Creer es fiarse, es tomar la mano del amado y, sin
soltarla, caminar juntos siempre, durante las horas de desierto y las horas de
primavera.
Creo en Ti, Señor. Creo que
existes, que vives, que eres amor. Creo que eres la misericordia infinita y que
la manifiestas a raudales en tantos acontecimientos de nuestra vida.
Creo que eres el camino seguro que lleva al cielo, y que no hay otro. No hay otro
cielo ni otro camino que lleve al mismo.
Creo que eres la verdad de la vida y de las cosas. Eres también la vida de
todos los seres, eres mi vida... Vida plena, vida eterna...
Creo que has formado los cielos y la tierra, con todo su ornato. Si en Ti no
creyera, todo sería destrucción, desorden, caos. Creo en Ti, Señor.
Crecer en la fe es crecer en el amor. Por eso, porque creo en Ti con toda mi
mente, te amo con todo mi corazón. Creer es fiarse, es tomar la mano del amado
y, sin soltarla, caminar juntos siempre, durante las horas de desierto y las
horas de primavera.
Te gusta, Señor, que tengamos fe en Ti: "Tu fe te ha salvado", y te
apena mucho nuestra falta de fe: "Hombres de apoca fe, ¿porqué habéis
dudado?"
Quiero ser un hombre o una mujer que se fía de Ti totalmente, que camina por la
vida no con la seguridad de sus pies o de su mente sino con la seguridad de su
Dios.
1. Jesucristo, creo que eres el Hijo eterno del Padre
Creo en la Santísima Trinidad. La celebramos en su fiesta. Eres un Dios único
pero en tres personas que son amor. Y creo que las tres personas habitan en mi
alma por la gracia.
Tú eres el Hijo del Padre desde toda la eternidad, el hijo en el cual tiene el
Padre todas sus complacencias. El Hijo enviado al mundo no para juzgarlo, sino
para salvarlo.
Eres tan parecido al Padre. Nosotros debemos ser tan parecidos a Ti. No fuiste
enviado por el Padre para condenarme, sino para salvarme. A mí y a cada uno de
los hombres.
Pagaste un precio tremendo. Pagaste todo Tú para comprarme a mí. Hasta sin
sangre en las venas te quedaste, sin vestidos, sin vida. Para salvarme a mí.
Pues, ¿quién soy yo? Te quedaste infinitamente pobre, Tú que eras infinitamente
rico.
Soy el precio de tu sangre, de tu muerte, de tus infinitas humillaciones. ¿Qué
clase de amor es éste? ¿Puede un mendigo sentirse más feliz que yo? ¿Puede un
encarcelado, prisionero de por vida experimentar más alegría que yo? ¿Puede un
condenado al infierno sentirse más afortunado que yo? Pues soy un pobre
hambriento convertido en rico, un encarcelado a quien han dado el indulto, un
condenado al infierno liberado del eterno dolor.
2.Jesucristo, creo que eres el salvador de los hombres
Lo que implicó la salvación: Belén, Nazaret -ocultamiento perfecto-. La pasión
y la Cruz -amor sin límites-
Belén, Nazaret, Jerusalén son ciudades que me recordarán eternamente el amor de
mi Dios. En Belén nació por amor a mí en la máxima pobreza. Una cueva, un
pesebre de amor. En Nazaret vivió por amor a mí en el ocultamiento perfecto. En
Jerusalén sufrió la pasión y la muerte de un esclavo y de un
"maldito" por amor a mí.
En esas ciudades me amó hasta el extremo mi Creador, mi Redentor. Siempre que
te mire, veré el rostro y los ojos de mi Salvador, unos ojos que me miran con
amor, con compasión y con inmensa esperanza. Siempre que piense en Ti, sentiré
renacer la esperanza, porque eres Luz, Resurrección, Buen Pastor, Camino, Vedad
y Vida.
Contigo siempre hay remedio, hay salida. Por tanto camino por la vida con la
frente alta, el corazón alegre y paso seguro. Voy con Jesús, con el que
prometió: "Yo estaré con vosotros todos los días, también hoy."
3. Jesucristo, creo que te encarnaste en el seno de la Virgen María por
obra del Espíritu Santo.
Se puede decir que actuaste como si no fueras Dios durante treinta y tres años.
Humillación total. Por amor.
Somos hermanitos de carne y hueso con la diferencia de que Tú eres Dios. Pero,
para que no sintiéramos complejo frente a Ti, quisiste divinizarnos,
convertirnos en pequeños dioses en el cielo.
Como todos los niños, como yo, estuviste encerrado en el seno de tu madre,
creciendo día a día hasta que estuviste maduro para nacer. Lo mismo que yo, lo
mismo que todos los niños.
Recién nacido eras como todos los bebés. La cosa más débil del mundo, Tú el
Dios de los ejércitos. Quisiste sentir lo que siente un niño creciendo en el
seño de su madre. Y a María le hiciste sentir tu presencia y tus movimientos.
Oh divino bebé, maravilloso niño que sobreviste al aborto. Hoy millones de
niños no tienen la suerte que tuviste tú de nacer. Ten compasión de todos ellos
y de sus mamás porque no saben lo que hacen.
4. Jesucristo, creo que padeciste y morirse en la cruz para redimirnos
de nuestros pecados.
Y tengo que decir como san Pablo: Líbreme Dios de gloriarme en nada si no es en
la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Me amaste y te entregaste por mí en la
cruz.
Amor escrito con sangre. Para que no me quedaran dudas de que me amas. "Si
fuera necesario para salvarte, volvería a sufrir de buena gana por ti solo todo
lo que sufrí por el mundo entero"...Palabras dichas por Ti a una santa.
Cuanto amor, cuánto dolor. Cuánto dolor, cuanto amor. Por mí.
Pordiosero miserable, condenado al infierno, todo esto y más he sido. Pero de
todo esto me ha librado Jesús. A costa de tormentos, salivazos, flagelos,
espinas y humillaciones he sido arrancado del infierno que era mi lugar
merecido.
La eternidad no será suficiente para agradecer, para amar, para bendecir y
adorar a la persona que mizo tanto bien. Con Pablo digo y diré: "Líbreme
Dios de gloriarme en nada si no es en la cruz de mi Salvador."
¿Será tan difícil amar entrañablemente a un ser que tanto amor me ha
demostrado? ¿Podré negar yo, criatura miserable, algo a mi Dios Omnipotente,
sobre todo en el amor?
5. Jesucristo, creo que resucitaste al tercer día.
Recuperaste tu divinidad. Te enterraron como hombre y resucitaste como
Hombre-Dios glorificado. Y ya la muerte no podrá dominarte jamás. Vives
eternamente en el cielo para interceder por nosotros ante el Padre.
Con san Pablo afirmamos: Cristo ha resucitado. Ahí se apoya nuestra fe y
nuestra religión triunfadora. La religión de un Dios-Hombre que se dejó vencer
y humillar hasta un grado inaudito para resucitar y vencer tan solo tres días
después a todos sus enemigos de un solo golpe.
El fundador de nuestra religión es un gran triunfador. Seguimos a un Caudillo
que nos lleva a la victoria segura. "Las puertas del infierno no
prevalecerán contra ella". Un optimismo radical debe prevalecer en muestra
vida en medio de las tormentas del mundo moderno.
De los fundadores de religiones -que son numerosos- sólo uno vive resucitado,
habiendo vencido a la muerte. Los demás son un puñado más de polvo que hay
dentro de la Tierra.
Al resucitar con tu cuerpo humano nos has confirmado que nosotros, de manera semejante
y a su tiempo, resucitaremos contigo para vivir eternamente contigo felices en
el cielo. Así como creo en tu resurrección, creo también en la mía.
6. Jesucristo, creo que estás sentado a la derecha del Padre.
Es decir, tu Humanidad ha sido glorificada y está junto a Dios. Eres un Dios
Hombre para siempre con una humanidad glorificada y, como eres hombre, nos has
elevado hasta el trono de Dios, buscando hacernos semejantes a Ti.
Todo lo ha puesto Dios bajo tus pies. Eres el rey del universo no sólo como
Dios sino también como hombre. Pero al mismo tiempo has elevado a la naturaleza
humana hasta el trono de Dios, la has divinizado.
Tu amor va mucho más allá de lo que pidiéramos imaginar o anhelar. La frase
"seréis como dioses" se realizará. San Juan lo confirma:
"Seremos semejantes a Él porque lo verismos al cual es." ¿Qué mas
podías hacer por nosotros, por mí?
Por eso, el no corresponder a tanto amor, el dar la espalda a semejante bondad
representa una ingratitud tan grande como el universo. Aún desconozco la
altura, la anchura y la profundidad de semejante amor. Si yo conociera, si yo
creyera en semejante amor...
Autor: P Mariano de Blas LC.