El tiempo presente necesita, pues, católicos
con la mirada fija en el ideal de las virtudes cristianas
Hay quien piensa que la religión católica consiste en un sentimentalismo
vago e inconsistente. Sin embargo, los numerosos ejemplos heroicos de los
católicos martirizados en el Medio Oriente, constituyen un desmentido
categórico de esta mentalidad.
De hecho, nuestra fe
nos llama a ser coherentes con nuestros principios cristianos, a vivirlos
sinceramente y a luchar en su defensa. Especialmente en un tiempo en que están
siendo erradicados sistemáticamente de la sociedad contemporánea. A menudo se
olvida que formamos parte de la Iglesia Militante.
Es a lo que nos
exhorta Pío XII en los siguientes discursos.
“El tiempo presente
necesita, pues, católicos… con la mirada fija en el ideal de las virtudes
cristianas, de la pureza, de la santidad, conscientes de los
sacrificios que requieren, tiendan a ese ideal con toda su fuerza en la vida
cotidiana, siempre recta, siempre correcta, sin que las tentaciones y
seducciones puedan doblegarlos.
“Este es, queridos
hijos e hijas, un heroísmo, a menudo oscuro, pero no menos precioso y admirable
que el martirio cruento.
“El tiempo presente
exige católicos sin temor, para los cuales sea totalmente natural confesar
abiertamente su fe, con palabras y hechos, siempre que la ley de Dios y el
sentimiento del honor cristiano lo reclamen. ¡Hombres verdaderos, íntegros,
firmes e intrépidos! Aquellos que no son tales que a la mitad, el mundo mismo
hoy los descarta, los rechaza y los pisotea”.
El Papa se dirige de
modo más explícito a la juventud católica alemana:
La
separación entre la religión y la vida ?como si Dios no existiera en absoluto
para la realidad del ser, para la profesión, para la economía, para las instituciones
públicas?, esta separación es uno de los signos de la decadencia de la cultura
cristiana; esa es la causa, como efecto de la laicización.
Dirigiéndose al
episcopado francés, el mismo Papa Pío XII demandaba la aparición de:
“Un gran número de
personas, firmes en los principios, exactamente instruidos en la doctrina de la
Iglesia, dedicados a hacer penetrar en los aspectos sociales, económicos y
jurídicos el verdadero espíritu cristiano, para asegurar, a través de su acción
cívica y política, la salvaguardia de los intereses religiosos”.
Por: Redacción | Fuente: accionfamilia.org
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