"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

miércoles, 24 de abril de 2013

Escuchaba con los ojos


Dios se revela en la Palabra que necesita ser escuchada, para que nazca la fe y se dé el cambio en la persona. 


Había oído la expresión hablar con los ojos, pero nunca había visto escuchar con los ojos, si se puede decir así. Y es cierto; lo vi en una misa, en directo, en la catedral de san Agustín.

El P. Rene Robert hablaba a los sordomudos en su lenguaje. Cuando él callaba, Maureen Ann Longo traducía a los presentes. Johnny Mayoral, que hacía de monaguillo, tenía una traductora para él sólo. Al presenciar esta maravilla de comunicación pensé que Dios habla a cada uno acomodándose a nuestro lenguaje. 

El Señor se complace en aquellos que escuchan su palabra y los colma de bendiciones (Gn 22,17), da vida al alma (Is 55,1-3) y establece su morada en medio de su pueblo (Lv 26,12). Escuchar a Dios es la fuente de la felicidad y de la vida. Hemos de escuchar a Dios en el momento presente y llevar lo que se escucha a la vida. 

Dios nos escucha en silencio y propone el mismo método para escucharle. "Dios es la Palabra y, al mismo tiempo, el gran Oyente, que acoge nuestras palabras dispersas, despeinadas, inquietas, y les va restituyendo su profundidad. Quien se ha ejercitado en oír y escuchar el Silencio es capaz de entender lo que no es dicho", dice Melloni.

Dios habla, se revela, pero hace falta que alguien recoja su palabra lanzada. Dios se revela en la Palabra que necesita ser escuchada, para que nazca la fe y se dé el cambio en la persona. La fe nace de la escucha.

El Señor constantemente suplica a su pueblo que le escuche: "Escucha, Israel" (Dt 6,4). "Escuchad mi voz y yo seré vuestro Dios" (Jr 7,23). "Éste es mi hijo muy amado... Escuchadlo" (Mc 9,7). La escucha es la condición primera y fundamental para el amor de Dios, y es este amor a Dios el mejor fruto que se puede conseguir. Todo el afán de la Sabiduría será llevar al creyente a la escucha.

Escuchar supone abandonarse en fe, esperanza y amor, tener la misma actitud de Abraham, Samuel y María. La escucha requiere confianza en los interlocutores.

Quien es de Dios escucha a Dios (Jn 8,47) y ha de escuchar al pobre, al huérfano y al necesitado (St 5,4). Escuchar la voz del Señor es no endurecer el corazón (Hb 3,7). Quien escucha al Señor encontrará vida en su alma (Is 55,2-3). Todo el que es de Dios escucha sus palabras (Jn 8,47) y las pone en práctica (Mt 7,26). Todo el que pertenece a la verdad escucha su voz (Jn 18,37).

Dios me habla hoy, a mí, en este mismo momento. Él quiere dialogar conmigo. Me ofrece su vida y su amistad. 

Quien quiera tener vida deberá alimentarse de todo lo que sale de la boca de Dios, tendrá que escucharlo "hoy" y grabarlo en el corazón.

Autor: P. Eusebio Gómez Navarro.

martes, 23 de abril de 2013

YO TENGO UN SUEÑO


Autor: Pablo Cabellos Llorente
         I have a dream -Yo tengo un sueño. Muchos recordarán el discurso de Martin Luther King que tuvo esa cantilena. Corría el 1963 y el líder de color, encaramado en las escaleras del monumento a Lincoln, hablaba ilusionado e ilusionando sobre la igualdad de derechos de los de su raza con los restantes norteamericanos. Un sueño realizado sustancialmente, incluso hasta lograr uno de ellos la presidencia del país. Sin dormir, se colapsaría la vida. Sin soñar, se adormece la existencia.

         Yo también tengo un sueño: para nuestro país y para este mundo globalizado. Pero pienso más en España porque es lo inmediato y por algunas características propias.  Deseo  vivir en una nación libre, realmente libre. Hablo desde una instancia moral, no política, aunque ésta tenga mucho juego en la libertad. Para comenzar juzgando ese predio, casi se limita a votar cada cierto tiempo. Y elegimos generalmente al primero de una lista,  muy probablemente de otra circunscripción. Sueño con más participación ciudadana, con más sociedad.

         Es cierto que la libertad política incluye más asuntos, por ejemplo, la libertad de pensamiento y expresión, la religiosa, la de los padres a elegir el modelo de educación que desean para sus hijos, la sindical, etc., a una vivienda digna. Pero no acaban de ser cabales. Sueño con políticos, empresarios, sindicalistas, sociólogos, pensadores, curas, etc.,  que busquen la verdad y el bien de las gentes. Con un país sin paro soñamos todos, pero tal vez descuidamos la parte que honradamente corresponde a cada uno para conseguirlo.

         Sueño con una judicatura, una policía y un etcétera que desconozco   dedicados a lo suyo -seguro que la mayoría lo hace- en lugar de realizar un trabajo mediático injusto. Todo se filtra, dando lugar a indefensión, a calumnia, a difamación, a falta de seguridad jurídica, etc. Por ahí deseo continuar soñando porque vivimos con el sobresalto diario de noticias filtradas -lo llamamos periodismo de investigación- que, en no pocas ocasiones, originan daños a la sociedad, a personas o familias concretas. Sueño con unos medios de comunicación libres, respetuosos con la libertad ajena, veraces.

         Sueño con una libertad de expresión más igual porque mientras se toleran asuntos como los citados, es prácticamente imposible, por ejemplo, criticar la ideología de género salvo que se desee ser mártir, o de llamar violencia doméstica, machista o feminista, según los casos, a lo que, precisamente por esa ideología, hay que denominar violencia de género. Sueño con que se pueda hablar de castidad o de la belleza de llegar virgen al matrimonio sin ser perseguido por los insultadores de turno. Tendríamos una sociedad realmente abierta y menos hosca.

         Sueño con gobernantes dedicados al bien común en serio, en lugar de mirar al propio. Dijo Margaret Thatcher -no es la Biblia- que no era una política de consenso sino de convicción. Es matizable, pero  vale la pena mirar las propias convicciones y las de los votantes. ¿Existen ideas fuertes en esta sociedad del pensamiento débil y del relativismo?  Me parece irreal que la presencia de certidumbres engendre intolerancia. Más bien está siendo causa de fanatismo eso que se suele llamar el pensamiento dominante impregnado de género, relativismo, laicismo y juicio débil, porque, ¡ay de ti! si no admites tales "dogmas". Pero las convicciones evitan  la corrupción. Otro sueño. Y cada uno a opinar como quiera, pero evitando  imposiciones.

         Sueño  una sociedad desmarcada de lo política o socialmente correcto, capaz  de expresar lo que realmente piensa, si es que esa tarea no continua siendo una "funesta manía". La funesta manía de pensar viene evitada porque los medios de opinión son con harta frecuencia medios de adoctrinamiento, porque el sistema educativo no ayuda a la reflexión, porque la cultura de la imagen hace difícil la especulación... Ahora se especula jugando al fútbol o se está en estado de gracia metiendo goles. Se ha repetido  que los españoles somos demasiado improvisadores, pero  ni eso es posible porque todo  lo entregan digerido, hasta las hazañas del famoseo en programas mugres. que devastan la cultura.

         Sueño con una  libertad religiosa, no basada en la  ridiculización de la fe católica. Este aspecto positivo del libre albedrío es principalmente inmunidad de coacción  respecto a temas de conciencia y religión, siendo el orden público su único límite. En muchas ocasiones, la Iglesia Católica ha solicitado perdón por sus momentos oscuros. Sueño con que lo soliciten muchas más personas, otras religiones, partidos políticos totalitarios que hicieron purgas terribles, y sindicatos coligados. Sueño con partidos políticos, sindicatos y afines al gobierno que no tengan el llamado dinero público como propio y, sin ser los dueños, lo nieguen a los excluidos de sus circuitos.

         Sueño con que se pueda hablar de ley natural sin escándalo de intelectuales  a la moda, que saben muy bien que eso exige pensar en la existencia de Dios y en la dependencia del hombre respecto al Creador, vínculo que estimo como mejor garantía para  respectar la dignidad y libertad de la persona. Sí, persona mejor que ciudadano, porque dice más, porque apunta a lo más específico del ser humano individual. Persona habla de intimidad, creatividad, libertad, donación. Y por eso, de inviolabilidad. 

La Asociación Sandra Palo advierte sobre los peligros de las redes sociales


Carlos Hidalgo/ Madrid
Expertos imparten charlas en institutos de Getafe sobre el ciberacoso, el «grooming» y el «sexting». Los padres de la joven asesinada insisten en la concienciación de los adolescentes.

Belén Díaz
Paco Palo y María del Mar Bermúdez, padres de Sandra, al inicio de la charla de ayer

En las redes sociales nadie conoce a nadie. Anonimato, intimidad y envío de imágenes son los ejes fundamentales de las charlas que desde ayer imparte la Asociación para la Defensa de las Libertades Sandra Palo en institutos de Getafe.

ABC asistió a una de ellas, en las que la psicóloga Elena Núñez y el policía especializado en menores Aurelio González desglosan la realidad, los aspectos positivos, pero también los negativos y sus peligros, de las redes sociales más utilizadas por los estudiantes: Tuenti, Facebook y WhatssApp.

Fue una jornada muy especial para María del Mar y Francisco, los padres de Sandra Palo, cuando apenas queda un mes para que se cumpla el décimo aniversario del cruel asesinato de la joven. El primero de los coloquios tuvo como escenario el salón de actos del IES Manuel Azaña. «Dos de mis hijos han asistido a este instituto», recordó una emocionada María del Mar. Los alumnos a los que iba dirigido el seminario contaban con 13 y 14 años, la edad, esta última, que tenía el asesino más famoso de los cuatro que acabaron con Sandra, Rafael García Fernández, «El Rafita». Ahora tiene 24.

El peligro de las falsas identidades

La psicóloga tuvo una intervención más teórica, en la que dos de los 53 chavales de la primera charla confesaron que no tenían cuenta de correo electrónico ni perfil en redes sociales. Eso sí, el cien por cien disponía de un teléfono móvil propio.

Algunos de los presentes reconocieron que publicaban su día a día en Tuenti o Facebook porque quieren «que la gente sepa lo que hacemos». Una chica afirmó que a su edad «lo más importante son los amigos». Y es en esa etapa de desapego familiar cuando más en peligro se encuentran, cuando «necesitamos a los demás para saber quiénes somos, en vez de pensar por nosotros mismos», como explicó Elena Núñez. Es entonces cuando «se crean falsas identidades y abrimos la puerta a quienes no conocemos».

El policía Aurelio González desglosó un decálogo para no caer en los peligros de la red: desde no aportar datos personales en los perfiles (nombre completo, dirección, teléfono, aficiones, foto, centro de estudios...) a evitar páginas de contenido pornográfico o erótico, pasando por evitar quedar con gente de internet, a no ser que sea acompañado de un familiar o amigo de confianza. También, añadió, es muy importante «mantener las claves y contraseñas en secreto y no facilitar a cualquiera la dirección de correo electrónico».

«Grooming» y «sextortion»

El funcionario policial hizo hincapié en los conceptos más en boga: el ciberacoso, que puede entenderse como «grooming» cuando se coacciona a un menor por internet, normalmente a manos de un pedófilo; o la «sextortion», que es un paso más, ya que se produce un contacto sexual con la víctima, lo que se denominan pederastas.

Se pusieron varios ejemplos reales, todos con el mismo denominador común y cada vez más repetido: mayores de edad que engañan a menores para que se muestren desnudos o desnudas y, una vez guardadas esas imágenes, las utilizan para chantajearles; si no acceden a mantener sexo con ellos, las difundirán por la red.

Por ello, es imprescindible que la víctima confíe en sus padres o profesores o incluso ponga los hechos en conocimiento de la Policía o la Guardia Civil, que disponen de grupos operativos especializados en estos asuntos.

Cristo está vivo! No lo dejes en el sepulcro


Igual que Pedro exclamemos jubilosos: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. 


La memoria del hombre no es infalible. Existe la famosa curva del olvido: después de aprender algo, poco a poco el tiempo lo oscurece y confunde y quizá hasta lo borra. 

Algo así parece que ha pasado con la imagen de Cristo. Ha sufrido esa misma curva del olvido. Muchos hombres aún distinguen una imagen más o menos clara de Cristo aunque algo desfigurada. Otros la ven ya un poco borrosa. Algunos la han perdido. Hoy Cristo nos pregunta la opinión que de Él tiene el mundo como aquel día preguntó a sus discípulos en Cesarea de Filipo: ¿Quién dice la muchedumbre que soy yo? 

También nosotros tendríamos que responderle: "los hombres dicen que eres Elías o uno de los antiguos profetas". Hablan de Cristo como si se tratara de un monumento histórico o de un personaje legendario. Para muchos hombres Cristo ha perdido su actualidad. No ejerce atractivo en el mundo. Su doctrina ha pasado de moda. No tiene nada que enseñar a los hombres tan avanzados de hoy. 

Otros comparan a Cristo con Juan el Bautista. Lo creen demasiado sobrio y difícil, demasiado austero. Les parece demasiado exigente y su doctrina muy pesada para los hombres de hoy. O quizá ellos son demasiado cómodos y buscan llegar a la cima sin moverse ni sudar. Ciertamente reconocen la validez de su doctrina pero no se animan a hacerla propia.

Preferirían alcanzar a Cristo más fácilmente. Ser virtuosos, pero sin esfuerzo. Desearían que Cristo no hubiera hablado de cruz, que se hubiera limitado a contarles esas cosas tan bonitas del cielo, del banquete, de los lirios del campo... 

En cambio, Pedro exclama, jubiloso, su experiencia de Cristo: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. 

No sabe bien todavía cómo ha llegado a esa conclusión pero su corazón asiente a lo que acaba de decir. Al inicio él había seguido a Cristo atraído por su liderazgo, su personalidad. El rostro de Cristo irradiaba alegría y atractivo. Nadie como Él de íntegro: buscaban prenderlo pero no encontraban falta alguna en él. Ninguno tan recio y varonil y, al mismo tiempo, tan cariñoso con los niños y bondadoso con los enfermos y pecadores. Sabía apreciar mejor que nadie la belleza de una flor, del lago, del cielo... 

Después Jesús había confirmado su fe incipiente con imponentes milagros, le había enseñado, orientado... incluso le había corregido varias veces. También le había puesto a prueba alguna vez, pero su amistad se había mantenido firme: "Señor, ¿a quién iremos? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna" (Jn 6, 68).

Y ahora que Jesús se enfrenta con la hostilidad y el rechazo y ha tenido que abandonar Jerusalén, él le vuelve a reiterar su fe y su adhesión. Pero en esta ocasión, sus palabras denotan ya mayor profundidad y emoción: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.

Tres experiencias de Cristo. Tres fotos. Pero válida sólo la que sacó Pedro. Los otros se la sacaron a un fantasma, no al Cristo auténtico.

Cristo está vivo. No luchamos por una figura histórica solamente. Como hace veinte siglos, Él es motivo de amor y de odio. Contra Él chocan las olas de la humanidad y en Él se dividen las vidas de los hombres.

Autor: P. José Luis Richard.


lunes, 22 de abril de 2013

Quitame lo que quieras pero no la alegría



Son innumerables los beneficios que acarrea una simple sonrisa: ahuyenta la tristeza, la melancolía, la depresión... 


Cuenta una anécdota que yendo santa Teresa a hacer las escrituras de una de las fundaciones, preguntó al escribano, después de hechas, cuánto eran sus honorarios. Éste le contestó con desparpajo:

- Solamente un beso. 

Y la santa se lo dio, natural y sonriente, al tiempo que exclamaba:

- Nunca una escritura me salió tan barata.

El pueblo ha visto en Santa Teresa de Jesús la santa del buen humor, de la gracia y del donaire. Estaba dotada verdaderamente de gracias naturales como la jovialidad, espontaneidad, cordialidad, afabilidad y sencillez. María de la Encarnación nos dice que "era muy discreta, y alegre con gran santidad, y enemiga de santidades tristes y encapotadas, sino que fuesen los espíritus alegres en el Señor, y por esta causa corregía a sus monjas si andaban tristes, y les decía que mientras les durase la alegría les duraría el espíritu".

La vida de sacrificio y penitencia no la consideraba reñida con la alegría. Tanta importancia daba a la hora de la recreación como a la de la oración. Así ponía gran empeño en que las monjas participaran del momento de la recreación y pudieran compartir libremente. En cierta ocasión, estando en Medina del Campo, reprimió severamente a la hermana Alberta, que se quejaba: "¿Ahora nos llaman a cantar? Mejor fuera para contemplar".

Gozaba de gran libertad para hablar de sí misma, de sus dolores y achaques. Bromeaba con la Inquisición, ponía apodos con gracia. Al pintor Fray Juan de la Miseria, que la retrató, le dijo: "Dios te perdone, Fray Juan, que ya que me pintaste podías haberme sacado menos fea y legañosa".

Santa Teresa fue una mujer madura, capaz de maravillarse y asombrarse de las cosas de cada día. Ella nos dejó esta frase célebre: "También entre los pucheros anda Dios", gozó con todo lo creado. De su fe en este Dios cercano, vivo en cada cosa y acontecimiento, le brotó esa alegría natural y contagiosa. A brazo partido luchó para que sus monasterios gozaran de este ambiente de libertad donde se respirase a un Dios alegre, capaz de llenar de felicidad cualquier corazón humano. 

Un grupo de matrimonios americanos que regresaban a su patria acudió a visitar a la Madre Teresa. Al despedirse le pidieron un consejo para su vida de familia. "Sonrían a sus mujeres", dijo a los hombres. "Sonrían a sus maridos", dijo después a las mujeres. Extrañado alguno de ellos, preguntó a la religiosa: "¿Usted está casada?". Y la Madre Teresa, sin perder la sonrisa, sorprendió a los presentes con esta respuesta: "Naturalmente que estoy casada. Y créame que no siempre me es fácil sonreír a mi marido. Porque Jesús es un esposo muy exigente".

¿Si podemos enamorarnos de personas y de cosas, si nuestro corazón queda prendado de una puesta de sol o de un paisaje tropical, por qué no nos vamos a poder enamorar de Dios? Dichosos aquellos que se enamoran radicalmente de Dios, porque su vida será una fuente inagotable de paz, de alegría y de felicidad. 

El amor a Dios es un mandato para todos los creyentes. No es especialidad o exclusividad de una cultura, época, edad o estado. Lo que importa es el amor, no la manera de expresar ese amor. 

Se puede amar en el silencio de una noche y en medio del bullicio del día. No dejamos de amar a los nuestros cuando trabajamos o cuando estamos de brazos cruzados, cuando sonreímos o cuando lloramos. Lo que importa es amar. 

Siempre que amamos a Dios lo debemos demostrar con la vida amando al hermano. Y al hermano también se le puede demostrar el amor de mil maneras. La mamá ama a su hijo cuando lo mece, cuando lo corrige, cuando le da de comer, cuando lo lleva al médico...

El cristianismo se puede vivir de varias formas. Lo importante no es el modo que se elige, la vocación o profesión. Lo importante es ser y vivir lo que se cree, pues cualquier trabajo se pude hacer a la perfección o rayando la mediocridad. Y si uno es mediocre, no es por la profesión o vocación que se ejerce, sino por la talla de la propia persona.

Podemos sonreír a todo y en todo. Un poco de alegría vale más que todo el oro del mundo. Son innumerables los beneficios que acarrea una simple sonrisa: ahuyenta la tristeza, la melancolía, la depresión... La sonrisa rejuvenece, sana las heridas del pasado, abre horizontes al futuro y pone alas en el alma. La sonrisa es la mejor medicina para el cuerpo y para el alma. La alegría más auténtica nace del corazón. 

Consciente san Pablo de la importancia de la alegría, repetía machaconamente a los cristianos que siempre estuvieran alegres. No nos debe extrañar, pues, el consejo de la Madre Teresa a los matrimonios: "Sonrían". Quizá debamos repetir con Neruda: "Quítame el pan, si quieres, quítame el aire, pero no me quites tu sonrisa porque moriría"

Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD.

domingo, 21 de abril de 2013

María y una pregunta de Jesús...


¿Quién es mi Madre? Pues, la que hizo la Voluntad de mi Padre y si queréis ser realmente mi hermano, mi hermana y mi madre, debes hacerte, hijo de esta Madre. 


Madre, en la Misa de hoy se ha leído una parte del Evangelio que mucho me cuesta comprender... y me quedo mirando tu imagen, buscando en ti las palabras que no hallo.

Más, Tu siempre eres respuesta a tus hijos cuando la búsqueda es sincera, llena de amor y confianza..

- Ven, hija- y te sigo... ya se hace costumbre al alma el seguirte, porque siempre tu compañía me deja mejor trazado el camino hacia Tu Hijo...

Llegamos a Cafarnaúm. Jesús está en casa. Se ha juntado tanta gente que ni siquiera puede comer.

Nos acercamos sin entrar. Nos quedamos junto a la puerta. Allí también se hallan los primos de Jesús (la palabra "hermano", en hebreo, abarca a los primos y parientes)

La gente reparó en ti. Es que tu presencia jamás pasa inadvertida para tus hijos.

La Llena de Gracia, la que ganó por humildad los más grandes regalos de amor del Padre.

La Llena de gracia y en la puerta... esperando, sin hacer ostentación de tus privilegios de Madre.

Y Jesús te ve... y saca de tu presencia una profunda enseñanza...

Le dice la gente "Tu Madre y tus hermanos te buscan, ahí afuera"

La escena es clara, la distancia prudente...

Y Jesús nos habla entonces acerca de ti...

- ¿Quién es mi Madre?- Y sus ojos brillan de manera especial... como haciendo eco a esta pregunta, como diciendo:

- ¿Sabéis vosotros quién es, realmente, esa simple mujer que todos conocen? ¿Sabéis acaso que Ella está en el Corazón del Padre desde antes de la Creación del mundo? ¿Sabéis que sólo en Ella hallé mi complacencia para venir del Padre hasta vosotros? ¿Conocéis que los días que habité en su purísimo vientre fueron los más serenos, los más parecidos a la Mansión del Padre de donde venía?

- ¿Quién es mi Madre?-repite tu Hijo, María, y veo tu mirada baja, humilde, sencilla...

Y mirando a los que estaban sentados a su alrededor, sentados esperando una palabra, un camino... si, Tu Hijo, Madre, les habla a los que se acercan a El y allí se quedan, en espera, Tu Hijo les muestra el camino. El camino que Tú has recorrido...

- Pues, la que hizo la Voluntad de mi Padre (y Jesús volvió a escuchar en su Corazón tus palabras de la Anunciación "Hágase en mi Su Voluntad") y si queréis ser realmente mi hermano, mi hermana y mi madre, debéis haceros, en vuestro corazón, hijos de esta Madre...

Extiendes tu Mano, Madrecita, buscando la mía, como siempre, como cada día aún cuando no lo noto, más aún cuando te creo ausente...

Miro a Jesús a los ojos y mi corazón susurra un "gracias" tembloroso y emocionado, un silencioso "gracias"" que Jesús escucha en las profundidades de mi alma...

Y me dejo llevar por Ti, María, para aprender, en Tu Corazón, el camino de la Voluntad del Padre... 

Amiga mía, amigo mío que lees estas líneas. María tiende hacia ti su Mano. Tómala confiado, que Ella te llevará por un camino corto, perfecto, fácil y seguro, donde Jesús te espera para decirte "hermana mía, hermano mío"

Autor: Marír Susana Ratero.

sábado, 20 de abril de 2013

Perdidas tarjetas de Crédito



No es nada extraño, el perder una tarjeta de crédito, e incluso que puedan robárnosla. El peligro a que esta tarjeta sea utilizada por quien la encontró, o robo, no es nada difícil el día de hoy.

¿QUE PUEDEN HACER CON MI TARJETA?

Existen muchos establecimientos, con la muy mala costumbre de no pedir el D. N.I. a la persona, para comprobar que es el titular de la tarjeta, aquí de alguna forma, hay ciertos usuarios que facilitan esta labor, ya que si les piden el D.N.I. se molestan e incluso increpan a la persona que se lo pide, cuando lo que debe hacer es agradecérselo, ya que esta velado por su seguridad, o por la de su dinero. EL pago en autopistas de peaje donde solo basta con introducir la tarjeta, aun cuando aquí los cargos no serían cuantiosos.

EL MAYOR PELIGRO INTERNET

Pero  hoy día el mayor peligro está en Internet, no comprendo cómo no piden la clave de la tarjeta o pin, y se limitan a pedir, el Numero de la tarjeta, mes y año de caducidad, Nombre y Apellidos del titular y por ultimo código de seguridad, todos los que nos solicitan están en la tarjeta, por lo que pueden hacer las compras o pagos que les dé la gana. Por lo tanto ante una pérdida de cualquier tarjeta de crédito, e inmediatamente de percatarnos de su falta, deberán de seguirse los siguientes pasos.

1º.- Lamar al número, que previamente debiéramos de llevar como contacto en nuestro móvil, y que figura en la tarjeta, donde deberíamos avisar en caso de robo o pérdida.  Llame lo antes posible al citado número, o en su defecto a la Entidad Bancaria, o al número de otra tarjeta que pueda tener, pida la anulación de la misma, anote la hora de llamada, y al número al que llamo y al ser posible solicite la identificación de la persona que le atendió.

2º.- Acuda a la Comisaría de Policía más próxima y denuncie la pérdida o sustracción de la citada tarjeta, en la denuncia, haga constar claramente a que numero llamo, hora y persona que le atendió y no olvide reflejar en la denuncia, que le  solicito a la citada persona la anulación inmediata de la tarjeta así como la generación de una nueva.

3º.- Es aconsejable pasar lo antes posible por su Entidad Bancaria, para poner en su conocimiento lo sucedido y entregar una copia de la denuncia, si es festivo y tiene la posibilidad de ver  por internet su cuenta bancaria, hágalo y revise los últimos movimientos.

UNA SUGERENCIA

Casi todas las tarjetas, dicen que deben firmarse por la parte de atrás, yo no firmo ninguna, pero si llevo puesta en todas “POR FAVOR PEDIR D.N.I.” algo hará, desde luego para el caso que antes comentaba de Internet, nada puede hacerse.

Es muy válido para tarjetas como la de El Corte Ingles, Mercadona, etc. etc.
Espero que no tengan que utilizarlo, pero si de algo puede servirles aquí les dejo esta pequeña nota.

Manuel Murillo Garcia.

El pasado es hoy


Para Dios, el tiempo es siempre el ahora: tiempo de reparar tantas faltas y ofensas 
Cuando Jesús oró en el Getsemaní, pudo ver y conocer todos los pecados del hombre, de todos los hombres, de todos los tiempos, pasados, presentes y futuros. Y esto fue posible porque el tiempo no es para Dios lo que es para nosotros. El Creador es en Si mismo la Eternidad, por lo tanto no ve las limitaciones temporales de nuestra vida terrena como las vemos nosotros. El Verbo existió siempre, sólo que tuvo que llegar el tiempo terrenal de la Redención para que se manifestara como Hombre-Dios, como el Cordero del Padre. 

El entendimiento de los tiempos de Dios nos permite también darle otro sentido a la necesidad de que obremos en beneficio de la Obra Celestial. Nuestra curiosidad nos desvía a tratar de saber qué es lo que va a ocurrir y cuando, pero los tiempos de Dios no son nuestros tiempos: es mejor obrar en el presente y dejar que el futuro se desarrolle de acuerdo a los designios de la Divina Providencia. 

Pero, ¿y el pasado?. Tendemos a ver el pasado como un libro cerrado, algo que terminó. Pero si Jesús vio en el Getsemani los pecados de los hombres y mujeres del futuro, ¡quiere decir que nos estaba viendo a nosotros actuar hoy en día!. Nuestras buenas acciones de hoy son un consuelo para lo que Jesús tuvo que ver hace dos mil años, y eso, bajo los tiempos de Dios, está ocurriendo en este momento. También, tristemente, nuestras faltas de hoy engrosan el dolor de Jesús en aquel momento, porque para El, todo esto ocurre hoy en el chispazo que para el Creador representa la historia completa del hombre. 

¡Que maravilla!. La historia la escribimos nosotros, a cada instante. Nunca es tarde, ni temprano. Para Dios, el tiempo es siempre el ahora: tiempo de reparar tantas faltas y ofensas a Su Santo Nombre. Si en este momento rezo o abro mi corazón a Cristo, le quito un poco del peso que siente en el Getsemani. Y digo "siente" porque bajo este concepto de tiempo Divino, el Getsemani es ahora, Jesús está viendo nuestra vida desde el huerto en este mismo momento. Y también Su paso con la Cruz a cuestas es en este momento, y Su Crucifixión, y Su Santa Muerte y Resurrección. Todo forma parte del mismo plano, a los Ojos de Dios. Es como si el Corazón de Dios fuera un enorme estanque, sin tiempo ni espacio, en el que se van volcando las acciones de la humanidad, a lo largo de toda su historia, desde el Génesis hasta el futuro Retorno del Señor en Gloria. Y ese estanque está permanentemente recibiendo gotas de Sangre y de Miel. Sangre por los pecados, Miel por el amor que emana de nuestras buenas acciones. El libre albedrío que Dios nos regaló nos permite optar entre hacer caer Sangre en el estanque, o miel que endulce el Corazón de Cristo, nuestro Cristo. Y si hacemos caer miel ahora, le damos a Jesús un motivo más para que El se consuele en el Getsemaní frente a la traición, Pasión y Muerte que está por enfrentar. Es como decirle: 

¡Señor, claro que no es en vano, aquí también estoy yo junto a Ti compartiendo Tu momento de dolor!.

¿Sientes a Jesús en el Huerto en este momento, viendo tu corazón y mendigando un poco de dulce amor?. Si, ahora mismo, pidiéndote que hagas algo para compensar toda la Sangre que brota de Su Cuerpo ante la vista de tanto pecado, pasado, presente y futuro.

Autor: Oscar Schmidt.

viernes, 19 de abril de 2013

La Eucaristía: Misterio de la fe


"¡Éste es el Sacramento de nuestra fe!", el Misterio que nos inunda de sentimientos de gran asombro y gratitud. 


En la celebración de la Santa Misa, justo después de la consagración, el sacerdote dice: "Mysterium fidei" ("Éste es el sacramento de nuestra fe"), a lo que el pueblo responde: "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡ven Señor Jesús!".

El Papa Juan Pablo II evoca estas palabras, en el primer capítulo de la encíclica "Ecclesia de Eucharistia", para recordar algunos aspectos fundamentales del Sacramento. La Eucaristía es memorial del sacrificio pascual del Señor; presencia viva y sustancial de Cristo en medio de nosotros; verdadero banquete de comunión; anticipación del Paraíso, que impulsa a transformar la propia vida, el mundo y la historia.

El Sacramento eucarístico es algo más que un encuentro fraterno. Es el mismo sacrificio de la Cruz que se perpetúa por los siglos. En la Cruz el Señor se ofreció a sí mismo al Padre en favor de todos los hombres. Este sacrificio, esta autodonación plena en la que resplandece el amor más grande, se hace presente en la Eucaristía.

La Santa Misa es "memorial" actualizador del único Sacrificio de la Cruz. La celebración de la Eucaristía nos hace contemporáneos del Calvario, para que Cristo una a su propia ofrenda sacrificial la ofrenda de nuestras vidas. La Iglesia contempla asombrada este "Misterio de la fe", "Misterio grande", "Misterio de Misericordia", que constituye el don mayor que el Señor nos ha dado: el don de sí mismo, de su cuerpo entregado y de su sangre derramada. ¡Sacrifico de la Pascua de Cristo, el Cordero Inmolado, que muriendo destruyó la muerte y resucitando restauró la vida!

El sacramento del sacrificio de Cristo implica una presencia muy especial: la presencia real y sustancial del Señor bajo las especies del pan y del vino. Por la consagración, el pan deja de ser pan y se convierte en Cuerpo de Cristo y el vino deja de ser vino y se convierte en la Sangre de Cristo. Esta conversión es llamada muy propiamente por la Iglesia "transustanciación". El Papa recoge las palabras de Santo Tomás de Aquino, para afirmar desde la fe: "Te adoro con devoción, Dios escondido".

El sacrificio eucarístico se orienta a la comunión, a la íntima unión de los fieles con Cristo mediante la recepción de su Cuerpo y su Sangre. Por eso la Eucaristía es, inseparablemente, memorial de la Cruz y sagrado banquete de comunión, en el que Cristo mismo se ofrece como alimento y nos comunica su Espíritu.

La celebración eucarística tiene una proyección escatológica; es anticipación de la meta a la que tendemos, una pregustación de la gloria: "La Eucaristía es verdaderamente - escribe el Santo Padre - un resquicio del cielo que se abre sobre la tierra. Es un rayo de gloria de la Jerusalén celestial, que penetra en las nubes de nuestra historia y proyecta luz sobre nuestro camino" (Ecclesia de Eucharistia, 19). Por eso, la Santa Misa se celebra siempre en comunión con la Bienaventurada siempre Virgen María, con los ángeles y los arcángeles, y con todos los santos, pues en la Eucaristía se une la liturgia de la tierra a la liturgia del cielo.

Del anuncio de la muerte y de la resurrección de Cristo, en la espera de su retorno glorioso; es decir, de la Eucaristía, recibimos la fuerza para transformar nuestras vidas y para transformar el mundo y la historia, a fin de que sean conformes al designio de Dios. 

"¡Éste es el Sacramento de nuestra fe!", el Misterio que nos inunda de sentimientos de gran asombro y gratitud. "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡ven Señor Jesús!".

Autor: Guillermo Juan Morado


martes, 16 de abril de 2013

¿Miedo a la muerte? La mejor forma de estar preparados


El paso de esta vida al más allá nos plantea siempre interrogantes y, aún con el don de la fe, el instinto de supervivencia nDice Dios: La vida eterna consiste esencialmente en poseer lo que desea la voluntad. Y que ella se sacia en verme y conocerme a mí. Gustan ya en esta vida las primicias de la vida eterna, gustando esto mismo que yo te he dicho que los sacia. ¿Cómo tienen esta garantía de la felicidad futura en la vida presente? La tienen en mi Bondad, que ven en sí mismos; la tienen en el conocimiento de mi Verdad. La pupila de la fe les hace discernir, conocer y seguir el camino y la doctrina de mi Verdad, Jesucristo, Verbo encarnado. Sin la pupila de la fe ningún alma podría ver, tal como estaría ciego el hombre cuyas pupilas estuviesen cubiertas por cataratas. La fe es la pupila de los ojos del alma» (Santa Catalina de Siena, El Diálogo, Cap. III, art. 2).

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Todos tememos que morir. El paso de esta vida al más allá nos plantea siempre interrogantes y, aún con el don de la fe, el instinto de supervivencia nos tira. Además, la gran mayoría de nosotros ama esta tierra que tanto nos ha dado y en donde tanto hemos disfrutado, incluso en medio de los dolores que hemos pasado. Pero no obstante, es inevitable que, tarde o temprano, todos dejaremos de existir y pasaremos a «la otra orilla», la de la eternidad. La incógnita, pues, no radica en el llegar, sino en el cómo llegar y estar preparados para cuando llegue el momento.

Santa Catalina de Siena parece darnos la clave para ello cuando Dios, a través de ella, nos invita en su escrito a gozar, ya desde ahora, de lo que será el cielo; a apreciar el lenguaje de Dios ya en esta tierra.

Recuerdo que, siendo niño, mis padres nos compraron una vez un libro particular. Se trataba de imágenes que, si uno se quedaba viendo fijamente durante un rato, descubría, en tercera dimensión, una figura escondida detrás. Técnicamente se llaman autoestereogramas. Un ejemplo es la foto de este artículo: 

Y he pensado que algo así nos debe suceder cuando vemos con la fe. Vivimos aquí en la tierra como en un «mundo de autoestereogramas», en donde Dios nos habla continuamente, pero en el que tenemos que fijarnos con detenimiento, acostumbrarnos a las cosas de Dios para así poder escucharle y descubrirle con más facilidad.

Pero, ¿cómo lograr esta visión de fe, esta «pupila» de la que habla Santa Catalina? La respuesta, según mi parecer, es clara: con la asiduidad. Y me explico. Si a mí me gusta un cierto tipo de música -pongamos, por ejemplo, la música clásica- cuanto más la escucho más la voy entendiendo: llego a diferenciar el estilo de Mozart del de Bach, admiro las composiciones para violín de Vivaldi o las melancólicas sonatas de Chopin. Pero si a mí lo que me gusta es el Gangnam Style, Maroon 5 o Shakira y no tengo idea de qué es una obertura, un soneto o una sinfonía, ¿cómo llegaré a apreciar la música clásica?

De igual manera, si yo no entro en contacto con Dios de modo asiduo, es evidente que no voy a entenderle ni a escucharle. Más aún: todo lo que tenga un sabor a Dios me sabrá extraño o, Él no lo quiera, incluso amargo. Y tal vez por eso la misa me resulte aburrida o no encuentre un sentido a orar de vez en cuando: no estoy acostumbrado a descubrir a Dios, no tengo «la pupila de la fe».

Y última consideración. Cuando uno logra adquirir ese gusto por la fe, uno es capaz de ver todo bajo esta óptica, incluso lo más superfluo. Y aunque se prefiera mil veces las cosas de Dios, uno aprende a ver el cielo en las cosas de la tierra; y a disfrutarlas en su justa medida. Como quien, incluso sabiendo lo que es la música clásica, también disfruta con una buena canción de pop, rock o hip hop... ¡Que sí se puede!

¿Cómo prepararnos mejor a la eternidad? Estas líneas intentan dar una respuesta a este interrogante. Acostumbremos nuestro corazón a Dios y sus cosas. «La vida eterna consiste esencialmente en poseer lo que desea la voluntad», empieza el texto de la Santa de Siena. Y es en la oración principalmente en donde vamos moviendo nuestra voluntad hacia Dios: «cuando el alma fija su mirada en el Creador y considera tanta bondad infinita como en Él encuentra, no puede menos de amar... E inmediatamente ama lo que Él ama, y odia lo que Él odia, ya que por amor ha sido hecho otro Él» (Santa Catalina de Siena, Carta 72). La oración nos identifica con el Corazón de Cristo, con su querer, con su amor. Y entonces podremos decir que, llegue cuando nos llegue la muerte, la veremos con entusiasmo... ¡incluso en medio del miedo natural que podamos sentir!os tira
Autor: P. Evaristo Sada LC.