?
10.¿Las actividades elegidas por ellos, les supondrán un esfuerzo fuera de lo
racional, son de alto riesgo para cada una de sus edades o incosteables, en
dinero y tiempo para los padres?
11.¿Las actividades elegidas por ellos o por los padres, supondrán privarles de
los ratos de convivencia familiar, disfrutar del aire libre, etc.?
12.¿Hasta dónde y cuánto deben invertir los padres su tiempo, dinero, vida
personal, calidad de vida familiar, relaciones sociales y carreras
profesionales, por atender el tiempo libre de los hijos?
13.¿El esfuerzo que la familia tiene que hacer para cumplir esas actividades,
mejorará o empeorará las relaciones familiares entre esposos, entre hermanos y
en la familia en conjunto?
14.¿Deben los padres poner a los hijos en actividades extraescolares para tener
y disfrutar más tiempo libre?
15.¿Deben los padres llevar a sus hijos a esas actividades extraescolares, para
que ellos y sus hijos no sean menos que los familiares, amigos o compañeros de
estudios y no hacerlo para espantarles?
16.¿Deben los padres sustituir las beneficiosas actividades que los hijos
pudieran realizar en sus tiempos libres, por darles la libertad de que puedan
estar frente a la televisión o a las pantallas electrónicas, que tanto les
gustan, pero que casi siempre les perjudican?
17.¿Deben los padres asumir los problemas familiares, que pudieran conllevar
los beneficios individuales de alguno de los hijos, por la utilización de su
tiempo libre?
18.¿Deben compaginar los padres las actividades extraescolares de los hijos,
con los imprescindibles tiempos de interrelación familiar, jugar
espontáneamente a lo que quieran o disfrutar al aire libre, puesto que también
son formas de desarrollar su creatividad y aprender a socializar?
19.¿Cuantas horas adicionales deben permitir los padres, que sus hijos estén en
manos de otros educadores o vigilantes, a los que les importa o no, la
educación de esos hijos?
20.¿Tienen que llevar los hijos una vida consecuente, con lo que quieren hacer
en su tiempo libre?
Es muy importante aplicar la virtud de la justicia, para intentar
que todos los hijos tengan las mismas oportunidades de utilización del tiempo
libre, examinando en profundidad si las decisiones, negociadas o impuestas por
los hijos, relacionadas con su tiempo libre son buenas, pero no injustas con el
resto de la familia, teniendo en cuenta la justicia comparativa, en el aspecto
económico, de preparación para el futuro, consumo de energías familiares, etc.
Los hijos cada vez disponen de menos tiempo libre privado, que no
esté previamente programado por sus padres o profesores. Incluso están
asediados por la publicidad de los medios técnicos modernos, los cuales les
animan a llenar ese poco tiempo libre que les queda, para que se lo dediquen a
las pantallas digitales o a consumirlo, en los espectáculos programados para
alienarlos.
Hay que inculcar a los padres y a los hijos, una mentalidad más abierta
hacia lo lúdico,lo artístico, la belleza, la felicidad, la hermandad, la
generosidad, la solidaridad, etc., pues no todo el tiempo libre de los hijos,
tiene que tener una concepción de algo útil, práctico y económica e
inmediatamente aprovechable, desde el punto de vista de los padres. Debe
intentar hacerse sin muchas regulaciones y ordenes, para evitar la pérdida de
la independencia, de la espontaneidad, de la originalidad y de la autonomía de
decisiones en ese tiempo libre.
Suele ser muy difícil para los padres, coordinar los desplazamientos hacia
las diversas actividades que tienen cada uno de los hijos, y acoplarlos a sus
propias obligaciones laborales y familiares, así como asumir los costos de esas
actividades o el lucro cesante, que conllevan. Si no existe una buena organización
familiar, les será imposible coordinar todos los horarios, medios y costos,
para llevar a buen fin las actividades, en el tiempo libre de los hijos.
Antes de decidir sobre la conveniencia de llevar a la práctica las
actividades, durante el tiempo libre de los hijos, los padres tienen
que examinarse, para ver si tiene la capacidad económica, mental, laboral y
social, para poder realizarlas, y así evitar las frustraciones de los hijos en
el caso de que posteriormente, no pudieran continuar o que se den cuenta de la
mala gana, que esas actividades originan a sus padres y familiares. También
deben conocer si tienen bien desarrolladas, las virtudes y valores humanos de
la disciplina, el ahorro, el orden, el método, la atención a los detalles, la
administración financiera, etc. muy especialmente en sus propios horarios y
actividades, para conciliar y organizar, las idas y venidas hacia los sitios,
donde sus hijos realizarán las actividades, cómo pagar todos los gastos e
interesarse por el cumplimiento de los objetivos propuestos, con independencia
de los mejores o menos buenos resultados, que los hijos obtengan de la
utilización de su tiempo libre.
Las tres D’s de los objetivos del tiempo libre de los hijos: Desarrollo,
descanso y diversión.
•Desarrollo de la persona en su parte intelectual, religiosa,
física y social.
•Descanso para liberar de la fatiga, tensión y desgaste mental,
físico y nervioso, de las actividades cotidianas
•Diversión para despejarse del aburrimiento y romper la rutina
cotidiana, tan llena de normas y privaciones.
Principales conceptos que los padres tienen que tener en cuenta, para
elegir las actividades durante el tiempo libre de los hijos: Ejercer las
virtudes y valores humanos de la disciplina, el orden, el sacrificio económico,
de tiempo y de dinero, forzando a la inteligencia para saber escoger las
mejores y más asequibles actividades, o para negociar con ellos las menos
malas. Si fuera necesario saber renunciar a las comodidades, en función de la
buena disposición al sacrificio, por el bien estar de los hijos. Los padres
deben intentarlo con mucho respeto, esperando que éste sea mutuo y que lo
entiendan como un servicio, una guía, un apoyo y una inversión hacia ellos.
Los padres deben organizar el tiempo libre de los hijos, a ser
posible teniendo en cuenta las preferencias, inclinaciones y gustos de ellos.
Cuando los hijos son pequeños, es mucho mas fácil convencerles, persuadirles o
incluso ordenarles, lo que tienen que hacer y no hacer, pero a medida que van
creciendo, empiezan a tener ideas propias, de lo que quieren hacer en sus
tiempos extraescolares, los cuales muchas veces, no coinciden con lo que los
padres consideran que es mejor para los hijos, por lo que tendrán que negociar
cada nueva actividad, explicándoles con claridad e inteligencia las ventajas,
inconvenientes y posibilidades de realizarlas o no.
El tiempo libre de los hijos, puede y debe actuar, como compensación y
equilibrio frente a las presiones, insuficiencias, fracasos y
debilidades, a que están sometidos en la vida ordinaria. Está función
compensadora, ha de buscarse de un modo positivo, haciendo que los hijos se
sientan felices, a poder ser practicando, aquello que realmente les gusta.
Situaciones que posibiliten la autodeterminación y el auto desarrollo de los
hijos, para que las cosas tengan sentido y se eduquen, en un mundo de valores y
de libertad.
Los padres algunas veces están tan ocupados, intentando dar a sus
hijos lo que no tienen, aunque estos no lo necesiten, que no les queda tiempo
para darles lo que tienen y que verdaderamente, es lo que necesitan. El mejor
regalo que pueden recibir los hijos, es tiempo de calidad, aunque no puedan recibirlo
en cantidad.
La educación integral no es únicamente, el conjunto de conocimientos
recibidos en las escuelas o colegios, para que se desenvuelvan mejor
académica y profesionalmente, en el presente y en el futuro. También es el
bagaje del conocimiento y la práctica de las virtudes y valores humanos, que
les hacen más agradables, que les servirán como los cheques de viajeros, para
andar por la vida.
Trabajar para vivir y no vivir para trabajar.
Los padres tienen que crear una cultura de la educación, para la mejor
utilización y aprovechamiento positivo, del tiempo libre de los hijos. También
tienen que medir muy claramente, la posible disminución del tiempo libre de los
hijos, en función de las distancias y tiempos de espera, que les lleva cada una
de las actividades extraescolares. A veces, el tiempo del transporte y espera,
para coordinar la ida o la vuelta con otros hermanos o compañeros, supone más
tiempo que el empleado en las actividades extraescolares, agravado este tiempo
con el cansancio propio, de las ocupaciones normales diarias y el descontrol o
aplazamiento de las comidas, hasta que vuelven a las casas. En determinadas
ocasiones, los padres tiene que pedir favores a otras personas, para lleven o
recojan a los hijos de las diferentes actividades a las que asisten. Lo que
origina que no siempre tienen disponibles, a las personas adecuadas para
hacerlo y tienen que recurrir obligatoriamente y como ultima instancia, a
personas no adecuadas por sus continuos malos ejemplos.
Por: Francisco | Fuente: www.micumbre.com
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