"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

domingo, 5 de julio de 2020

ASÍ SON LOS VERDADEROS AMIGOS



Un hombre, su caballo y su perro, caminaban por una calle.
Después de mucho caminar, el hombre se dió cuenta que los tres habían muerto en un accidente.
Hay veces que lleva un tiempo para que los muertos se den cuenta de su nueva condición.
La caminata era muy larga, cuesta arriba, el sol era fuerte y los tres estaban empapados en sudor y con mucha sed. Precisaban desesperadamente agua.
En una curva del camino, avistaron un portón magnífico, todo de mármol, que conducía a una plaza calzada con bloques de oro, en el centro de la cual había una fuente de donde brotaba agua cristalina.
El caminante se dirigió al hombre que desde una garita cuidaba de la entrada.
- Buen día - dijo el caminante
- Buen día - respondió el hombre
- ¿Qué lugar es éste, tan lindo? - preguntó el caminante
- Esto es el cielo - fue la respuesta
- ¡Qué bueno que nosotros llegamos al cielo, estamos con mucha sed!- dijo el caminante
- Usted puede entrar a beber agua a voluntad - dijo el guardián, indicándole la fuente.
- Mi caballo y mi perro también están con sed.
- Lo lamento mucho - le dijo el guardia - Aquí no se permite la entrada de animales.
El hombre se sintió muy decepcionado porque su sed era grande. Más el no bebería, dejando a sus amigos con sed. De esta manera, prosiguió su camino.
Después de mucho caminar cuesta arriba, con la sed y el cansancio multiplicados, llegaron a un sitio, cuya entrada estaba marcada por un portón viejo semi-abierto. El portón daba a un camino de tierra, con árboles de ambos lados que le hacían sombra. A la sombra de uno de los árboles, un hombre estaba recostado, con la cabeza cubierta por un sombrero, parecía que dormía...
- Buen día - dijo el caminante
- Buen día - respondió el hombre
- Estamos con mucha sed, yo, mi caballo y mi perro.
- Hay una fuente en aquellas piedras - dijo el hombre indicando el lugar - Pueden beber a voluntad.
El hombre, el caballo y el perro fueron hasta la fuente y saciaron su sed.
- Muchas gracias - dijo el caminante al salir.
- Vuelvan cuando quieran - respondió el hombre
- A propósito - dijo el caminante - ¿cuál es el nombre de este lugar?
- Cielo – respondió el hombre.
- ¿Cielo? ¡Más si el hombre en la guardia de al lado del portón de mármol me dijo que allí era el cielo!
- Aquello no es el cielo, aquello es el infierno.
El caminante quedó perplejo
- Más entonces - dijo el caminante - esa información falsa debe causar grandes confusiones.
- De ninguna manera - respondió el hombre - En verdad ellos nos hacen un gran favor. Porque allí quedan aquéllos que son capaces de abandonar a sus mejores amigos.


sábado, 4 de julio de 2020

LUZ PARA EL CAMINO



Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida.
La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella.
En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce.
Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo. Entonces, le dice:
- ¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves...
Entonces, el ciego le responde:
- Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi...
- No solo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.
Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.
Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil...Muchas veces en vez de alumbrar oscurecemos mucho más el camino de los demás...¿Cómo? A través del desaliento, la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio, el resentimiento...
¡Qué hermoso sería sí todos ilumináramos los caminos de los demás!



viernes, 3 de julio de 2020

LA CERRADURA



Un hombre había pintado un lindo cuadro.
El día de la presentación al público, asistieron las autoridades locales, fotógrafos, periodistas, y mucha gente, pues se trataba de un famoso pintor, reconocido artista.
Llegado el momento, se tiró el paño que revelaba el cuadro. Hubo un caluroso aplauso.
Era una impresionante figura de Jesús tocando suavemente la puerta de una casa.
Jesús parecía vivo. Con el oído junto a la puerta, parecía querer oír si adentro de la casa alguien le respondía.
Hubo discursos y elogios. Todos admiraban aquella preciosa obra de arte.
Un observador muy curioso, encontró una falla en el cuadro. La puerta no tenía cerradura.
Y fue a preguntar al artista: "Su puerta no tiene cerradura, ¿Cómo se hace para abrirla? "
"Así es," respondió el pintor. "Porque esa es la puerta del corazón del hombre, sólo se abre por el lado de adentro"


jueves, 2 de julio de 2020

A VECES LO QUE NO SE VE, ES AUN MAS BONITO



Existía un hombre que a causa de una guerra en la que había peleado de joven, había perdido la vista. Este hombre, para poder subsistir y continuar con su vida, desarrolló una gran habilidad y destreza con sus manos, lo que le permitió destacarse como un estupendo artesano. Sin embargo, su trabajo no le permitía más que asegurarse el mínimo sustento, por lo que la pobreza era una constante en su vida y en la de su familia.
Cierta Navidad quiso obsequiarle algo a su hijo de cinco años, quien nunca había conocido más juguetes que los trastos del taller de su padre con los que fantaseaba reinos y aventuras.
Su papá tuvo entonces la idea de fabricarle, con sus propias manos un hermoso calidoscopio como alguno que él supo poseer en su niñez. En secreto y por las noches fue recolectando piedras de diversos tipos que trituraba en decenas de partes, pedazos de espejos, vidrios, metales, maderitas, etc.
Al cabo de la cena de Nochebuena pudo, finalmente imaginar a partir de la voz del pequeño, la sonrisa de su hijo al recibir el precioso regalo.
El niño no cabía en sí de la dicha y la emoción que aquella increíble navidad le había traído de las manos rugosas de su padre ciego, bajo las formas de aquel maravilloso juguete que él jamás había conocido...
Durante los días y las noches siguientes el niño fue a todo sitio portando el preciado regalo, con él regresó a sus clases en la escuela del pueblo.
En los tiempos de recreo entre clase y clase, el niño exhibió y compartió henchido de orgullo su juguete con sus compañeros que se mostraban igual de fascinados con aquella maravilla y que pujaban por poner sus ojos en aquel lente y dirigirlo al sol...
Uno de aquellos pequeños, tal vez el mayor del grupo, finalmente se acercó al hijo del artesano y le preguntó con la ambiciosa intriga que solo un niño puede expresar: "Oye, que maravilloso calidoscopio te han regalado...¿dónde te lo compraron?, no he visto jamás nada igual en el pueblo..."
Y el niño, orgulloso de poder revelar aquella verdad emocionante desde su pequeño corazón, le contestó: "No, no me lo compraron en ningún sitio... me lo hizo mi papá"
A lo que el otro pequeño replicó con cierta sorna y tono incrédulo: "¿Tu padre?... imposible... ¡¡¡si tu padre está ciego..!!!". Nuestro pequeño amigo se quedó mirando a su compañero, y al cabo de una pausa de segundos, sonrió como solo un portador de verdades absolutas puede hacerlo, y le contestó: "Si... mi papá está ciego... pero solamente de los ojos... "SOLAMENTE DE LOS OJOS..."
El amor solo se puede ver con el corazón...
Bien lo supo el zorro, bien lo aprendió el Principito, bien deberíamos entenderlo...
"LO ESENCIAL ES INVISIBLE A LOS OJOS"