El conocimiento debe ser puesto al servicio del prójimo
La grandeza del intelecto humano encuentra su culmen no en la expresión
glamorosa del pensamiento, sino en la claridad y sencillez de la exposición del
mismo, las palabras logran su real sentido cuando encuentran el receptor no sólo
comprensión sino también aceptación.
Para muchos
intelectuales y líderes de opinión demostrar un uso casi inentendible del
lenguaje es signo de conocimiento y prestigio, enterrando ideas
bajo un sinfín de palabras cuya única utilidad es la de enaltecer el orgullo y
la soberbia del autor.
Existe cierta
responsabilidad para aquél que posee lucidez y claridad sobre hechos y
situaciones que por su complejidad necesitan ser explicadas, éstos dones no
deben ser utilizados para una vanagloria inútil y egoísta, por el
contrario, deben ser puestos al servicio del prójimo y de la sociedad, el
conocimiento no es poder, el conocimiento es SERVICIO.
El reconocer y
comprender los signos de los tiempos es un don de DIOS, poner
claridad donde la oscuridad ha hecho trinchera requiere sencillez y humildad,
la palabra entreverada de soberbia termina oscureciendo aún más lo que
supuestamente se quiere iluminar, al ser el conocimiento un don divino sólo
puede alcanzar su culmen cuando la humildad destierre la soberbia.
Iluminar el
pensamiento humano también debe ir en concordancia con la defensa de los más
vulnerables, de aquellos que no tienen voz y por ende son
excluidos, estar en una posición de privilegio frente a la opinión pública no
debe ser confundida con una fama efímera y pasajera, la palestra debe
convertirse en voz profética donde los sin voz encuentran representados sus
anhelos.
El tratar de llenar de
metáforas incomprensibles el conocimiento alejan la verdad y el entendimiento
del destinatario, por ello es responsabilidad del poseedor de la palabra tender
puentes en medio de la sociedad, compartiendo saberes y denunciando
injusticias.
Una idea clara,
enriquecida en sencillez e iluminada a la luz del EVANGELIO tiende a trascender
en el tiempo, cumpliendo su misión de iluminar el conocimiento y guiar el
entendimiento humano.
El conocimiento no es
poder, el conocimiento es SERVICIO y en base a éste logra
alcanzar su objetivo primario, ser luz en medio de la oscuridad y ser voz de
los excluidos.
Por: Marce Miranda Loayza
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