Tengo ante mí unos minutos, unas horas,
unos días. ¿Qué voy a hacer? La decisión está en mis manos.
Tengo ante mí unos minutos, unas horas,
unos días. ¿Qué voy a hacer? La decisión está en mis manos. Si no hay urgencias
inmediatas, si la enfermedad no corta las alas de mi vida, soy plenamente libre
para escoger.
No quiero, sin embargo, decidir a solas.
Sé que hay un Dios que es Padre y me ama. Sé que Cristo me ha enseñado el
camino de la vida. Sé que el Espíritu Santo habita en mi alma y me invita a
optar por lo mejor.
Por eso, Señor, te pido luz para usar
bien el tiempo que ahora me concedes. Ayúdame a renunciar a un uso egoísta del
mismo. Ayúdame a dejar de lado caprichos, placeres malsanos, deseos de
venganza, obsesiones que encadenan.
Permíteme la gracia de arrepentirme de
mis pecados y de llegar a una conversión profunda, sincera, completa, decidida,
desde la certeza de tu misericordia eterna.
Concédeme ver con claridad qué deseas de
mí ahora, cómo puedo ayudar mejor a mis hermanos.
Fortalece mi voluntad para que la pereza
no me detenga, para que el miedo no me paralice, para que esté dispuesto a
arriesgar mi fama si se trata de defender la justicia, de ayudar al pobre, de
proteger a la viuda, de corregir al que yerra, de consolar al triste, de
transmitir tu Evangelio.
Ayúdame a tomar buenas decisiones. La
vida pasa, y no puedo desgastarme en lo inútil y en lo dañino. Sólo tiene
sentido escoger lo que me lleva a amarte a Ti y a servir a mis hermanos.
Señor, tengo ante mí este tiempo que me
concedes. Haz que se convierta en un momento bello para acercarme más a Ti,
para conocer mejor mi fe, para dejarme impulsar por la esperanza, para avanzar
por el camino maravilloso del amor, del servicio, de la entrega hasta “dar la
vida por los hermanos” (1Jn 3,16).
Por: P.
Fernando Pascual LC
No hay comentarios:
Publicar un comentario