Aun con la
gran tristeza y el gran dolor de haber perdido a una gran amiga, solo hace un
par de días, me gustaría poderle dedicar unas palabras para expresarle el gran
cariño que siempre le he tenido y le tendré aun cuando a buen seguro ella lo
apreciara desde el Cielo.
Carmen, como
todos la conocíamos y la llamábamos, ha
sido una Gran Mujer, ejemplar en todas las facetas de su vida, como hija, como
esposa, de ese gran hombre también, Guillermo, luego como Madre y aquí todos los epítetos
son pocos para expresar su gran abnegación y entrega a sus cuatro hijos.
Carmen no
escatimo esfuerzo como una gran esposa, pero tampoco lo escatimo y se desvivió
siempre por sus cuatro hijos, lo daba todo por ellos como lo que siempre fue. “Una
Madre Ejemplar”.
Como amiga
era una mujer encantadora, alegre, sabiéndole sacar siempre algo bueno a cada
cosa, siempre trasmitiendo cariño, bondad y sin darle valor a nada de lo que hacía.
Era eso, una
Mujer sencilla, cargada de grandes valores y virtudes entre la que caben
resaltar, su bondad, su comprensión, su honradez y ese afán de ayudar que
siempre tuvo.
Sentía un
gran cariño por los niños, teniendo una inagotable paciencia para con ellos, aún
recuerdan con gran cariño mis hijos, casados ya y con hijos, los ratos que de
niños pasaron en su casa, buscando siempre el cajón de las golosinas, que ella
se encargaba de que siempre estuvieran repletos, luego con la llegada de sus
nietos le vi volver a realizar la misma labor con ellos, lógicamente es otra
faceta de su vida en la que destaca y es una ejemplar Abuela, siempre los niños
para ella fueron algo especial.
Como amiga, podías
contar siempre con ella y sus consejos eran siempre muy muy valiosos, dada la
gran experiencia que tenia de la vida.
Mujer que sabía
querer, por lo que era también muy
querida por todos, creo que nos guardaba a tantos en su Corazón, que este a
veces le rengueaba un poco, pero para ella era igual, jamás la vi triste ni
quejarse, su carácter era envidiable.
Desde que su
corazón comenzó a flojear y sobre todo, los últimos años de su vida, Carmen ha
encontrado lo que tanto se merecía. El cuidado ejemplar que tanto sus hijos como su
marido le han dispensado.
Destacando
por encima de todo, los desvelos de sus dos Hijas Lola y Mamen, quienes no han
escatimado esfuerzo y le han demostrado el infinito cariño que le tenían, hoy
desde el Cielo se sentirá muy muy satisfecha y orgullosa de sus hijos.
Creo, que
para todos los que hemos tenido el honor de conocerla y compartir con ella, muchos buenos y algunos malos momentos, en todos nosotros ha dejado una huella
imborrable, por lo que perdurara hasta la hora de nuestra muerte.
Desde estas líneas
y con el corazón casi como el tuyo, Carmen, por el dolor de no tenerte junto a nosotros, pero
por la fe que todos tenemos y mirando hacia el Cielo, solo me resta decirte,
gracias Carmen por todo cuanto nos has dado.
Quiero
dirigir este escrito a sus Hijos, Nietos y muy en especial a su esposo Guillermo.
Para todos, un gran abrazo.
Manolo
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