Autor:
Manuel Murillo.
Uno, con sesenta y ocho años ya
cumplidos, recuerda y ve estos días próximos a la Navidad, como algo entrañable
y que como puedo describir a la perfección, la Navidades vividas en mi
niñez, es porque una gran huella dejaron
sobre mí.
Hoy en esta sociedad cambiante,
todo es distinto, todo se ha perdido, tanto el fondo como las formas, es una
verdadera pena.
Nuestros Padres nos hablaban a diario de la llegada
del Niño Jesús, se hacia la Canastilla con pequeños sacrificios, todos disfrutábamos
de poner lo que llamábamos “El Nacimiento”, su puesta eran un par de jornadas disfrutando,
todos los hermanos, en mi caso siete, junto a mis Padres. Hubo años que el
Nacimiento ocupaba una habitación entera.
Una vez terminado, todos los días panderetas y zambombas
y algún utensilio casero, como una botella de anís, (por las estrías que estas tenían)
y un tenedor, cantábamos Villancicos ante el Nacimiento.
Teníamos por costumbre y guiados por los hermanos más
mayores, ponerle nueva letra a algún villancico y tras ensayarlos bien ensayados,
cantarlos el día de Nochebuena delante del Nacimiento y dedicárselo a mis Padres.
El Frente de Juventudes de aquella época, organizaba
el concurso de Belenes, en la ciudad, donde un jurado visitaba y calificaba
cada Belén, el nuestro, Hermanos Murillo, llego a quedar campeón algún año y
otros andábamos entre los cinco primeros. Los premios eran entregados en un
acto que se celebraba el día de Reyes en el más prestigioso teatro de Badajoz,
donde hacían la entrega de diplomas a los diez primeros y Diploma y 500 Pts. al
campeón.
Se vivía y se palpaba la Navidad en todos los hogares,
resonaban, el ruido de las panderetas, zambombas y lo mejor, se hacía mucha oración,
se rezaba toda la familia junta, recordábamos y pedíamos con cariño, por
aquellas personas, que por algún motivo no pudieran celebrarlo.
El día de Noche buena recuerdo las salidas cantando
villancicos y pidiendo el aguinaldo, hacíamos una buena recaudación, que todos
los años la entregamos en la Misa del Gallo, que se celebraba en la
Capilla del Asilo de los Desamparados.
Hoy todo ha cambiado, de Nacimiento, como mucho el
Misterio, eso sí Arboles, Guirnaldas, piñas pintadas con purpurinas y un sinfín
de adornos, que se han asociado a este gran día, los regalos ya no los traen
los Reyes, ahora Papa Noé, a buen seguro que hoy le preguntas a un niño que es
una pandereta o una zambomba y no sabe que es. No digo nada si le preguntas por
el verdadero sentido de la Navidad. ¿Le han explicado sus Padres el verdadero
significado? Me Consta que en algunos casos si. ¡¡Pero que poquitos!! Los
Niños, que aun cuando hoy tienen de todo, solo piensan en el regalo de Papa Noé.
Solo se siente ante esto, una inmensa pena y por si era poco, la Iglesia a
quien respeto al máximo, se sale ahora con la historia del Buey y la Mula, es
algo que si al cabo de tantos siglos lo saca ahora, creo que mejor haberse
estado callada.
Pidamos todos al Niño Jesús, que vuelvan los Belenes,
(Nacimientos) y sobre todo que vuelva el verdadero Espíritu Cristiano de La
Navidad, para que de esta forma vuelva la verdadera Familia.
Me identifico totalmente con tu escrito, amigo Manolo. Así también celebrabamos la noche buena en mi casa, también éramos siete hermanos y, tengo la misma edad que tú, meses mayor creo.
ResponderEliminarlos recuerdos son los mismos y la tristeza por lo desvirtuado que está todo también.
Muy felices fiestas para ti y toda tu estupenda familia. Con mucho cariño.
Mary