"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

lunes, 9 de septiembre de 2013

Nacimiento de María. Un regalo de cumpleaños

Sentimos inmensa alegría, felicitamos a la Virgen María en la fiesta de cumpleaños. 


Hoy, fiesta del nacimiento de la Virgen María, Estrella de la mañana, como la invoca San Bernardo, quiero poner nombres a la constelación celeste que corona a la Mujer vestida de sol y que tiene a la luna por pedestal, la dispuesta por Dios para ser madre suya.

María es la Inmaculada, la concebida sin pecado. Dios podía liberar a quien iba a ser madre de su Hijo de toda mancha de pecado, lo quiso y lo realizó. Ella es la sin-pecado.

María es la colmada de gracia, la amada de Dios; así la llama el ángel Gabriel como nombre propio, y esa identidad configura esencialmente la vida de la Nazarena.

María es la mujer creyente, la que se fía de Dios; así la saluda su prima Isabel: "Dichosa tu, que has creído". Ella es nuestra madre en la fe.

María es , que abandona su propio proyecto por el que le revela el Ángel de Dios: "Hágase en mí según tu Palabra".

María es la madre del Verbo encarnado: "Concebirás en tu vientre y darás a luz un Hijo", el Hijo de Dios. Es la madre de Jesús de Nazaret, Dios y hombre verdadero, es también verdadera Madre de Dios.

María es la contemplativa por excelencia, ella "guardaba todas estas cosas en su corazón". Maestra en acoger la Palabra, meditarla y alumbrarla.

María es la mujer servicial: "Subió deprisa a la montaña a servir a su prima". Ella se tiene por esclava, servidora del Señor, y de cuantos tengan necesidad de su ayuda.

María es la mujer agradecida, sensible a los dones recibidos. No se cree con derechos y reconoce a quien es la causa de su privilegio: "Proclama mi alma la grandeza del Señor".

María es mujer solidaria, sensible, social. La vemos actuar en el marco de una boda de manera comprometida cuando le dice a su Hijo: "No tienen vino".

María es la mujer fuerte, no se arredra frente a la dificultad. "Junto a la Cruz estaba María, su madre".

María es la mujer orante; dialogó con el Ángel, acudió al templo con angustia buscando a su Hijo, se reunió con los discípulos a la esperan del don del Espíritu Santo.

María es la mujer ensalzada, gloriosa, colocada junto a su Hijo en el cielo.

Por todos estos motivos, a la vez que sentimos inmensa alegría, felicitamos a la Virgen María en la fiesta de cumpleaños.

Por el nacimiento de María se enciende nuestra esperanza, el sentido de nuestra peregrinación. Ella, Medianera de todas las gracias, permanece en el desierto como mujer entrañable.

Este artículo se puede reproducir sin fines comerciales y citando siempre la fuente www.la-oracion


Autor: Don Ángel Moreno de Buenafuente.

domingo, 8 de septiembre de 2013

EL SANTO DE PEDRO

REPRODUZCO LITERALMENTE EL CORREO QUE HOY ENCUENTRO Y QUE LE ENVIÉ A MI AMIGO PEDRO,  EL DÍA DE SU SANTO EN EL AÑO 2012, POR ENCONTRARME YO EN LISBOA. SIEMPRE HE ESTADO AQUÍ Y LO HE PODIDO HACER PERSONALMENTE.
RÁPIDAMENTE ÉL ME CONTESTA, CON EL CORREO QUE LES MUESTRO Y COMO SIEMPRE DANDO MUESTRAS DE SU INMENSA BONDAD.
¡¡DE VERDAD, ES QUE ERA UNA GRAN PERSONA Y UN GRAN AMIGO!!

Mi última felicitación A Pedro, en 2012 por su Santo.
El 29 de junio de 2012 08:36, Manuel Murillo Garcia <mamuga99@gmail.com> escribió:
Para mi mejor amigo, la mayor felicidad.
 Querido Amigo Pedro:
Pues aquí andamos en Lisboa y mañana saldremos para el Algarve (Portimao) a pasar unos días por allí, luego el diez regresamos a Lisboa y lo más normal es que siga aquí.
Como no puedo felicitarte personalmente lo hago desde aqui, eso si con el máximo Cariño, que pases un día fenomenal y al siguiente Abuelo, por cierto el día que lo seas no olvides decírmelo. Apúntame en la lista.
Que Dios te colme de Bendiciones en este día y un abrazo muy fuerte de Matu, María Jesús y Mío, bueno y de Clara, mi nieta también, se lo estaba leyendo a Madre e Hija y ha saltado con eso y yo también, pues ahí va.
Un abrazo muy fuerte para Isabel y para ti uno muy especial de todos.
MANUEL MURILLO GARCIA
Para ir al Blog "Solo Informatica, por Manuel Murillo Garcia", siga este enlace: http://mmurilloinformatica.blogspot.com/  
Para ir al  Blog "MIS COSAS"


La contestación de Pedro
Las felicitaciones de hoy han ido cayendo por el siguiente orden: 
1.   1ª) Isabel.
2.   2ª) Conchi.
3.   3ª) Paco. 
4.   4ª) LA TUYA.
5.   5ª) Quique. (de la Farmacia).
6.   6ª) Charo. (vecina del antiguo piso).
Creo que el ranking está perfectamente confeccionado. Y tú, como siempre, ocupas un lugar preferente.

Muchas gracias de todo corazón, pásalo bien con tu familia, y con esa CLARA, que se ve "claramente" que te tiene loco. -¡bendita locura¡-, yo estoy deseando que pasen los días que faltan para el acontecimiento y cada día pidiendo a Dios que todo salga bien. 

Cuando estés en Badajoz avísame para echar un café y que me cuentes cosas, aunque intuyo que toda va perfectamente.

Un abrazo muy fuerte para todos los tuyos y otro más fuerte para ti.

¡Queremos ser hombres y mujeres de paz!

Que el grito de la paz se eleve alto para que llegue al corazón de todos y todos dejen las armas y se dejen guiar por el anhelo de paz.
Autor: SS Francisco,


Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días! 

Hoy, queridos hermanos y hermanas, quisiera hacerme intérprete del grito que sube de todas partes de la tierra, de todo pueblo, del corazón de cada uno, de la única gran familia que es la humanidad, con angustia creciente: ¡es el grito de la paz! El grito que dice con fuerza: ¡queremos un mundo de paz, queremos ser hombres y mujeres de paz, queremos que en nuestra sociedad, destrozada por divisiones y por conflictos, estalle la paz; nunca más la guerra! ¡Nunca más la guerra!

La paz es un don demasiado precioso, que debe ser promovido y tutelado. Vivo con particular sufrimiento y preocupación las tantas situaciones de conflicto que hay en nuestra tierra, pero, en estos días, mi corazón está profundamente herido por lo que está sucediendo en Siria y angustiado por los dramáticos desarrollos que se presentan.

Dirijo un fuerte llamamiento por la paz, ¡un llamamiento que nace de lo íntimo de mí mismo! ¡Cuánto sufrimiento, cuánta devastación, cuánto dolor ha traído y trae el uso de las armas en aquel martirizado país, especialmente entre la población civil e inerme! 

¡Pensemos en cuantos niños no podrán ver la luz del futuro! Con particular firmeza condeno el uso de las armas químicas: les digo que tengo aún fijas en la mente y en el corazón las imágenes terribles de los días pasados!

¡Hay un juicio de Dios y también un juicio de la historia sobre nuestras acciones al que no se puede escapar! Jamás el uso de la violencia lleva a la paz. ¡Guerra llama guerra, violencia llama violencia!

Con toda mi fuerza, pido a las partes en conflicto que escuchen la voz de su propia conciencia, que no se cierren en sus propios intereses, sino que miren al otro como un hermano y emprendan con coraje y con decisión la vía del encuentro y de la negociación, superando la ciega contraposición. 

Con la misma fuerza exhorto también a la Comunidad Internacional a hacer todo esfuerzo para promover, sin ulterior demora, iniciativas claras por la paz en esa nación, basadas en el diálogo y en la negociación, por el bien de la entera población siria. Que no se ahorre ningún esfuerzo para garantizar asistencia humanitaria a quien está afectado por este terrible conflicto, en particular a los evacuados en el país y a los numerosos prófugos en los países vecinos. Que a los agentes humanitarios, empeñados en aliviar los sufrimientos de la población, se les asegure la posibilidad de prestar la ayuda necesaria. 

¿Qué podemos hacer nosotros por la paz en el mundo? Como decía el Papa Juan: a todos nos corresponde la tarea de recomponer las relaciones de convivencia en la justicia y en el amor (Cfr. Carta encíclica, Pacem in terris [11 abril de 1963]: AAS 55 [1963], 301-302). ¡Que una cadena de empeño por la paz una a todos los hombres y a las mujeres de buena voluntad!

Es una invitación fuerte y urgente que dirijo a la entera Iglesia Católica, pero que extiendo a todos los cristianos de las demás Confesiones, a los hombres y mujeres de toda religión y también a aquellos hermanos y hermanas que no creen: la paz es un bien que supera toda barrera, porque es un bien de toda la humanidad.

Repito con voz alta: no es la cultura del enfrentamiento, la cultura del conflicto la que construye la convivencia en los pueblos y entre los pueblos, sino la cultura del encuentro, la cultura del diálogo: éste es el único camino hacia la paz. 

Que el grito de la paz se eleve alto para que llegue al corazón de todos y todos dejen las armas y se dejen guiar por el anhelo de paz. 

Por esto, hermanos y hermanas, he decidido convocar para toda la Iglesia el próximo 7 de septiembre, víspera de la fiesta de la Natividad de María, Reina de la Paz, una jornada de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio, y en el mundo entero, y también invito a unirse a esta iniciativa, según el modo que considerarán más oportuno, a los hermanos cristianos no católicos, a los pertenecientes a las demás religiones y a los hombres de buena voluntad. 

El 7 de septiembre, en la Plaza de San Pedro, aquí, desde las 19:00 y hasta las 24:00, nos reuniremos en oración y en espíritu de penitencia para invocar de Dios este gran don para la amada nación siria y para todas las situaciones de conflicto y de violencia en el mundo. 

¡La humanidad tiene necesidad de ver gestos de paz y de escuchar palabras de esperanza y de paz!

Pido a todas las Iglesias particulares que, además de vivir este día de ayuno, organicen algún acto litúrgico según esta intención. 

A María le pedimos que nos ayude a responder a la violencia, al conflicto y a la guerra, con la fuerza del diálogo, de la reconciliación y del amor. Ella es Madre: que Ella nos ayude a encontrar la paz. Todos nosotros somos sus hijos. Ayúdanos, María, a superar también este momento difícil y a empeñarnos a construir cada día y en todo ambiente una auténtica cultura del encuentro y de la paz.

María, Reina de la paz, ¡ruega por nosotros! Todos: María, Reina de la paz, ¡ruega por nosotros!

sábado, 7 de septiembre de 2013

NUEVO GRUPO “AMIGOS DE PEDRO CASQUERO”

112 miembros, en un corto plazo de días, es para estar contento, pero creo que nuestro gran y buen amigo Pedro, tiene más amigos, tal vez algunos aun sumidos en el inmenso dolor no se atreven, o les cuesta entrar, me lo han confirmado personalmente.
Otros como me paso ayer, aun se habían enterado, al no estar en esos días en Badajoz, creo que este Grupo es el mejor homenaje que le podemos ofrecer, unido a nuestras oraciones.
Por lo que insisto, en que por favor cada miembro aporte al menos a tres o cuatro persona, si se tiene voluntad se hace y cuesta poco. ¡¡Él se lo merecía todo!! ¿A quién no lo he ha hecho algún favor? ¿A quién no le ha dedicado esa sonrisa bonachona, que le caracterizaba? Sé que con el tiempo este grupo crecerá muchísimo, pero tengo y tenemos ganas de verlo.

El amigo Manolo.



                En la Fotografía: Pedro Casquero

Si quieres puedes curarme

Sabes que quiere y sabes que puede; por eso de un momento a otro sentirás sanos tu cuerpo y tu alma si tienes fe. 


Si quieres puedes curarme.

Esta breve y sincera oración quería decir muchas cosas a Jesús: "¿Qué te cuesta, qué le cuesta a quien ha creado un mundo de la nada curar un cuerpo enfermo?"

Hoy te presentas ante Él con el cuerpo y el alma enfermos: Eres la impotencia suplicante de rodillas ante el que lo puede todo. Si quieres... ¿Querrás? ¿Tendrás que pensar mucho si devuelves la salud a un desgraciado? ¿Puede tu amor resistir que un alma salida de tus manos en un gesto de amor, se pierda para siempre? ¿Querrás? ¿Puedes curarme?

Más que decírselo a Él, que lo sabe muy bien, debes decirlo y gritarlo a ti mismo, para estar cada vez más seguro de que puede, de que no le cuesta. Si te piden fe, di que la tienes; no tienes salud pero tienes fe, toda la que necesita el milagro para hacerse realidad, pero auméntala hasta que se convierta en un grano de mostaza; entonces moverás montañas.

Si quieres, puedes curarme. Sabes que quiere y sabes que puede; por eso de un momento a otro sentirás sanos tu cuerpo y tu alma. Quiero, queda limpio" esas palabras anhela tu alma.

Y quedó curado el leproso. Así quieres quedar tú curado, el otro leproso del alma. Quieres sentirte limpio y puro, sentir tu alma de niño, como cuando salió de sus manos un día que te amó infinitamente.


Autor: P. Mariano de Blas LC.

viernes, 6 de septiembre de 2013

En la misa Jesús, estás vivo y presente

Es la media hora más grandiosa porque nos ponemos en tu presencia y en la Iglesia, que es tu casa y te levantamos nuestro corazón. 


Cuando estoy en tu presencia, Jesús Sacramentado, pienso con dolor: ¿Cómo no apreciamos este Misterio de amor donde te quedaste para ser nuestro confidente y nuestro alimento? ¡Qué frío es nuestro corazón!

Nos decimos católicos pero tampoco meditamos en tu entrega al Padre la noche del Jueves Santo al instituir la Sagrada Eucaristía. Nos parece que fue ya hace muchos años, sin embargo vuelve a suceder todos los días, a toda hora en el mundo entero, siempre que se esté celebrando la Santa Misa. En ella Tu vuelves a inmolarte, a ofrecerte al Padre por todos y cada uno de nosotros... de la misma manera que lo hiciste por primera vez. No nos detenemos a pensar ni un momento en la grandiosidad del valor de una Misa. Y de una manera simple y tranquila dejamos el cumplimiento al tercer Mandamiento de la Ley de Dios, que creo yo, proviene de la falta de preparación que tenemos los católicos respecto a lo que en sí es la Santa Misa. 

Por cualquier motivo: paseo, fútbol, gusto por quedarse en casa cómodamente en "pants" y pantuflas, por unas visitas... porque el domingo "es para descansar"... y no salir para nada, en fin, porque "no me late", porque si no "siento un verdadero deseo de ir a la Iglesia... ¿para qué voy?"... y así podríamos llenar páginas enteras con mil y variados pretextos, que a nuestro modo de ver, son tan solo la consecuencia de no saber con plena conciencia que la Misa es lo más grande y hermoso que tenemos los católicos. 

Que participar en ella es estar Contigo, vivo y presente, tal como estuviste en el tiempo en que habitaste entre nosotros.

¿Dónde está nuestra fe? ¿Es que hemos llegado a creer que ya no necesitamos estar presentes, dar testimonio, a nuestros hijos, a nuestros familiares y amigos de que somos cumplidores de los Mandamientos de la Ley de Dios y acudir a la Iglesia para orar y tanto a pedirte perdón como darte gracias a Dios por tanto beneficio que de Ti recibimos con nuestro cumplimiento y alabanza?... No basta con ser buenas personas y tratar de hacer el bien a nuestros semejantes... pues igual que no basta la fe para salvarse sin caridad y buenas obras, así no bastan las buenas obras sin fe y sin oración. 

A parte de que no asistir a Misa los Domingos (que es el día del Señor) y días "indicados" de fiesta, es pecado grave, es saber que es la media hora más grandiosa porque nos ponemos en tu presencia y en la Iglesia, que es tu casa te levantamos nuestro corazón.

Señor mío, mi Jesús... pensando todas esta cosas que si a mi me dan pena....para Ti han de ser de un gran dolor pues pareciera que no tenemos ningún interés por conocerte mejor, indiferencia hacia tanto amor y absoluto desdén hacia lo es realmente la misa. 

Señor, ya no más tibieza...tenemos que encender nuestro corazón para ir con amor y espíritu de agradecimiento a la Iglesia, a tu Casa, Señor, a participar en la Santa Misa (no a papar moscas y a ponernos "palomita" porque.....¡ya cumplimos!) para alimentarnos con tu Cuerpo y tu Sangre y pronto veremos cómo florece la Vida de la Gracia en nuestros corazones y en todos los actos de nuestra vida.


Busquemos con la lectura, formación y preparación lo que nos hace falta saber sobre lo que realmente es la Santa Misa, nos vamos a admirar de su contenido y valor. No lo dejemos pasar si realmente queremos saber lo QUE ESA MEDIA HORA REPRESENTA EN NUESTRA VIDA.


Autor: Ma. Esther De Ariño.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Hoy di: ¡Gracias, Padre!

Gracias por el don de la existencia. Gracias por haberme hecho a tu imagen y semejanza. Gracias por el don gratuito de tu amor. 


Hoy sé un hijo agradecido.

Levanta la mirada y dile gracias al Creador del universo:

Padre:

Gracias por el don de la existencia.
Gracias por haberme hecho a tu imagen y semejanza.
Gracias por el don gratuito de tu amor, gracias por amarme como soy.
Gracias porque me has dado ojos para ver,
oídos para escuchar, manos para acariciar,
inteligencia para conocer la verdad, voluntad para buscar el bien,
corazón para amar y para hacerlo tu morada.
¡Mi corazón: templo de la Trinidad! ¡Cosa maravillosa!

Gracias por la capacidad de asombro que me diste.
Gracias por mis padres, por mi familia, por tener un hogar que me cobija.
Gracias por los amigos fieles y también por los que me han hecho sufrir.
Gracias por los tiempos dolorosos de mi vida,
por dejarme sentir la soledad para venir luego a colmarla con tu misericordia.
Gracias por quienes rezan por mí.
Gracias por la vocación y misión que me confiaste.
Gracias por haber puesto tu mirada en mí, gracias por confiar en mí.
Gracias por tantas experiencias bellas de mi vida.
Gracias sobre todo por la experiencia del amor de Cristo.
Gracias por haberlo enviado a vivir con nosotros como uno de nosotros,
para revelarnos tu rostro, redimirnos y trazarnos el camino.
Nos amó hasta el extremo,
nos dio como Madre a María Santísima,
se quedó para siempre en la Eucaristía,
y al final nos entregó a su mismo Espíritu, fuente del mayor consuelo.
Gracias por mi bautismo, por mi Madre la Iglesia,
por mi ángel de la guarda y por esperarme con los brazos abiertos en el cielo.
Gracias por tu paciencia conmigo,
gracias por perdonarme siempre y por seguirme amando sin guardar resentimientos.
Gracias por la vida y por la eternidad que me espera.
Una y mil veces: ¡Gracias Padre!


Autor: P. Evaristo Sada LC.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

NO A LA GUERRA

Autor: CAROLINA CRESPO FERNÁNDEZ
“El diálogo, basado en sólidas leyes morales, facilita la solución de los conflictos y favorece el respeto de la vida, de toda la vida humana. Por ello, el recurso a las armas para dirimir las controversias representa siempre una derrota de la razón y de la humanidad”, Juan Pablo II

Por desgracia, es inminente el ataque de Occidente-liderado como siempre por EE. UU.-, contra Siria. Los ciudadanos de este país llevan padeciendo una cruenta guerra civil durante dos largos años; dos años que ha necesitado la administración Obama  para tomar la desastrosa  e irracional decisión de atacar dicho país-por cierto, sin el aval de Naciones Unidas-. Este grito del “no a la guerra” no ha de ideologizarse; primero, republicanos y ahora, demócratas, han  causado con sus nefastas políticas internacionales  unos conflictos bélicos de una envergadura cruenta de tal magnitud que aún han quedado grabadas en nuestras retinas imágenes que remueven la conciencia de todo ser humano  de bien.

Por supuesto, el móvil del Premio de la Paz, B. Obama  y de sus acólitos occidentales no es conseguir la paz. Los intereses  geopolíticos, los beneficios de la poderosa industria armamentística y otras razones   que todos conocemos son el acicate de estos hipócritas que están jugando constantemente con la dignidad de millones de seres humanos. Por cierto, ¿quién ganó la última guerra de Irak?

En Siria, el objetivo es derribar el régimen del tirano  Bashar al-Assad, como golpe estratégico contra Irán, el gran aliado en la zona ¿Quién utiliza o va a utilizar las armas químicas: el gobierno de  al-Assad  o los rebeldes a este régimen ¿Quién levantó el embargo de  venta de armas  a los rebeldes, propiciando un encrudecimiento del conflicto?¿Por qué la administración Obama y sus aliados no respaldan a los cristianos coptos perseguidos en Egipto?
Sin duda, un ataque violento de Occidente sería una nueva obscenidad moral, que además puede tener consecuencias descomunales en el ámbito internacional.


Sólo me queda felicitar al equipo de marketing del sr. Obama, que con el respaldo de  ciertos poderes occidentales, le han conseguido un inmerecido  Premio Nobel de la Paz.

De mi buena y gran amiga, Leonor Muñoz Santos

Horas y largas horas esta noche...
Aun así amanece el día...
La vida sigue pero no consigo creer que hoy no vayas a responderme al móvil temprano para que tomemos un cafelito y puedas meterte un rato conmigo o quitarme el coche corriendo porque vengan a multarme...
No consigo creer que hoy no llegues a la farmacia preguntando con una sonrisa dónde está la farmacéutica y empieces a revolucionar a todo el mundo diciendo qué las farmacéuticas que tu conocías eran mayores y feas...
Hoy no consigo creer que aquel gordito bonachón al que tanto quise, no vuelva de vacaciones a darme un abrazo diciéndome cuanto nos había echado de menos entre carcajadas...
Qué difícil amigo el día que nos espera, qué difícil tu ausencia amigo Pedro...

No le tengas miedo a Dios

Nos asegura que nuestra vida es preciosa y que ni un pelo de nuestra cabeza se nos caerá sin su permiso. ¿De qué tener miedo, entonces? 


Cristo aparece en el Evangelio como el gran exorcista del miedo. Se hace hombre para librarnos de él. Nos enseña con el ejemplo de su vida, luminosa y sin angustias. Nos asegura que nuestra vida es preciosa a los ojos del Padre y que ni un pelo de nuestra cabeza se nos caerá sin su permiso. ¿De qué tener miedo, entonces? ¿Del mundo? El lo ha vencido (Jn 16, 23). ¿A quiénes temer? ¿A los que matan, hieren, injurian o roban? Tranquilos: no tienen poder para más; al alma ningún daño le hacen (Mt 10, 28). ¿Al demonio? Cristo nos ha hecho fuertes para resistirle (1 Pe 5, 8) ¿Quizás al lujurioso o al déspota latente en cada uno de nosotros? Contamos con la fuerza de la gracia de Cristo, directamente proporcional a nuestra miseria (2 Cor 12, 10).

En el pasaje en el que camina sobre agua, Cristo avanza un paso más: tampoco debemos tenerle miedo a Dios.

Jesús se acercó caminando sobre las aguas a la barca de los discípulos. ¿Para darles un susto o con la intención de asombrarles? No. Se proponía solamente manifestarles su poder, la fuerza sobrenatural del Maestro al que estaban siguiendo.

Pero su milagro, en vez de suscitar una confianza ciega en el poderoso amigo, provoca los gritos de los aterrados apóstoles. Es un fantasma -decían temblando y corriendo seguramente al extremo de la barca-.

San Pedro es el único que domina su papel. Escucha la voz de Cristo: Soy yo, no temáis, comprende y aprovecha para proponerle un reto inaudito: caminar él también sobre las aguas. Y de lejos, traída por el fuerte viento, le llega claramente la inesperada respuesta: Ven.

Muy similar a aquella que todos los cristianos escuchamos en algunos momentos de nuestra vida. Después de haber conocido un poco a Cristo -aun entre brumas-, comenzamos a seguirle y, de repente, recibimos boquiabiertos la invitación de Cristo: Ven.

Ven: sé consecuente, sé fiel a esa fe que profesas.
Ven: el mundo está esperando tu testimonio de profesional cristiano.
Ven: tu hermano necesita tu ayuda, tu tiempo... tu dinero.
Ven: tus conocidos desean, aunque no te lo pidan, que les des razón de tu fe, de tu alegría.

Y la petición de Cristo sobrepasa, como en el caso de Pedro, nuestra capacidad. No vemos claramente la figura de Cristo. O dirigimos la mirada hacia otro sitio. El viento sopla. Las dificultades se agigantan... y estamos a punto de hundirnos o de regresar a la barca. Sentimos miedo de Cristo.

¡Miedo de Cristo! Sin atrevernos a confesarlo abiertamente, ¿cuántas veces no lo hemos sentido?

¡Miedo de Cristo! Esa sensación de quererse entregar pero sin abandonarse por temor al futuro...
¡Miedo de Cristo! Ese temor a afrontar con generosidad mi pequeña cruz de cada día.
¡Miedo de Cristo! Esa fuente de desazón y de intranquilidad porque, claro, el tiempo pasa, y ni realizo los planes de Dios ni llevo a cabo los míos.

¿Cómo se explica ese miedo de Dios? ¿Dónde puede estar nuestra vida y nuestro futuro más seguros que en sus manos? ¿Es que la Bondad anda maquinándonos el mal cuando nos pide algo? ¿Es que Él no es un Padre? ¿Por qué, entonces, le tememos? ¿De dónde proviene ese miedo?

Sólo hay una respuesta: de nosotros mismos. El miedo no es a Dios. Es a perdernos, a morir en el surco. Amamos mucho la piel como para desgarrarla toda en el seguimiento completo de Cristo. 

Y Cristo no es fácil. Duro para los amigos de la vida cómoda y para quienes no entienden las duras paradojas del Evangelio: morir para vivir, perder la vida para ganarla, salir de sí mismo para encontrarse.

No todos lo entienden. Se requiere sencillez, apertura de espíritu y, como Pedro, pedir ayuda a Cristo.

Quiero confiar en Ti, Señor, para estar seguro de que en Ti encontraré la plenitud y felicidad que tanto anhelo. Deseo esperar en Ti, estar cierto de que en Ti hallaré la fuerza para llegar hasta el final del camino, a pesar de todas las dificultades. Aumenta mi confianza para que esté convencido de que Tú nunca me dejarás si yo no me aparto de Ti.


Autor: P. José Luis Richard.