VATICANO, 17 Oct. 15 / 07:08 am
(ACI).- Massimo y Patrizia
Paloni están casados y desde hace algunos años son una familia
italiana itinerante del Camino Neocatecumenal que están en misión en Holanda.
Tienen 12 hijos y han sido invitados por el Papa Francisco como auditores en el
Sínodo de los Obispos. El más pequeño de la familia, Davide, se ha convertido
en el primer bebé que alguna vez ha estado presente en el Aula
sinodal en el Vaticano.
En su intervención el 15 de
octubre por la tarde narraron su experiencia de vivir intensamente el Evangelio
y propusieron la aplicación en la pastoral familiar de la Humanae Vitae, la
encíclica profética del Beato Papa Pablo VI sobre el amor humano. A
continuación el texto completo de su intervención dada a conocer hoy por el
Camino Neocatecumenal:
Massimo: Somos
Massimo y Patrizia Paloni, familia itinerante del Camino Neocatecumenal, en
misión en Holanda, tenemos 12 hijos. Queremos agradecer de corazón al Santo
Padre que nos haya invitado: esto nos permite dar gloria a Dios por las grandes
obras que ha hecho en nuestra vida. Él ha permitido que recibiéramos la fe
de nuestros padres y nos está ayudando a transmitirla a nuestros hijos, que es
nuestra tarea fundamental.
Hemos experimentado, como
afirma San Juan que “los mandamientos del Señor no son pesados” (1Jn 5,3).
Ha sido Dios, en efecto, quien
ha obrado en nosotros, sosteniéndonos en nuestra debilidad y donándonos un
corazón generoso, abierto a aceptar los hijos que nos ha regalado, y proveyendo
cada día de nuestra vida: todo esto gratuita y gradualmente a través de un
camino de iniciación cristiana.
El Camino promueve en las
parroquias un itinerario de formación católica que lleva a las personas a
alcanzar una estatura de fe adulta, a través del redescubrimiento de las
inmensas gracias del Bautismo. En tal Camino, inspirado por la Virgen María,
viene gestado el hombre nuevo, de modo que, a medida que crece el Bautismo,
pierde fuerza el pecado original que obliga al hombre a vivir para sí mismo.
Aparece el hombre celeste, capaz de amar y de abrirse a la vida y a la Iglesia.
Frente a la dramática crisis de
la familia, es urgente introducir la iniciación cristiana, para llegar
gradualmente a vivir la radicalidad del Evangelio que atrae a los alejados a la
Iglesia.
Patrizia: Desde
el tiempo del noviazgo, el conocimiento del Magisterio de la
Iglesia fue para mí una promesa que me llenó de alegría, porque podía adherirme
a la voluntad de Dios eligiendo libremente para la vida. Junto a muchísimas
familias quiero expresar mi profunda gratitud al Beato Pablo VI por la encíclica Humanae
Vitae, con la que la Iglesia como madre y maestra me ha
anunciado la verdad de la vida.
A pesar de los combates de cada
día puedo testimoniar que esta promesa se ha realizado en el matrimonio:
una verdadera gracia. No ha sido un peso vivir la fidelidad conyugal y la
apertura a la vida, acogiendo todos los hijos que Dios nos quería dar, y he
experimentado que la paternidad responsable no es decidir el número de hijos,
sino más bien ser consciente de la grandeza de la vocación de colaborar con
Dios en la creación de hijos para la eternidad, hijos que den gloria a Dios.
Hoy me siento feliz y realizada como mujer, esposa y madre.
La gratitud por cuanto hemos
recibido nos ha llevado a dejar Roma y partir a Holanda, donde desde hace once
años, junto a otras familias en misión, servimos a la Iglesia local anunciando
el Evangelio entre las “periferias existenciales” de Europa a tantas familias
que no han tenido como nosotros la gracia de recibirlo.
Cada día, en torno a nosotros,
vemos mucho sufrimiento, separaciones, abortos, personas solas sin esperanza.
El mundo está esperando el testimonio de la familia cristiana y estamos
convencidos de que la salvación de la humanidad pasa por la familia cristiana.
Si las familias fuesen ayudadas
a reconocer la verdad de la Humanae Vitae responderíamos a la crisis de
la familia, porque como hemos experimentado: ¡la comunidad cristiana salva a la
familia y la familia salva a la Iglesia! Gracias.
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