Decorar el árbol
tiene el sentido de una gran esperanza, la de la redención, la de sentirse
amado por Dios.
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Es tradición decorar árboles en
este periodo del año. Sin embargo, la forma de hacerlo para los ateos y los
cristianos es muy diferente.
¿Qué puede esperar cada uno de ellos en esta navidad?
El árbol del conocimiento
Margaret Downey, presidente de "Atheism Alliance International",
junto con un grupo de miembros librepensadores, han preparado en Filadelfia
un hermoso pino que adornaron con portadas de libros. El árbol del
conocimiento: "The knowledge tree". Esta iniciativa buscaba expresar
su amor al conocimiento y su amor al periodo invernal.
André Frossard, ateo, escéptico e indiferente, hijo de un marxista que llegó
a ser secretario general del partido comunista en Francia, se declaraba un
ateo perfecto. Él comentaba: "Dios no existía. El cielo estaba vacío y
la tierra era una combinación de elementos químicos. Era el ateo perfecto, no
porque negaba la existencia de Dios, sino porque simplemente ni siquiera me
ponía el problema de la existencia de Dios". Para Frossard, adornar un
árbol del conocimiento durante la navidad no tendría sentido. Dice, contando
su experiencia: "vivíamos una navidad sin recuerdos religiosos, una
navidad que no era fiesta de nadie. Dios no existía". Antes de su
conversión, por una gracia especial de Dios, la navidad no tenía un sentido.
"Los hombres éramos una fraternidad de huérfanos que no teníamos un
padre en común como las religiones tradicionales".
La visión atea afronta este periodo sin una esperanza o con expectativas
meramente humanas. Por ello, se adornan árboles pensando sólo en lo terreno.
Por el contrario, la visión cristiana ofrece otra perspectiva desde la cual
se puede vivir esta Navidad. Los árboles navideños tienen otro simbolismo que
se manifiesta con una esperanza más plena, más profunda.
El árbol de la vida
Los cristianos no somos huérfanos y, en Jesucristo, somos hermanos. Para los
creyentes, Cristo es el árbol de la vida y todos aquellos que creen en Él,
viven unidos a Él y participan de la vida. Entonces la Navidad, el árbol, la
fiesta, tienen el sentido de una esperanza más grande, la de la redención, la
de sentirse amados por Dios.
El Papa Benedicto XVI lo recordó en su reciente encíclica: "No es la
ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor. La gran
esperanza del hombre sólo puede ser Dios, el que nos ha amado y que nos sigue
amando hasta el extremo" (Spe Salvi nn. 26-27).
La Navidad es la fiesta de la encarnación. Para nosotros, continúa el Papa:
"Dios es el fundamento de la esperanza, el Dios que tiene un rostro
humano y que nos ha amado hasta el extremo. Su amor es para nosotros la
garantía de que existe aquello que esperamos en lo más íntimo de nuestro ser:
la vida que es realmente vida" (Spe Salvi n. 31).
En esta preparación para la Navidad, cada uno de nosotros es responsable de
poner su árbol y de adornarlo con aquello que llene mejor los deseos
profundos de su corazón.
Autor: Laureano López, L.C.
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"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)
jueves, 28 de noviembre de 2013
¿Qué árbol vas a poner esta Navidad?
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