Celebraremos gozosos su santidad y estará en los altares para ser
proclamado santo entre los santos.
En su momento, el Papa Juan Pablo II, fue denominado por la revista Times,
"EL HOMBRE DEL AÑO"
Entró en la Historia "Como el más grande Papa de nuestros tiempos
modernos" decía Billy Graham y añadía : -"Ha sido una patente
conciencia en todo el mundo cristiano".
Su voz nos sacudió, no solo a los católicos, sino a cualquier persona de
diferente religión, raza o credo. Su carisma era tan fuera de lo común, tan
subyugante, que quién lo llegó a ver o a oír, nunca lo pudo olvidar. Y ese
magnetismo provenía de su fuerza espiritual, que emanaba de toda su persona, de
sus actitudes, de su mirada, de su voz.
Era un ser lleno de Dios y, por lo tanto, transmitió esa energía a pesar de que
su figura se veía a veces un tanto cansada y doliente. Doliente si, porque le salía
afuera lo mucho que sufría su corazón al poder comprobar que sus amados hijos
seguíamos sumidos en el pecado de la ambición, del egoísmo y del odio.
Tristemente cansado, pero no doblegado, alzaba su voz al mundo entero como lo
hizo en la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo en el Cairo,
como lo hizo con su "best seller" Cruzando el umbral de la
Esperanza y tantos escritos más y como en su Rosario con el fondo musical
de Bach y Haendel y como le pudimos escuchar en sus innumerables viajes.
Su voz aún resuena sobre la faz de la Tierra y en lo individual de cada
conciencia de todos nosotros.
Fue el hombre vertical de la Iglesia Católica. Su vida fue firme como la roca
al embate de un mar embravecido que sacudía al mundo con oleajes de lujuria,
odios, muerte y desorientación.
Una bala mortal, un 13 de mayo día de la Virgen de Fátima, entró en su cuerpo y
la mano de una madre, la Madre de Dios, la desvió para que no muriera hasta que
acabara su Camino.
Fue el hombre de sacrificios, oración, de contacto vital con Dios y el Espíritu
de ese Dios hizo nido en su corazón y lo hizo arder como tea encendida y
proclamar la única verdad absoluta para el hombre: "Venimos de Dios y al
Él volvemos".
Siguió los pasos de Cristo y nos fue mostrando el Camino.
Fue un ejemplo viviente para nuestra existencia. Fue nuestro guía. Y no solo
fue "el hombre del año", allá por 1995, sino de todos los años, el de
"toda la vida".
Su muerte nos llenó de pesar.
Hoy celebraremos gozosos su SANTIDAD y estará en los altares para ser
proclamado SANTO entre los santos, pero muy especialmente en nuestros
corazones.
SAN JUAN PABLO II, DESDE LOS BRAZOS DEL PADRE, RUEGA POR NOSOTROS
Autor: María Esther de Ariño
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