"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)
lunes, 11 de marzo de 2013
DIOS ME BUSCA SIN DESCANSO
Sigues, hoy como hace muchos años, en busca de tu oveja, con una insistencia amorosa y llena de esperanza.
¿Por qué Dios busca mi regreso? ¿Por qué sigue tras mis huellas? ¿Por qué llama de mil maneras a las puertas de mi alma?
Cada ser humano es hijo, aunque a veces lo olvidamos, aunque a veces perseguimos sombras de grandeza o brillos de placeres vanos.
Mientras nos encandila un espejismo, mientras dejamos que el corazón quede aprisionado en amores falsos, Dios sigue cada uno de mis pasos, Dios espera mi arrepentimiento, Dios suspira que le suplique sus cuidados.
¿Qué gana Dios si dejo mi pecado? ¿Cuál es el motivo de su insistencia? ¿Por qué no deja perecer a quien, ingrato, camina lejos de la casa paterna, a quien busca libertades huecas?
El poeta preguntaba, en medio de su asombro: "¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?" Su pregunta es también la mía: ¿por qué no te rindes ante mi pecado, mi egoísmo, mis ingratitudes, mis bajezas? ¿Por qué me buscas sin descanso?
Dios responde con la insistencia de su Hijo, con los reclamos de un Pastor que va tras la oveja rebelde. Como expresaba, en su teatro poético, Tirso de Molina, el deseo de Cristo de recuperar la oveja es tan grande que la acoge también si ha dejado de ser blanca:
(...) mas la gran clemencia
de mi mayoral
dice que, aunque vuelvan,
si antes fueron blancas,
al rebaño negras,
que las dé mis brazos,
y sin extrañeza
requiebros las diga
y palabras tiernas (Tirso de Molina, "El condenado por desconfiado").
Sigues, hoy como hace muchos años, en busca de tu oveja, con una insistencia amorosa y llena de esperanza. Como si tu dicha dependiese de mi regreso, de mis lágrimas, de mi conversión sincera.
No puedo seguir con mi respuesta dura, indiferente, distraída. Llega la hora de darte la alegría de permitirte celebrar la fiesta. Descubriré, entonces, que ese gozo tuyo, inmenso, divino, es también el mío...
Autor: P.Fernando Pascual LC
jueves, 7 de marzo de 2013
RECUPERAR A DIOS, RECUPERAR AL HOMBE
Autor: Pablo Cabellos Llorente
Es difícil hacer un elenco de asuntos trabajados prioritariamente por
Benedicto XVI. No sé si lo que voy a decir es lo capital, ni trato de forjar un
programa para el futuro Papa. Sería ridículo por mi parte. Pero no me impide
afirmar que hay dos temas candentes, de los que a mi parecer depende el futuro
de esta sociedad tambaleante, en la que tantos conceptos han perdido sentido,
pues hasta las palabras quedan vacías en los juegos florales de lo
políticamente correcto -de la cobardía, habría que decir-, del individualismo feroz, cerrado a los
vecinos, al pueblo, a la provincia, a las restantes autonomías... No se habla
de bien común tal vez porque no existe para muchos.
Descubro inmediatamente mis cartas: será imprescindible la
labor de recuperar a Dios y al hombre mismo. Dos temas -en realidad, uno-
necesariamente influidos. Rescatar a Dios, primero puesto bajo sospecha y
después negado, tanto en el mundo católico como en los ambientes laicistas,
agnósticos o ateos. Analizando la historia reciente, se constata que ha
fracasado la previsión de quienes, desde la época de la Ilustración, anunciaban
la desaparición de las religiones. Rescatar primero entre los católicos con una
pobre idea del Creador y Redentor del hombre. Esa penuria puede surgir del
engendro de un dios bombero que ha de acudir a remediar nuestros problemas tal
cual los reclamamos. Ese Dios a la medida de mis urgencias sería un Dios muy
exiguo, no sería Dios. Al Creador, que nos ama infinitamente, hay que amarlo,
por encima de todo, salvo que nos situemos con soberbia o ignorancia sobre Él.
Hemos de ofertar a los no creyentes la belleza del Hacedor y
su obra, y la humillación grandiosa del Redentor. Es necesario llegar a la fe,
pero la razón es un poderoso instrumento que nos sitúa a sus puertas.
Naturalmente, esa tarea no se realiza del mismo modo entre intelectuales o con
personas menos cultivadas. Pero el núcleo está ahí: Creación, Redención,
Cristo, la Iglesia y sus medios para conocer y amar.
Recobrar al hombre es una tarea en absoluta dependencia de
la anterior, porque sin el Creador, la criatura se diluye perdiendo
progresivamente sus valores naturales para transformarlos en auténticos
desvalores. Pensemos en la honradez, lealtad, sobriedad, laboriosidad, templanza, humildad, veracidad, solidaridad,
audacia, valentía y muchas virtudes más. Para el bautizado, la elevación que
suponen la fe, esperanza y caridad. Buena parte de que lo que necesitamos
agilizar para vivir así, se resume en
una sóla palabra: Jesucristo. Y retirar estorbos dondequiera que estén.
domingo, 3 de marzo de 2013
TENER CONCIENCIA DE NUESTRA DEBILIDAD
Tercer Domingo Cuaresma. ¿Por qué en el
espíritu a veces nos sentimos tan fuertes, cuando realmente somos tan débiles?
Creo que muchas veces nuestro problema de conversión del
corazón, que nos lleva a una falta de identidad, no es otro sino esa especie
como de ligereza, de superficialidad con la que, al ver las situaciones que
estamos viviendo, pensamos que al fin y al cabo no pasa nada. Sin embargo,
puediera ser que, cuando quisiéramos arreglar las cosas, ya no haya
posibilidades de hacerlo.
Cuántas veces vivimos con una superficialidad
que nos impide entrar en nuestro interior y darnos cuenta de la gravedad de
algunos comportamientos, de algunas actitudes que estamos tomando, o darnos
cuenta de la seriedad de algunos movimientos interiores que estamos
consintiendo; con lo que nosotros estamos aceptando una forma de vida que puede
llegar a apartarnos realmente de Dios, que pueden llegar a endurecer nuestro
corazón e impedir que el corazón se convierta y llegue a darse a Dios nuestro
Señor.
Cuántas veces este problema sucede en las almas, y cómo, cuando
nosotros lo captamos, podríamos decir simplemente: "total es sin importancia, no
pasa nada". Sin embargo, es como si el soldado que estuviese vigilando en su
puesto de guardia oyese un ruido y dijese: "no es nada." Pero, ¿qué pasaría si
detrás de ese ruido estuviese alguien?
Ahora bien, para vigilar, no basta
no ser indiferentes. Para vigilar auténticamente, es muy importante que nos
demos cuenta tanto de la profundidad como de la debilidad del alma. Tenemos que
darnos cuenta de que no tenemos garantizada la vida. ¿Quién de nosotros puede
poner una mano en el fuego por la propia seguridad, o por la propia salvación?
San Pablo dice: "Quién está de pie, tenga cuidado, no sea que
caiga".
Tenemos que ser conscientes de que solamente un alma que se sabe
herida, es un alma capaz verdaderamente de vigilar, porque entonces va a tener
una especie como de instinto interior que le va a ir llevando a no dejar pasar
las cosas sin revisarlas antes. Es como cuando estamos enfermos y no podemos
tomar algún tipo de comida, antes de comer algo nos fijamos qué ingredientes
tiene esa comida, no vaya a hacer que nos haga daño. ¿Por qué en el espíritu a
veces nos sentimos tan fuertes, cuando realmente somos tan débiles?
Sin
embargo, esa debilidad no nos debe llevar a una actitud de temor ante la vida, a
una angustia interior insoportable. Porque si nos damos cuenta de que lo único
que puede sostener nuestra vida, lo único que puede hacernos profundizar
realmente en nuestra existencia no es otra cosa sino el amor de Dios, el anhelo
de Dios, el deseo de Dios, eso mismo nos llevaría a una auténtica conversión del
corazón, a un grandísimo amor a Él.
¿Hay en mi alma ese anhelo de Dios
nuestro Señor? ¿Hay en mi alma ese ardiente fuego por amar a Dios, por hacer que
Dios realmente sea lo primero en mi vida? Éste es el camino de conversión, es la
forma de ver el camino de la salvación. No nos quedemos simplemente en los
comportamientos externos.
La Cuaresma, más que un comportamiento
externo, tiene que ser un llegar al fondo de nosotros mismos; la mortificación
corporal debe dar frutos espirituales.
Vamos a pedirle a Jesucristo en la
Eucaristía, que así como Él se nos da en ese don, nos conceda poseer una gran
profundidad en nuestra vida para poder tener conciencia de nuestra debilidad, y,
sobre todo, nos conceda un gran anhelo de vivir a su lado, porque si algún día
en ese camino de conversión del corazón, por ligereza o por superficialidad,
caemos, si tenemos el anhelo de amar a Dios, tenemos la certeza de que tarde o
temprano, de una forma u otra, acabaremos amando.
Autor: P. Cipriano Sánchez
LC.
jueves, 28 de febrero de 2013
HASTA SIEMPRE, SANTO PADRE
Autor: Pablo Cabellos
Llorente
¿Cómo se despide a un padre que, sin haber fallecido,
promete estar siempre cerca de nosotros, pero escondido para el mundo? Es tan
fiel a su conciencia que muy posiblemente apenas lo veamos. ¡Qué poco entiende
a ese Padre quien lo sospecha vigilante
del heredero! Aunque sin los parámetros de la fe y de un serio conocimiento del
Papa, con los esquemas usuales, no se comprende apenas a Benedicto XVI, ni
antes ni ahora. ¿Alguien ha pensado en el martirio de la humildad?, ¿en el
sacrificio de no ver más a quienes ama intensamente?
Con mirada cristiana
-o simplemente de hombre honrado- nunca calibraremos la hondura de su aseveración
al comparecer tras la fumata blanca: un simple y humilde trabajador en la viña
del Señor. Como tal ha vivido su pontificado y de igual modo se aparta. Pero
hay que subrayar con Machado que es un hombre bueno en el buen sentido de la
palabra, es decir, un simple y humilde trabajador, porque ha servido sencillamente
a un nivel altísimo. No podemos pensar en un siervo gris, descolorido, sin
valor, sino en un hombre tierno y fuerte, sencillo e inteligente, amable y riguroso,
paciente y valeroso. Así son los grandes hombres, así son los limpios de
corazón.
Cervantes
señaló: el agradecimiento que sólo consiste en el deseo es cosa
muerta, como es muerta la fe sin obras. Nuestro reconocimiento a su figura frágil y gigante no
puede ser mero recuerdo entrañable, sino el hondo aprovechamiento de su
espiritualidad profunda, de su doctrina lúcida, de su gobierno paternal, de su
apertura al mundo manifestada, desde los años de perito conciliar, en su empeño
por el diálogo Razón-Fe, Ciencia-Revelación, Iglesia-Mundo. También en
su trato con las confesiones cristianas, otros creyentes e increyentes. El
conocido coloquio con Habermas es buena
muestra del acercamiento de distancias procurado
con todos. Su honradez estudiando propuestas controvertidas es ejemplar. No
desdeñó los opuestos: escuchó y estudió y respondió.
Como corresponde al sucesor
de Pedro, sin cesiones doctrinales, sin temblarle la mano ante problemas muy
desagradables que afrontó. Pero no sólo intramuros de la Iglesia, sino cuando
ha plantado cara al relativismo o al laicismo, al uso de la religión para utilidad
temporal e incluso como alegato para matar: así lo formuló de modo magistral en
Ratisbona. Ha planteado a los católicos con especial ahínco el tema de la unidad el
pasado Miércoles de Ceniza y en otras muchas ocasiones. Evocando constantemente
que la misión de la Iglesia es esencialmente santificadora -servicio de la
Caridad incluido, siempre en relación con la verdad-, ha reafirmado también su
papel de ayuda para purificar e iluminar
la aplicación de la razón al descubrimiento de principios morales objetivos,
como indicó en Westminster Hall.
Porque no sé cómo se despide
a un padre que no ha muerto, ni adivino el dolor de ese padre, ni si estas
líneas son certeras. No obstante, quedarían cojas si no recordara su
insistencia para invitarnos a releer y vivir el Concilio Vaticano II sin las convulsiones
del denominado postconcilio. En la reunión del pasado día 14 con los sacerdotes
romanos, en improvisada y paternal tertulia, se refirió largamente a distintos
aspectos del concilio, pero realzó el
concepto de comunión -ahí está el cimiento de la unidad- que se ha convertido
progresivamente en expresión de la esencia de la Iglesia, comunión en las
diversas dimensiones: con el Dios Trinitario -Él mismo es comunión entre Padre,
Hijo y Espíritu Santo-, comunión sacramental, comunión concreta en el
episcopado y en la vida de la Iglesia.
Trató
de otras herencias del concilio, pero bastaría vivir hondamente esta misteriosa
comunión, un concepto íntimo, capital y difícil de expresar. Cimenta la unidad,
pero es más. Expresado en modo no técnico e imperfecto, es la realidad de los
vasos comunicantes en su más alto grado, una especie de fusión, de
entrelazamiento misterioso entre todo el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, un
organismo vivo del que todos somos parte. Escribió san Pablo: nosotros, que
somos muchos, formamos en Cristo un solo cuerpo.
Repasó ampliamente el
Vaticano II, subvertido por lo que calificó de concilio virtual, el del maltrato
de la liturgia y los sacramentos, del intento para mudar la moral, etc. Afirmaba
que nos corresponde continuar cambiando aquel concilio virtual por el real,
para ejecutar, con la fuerza del Espíritu Santo, la verdadera renovación de la
Iglesia, la tarea de todos, "para
que nadie se vuelva perezoso en la fe". Su
última audiencia pública ha sido a corazón abierto, con la emoción contenida,
pero aportando su fe y agradecimiento
porque la Barca de Pedro está gobernada por Dios. Hemos visto su conmovedora paternidad con todos.
Estas palabras no son un
adiós, sino un hasta siempre, Benedicto XVI, con la disposición valiente de ser
fieles a un Papa que -como sus predecesores, gracias a Dios- lo ha dado todo por la Iglesia.
Parafraseándole su declaración de renuncia, bien podemos decirle: Queridísimo
Santo Padre, te damos las gracias de todo corazón por el peso que has llevado
con tu ministerio, y te pedimos perdón por nuestros defectos.
lunes, 25 de febrero de 2013
APRECIADOS LECTORES Y AMIGOS
A primeros de este mes de febrero y en la plataforma
Zoomblog.com, cree un blog que llame “DE TODO UN POCO, POR MANUEL MURILLO”, por
parte de todos tuvo una captación inesperada y un gran acogida, sobre todo la
parte dedicada a “Mi Bonita Extremadura.
Tal vez cometí el error, de no probar plenamente la
plataforma, en la confianza de que todas las opciones implementadas en el menú de
administración del blog, funcionarían perfectamente.
Tampoco era de extrañar que alguna de las opciones
tuviera un pequeño fallo, los que estamos en Informática, sabemos que el mas mínimo
detalle puede afectar al funcionamiento correcto de una aplicación, pero también
sabemos valorar lo que es no tener la seguridad de estar en posesión de una
copia de seguridad, completa y correcta.
No es esto lo peor de Zoomblog, el problema es que
trasmitidas las dificultades a Soporte de esa plataforma, lo único que uno
recibes, es el acuse de recibo del mensaje enviado y no más. Parece que no existe tal Soporte Técnico.
Ante tal situación, no me ha quedado más remedio que
generar un nuevo blog en blogger, donde ya tengo otros albergados y jamás me
han dado el más mínimo problema.
Este nuevo
blog de llama “EL RINCÓN DE MANOLO, POR
MANUEL MURILLO GARCIA, cuyo enlace es el siguiente:
Ahora estoy en la fase, de pasar las entradas del
blog de Zoomblog a este nuevo, pero todo de forma manual, por lo que les ruego
un poco de paciencia y en pocos días estará concluido el traslado.
HOY DÍA 25, YA ESTA PASADO EN UN 99%.
HOY DÍA 25, YA ESTA PASADO EN UN 99%.
Una vez Mas pido disculpas por las molestias
ocasionadas.
Muy atentamente.
Manuel Murillo.
EN LA BARCA DE LA IGLESIA
Sopla el viento del Espíritu. Las velas sienten el
empuje. El timón se mantiene firme, desde la fe de una Iglesia milenaria y
siempre joven.
La historia de la Iglesia es apasionante. Desde su
nacimiento, tras la Muerte y Resurrección de Cristo. Desde sus primeros años,
con esperanzas y con persecuciones. Desde su larga historia, escrita con páginas
de santidad y de amor, con debilidades, pecados y misericordia.
En la
nave sopla el viento del Espíritu. La estrella polar, María, indica el camino
hacia Cristo. Dios Padre convoca, desde Oriente hasta Occidente, a quienes más
ama, a los hijos de los hombres.
En esa nave están Pedro y sus sucesores,
los Papas. Cada uno, con su carácter diferente y con su amor a Cristo y a su
redil, ha predicado para conservar viva la fe, ha trabajado para sostener la
esperanza, ha sufrido y luchado para encender el amor.
La barca sigue su
travesía. Las tormentas no dejan de arremeter contra la nave. Algunos sucumben.
Otros se levantan tras la caída y vuelven a formar parte del pequeño
rebaño.
"No temas", dijo Jesús a Pedro. "No temas", susurra el Maestro a
cada generación de bautizados. "No temas", repetían Juan Pablo II y Benedicto
XVI. "No temas", escucho dentro de mi alma.
No seguimos en la nave
apoyados en seguridades humanas: lo que es frágil no garantiza certezas ni
robustece las rodillas vacilantes. La fuerza de la Iglesia católica viene de lo
alto y nos permite navegar seguros, hacia la Jerusalén celestial.
Desde
la fe, la esperanza y la caridad seguimos nuestro viaje. Permanecemos unidos,
confirmados en la sana doctrina, gracias al Papa.
No importa su nombre ni
su origen. Se llamará Juan o Pablo o Juan Pablo, se llamará Pío o Benedicto,
vendrá de Italia, de Polonia, de Alemania o de algún otro lugar de la amplia
geografía católica. Nos basta con saber que Jesús lo eligió y le dice, como al
primer Papa: "Apacienta mis ovejas... Sígueme" (cf. Jn 21,15-19).
Sopla
el viento del Espíritu. Las velas sienten el empuje. El timón se mantiene firme,
desde la fe de una Iglesia milenaria y siempre joven.
En el horizonte, un
banquete: el Cordero ha dado su Sangre para que entremos con Él, vencedores, en
la gran fiesta de los cielos.
Autor:
P.Fernando Pascual LC
miércoles, 20 de febrero de 2013
DIOS PONE SEÑALES EN NUESTRA VIDA
Miércoles primera
semana Cuaresma. Descubramos las luces con las que Dios nos va indicando el
camino para llegar a Él.
Jesucristo
califica con mucha dureza a la gente de su tiempo y dice que son una generación
perversa. Perversa porque tienen una señal y no están dispuestos a aceptar la
señal que Dios les da. La señal que Cristo dará, será su Resurrección. Pero
Cristo mismo es consciente de que no es suficiente con que Dios dé señales a
los hombres; Cristo es consciente de que es necesario que los hombres aceptemos
las señales que Dios nos da, que estemos dispuestos a abrir nuestro corazón a
las señales; de otra forma, nuestro corazón es un corazón perverso.
¿Qué significa esto? Esto significa que nuestro corazón puede estar caminando
de una forma alejada de Dios Nuestro Señor, viviendo de una forma torcida,
porque no está aceptando el modo concreto en el cual Dios llega a su vida. Todo
este camino que es nuestra existencia, está sembrado por señales de Dios. Está
de una forma o de otra, con una constante presencia de un Dios que nos va
señalando, indicando, prestando, como una luz que parpadea en todo momento de
nuestra vida. Así es Dios en nuestro corazón, con todas las señales que
constantemente nos va marcando.
Señales que a veces podrían parecernos extrañas, como el que "la reina del
Sur vaya a ver a Salomón". ¿Qué es lo que la reina del Sur había hecho
para ir a ver a Salomón? Simplemente había oído hablar de su sabiduría. ¿Qué es
lo que Jonás predica a los ciudadanos de Nínive? Simplemente el hecho de que
Nínive va a ser destruida. La reina del Sur cambia su vida y es capaz de ir
hasta Israel para ver a Salomón y los ninivitas cambian su vida y se
convierten. Es decir, no es problema el cómo Dios Nuestro Señor nos manda una
señal particular para que cambiemos nuestra vida, el problema está en si
nuestro corazón va abriendo los ojos a esas señales, si está dispuesto en todo
momento a escuchar lo que Dios le quiere decir.
Y aquí donde Jesucristo nos pone en guardia: cuidado, porque a ustedes no se
les van a dar otras señales más que la señal del profeta Jonás, la Resurrección
de Cristo. Esta señal, se nos presenta en la vida de una forma que nosotros
tenemos que tomarla arriesgando nuestra vida. Cristo cuando se nos presenta en
nuestra vida, no nos da mucha seguridad, al contrario, más bien nos pone en más
riesgo. Cristo, cuando llega a nuestra existencia, nos hace arriesgarnos más.
La reina del Sur podría haber dicho: "¿Cómo voy a ir yo hasta allá para
escuchar a un rey que dicen que es muy sabio?" Los habitantes de Nínive
podrían haber dicho". ¡Este señor está mal! ¿Por qué va a tener que
destruir nuestra ciudad dentro de tres días si no cambiamos nuestra
existencia?". Y a la reina del Sur se hubiera quedado sin conocer la
sabiduría y los habitantes de Nínive se habrían quedado sin conocer la
Misericordia de Dios. No habrán sido capaces de captar la señal con la que
Dios, en ese momento, estaba pasando por sus vidas. No habrían sido capaces de
captar la luz con la que Dios, en ese momento, quería iluminar su existencia.
Cuando uno mira para atrás de la propia existencia y empieza a ver la cantidad
de señales que no ha captado y la cantidad de veces que la luz no brilló en
nuestro corazón, podría preguntarse: ¿qué hago ahora si he dejado muchas
señales, muchas luces de Dios? ¿No será un paso gigante para mi alma? ¿Tendré
posibilidad de dar marcha atrás? ¿La reina del Sur tendría posibilidad de
volverse a encontrar con Salomón? ¿Los habitantes de Nínive habrían tenido
posibilidad de volver, otra vez a escuchar a Jonás? No lo sabemos. Sabemos una
cosa como decíamos en el Salmo "Un corazón contrito. Dios no lo
desprecia". Que si en nuestro interior hay el anhelo y el deseo de volver
a Dios, Él siempre va a esta listo para darnos de nuevo su luz. Dios siempre va
a estar listo para presentarse de nuevo en nuestra vida.
¿Cómo nos envía Dios señales? Dios nos las envía fundamentalmente a través de
nuestra conciencia. Una conciencia que tiene que estar buscando constantemente
a Dios; una conciencia que no tiene que detenerse jamás a pesar de las barreras
de las murallas que hay en la propia alma.
Lo contrario de la perversión es la conversión. Si nuestra alma está
constantemente convirtiéndose a Dios, así encuentre un su vida mil defectos,
mil problemas, mil reticencias, mil miedos, encontrará al Señor. Es lo mismo
que les ocurrió a los habitantes de Nínive. Es la frase final, con la cual el
rey de Nínive termina su mandato: "Quizá Dios se arrepienta y nos perdone,
aplaque el incendio de su ira y así no moriremos". Aunque halla murallas,
dificultades; aunque seamos nosotros mismos los primeros que nos sintamos como
obstáculo al regreso de Dios N. S., no olvidemos que Él siempre está en el
camino de la conversión. Él siempre está ahí, dispuesto a darnos la mano, a
tendernos la posibilidad de regresar a Él.
¿Por qué descorazonarnos, cuando en nuestro camino de conversión encontramos
algo que se nos hace tremendamente difícil de superar? ¿Somos más grandes
nosotros que la Misericordia de Dios? ¿Es más milagroso el hecho de que una
mujer vaya a escuchar a Salomón, o el que una ciudad completa, se convierta
ante la voz de una profeta, que la Resurrección del Hijo de Dios?
En esta Cuaresma tenemos que ir viendo hasta qué punto estamos aceptando las
señales de Dios N. S. nos da. Viendo cómo Dios me habla, que detrás de ese cómo
Dios me habla, a veces gozo, con penas, a veces con un quebranto tremendo de
corazón y a veces con una grandísima alegría en el alma. Estas señales de Dios,
tienen detrás un sello que es la Resurrección de Cristo y si nosotros las
aceptamos, no simplemente vamos a estar aceptando a un Dios que pasa por
nuestra vida, sino que vamos a estar aceptando la garantía con la cual, Dios N.
S. pasa por nuestra vida.
Hagamos de nuestra existencia, de nuestro camino, de nuestro encuentro con
Dios, un constante aceptar el modo en el que Dios me ha hablado, aunque yo no
lo entienda. "Aunque este muy lejos Salomón". Abramos nuestros ojos,
abramos nuestro corazón, nuestra vida a las señales de Dios y permitamos que el
Señor vaya señalando, indicando por dónde nos quiere llevar.
Si algún día no sabemos por dónde nos está llevando, que solamente nos preocupe
el no perder de vista las señales de Dios. No importa por dónde nos lleve, eso
es problema de Él. Nuestro autentico problema, es no perder de vista las
señales de Dios, porque por donde Él nos lleve, tendremos siempre la certeza de
que nos está llevando por el camino siempre correcto, por el que nosotros
necesitamos ir.
Que ésta sea nuestra oración y el más profundo fruto de esta Cuaresma: ser tan
auténticos con nosotros mismos, que seamos capaces de ver la autenticidad con
la que Dios nos habla. Que nunca la autenticidad de Dios, choque con la
inautenticidad de nuestra vida. Que la autenticidad con la que Él se manifiesta
en nuestra existencia, a través de sus señales, encuentre siempre como eco el
corazón abierto, dispuesto, auténtico, que recibe todas las señales que el
Señor le da.
Autor: P. Cipriano Sánchez LC
lunes, 18 de febrero de 2013
Las cifras de la Iglesia Católica
Estas
son las cifras de Iglesia Católica, tan odiada por algunos:
- 5.141 Centros de enseñanza:
990.774 alumnos. Ahorran al Estado 3 millones de euros por centro al año.
- 107 Hospitales. Ahorran al Estado
50 millones de euros por hospital al año.
- 1.004 centros, entre
ambulatorios, dispensarios, asilos, centros de minusválidos, de
transeúntes y de enfermos terminales de Sida, un total de 51.312 camas.
Ahorran al Estado 4 millones de euros por centro al año.
- Gastos de Cáritas : 155 millones
de euros al año , salidos de los bolsillos de los católicos españoles.
- Gastos de Manos Unidas: 43
millones de euros al año, salidos de los bolsillos de los católicos
españoles.
Gastos de las Obras Misionales Pontificias:
- Domund: 21 millones de euros, que
también salen de los bolsillos de los católicos españoles.
365 Centros de reeducación para marginados sociales: ex_prostitutas, ex_presidiarios y ex_toxicómanos; 53.140 personas.
Ahorran al Estado medio millón de euros por centro al año.
- 937 orfanatos: 10.835 niños
abandonados. Ahorran al Estado Cien mil euros por Centro.
- El 80% del gasto de Conservación
y mantenimiento del Patrimonio Histórico Artístico. Se calcula un ahorro
al Estado entre 32.000 y 36.000 millones de euros al año.
A todo esto tenemos que sumar que casi todas
las personas que trabajan, colaboran, etc. con Cáritas, Manos Unidas, u otras
organizaciones de la Iglesia Católica
son voluntarios sin sueldo alguno. Son personas que ayudan a los demás
sin pedir nada a cambio.
¿En qué cifra se puede tasar esta colaboración si el Estado tuviera que hacerse cargo de ella?
Esta es la razón por la cual el estado sigue dando un poco de ayuda a la Iglesia Católica , ¡por qué le sale muy barato!.
Muy pocos conocen este maravilloso trabajo hacia la ciudadanía española de la Iglesia Católica que le sale tan provechoso para el estado español
y conviene difundirlo para que lo sepamos todos.
¿En qué cifra se puede tasar esta colaboración si el Estado tuviera que hacerse cargo de ella?
Esta es la razón por la cual el estado sigue dando un poco de ayuda a la Iglesia Católica , ¡por qué le sale muy barato!.
Muy pocos conocen este maravilloso trabajo hacia la ciudadanía española de la Iglesia Católica que le sale tan provechoso para el estado español
y conviene difundirlo para que lo sepamos todos.
Y
PREGUNTO:
¿Cuántos comedores para indigentes ha abierto y mantiene C.C.O.O.?
¿Cuántos hospitales para enfermos terminales ha abierto UGT?.
¿A cuántos enfermos de SIDA tratan los sindicatos?
¿A dónde puede ir un necesitado a pedir un bocadillo o comida para su familia, a la sede del PP, a la del PSOE, a CC.OO. a UGT?
¡¡Pues todos estos y más viven de nuestro dinero!!
Reenviamos este artículo para que llegue a quienes injustamente critican a la Iglesia Católica por cualquier motivo.
Manuel. Murillo
sábado, 16 de febrero de 2013
EN TORNO AL PAPA
Autor: Pablo Cabellos Llorente
Estos días
se hacen todo tipo de especulaciones alrededor de la renuncia del Papa y
quinielas respecto al que lo será en un futuro cercano. Es muy comprensible. La
tarea de los medios es informar, recoger opiniones y crearlas. Todo eso es
legítimo. Sin embargo, también es exigible un cierto rigor, especialmente por
parte de los católicos.
Se teoriza
acerca de maquinaciones de la curia romana, que yo no sé si existen, pero pocos
recapacitamos en la parte personal en que hemos de mejorar. Por ejemplo, el
Papa dijo alguna cosa que sonó a fuerte en la homilía de Ceniza. Ésta: " Me
refiero en particular a los pecados contra la unidad de la Iglesia, las
divisiones en el cuerpo eclesial". ¿Nos detenemos cada uno a pensar en la
parte que nos corresponde en esas divisiones antes de especular con otras
intrigas?
O esta
otra: "De hecho, incluso hoy en día, muchos están dispuestos a
"romperse los vestidos" frente
a los escándalos y las injusticias –naturalmente cometidas por otros-, pero
pocos están dispuestos a actuar en su propio "corazón", en su
conciencia y sus propias intenciones, dejando que el Señor transforme, renueve
y convierta". Es bien posible que lo más útil que podemos hacer en esta
Cuaresma recién comenzada es un buen examen personal de conciencia y tal vez
una sincera confesión sacramental, en lugar de lanzar pedradas al tejado ajeno.
Puestos a
hablar de la necesaria apertura del futuro Papa, se ha reclamado la libertad de
conciencia para leer e interpretar la Biblia cada uno a su gusto. Un amigo
bromista dice ante el dislate: así empezó Lutero, pero en este caso es cierto.
Comenzó exactamente así. Amamos a los hermanos de las restantes iglesias
cristianas, pero precisamente es necesario el plural a causa de la disgregación
consiguiente a la falta de un Magisterio que interprete auténticamente la
Palabra de Dios.
Las
quinielas también son libres y hasta entretenidas. Pero -vuelvo a referirme a
los católicos- ¿no sería mejor rezar para que los cardenales electores se dejen
guiar por el Espíritu Santo?
CON MARÍA, CAMINANDO LA CUARESMA....
"Toma tu cruz
y sígueme". Así,"tu" cruz, no la ajena, no la que te gustaría,
sino la tuya, la conocida, la que crees no merecer y que, sin embargo, te lleva
a la eternidad.
"Convertios,
y creed en el Evangelio"... repetirá una y otra vez, el sacerdote en la
imposición de las cenizas. "Convertios".
- Pero ¿No se supone, Madre querida, que ya estamos convertidos? Digo, estamos
aquí, en misa, creemos en tu Hijo, ¿Por qué nos dice esto?.
Miro tu imagen, tu conocida y querida imagen, Señora de Luján, y te pido
disculpas por mi ignorancia, pero mi amor a tu Hijo necesita respuestas....
- Hija querida, puedes
preguntarme todo, todo lo que no comprendas, porque cada pregunta tuya, cada
búsqueda de la verdad es una caricia a mi corazón entristecido. Y nada me hace
más feliz que contestarte, mostrarte los caminos a mi Hijo, tomarte de la mano
y llevarte a Él, pues muchas veces veo que no te atreves a caminar sola..
Es cierto, María, muchas veces me quedo atrapada en mis miedos, mis dudas, mis
ignorancias, pero me consuela saber que puedo extender mi mano en la plenísima
seguridad de que siempre hallare la tuya.
-Para aclarar tu duda te
digo que ese "Convertios" que tanto te descoloca es como una puerta
para comenzar a caminar tu cuaresma...
- ¿Mi Cuaresma, Señora?
- Sí, tu Cuaresma... como te
hable un día de tu propio camino hacia la Navidad, debo hablarte ahora de tu
propio camino de Cuaresma....
- Explícame, Señora
Me quedo mirando tu imagen fijamente, me abrazas el alma y me llevas de la mano
a los lejanos parajes de Tierra Santa...
"Era invierno" (Jn 10,22). El viento helado cala hasta los huesos,
caminamos entre la gente y te sigo, sin saber adónde. De repente nos
encontramos frente a las escalinatas del Templo de Jerusalén. Allí "Jesús
se había sentado frente a las alcancías del Templo, y podía ver como la gente
echaba dinero para el tesoro"(Mc 12,41) Nos vamos acercando lentamente, yo
temo de que alguien advierta mi presencia...
- No temas, nadie puede
verte, solo Jesús y yo...-Recuerdo muchas veces en que creí que
nadie podía verme, y siento vergüenza por todos mis pecados escondidos....
- Señora ¿qué hacemos aquí?.
- Quiero que comiences a
caminar tu cuaresma, y que la vivas tan plenamente como te sea posible.
- Supongo que eso será muy bueno para mí.
- No sólo para ti . Verás,
si todo el dolor de esta cuaresma de tu vida, lo depositas en mi corazón, si
vives tu tristeza, tu angustia y tu soledad como un compartir la tristeza y
soledad de mi Hijo, entonces, querida mía, no sólo será beneficioso para tu
alma, sino que yo lo multiplicaré para otras almas....
Asombro, esa es la palabra que podría definir todos mis encuentros contigo...
asombro; ante la magnitud de tu amor, ante la magnitud de la misericordia tuya
y de tu Hijo... Asombro y alegría... una dulcísima alegría de saberme tan
amada.
- Mira, hija, el rostro de
Jesús....
Contemplo el amadísimo rostro. Su mirada está serena, aunque inmensamente
triste.
- ¿Por qué esta triste el Maestro, Madre?
- Pregúntaselo hija, vamos
anda....
Confieso que me tiemblan las piernas y el corazón amenaza con salir de mi pecho
pero, increíblemente, una serena paz me inunda el alma....
- Señor- y no encuentro palabras. Sí, todas las palabras que transito
diariamente y cuyos rostros y voluntades creo conocer, todas las palabras con
la que he justificado mis olvidos, parecen desvanecerse antes de que pueda
atraparlas. Vuelan, como pájaros espantados, no se sienten dignas, comprendo
entonces que sólo el amor es digno. Por fin, atrapo las más puras...
- Señor, déjame compartir tu tristeza...
Oh, Señora mía, tu Hijo vuelve sus ojos mansos hacia mí y su mano se apoya en
mi hombro.... mi alma se estremece ¿Quién soy yo, para merecer tal detalle de
amor?
-¿Por qué me pides eso?
- Porque te amo, y no tengo nada digno para darte que te alivie-mi voz es
apenas un susurro- Porque me amas y sé que estás pasando todo esto para que yo
tenga vida eterna. Tú nos pides que carguemos la cruz y te sigamos, Maestro..
pero yo...¡yo no sé como se hace eso!- Y me deshago en llanto, y me siento
pequeña, insignificante, tan pecadora e indigna que quisiera salir corriendo
...pero ¿Adónde? Adonde iré, Señor mío, si sólo tú tienes palabras de vida
eterna.
- Hermanita del alma-y tu voz mansa calma y disipa mis tempestades -si quieres
seguirme, niégate a ti misma, carga con tu cruz de cada día y sígueme.
Jesús me mira y su mirada traspasa todas las corazas con las que intento cada
día disfrazar mi corazón. Quisiera que viese el paisaje que Él espera, no el
que mi tibieza y olvidos construyeron neciamente. Pero ya es tarde para
pretender eso.. o no. Tu misericordia, Señor, es un torrente inagotable que
puede sanar el corazón más destruido, el más olvidado, el más solitario.
Unos hombres se acercan. Probablemente sus apóstoles. Jesús se retira y María,
que está a pocos pasos escuchando cada palabra, se acerca a mí. Tomándome por
los hombros, me lleva a las afueras de la ciudad. Allí, en un reparo tibio doy
rienda suelta a mi llanto....
Ella nada dice, sólo me mira con infinita ternura.
- Ay, Madre, Madre, ¡Cómo puedo ser tan torpe!. El Maestro es tan sencillo y
claro para hablarme, que se supone debo entender ¡Pero no, no entiendo! ¡No sé
como llevar a mi vida de cada día sus preciosísimos consejos! ¡Ayúdame, por
piedad!..
Colocas delicadamente mi cabeza en tu hombro...¡Qué remanso para mi alma
dolorida!...
- Hija, intentaré explicarte
más detalladamente, no sólo para que comprendas sino para que te determines a
caminar .
- Te escucho, Madre, mi corazón tiene tanta sed de tus palabras.
- Bien, comenzaremos por lo
primero que te dijo Jesús: "¿Por qué me pides eso?". Él sabe que tú
no le pedirías caminos si no fuese que el Espíritu te ha creado esa necesidad.
Tú no amaste a Jesús y Él te escuchó, sino que Él te amó primero. ¿Comprendes
la diferencia?. Que tú le busques, le necesites, es una clara señal de que Él
te ama. Luego te dijo las condiciones para seguirlo. Veamos esto parte por
partes: "Si quieres seguirme". No se trata de que te acerques por
interés de conseguir algo que deseas, porque te sientes sola y no encuentras
nada mejor o porque se supone que debes hacerlo. Nada de eso. Se trata de que
"quieras" y ese querer parte de una gracia del Espíritu que tu
corazón escucha y acepta. Luego te dijo: "Niégate a ti misma". Allí
te esta pidiendo que cultives, en lo más profundo de ti, la humildad y que la
dejes crecer sin ahogarla con tu orgullo y vanidad.
- Para ello necesitaré mucho oración, supongo...
- Por cierto. Oración, pero
oración que no es mera repetición de palabras. Puedes comenzar analizando tu
actitud en la oración. ¿Cómo rezas? ¿Como el fariseo?. "Te doy gracias
porque no soy como los demás", creyendo que tu fe es mejor o mas valiosa a
los ojos de Dios que la de una simple mujer que reza cada día el rosario en la
soledad de la parroquia, con una voluntad y constancia que tú no posees. Hija,
intenta rezar como el publicano, que se quedaba atrás y no se atrevía a
levantar los ojos al cielo: "Dios mío, ten piedad de mí que soy un
pecador". Renunciar a la tentación del aplauso, del halago. Renunciar a la
vanidad de sentirse mejor que otros es difícil hija, mas no imposible. Cuando
lo logras, las alas de tu alma se despliegan en vuelo límpido hacia cielos más
altos.
- Madre, madre... cuánto he lastimado el Sagrado Corazón de tu Hijo, cuánto
necesito de su misericordia. Continúa, que en este punto ya no quiero el
retorno...
- "Toma tu cruz y
sígueme". Así, tal cual, hija. "Tu" cruz, no la ajena, no la que
te gustaría, sino la tuya, la conocida, la que crees no merecer y que, sin
embargo, te lleva a la eternidad. "Sígueme" pero ¿Cómo piensas
seguirle? ¿Rezongando y protestando por el peso de tu cruz, quejándote de que
otros tienen cruces más livianas? ¡Cómo si pudieras tú ver el corazón sangrante
o el alma doliente de tu hermano! ¿Le seguirás arrastrando la cruz para que
deje marcas en la arena buscando la compasión de los demás?... Hija, debes
abrazar tu cruz y amarla...
- ¿Cómo se ama la cruz, Señora?
- Se ama en aquél que te
lastima con su indiferencia, en el que no te escucha, en la que te difama. Se
ama construyendo cada día en tu familia aunque sientas que predicas en el
desierto. Se ama sembrando, aunque sientas que el viento de la indiferencia
arrastra la semilla. Tú nunca sabes si alguna quedó plantada y la misericordia
de Dios hará que dé fruto, a su tiempo, cuando menos lo esperes. No temas la
dureza del tiempo de siembra, piensa en la alegría de la cosecha... que llega,
hija, llega, siempre.
Tu voz dulce, segura y pura riega la aridez de mi alma, abre puertas cerradas
por tanto tiempo y el sol de la luz de Cristo entra a raudales en los más
recónditos espacios de mi interior. Caminar la cuaresma, vencerme, cargar la
cruz.¿Podré?¿Cuánto tiempo durará en mí este deseo de caminar tras Jesús?
- Tanto tiempo como lo
alimentes. La Eucaristía, Jesús mismo, te dará la fuerza, la constancia, la
paz. Y yo estaré siempre contigo, para secar tu frente, para enjugar tus
lágrimas, aún cuando no me veas, aún cuando me creas lejos. Siempre.
Cae la tarde y el sol se esconde en el horizonte mientras yo me escondo en tu
pecho en apretado abrazo. Cuando abro los ojos el sacerdote está por comenzar
la ofrenda del pan y del vino. Miro tu imagen. Me sonríes desde ella. Un viento
fresco entra por la ventana, el sol se termina de esconder en el horizonte y,
por un exquisito regalo tuyo, siento que me continúas abrazando. Siempre.
Amigo que lees estas líneas. No temas recorrer tu propia Cuaresma, no reniegues
de tu cruz. Cuando sientas que caes bajo su peso, levanta los ojos y verás la
mano de tu madre, extendida. No le reproches nada, sólo tómala, y veras que tus
heridas cicatrizan en medio del mas profundo amor.
Autor: Ma. Susana Rat.
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