Meditaciones de las
letanías del Rosario. Tú y yo, requerimos urgente la mano que acaricia, el
rostro que se inclina hacia nuestro dolor, el corazón que compadece y suaviza
el sufrimiento.
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Consuelo de los afligidos
Hoy se buscan calmantes, pastillas contra el dolor, porque el dolor se ha
multiplicado por todas partes. Cuando no son las enfermedades del cuerpo, son
las tribulaciones del alma. El hombre de hoy, tú y yo, requerimos como algo
urgente la mano que acaricia, el rostro que se inclina hacia nuestro dolor,
el corazón que compadece y suaviza el sufrimiento. Necesitamos las manos, el
rostro, el corazón de María. A todos los que sufren sin esperanza vayamos a
decir que tienen una Madre, que los ama mucho.....
Auxilio de los cristianos
Se requería esta ayuda porque, si el Demonio la trae con todos los hombres,
principalmente se ensaña con los cristianos. Entrar en el Corazón de María es
estar a salvo de todos los peligros. Y si en todo tiempo ha sido necesario
este auxilio, hoy más que nunca, pues perece que todo el infierno ha salido
de sus antros para hacer daño a la Iglesia y a los cristianos. Por eso, si
invocar a María, rezar el rosario siempre ha sido necesario, hoy es de vida o
muerte. A los que defienden lo contrario los veremos muertos por el camino,
desangrados por ese vampiro infernal.
Reina de los ángeles, de los patriarcas, de los profetas. Reina de los
apóstoles, de los mártires, de los confesores, de las vírgenes. Reina de
todos los santos.
Nadie quiere estar fuera de su reinado. Hasta los ángeles, que no son
humanos, han pedio y obtenido tenerla como Reina. No como Madre, que ese
privilegio sólo a los humanos ha sido dado. Pero al menos como Reina. Ningún
ángel la llama con el tierno nombre de Madre, sino con el nombre respetuoso
de Reina mía.
Los patriarcas y los profetas, que son los grandes del Antiguo Testamento
están bajo su protección. Su grandeza ha quedado pequeña ante la Gran Señora
y Reina. Así me imagino yo a Abrahán, a Moisés, a Isaías y a los demás
besando respetuosamente las manos de quien llevó en ellas a Dios mismo.
Los grandes del Nuevo Testamento son los que entran en esta lista envidiable:
apóstoles, mártires, confesores, vírgenes. De todos es la Reina, la que los
supera a todos, la que les ha dado la fortaleza en sus batallas, la que les
ha guiado hasta el cielo y hasta la santidad. Reina de muchos, Reina de los
mejores, porque eres la Mejor de todos.
Reina de los santos. Podría ser reina de ti y de mí, si llegamos a ser tales.
Hay que ganarlo con esfuerzo. La posibilidad está abierta, mientras dura la
vida. Todos los santos han amado de manera particular a su Reina. Y Dios los
premia de manera muy especial en el cielo, por haber honrado tan hermosamente
a su Joya.
Reina concebida sin pecado original
El privilegio de la Inmaculada Concepción. Estamos muy de acuerdo con que
Dios hiciera una excepción con su Madre, que también es nuestra Madre.
Nuestra Madre nació igual a nosotros en todos menos en el pecado original.
¡Bendita Tú, que no pasaste por la amargura del pecado! Así, no manchada por
nada, puedes ayudar más eficazmente a los manchados con todos los pecados.
Vemos que los doctores y enfermeras se ponen guantes y tapabocas para no
contagiarse y poder curar mejor. María no necesita de eso. No necesita
antivirus. Más bien los virus mueren en el acto en su presencia. A veces
podría uno pensar que, como uno es pecador, si intenta tocar o dar un beso o
una flor a María la contamina. No es cierto. Ella no se contagia de nuestra
basura, sino que nosotros nos contagiamos de su pureza y de su santidad.
Reina elevada al cielo
Esto está defendido en un dogma, el de la Asunción. Alguien de nuestra raza,
alguien muy especial ya está en el cielo en cuerpo y alma. Nuestra Madre nos
dice que es verdad lo de los nombres escritos en el cielo; nos dice que vale
la pena sufrir todo con tal de ganar el cielo. Nos anima, nos ayuda a
conseguirlo. Puedes estar seguro de que para conseguir que tú vayas al cielo
María Santísima hará todo lo que está en su mano para lograrlo, lo está
haciendo. Déjala hacer, deja que te lleve al cielo, no la estorbes con tu
ingratitud.
¡Qué alegría tan profunda y tan pura nos da el saber que nuestra Madre está
ya para siempre en el cielo, eternamente feliz..! Solo faltamos nosotros.
Ella lo sabe y ruega a diario para lograrlo. Suplica a su Hijo que tenga
misericordia. En fin que, si bien fue Jesús el que me mereció la redención,
será mi Madre la que al fin lo obtenga. ¡Gracias infinitas, Madre!
Reina del Santísimo Rosario
Es una Madre que nos pide rezar el Rosario. Es Ella y no algún fraile
disgustado. Porque Dios mismo ha prometido gracias realmente excelentes. Si
rezando el rosario todos los días se obtiene el cielo, díganme si vale la
pena rezarlo. Desapreciar esta oración es despreciar a María y despreciar a
Dios. Una de las mejores cosas que se pueden hacer es, precisamente, rezar el
rosario y hacer que otros lo recen. El Papa instituyó un año del rosario. Nos
consta que lo reza diariamente. Todos los grandes santos han sido devotos de
María y han tenido un gran aprecio por la oración que más le gusta a la Madre
de Dios.
Reina de las familias
Es un título que faltaba en las letanías y que Juan Pablo II se encargo de
añadir. Las familias tenían necesidad de una Reina. Y una Reina fuerte, que
fuera parte de una familia, abogada y defensora contra un enemigo
abiertamente declarado contra las familias, el Demonio. Hoy tiene el maléfico
pensamiento de destruir la familia. Y ya ha hecho bastante mal. Pero se le
enfrenta su eterna rival, María Santísima. Todos somos miembros de una
familia y todos queremos que las familias se sostengan en el amor y en la
unidad. Invoquemos a la Reina de la Familia.
Reina de la paz
Tan necesaria en nuestros tiempos. Si invocáramos más a María, si rezáramos
el rosario con más frecuencia y devoción se acabarían las guerras, todas las
guerras. Está prometido. Pero no lo creemos. Seguimos tercamente empeñados en
pelear con nuestras piedras, flechas, espadas, cañones y bombas.
A su Hijo se le llama entre otras cosas, Príncipe de la paz. Pues bien, este
príncipe, cansado de que no le hagamos caso, nos ha dicho insistentemente:
" Si quieren la paz, hagan lo que Ella les diga". Él nos ha pedido
que recemos el rosario. Dios mismo ha prometido paz a cambio de rosarios.
María es una Reina bellísima, muy poderosa. María es una Madre amorosísima,
la mejor de todas. María es la delicia de Dios. María es la flor más bella
que ha producido la tierra. Su nombre es dulzura, es miel de colmena. Dios la
hizo en molde de diamantes y rubíes, y luego rompió el molde. Le salió
hermosísima, adornada de todas las virtudes, con sonrisa celestial. Y, cuando
moría en la cruz, nos la regaló. Esa mujer es mi madre bendita...
Autor: P Mariano de
Blas LC
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"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)
jueves, 31 de octubre de 2013
Nos faltan palabras para alabarte
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