La vida
cristiana exige el martirio de la fidelidad cotidiana al Evangelio
Por: S.S. Benedicto XVI | Fuente: ACI Prensa
Por: S.S. Benedicto XVI | Fuente: ACI Prensa
El Papa Benedicto XVI afirmó, (el 29 de agoste de 2012), que el martirio de
San Juan Bautista enseña a los cristianos de hoy que la Verdad no se negocia y
que seguir a Cristo exige el "martirio" de la fidelidad cotidiana.
El Santo Padre hizo una intensa reflexión
sobre la vida de San Juan Bautista, el precursor de Jesús, en su catequesis de
la audiencia general celebrada esa mañana en Castel Gandolfo ante miles de
fieles de distintas partes del mundo.
S.S. Benedicto XVI explicó que
"celebrar el martirio de San Juan Bautista nos recuerda también a
nosotros, cristianos de nuestro tiempo, que no se puede descender a negociar
con el amor a Cristo, a su Palabra, a la Verdad. La Verdad es verdad y no hay
componendas".
La vida cristiana, continuó el Papa,
"exige, por decirlo de alguna manera, el ‘martirio’ de la fidelidad
cotidiana al Evangelio, es decir, el valor de dejar que Cristo crezca en nosotros
y sea Él quien oriente nuestro pensamiento y nuestras acciones".
Según señala la nota de Radio Vaticano, el
Santo Padre precisó que todo esto es posible sólo si "en nuestra vida la
relación con Dios es sólida. La oración no es tiempo perdido, no es robar
espacio a las actividades, incluso a las apostólicas, sino que es exactamente
lo contrario".
"Sólo si somos capaces de una vida de
oración fiel, constante y confiada, será el mismo Dios quien nos dará la
capacidad y la fuerza para vivir de modo feliz y sereno, para superar las
dificultades y testimoniarlo con valor".
El Papa Benedicto XVI dijo además que
"San Marcos nos habla de su dramática muerte, en el Evangelio de hoy. Juan
el Bautista comienza su predicación en la época del emperador Tiberio, en el
27-28 d. C".
"Y la clara invitación que dirige a
las personas que acudían a escucharlo, es la de preparar el camino para acoger
al Señor, allanando los senderos y nivelando los caminos desparejos de la
propia vida, a través de una conversión radical de corazón".
San Juan, prosiguió el Papa, "no se
limita a predicar la penitencia, sino que, reconociendo a Jesús como ‘Cordero
de Dios’, que vino para quitar el pecado del mundo, tiene la profunda humildad
de indicar a Jesús como verdadero Enviado de Dios, haciéndose a un lado, para
que Él pueda crecer, ser escuchado y seguido".
"Como último acto, el Bautista
testimonia con su sangre su fidelidad a los mandamientos de Dios, sin desmayar
o dar marcha atrás, cumpliendo hasta el fondo su misión. San Beda, monje del
siglo IX, en sus homilías, dice así: ‘Por [Cristo] dio su vida, a pesar de que
no recibió la orden de renegar a Jesucristo, sino sólo la de callar la verdad.
Y puesto que no calló la verdad, murió por Cristo, que es la verdad’".
El Papa resaltó que "precisamente,
por amor a la verdad, no pactó y no tuvo miedo de dirigir palabras fuertes a
los que habían perdido el camino de Dios".
Sobre el origen de la "fortaleza en
la pasión" de San Juan en su "resistencia contra los poderosos",
Benedicto XVI dijo que esta nace de "su relación con Dios, de la oración,
que es el hilo conductor de toda su existencia".
Juan es el don divino que sus padres,
Zacarías e Isabel habían invocado durante mucho tiempo, un gran don,
humanamente inesperado, porque ambos eran de edad avanzada e Isabel era
estéril, "pero es nada imposible para Dios".
El Santo Padre dijo luego que "el
anuncio de este nacimiento se produce precisamente en el lugar de la oración,
en el templo de Jerusalén, es más sucede cuando a Zacarías le toca el gran privilegio
de entrar en el lugar más sagrado del templo para hacer la ofrenda del incienso
al Señor".
"También el nacimiento del Bautista
está marcado por la oración: el canto de alegría, de alabanza y de
agradecimiento que Zacarías eleva al Señor y que rezamos todas las mañanas en
los Laudes, el ‘Benedictus’, exalta la acción de Dios en la historia e indica
proféticamente la misión del hijo Juan: preceder al Hijo de Dios hecho carne
para prepararle los caminos".
El Papa resaltó también que "toda la
existencia del Precursor de Jesús está alimentada por la relación con Dios, en
particular, el período transcurrido en regiones desiertas, regiones desiertas
que son lugar de la tentación, pero también lugar en el que el hombre siente su
propia pobreza porque está privado de los apoyos y las seguridades materiales,
y comprende que el único punto de referencia sólido es Dios mismo".
"Pero Juan Bautista no es sólo hombre
de oración, de contacto permanente con Dios, sino también una guía hacia esta
relación con Dios. El Evangelista Lucas refiriendo la oración que Jesús enseña
a los discípulos, el ‘Padrenuestro’, anota que la petición es formulada con
estas palabras: ‘Señor enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus
discípulos’".
Para concluir, el Papa Benedicto XVI hizo
votos para que "San Juan Bautista interceda por nosotros, a fin de que
sepamos conservar siempre la primacía de Dios en nuestra vida".
Artículo originalmente publicado en ACI Prensa
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