"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

martes, 3 de mayo de 2016

Fidelidad a Dios



Me gusta ese lema: "cada caminante siga su camino", el que Dios le ha marcado, con fidelidad, con amor, aunque cueste.
Tu felicidad en la tierra se identifica con tu fidelidad a la fe, a la pureza y al camino que el Señor te ha  marcado.
Permitidme un consejo: si alguna vez perdéis la claridad de la luz, recurrid siempre al buen pastor. ¿Quién es el buen pastor? El que entra por la puerta de la fidelidad a la doctrina de la Iglesia; el que no se comporta como el mercenario que viendo venir el lobo, desampara las ovejas y huye; y el lobo las arrebata y dispersa el rebaño. Mirad que la palabra divina no es vana; y la insistencia de Cristo — ¿no veis con qué cariño habla de pastores y de ovejas, del redil y del rebaño?— es una demostración práctica de la necesidad de un buen guía para nuestra alma.
La fidelidad —el servicio a Dios y a las almas—, que te pido siempre, no es el entusiasmo fácil, sino el otro: el que se conquista por la calle, al ver lo mucho que hay que hacer en todas partes.
¡Anímate!..., también cuando el caminar se hace duro. ¿No te da alegría que la fidelidad a tus compromisos de cristiano dependa en buena parte de ti?
Llénate de gozo, y renueva libremente tu decisión: Señor, yo también quiero, ¡cuenta con mi poquedad!
El amor de Dios hace vencer los obstáculos



¿Que cuál es el fundamento de nuestra fidelidad?
—Te diría, a grandes rasgos, que se basa en el amor de Dios, que hace vencer todos los obstáculos: el egoísmo, la soberbia, el cansancio, la impaciencia...
—Un hombre que ama se pisotea a sí mismo; le consta que, aun amando con toda su alma, todavía no sabe amar bastante.
La experiencia de nuestra debilidad y de nuestros fallos, la desedificación que puede producir el espectáculo doloroso de la pequeñez o incluso de la mezquindad de algunos que se llaman cristianos, el aparente fracaso o la desorientación de algunas empresas apostólicas, todo eso —el comprobar la realidad del pecado y de las limitaciones humanas— puede sin embargo constituir una prueba para nuestra fe, y hacer que se insinúen la tentación y la duda: ¿dónde están la fuerza y el poder de Dios? Es el momento de reaccionar, de practicar de manera más pura y más recia nuestra esperanza y, por tanto, de procurar que sea más firme nuestra fidelidad.
San Josemaría Escrivá

lunes, 2 de mayo de 2016

Mes de mayo, mes de María



María es el corazón espiritual, porque su presencia es memoria viviente del Señor Jesús y prenda del don de su Espíritu.

Por: SS Benedicto XVI

Domingo 9 de mayo de 2010, palabras pronunciadas por el Papa Benedicto XVI durante el rezo del Regina Caeli


Queridos hermanos y hermanas

Mayo es un mes amado y llega agradecido por diversos aspectos. En nuestro hemisfero la primavera avanza con muchas y polícromas florituras; el clima es favorable a los paseos y a las excursiones. Para la Liturgia, mayo pertenece siempre al tiempo de Pascua, el tiempo del "aleluya", del desvelarse del misterio de Cristo a la luz de la Resurreción y de la fe pascual: y es el tiempo de la espera del Espíritu Santo, que descendió con poder sobre la Iglesia naciente en Pentescostés. En ambos contextos, el natural y el litúrgico, se combina bien la tradición de la Iglesia de dedicar el mes de mayo a la Virgen María.

Ella, en efecto, es la flor más bella surgida de la creación, la "rosa" aparecida en la plenitud del tiempo, cuando Dios, mandando a su Hijo, entregó al mundo una nueva primavera. Y es al mismo tiempo la protagonista, humilde y discreta, de los primeros pasos de la Comunidad cristiana: Maria es su corazón espiritual, porque su misma presencia en medio de los discípulos es memoria viviente del Señor Jesús y prenda del don de su Espíritu.

En el Evangelio, tomado del capítulo 14 de san Juan, nos ofrece un retrato espiritual implítico de la Virgen María, allí donde Jesús dice: Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él (Jn 14,23). Estas expresiones se dirigen a los discípulos, pero se pueden aplicar al máximo grado a Aquella que es la primera y perfecta discípula de Jesús. María de hecho observó primera y plenamente la palabra de su Hijo, demostrando así que le amaba no sólo como madre, sino antes incluso, como sierva humilde y obediente; por esto Dios Padre la amó y tomó morada en ella la Santísima Trinidad. Y aún más, allí donde Jesús promete a sus amigos que el Espíritu Santo les asistirá ayudándoles a recordar cada una de sus palabras y a comprenderla profundamente (cfr Jn 14,26), ¿cómo no pensar en María, que en su corazón, templo del Espíritu, meditaba e interpretaba fielmente todo lo que su Hijo decía y hacía?

De esta forma, ya antes y sobre todo depués de la Pascua, la Madre de Jesús se convirtió también en la Madre y el modelo de la Iglesia.


Domingo 9 de mayo de 2010, palabras pronunciadas por el Papa Benedicto XVI durante el rezo del Regina Caeli

domingo, 1 de mayo de 2016

San José, hombre de trabajo



Fiesta de San José Obrero. Todos los trabajadores están invitados hoy a mirar el ejemplo de este

Por: SS Juan Pablo II

"Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor... Servid a Cristo Señor" ( Col 3, 23 s.).

¿Cómo no ver en estas palabras de la liturgia de hoy el programa y la síntesis de toda la existencia de San José, cuyo testimonio de generosa dedicación al trabajo propone la Iglesia a nuestra reflexión en este primer día de mayo? San José, "hombre justo", pasó gran parte de su vida trabajando junto al banco de carpintero, en un humilde pueblo de Palestina. Una existencia aparentemente igual que la de muchos otros hombres de su tiempo, comprometidos, como él, en el mismo duro trabajo. Y, sin embargo, una existencia tan singular y digna de admiración, que llevó a la Iglesia a proponerla como modelo ejemplar para todos los trabajadores del mundo.

¿Cuál es la razón de esta distinción? No resulta difícil reconocerla. Está en la orientación a Cristo, que sostuvo toda la fatiga de San José. La presencia en la casa de Nazaret del Verbo Encarnado, Hijo de Dios e Hijo de su esposa María, ofrecía a José el cotidiano por qué de volver a inclinarse sobre el banco de trabajo, a fin de sacar de su fatiga el sustento necesario para la familia. Realmente "todo lo que hizo", José lo hizo "para el Señor", y lo hizo "de corazón".

Todos los trabajadores están invitados hoy a mirar el ejemplo de este "hombre justo". La experiencia singular de San José se refleja, de algún modo, en la vida de cada uno de ellos. Efectivamente, por muy diverso que sea el trabajo a que se dedican, su actividad tiende siempre a satisfacer alguna necesidad humana, está orientada a servir al hombre. Por otra parte, el creyente sabe bien que Cristo ha querido ocultarse en todo ser humano, afirmando explícitamente que "todo lo que se hace por un hermano, incluso pequeño, es como si se le hiciese a Él mismo" (cf. Mt 25, 40). Por lo tanto, en todo trabajo es posible servir a Cristo, cumpliendo la recomendación de San Pablo e imitando el ejemplo de San José, custodio y servidor del Hijo de Dios.

Al dirigir hoy, primer día de mayo, un saludo cordialísimo a todos vosotros, (...), mi pensamiento va con todo afecto especialmente a los trabajadores presentes y, mediante ellos, a todos los trabajadores del mundo, exhortándoles a tomar renovada conciencia de la dignidad que les es propia: con su fatiga sirven a los hermanos: sirven al hombre y, en el hombre, a Cristo. Que San José les ayude a ver el trabajo en esta perspectiva, para valorar toda su nobleza y para que nunca les falten motivaciones fuertes a las que pueden recurrir en los momentos difíciles.


MAYO, MES CONSAGRADO A LA VIRGEN


Hoy comienza el mes que la piedad popular ha consagrado de modo especial al culto de la Virgen María. Al hablar de San José y de la casa de Nazaret, el pensamiento se dirige espontáneamente a Aquella que, en esa casa, fue durante años la esposa afectuosa y madre tiernísima, ejemplo incomparable de serena fortaleza y de confiado abandono. ¿Cómo no desear que la Virgen Santa entre también en nuestras casas, obteniendo con la fuerza de su intercesión materna -como dije en la Exhortación Apostólica "Familiaris consortio"- que "cada familia cristiana pueda llegar a ser verdaderamente una ´pequeña Iglesia´, en la que se refleje y reviva el misterio de la Iglesia de Cristo" (n. 86)?

Para que esto suceda, es necesario que en las familias florezca de nuevo la devoción a María, especialmente mediante el rezo del Rosario. El mes de mayo, que comienza hoy, puede ser la ocasión oportuna para reanudar esta hermosa práctica que tantos frutos de compromiso generoso y de consuelo espiritual ha dado a las generaciones cristianas, durante siglos. Que vuelva a las manos de los cristianos el rosario y se intensifique, con su ayuda, el diálogo entre la tierra y el cielo, que es garantía de que persevere el diálogo entre los hombres mismos, hermanados bajo la mirada amorosa de la Madre común.

sábado, 30 de abril de 2016

María está cerca de cada uno de nosotros



Cuando estaba en la tierra, sólo podía estar cerca de algunas personas. Al estar en Dios, está

Por: SS Benedicto XVI

Esta poesía de María –el «Magníficat»– es totalmente original; sin embargo, al mismo tiempo, es un "tejido" hecho completamente con "hilos" del Antiguo Testamento, hecho de palabra de Dios.

Se puede ver que María, por decirlo así, "se sentía como en su casa" en la palabra de Dios, vivía de la palabra de Dios, estaba penetrada de la palabra de Dios. En efecto, hablaba con palabras de Dios, pensaba con palabras de Dios; sus pensamientos eran los pensamientos de Dios; sus palabras eran las palabras de Dios. Estaba penetrada de la luz divina; por eso era tan espléndida, tan buena; por eso irradiaba amor y bondad.

María vivía de la palabra de Dios; estaba impregnada de la palabra de Dios. Al estar inmersa en la palabra de Dios, al tener tanta familiaridad con la palabra de Dios, recibía también la luz interior de la sabiduría. Quien piensa con Dios, piensa bien; y quien habla con Dios, habla bien, tiene criterios de juicio válidos para todas las cosas del mundo, se hace sabio, prudente y, al mismo tiempo, bueno; también se hace fuerte y valiente, con la fuerza de Dios, que resiste al mal y promueve el bien en el mundo.

Así, María habla con nosotros, nos habla a nosotros, nos invita a conocer la palabra de Dios, a amar la palabra de Dios, a vivir con la palabra de Dios, a pensar con la palabra de Dios. Y podemos hacerlo de muy diversas maneras: leyendo la sagrada Escritura, sobre todo participando en la liturgia, en la que a lo largo del año la santa Iglesia nos abre todo el libro de la sagrada Escritura. Lo abre a nuestra vida y lo hace presente en nuestra vida.

Pero pienso también en el «Compendio del Catecismo de la Iglesia católica», en el que la palabra de Dios se aplica a nuestra vida, interpreta la realidad de nuestra vida, nos ayuda a entrar en el gran "templo" de la palabra de Dios, a aprender a amarla y a impregnarnos, como María, de esta palabra. Así la vida resulta luminosa y tenemos el criterio para juzgar, recibimos bondad y fuerza al mismo tiempo.

María fue elevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo, y con Dios es reina del cielo y de la tierra. ¿Acaso así está alejada de nosotros? Al contrario. Precisamente al estar con Dios y en Dios, está muy cerca de cada uno de nosotros.

Cuando estaba en la tierra, sólo podía estar cerca de algunas personas. Al estar en Dios, que está cerca de nosotros, más aún, que está "dentro" de todos nosotros, María participa de esta cercanía de Dios.

Al estar en Dios y con Dios, María está cerca de cada uno de nosotros, conoce nuestro corazón, puede escuchar nuestras oraciones, puede ayudarnos con su bondad materna. Nos ha sido dada como "madre" –así lo dijo el Señor–, a la que podemos dirigirnos en cada momento. Ella nos escucha siempre, siempre está cerca de nosotros; y, siendo Madre del Hijo, participa del poder del Hijo, de su bondad. Podemos poner siempre toda nuestra vida en manos de esta Madre, que siempre está cerca de cada uno de nosotros.

viernes, 29 de abril de 2016

Paciencia, coraje y esperanza



Oraciones por la salud del Arzobispo de Sídney, Mons. Anthony Fisher, que se rehabilita del Síndrome de Guillain Barré

En la más reciente actualización sobre el estado de salud del Arzobispo de Sídney, Mons. Anthony Fisher, la Arquidiócesis de Sídney anunció su traslado desde el Hospital de San Vicente en esta ciudad a una institución de rehabilitación en la cual el prelado espera recuperarse totalmente del Síndrome de Guillain Barre contraído inesperadamente tras una infección gastrointestinal.
El más reciente mensaje del prelado está acompañado de una fotografía en la cual sostiene un cuadro con las palabras "paciencia", "coraje" y "esperanza". "Este cuadro fue enviado por los niños y los funcionarios del Preescolar Platinum administrado por un grupo de padres de familia católicos", explicó Mons. Fisher. "Como ustedes recordarán, yo he pedido a la Arquidiócesis orar por estas tres virtudes para mí cuando entro en esta nueva fase de rehabilitación".
"Ahora estoy lo suficientemente bien para haber dejado el Hospital de San Vicente y me encuentro en una institución de rehabilitación donde empleo mucho de mi tiempo en el gimnasio", agregó el Arzobispo. "Estoy caminando más y más cada día y haciendo muchos otros ejercicios para mis músculos perezosos. ¡Mantengan las oraciones! Dios los bendiga a todos", concluyó el prelado.
La condición del Arzobispo, en la cual el sistema inmunitario del cuerpo ataca las células nerviosas, motivó su internado en cuidados intensivos justo antes de Navidad y su progreso ha permitido que el prelado pueda dejar el hospital para concentrarse completamente en su rehabilitación física. El Síndrome de Guillain Barré se caracteriza por un notable debilitamiento de los músculos que afecta completamente las funciones motoras del cuerpo.
Por: Con información de Arquidiócesis de Sídney | Fuente: es.gaudiumpress.org