Es imposible
conocer a fondo a Jesús y no amarlo, si se hace con un corazón bien
intencionado.
¿Nunca te ha
pasado que te formas un preconcepto sobre alguien, y cuando lo llegas a conocer
a fondo te sorprendes de lo absolutamente distinta que es en realidad esa
persona?. A veces lo que sientes es mejor que lo que esperabas, y otras veces
te decepcionas, porque habías generado mayores expectativas. Pero en cualquier
caso lo que sientes ahora es a una persona distinta, totalmente distante de la
imagen que te habías figurado.
Imagínate
ahora que hablamos de Jesús, nuestro Dios. ¿Cuán a fondo lo conoces?. ¿Te
atreves a decir que tienes una cercanía con El que te permita sentirlo vivo,
presente, familiar, como El realmente es?.
¿Cómo
podemos amar a Cristo, si no nos esforzamos en conocerlo?. Cristo es la fuente
del amor infinito, imagínate cuanto más podrás amarlo si lo conoces a fondo,
como El realmente es.
Enamorarse
de Jesús es la consecuencia lógica de conocerlo, de interesarse por El.
Para llegar
a conocer a Cristo en profundidad puedes elegir varios caminos, pero la manera
más perfecta y directa es a través de la lectura de los Evangelios. Su Vida
entre nosotros es Su mayor testimonio de amor. Pero también estudiando la vida
de muchos santos se llega a conocer a Cristo. ¿Por qué?. Simple: cuando uno
entiende que Jesús se dio de forma abierta y amorosa a las almas que se
abrieron humildemente a El, comprende también que ese amor está disponible para
cualquiera que quiera ir a gozarlo. Y cuando el Señor da, da a mano abierta. Se
manifiesta como un enamorado de Sus hermanos aquí, se brinda sin límites. Es
entonces que uno toma conciencia que Jesús nos mira, y nos espera todo el
tiempo. Siempre atento a un gesto nuestro, a un saludo, a un pensamiento. Un
eterno enamorado de nuestra alma, que espera pacientemente ser reconocido, ¡Y
es nuestro Dios!.
Es imposible
conocer a fondo a Jesús y no amarlo, si se hace con un corazón bien
intencionado. El amor crecerá entonces como consecuencia lógica de entender que
El está allí, esperando que lo descubramos y le abramos nuestras puertas a Su
amor.
¡Leemos y
nos interesamos por tantas cosas intrascendentes en nuestra vida!. Busquemos,
por una vez, en el lugar correcto.
Jesús nos
está esperando, quiere que nos hagamos primero Sus amigos, para luego
enamorarnos perdidamente de El, nuestro Dios.
Por:
Oscar Schmidt | Fuente: www.reinadelcielo.org
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