¿Quién
es este Jesús que nos ama? ¿Le conocemos, sabemos quién es, y lo aceptamos?
¡Hoy se nos dice muchas veces que nuestra religión cristiana no es una religión
de verdades ni de mandamientos ni de culto, sino que es una religión que se
centra en la Persona de Jesucristo. ¿Cómo podemos entender esto? Y, sin
explicaciones que nos serían un enredo para todos, empezando por mí, me parece
que una comparación de fe humana nos va a hacer entender lo que es la fe en
Jesucristo.
Pensemos en dos jóvenes con dos nombres muy familiares: él se llama Luis y ella
se llama Rosita. Rosita nos va a enseñar lo que es la fe humana y, por ella,
vamos a aprender lo que es la fe cristiana.
Luis le dice un día a Rosita: ¡Te quiero! Y Rosita se hace unas ilusiones
inmensas, como es natural. Comienza el noviazgo, que desemboca en una boda
feliz. Antes de la boda, le preguntamos a Rosita:
- Pero, ¿ya sabes lo que haces, y te casas bien segura?
Y Rosita nos responde con profunda convicción.
- Sí, me caso con plena seguridad. Conozco bien a Luis, sé que es sincero
cuando me asegura que me quiere, y confío plenamente en que me va a hacer
feliz. Por eso quiero yo también a Luis, a él uno mi destino y me doy del todo
a él y para siempre.
Rosita habla enamorada y con una convicción que nos asombra. Nos ponemos a
examinar su fe en Luis, y vemos que tiene estos elementos.
* Primero, y ante todo, conocimiento claro de quién es Luis, pues dice
convencida: Lo conozco bien. Sé que no me engaña cuando me dice que me ama,
porque me ama de verdad.
* Segundo, una gran confianza, ya que sin la confianza no se le podrá dar
nunca, y por eso dice también: Me fío plenamente de Luis. Sé que no me va a fallar
y que con él voy a ser feliz del todo.
* Tercero, amor, mucho amor, y esto es lo principal que Rosita asegura: Yo
también le quiero a Luis. Estoy enamorada perdida.
* Cuarto, donación total, que es la consecuencia final que ella saca: Me
entrego a Luis del todo y no voy a vivir más que para él.
¿Hay un acto de fe humana, de fe en un hombre, más grande que el de Rosita en
Luis y, ya se entiende, también de Luis en Rosita? Porque Luis ha pensado y ha
dicho de Rosita lo mismo que ella de él.
Si queremos saber lo que es la fe cristiana, no tenemos más que trasladar el
amor encantador de Rosita y de Luis a Jesucristo y a cada una de las personas,
a usted, a mí...
Jesucristo es el que nos amó primero. Es Jesús quien nos dijo como Luis a
Rosita: ¡Te quiero! Fue Jesús quien optó primero por nosotros. Se fió de
nosotros. Y nos eligió. La iniciativa partió de Jesús.
Ahora viene nuestra respuesta. ¿Quién es este Jesús que así nos ama? Le
conocemos, sabemos quién es, y lo aceptamos. Aceptamos su Persona, como Rosita
a Luis.
* Como Rosita cree en la palabra de Luis, así nosotros, al saber quién es
Jesucristo y aceptar su Persona, aceptamos ante todo su palabra, y le creemos
aunque nos diga lo más imposible para nuestra cabeza.
¿Me dice que Él es Dios, el chiquillo que llora en Belén y el Crucificado del
Calvario? Es Dios, aunque me parezca imposible. Tengo bastante con que me lo
diga Él...
¿Me dice que su Madre fue virgen siempre, a pesar de su maternidad? Yo no lo
veo, pero lo creo, porque me lo dice Él...
¿Me dice que eso que parece pan y vino es su Cuerpo y su Sangre? No lo
entenderé jamás, pero lo creo a pie juntillas, sólo porque me lo dice Él...
¿Me dice que hay un infierno de penas inacabables, por pecados de esta vida que
pasó tan pronto? Yo no lo entiendo ni a la de tres, pero lo creo sólo porque lo
dice Él...
Porque creo en la Persona de Jesucristo creo en toda su Palabra, aunque me diga
al parecer lo más absurdo. Él es incapaz de engañarse y de mentirme. Las
verdades que me propone la Iglesia las acepto a ciegas porque son las verdades
que enseñó Jesucristo, y Jesucristo no me puede engañar, lo conozco bien.
* Como Rosita en Luis, nosotros nos fiamos de Jesucristo porque sabemos que es
fiel, y que cumplirá todo lo que nos promete. Y si me promete una vida eterna
con Él en el Cielo, yo creo en ese Cielo, espero en ese Cielo, y sé que ese
Cielo será mío porque me lo promete Jesucristo. La fe en Jesús lleva a una
confianza sin límites en Él.
* Como Rosita a Luis, al creer en Jesucristo y fiarnos de Él, le amamos con
locura, y le decimos hasta con lágrimas en los ojos, como Pedro a la orilla del
lago:
- ¡Señor, Tú sabes que yo te quiero!
* Y también como Rosita con Luis, no nos quedamos en palabras, sino que le
damos la vida entera. Viviremos para Jesús. Y ya puede mandarnos lo que quiera,
que cumpliremos todo lo que nos diga, porque nuestra vida ya no es para
nosotros, sino para Jesucristo.
Así vemos cómo la fe en Dios y en Jesucristo no es una fe de verdades ni
nuestra religión una religión de mandamientos ni de prácticas de culto, sino
una entrega a una Persona, a Jesucristo. Por eso creemos todas las verdades que
Él nos enseña, practicamos todos los mandamientos que Él nos da, celebramos sus
misterios y rezamos y cantamos porque le amamos y esperamos estar con Él en su
mismo Cielo.
Y acabamos todos dando gracias a Rosita y a Luis por habernos prestado sus
nombres y su historia amorosa para hacernos entender la fe en nuestro Señor
Jesucristo...
Autor: Pedro García, Misionero
Claretiano.
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