Meditaciones del Rosario. Tercer Misterio Doloroso.
Coronación de espinas. Sus espinas terribles significan tanto amor.
Dolor añadido, por si fuera poco la flagelación. Pero
había que martirizar cada parte de su cuerpo. Después de la flagelación y la
corona sólo quedaban sin torturar las manos y los pies. Pero por poco tiempo.
Si sólo le hubieran coronado de espinas, excluyendo los demás tormentos,
hubiera sido terrible, dolorosísimo; pero juntaron herida sobre herida, dolor
sobre dolor, hasta convertir todo su cuerpo en una herida en carne viva.
Pero las espinas llevaban en su punta cruel un veneno; la humillación, la burla
infinita contra el tres veces Santo. "De Dios nadie se ríe” se lee en la
Biblia. ¿Qué de Dios nadie se ríe? Todos se burlaron, y de la forma más
humillante: Fue un paréntesis que concedió la Misericordia a la maldad de los
hombres: Se rieron, se burlaron, le pegaron, le escupieron, le torcieron la
boca, le llamaron blasfemo a Dios. Y no cayó ningún rayo. ¿De Dios nadie se
ríe?...De Dios se rieron todos en la pasión...
Pero la corona de espinas es gloriosa. Sus espinas terribles significan tanto
amor, tanto perdón y tan gran misericordia que son benditas. Líbreme Dios de
gloriarme si no es en las espinas de su corona. Los azotes, las espinas, las
humillaciones gritan el amor de Dios a cada uno de los hombres. Me amaste y te
entregaste a la flagelación por mí. Me amaste y te entregaste a la coronación
de espinas por mí.
"¿Luego Tú eres Rey?- Le preguntó Pilato.
Sí. Rey de las espinas, el Rey del amor, de la Misericordia, el Rey de los
corazones. Reinará siempre teniendo como escabel de sus pies a todos sus
enemigos. Los que alguna vez le retaron, le insultaron, se befaron, caerán
mudos de espanto a sus pies.
La forma de convertirse en rey contrasta con la de todos los demás: No fue por
la espada, sino por la humillación. Pero su reino no es efímero como los demás.
Es eterno y durará por los siglos de los siglos. Más vale que, si hemos
guerreado en el bando enemigo, nos pasemos a sus filas como quien le pidió un
día: "Acuérdate de mí cuando estés en tu Reino”. De lo contrario ese rey
humilde del que todos se rieron, un día nos dirá: "Apartaos de mí para
siempre”.
Rey de mártires , de confesores, de vírgenes...de los mejores hombres y mujeres
que han existido. Rey de miles de niños y niñas que demostraron ser más
valientes que muchos adultos. Rey de innumerables convertidos: transformados de
asesinos y ladrones y perversos en santos. Rey de los más difíciles. La mitad
de sus mejores súbditos fueron primero grandísimos sinvergüenzas. Se pasaron
del otro bando al de Cristo. Tuvieron tiempo para pensarlo, y optaron por Él.
Si pienso en mis pecados a fondo, me turbo, me aniquilo, siento la tentación de
la desesperanza. Por eso prefiero pensar en el amor que perdona toda esa deuda
y entonces me enardezco y me apasiono de amor por Él. Judas se ahorcó con la
soga de la desesperación. Pedro se salvó con las lágrimas del arrepentimiento y
del amor triunfador. A todos los reprobados en el amor Jesús les ofrece una
segunda vuelta con tres preguntas iguales:”¿Me amas?” Si la respuesta es
"Tú sabes que te quiero”, pasan el examen, y son admitidos de nuevo en su
ejército. Por eso, aunque uno sea malo, perverso, si se atreve a arrepentirse y
a amar otra vez, tiene salvación.
¡Oh bendita corona de dolor, de humillación y de gloria! Líbreme Dios de
gloriarme en nada si no es en la corona de espinas, en los azotes, los clavos y
la cruz de Jesús, por los cuales he sido salvado del eterno dolor. En la Pasión
todo habla de amor, grita el amor. Cada hombre cuenta con ese amor divino
durante toda la vida. Todavía el último día uno puede exclamar:”¡OH divino y
bendito dolor, sálvame!” Y siempre escuchará la misma respuesta: "Hoy
estarás conmigo en el Paraíso”.
Autor: P Mariano de Blas LC
Para que reces muy bien el rosario, consulta
El Santo Rosario Qué es
el rosario, cómo se reza, historia, oraciones, promesas, bendiciones y
beneficios.
Vamos a meditar las palabras del Ave María, para que
al repetirlas disfrutemos mas el Rosario. Y también las palabras del Salve Regina
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