"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

miércoles, 26 de septiembre de 2012

ENTENDER AL HOMBRE PARA ENTENDER LA CRISIS


Autor: Pablo Cabellos Llorente

            Con gran interés, he leído una reciente Tercera de ABC, titulada "El miedo que nos gobierna", cuyo autor es Antonio Hernández-Gil. Con erudición y belleza literaria, describe la situación de nuestra sociedad de manera realistamente descarnada y con la erudición propia del  hombre de leyes. Se mueve entre la piedad que proponía Rousseau para lograr el pacto de convivencia del Contrato social y el pesimismo de un Hobbes con el estado como gran Leviatán, surgido del miedo que busca seguridad.
            Acaba inclinándose por la realidad de que vivimos en una sociedad miedosa, regida por políticos que miran más su triunfo en las siguientes elecciones que el cambio necesitado por todos. Es un artículo brillante, pero un tanto cerrado a la esperanza, que sólo mantiene en unos posibles pensadores capaces de idear un diseño mejor para nuestro mundo.
            Sería pueril que yo intentase enmendar la plana a tan magnífico artículo, pero  me voy a permitir ofertar una posible complementariedad al escrito del ilustre jurista. Se puede completar lo que dice sobre la Revolución  Francesa y la Ilustración, sobre los hombres de pensamiento que forjaron a su entender la modernidad. Cita expresamente a Descartes, Pascal, Locke, Newton, Vico. Spinoza, Hume, Montesquieu, Rousseau, Voltaire y Kant. Es bien cierto que tanto estos personajes como los hechos referidos  dieron lugar a un nuevo régimen. Sus aportaciones fueron distintas y su influencia posterior también.

            Sin embargo, me atrevo a pensar en el aspecto negativo que han desarrollado esas ideas -en buena medida causa de lo que ahora sucede- porque a partir de las reflexiones de algunos de ellos se llega a este hombre moderno causante de la crisis, este hombre autónomo que, emancipado de Dios, pierde su sentido. Fue un logro la desvinculación de la sociedad respecto de las monarquías absolutas y de la Iglesia, un logro que alcanza a la misma monarquía y a la Iglesia que, desligada del poder temporal, puede sin rémoras dedicarse a lo que le es propio: ofertar las medios para alcanzar la santidad.
            Pero se produce un corte tan radical que tal vez confundió la separación de la Iglesia de los asuntos de este mundo con la liberación del hombre respecto a Dios, liberación que no es tal porque perdido el sentido, se vacía considerablemente la libertad. Algunos de esos autores -casi todos cristianos- han cooperado a la confusión del subjetivismo con la conciencia, ha sustraído de las actividades humanas toda referencia al Creador, han ido desechando la razón en beneficio de lo empírico, han originado progresivamente un Estado que lo es todo en detrimento de la persona...
            A mi entender, aquí radica en buena medida la situación de esta sociedad que se tambalea sin encontrar el lugar perdido. No persigo la vuelta a la Edad Media ni al confesionalismo religioso que ha hecho mal -en algunos casos continúa- principalmente a las religiones. Sí desearía encontrar una nueva sociedad en la que la persona ocupase el lugar que le corresponde como criatura de Dios. Y, a partir de ahí, se puede construir un nuevo orden con cabida para la esperanza. Enseguida aparecerá la objeción de que estamos en una sociedad plural en la que caben ateos y agnósticos. Por supuesto que caben, pero ahora mismo quienes estamos fuera somos los creyentes. Ahí voy.
            Hablando del personalismo de Juan Pablo II, ha escrito Juan Manuel Burgos: Si los hombres entienden qué es el bien y qué es el mal se debe exclusivamente a que lo han experimentado interiormente. Aquí es donde se encuentra el origen de la ética, lo que supone, en términos de teoría de las ciencias, que es sustancialmente autónoma con respecto a cualquier otra ciencia (y a la metafísica, en particular) ya que no toma de ninguna sus contenidos sino de una experiencia antropológica originaria. Esta filosofía personalista puede ser la aportación que se espera para construir una sociedad nueva que respete a todos.
            El personalismo surgió en la Europa de entreguerras con el objetivo de ofrecer una alternativa a las dos corrientes socio-culturales dominantes del momento: el individualismo y el colectivismo. Frente al primero, que exaltaba a un individuo autónomo y egocéntrico, remarcó la necesidad de la relación interpersonal y de la solidaridad; y frente al segundo, que supeditaba el valor de la persona a su adhesión a proyectos colectivos como el triunfo de una raza o la revolución, el valor absoluto de cada persona independientemente de sus cualidades. (Revista Española de Personalismo)
            De cara a una sociedad y unos estados vacíos de ideales, es necesario recuperar la ilusión de ser personas con la dignidad que nos corresponde, lo que probablemente sólo es posible restaurando la verdad sobre el hombre. Cualquier otra cosa sería comenzar la casa -también la economía- por el tejado. Juan Pablo II subrayó la primacía del hombre sobre los medios de producción, la primacía del trabajo sobre el capital y la primacía de la ética sobre la técnica. En el centro está la dignidad del hombre, que es siempre un fin y jamás un medio. Acierta Hernández-Gil al apelar a la razón.

domingo, 23 de septiembre de 2012

LOS PLAY BOYS DE LOS AÑOS 60



GRUPO QUE SE FUNDO EN BADAJOZ, EN 1961
 
 
 

¿QUE HACE LA IGLESIA POR LA HUMANIDAD?




AQUI TIENEN UN PEQUEÑO RESUMEN DE LO QUE LA IGLESIA HACE POR TODOS
 
 

LOS PLAY BOYS, Rock de la cárcel


QUE YO NO ME PIERDA

 
Que Dios no permita que yo pierda el romanticismo, aun sabiendo que las rosas no hablan...

Que yo no pierda el optimismo, aun sabiendo que el futuro que nos espera puede no ser tan alegre...

Que yo no pierda la voluntad de vivir, aun sabiendo que la vida es, en muchos momentos, dolorosa...

Que yo no pierda la voluntad de tener grandes amigas; aun sabiendo que, con las vueltas del mundo, ellas se van de nuestras vidas...

Que yo no pierda la voluntad de ayudar a las personas, aun sabiendo que muchas de ellas son incapaces de ver, reconocer y retribuir, esta ayuda...

Que yo no pierda el equilibrio, aun sabiendo que muchas fuerzas quieran que yo caiga...

Que yo no pierda la voluntad de amar, aun sabiendo que la persona que yo más amo, pueda no sentir el mismo sentimiento por mí...

Que yo no pierda la luz y el brillo en la mirada, aun sabiendo que muchas cosas que veré en el mundo, oscurecerán mis ojos...

Que yo no pierda la garra, aun sabiendo que la derrota y la pérdida son dos adversarios sumamente peligrosos...

Que yo no pierda la razón, aun sabiendo que las tentaciones de la vida son muchas y deliciosas...

Que yo no pierda el sentimiento de justicia, aun sabiendo que la perjudicada pueda ser yo...

Que yo no pierda mi abrazo fuerte, aun sabiendo que un día mis brazos estarán débiles...

Que yo no pierda la belleza y la alegría de ver, aun sabiendo que muchas lágrimas brotarán de mis ojos y correrán por mi alma...

Que yo no pierda el amor por mi familia, aún sabiendo que ella muchas veces, me exigirá esfuerzos increíbles para mantener la armonía...

Que yo no pierda la voluntad de donar este enorme amor que existe en mi corazón, aún sabiendo que muchas veces él será rechazado...

Que yo no pierda la voluntad de ser grande, aun sabiendo que el mundo es pequeño...

Y encima de todo...

Que yo jamás me olvide que ¡Dios me ama infinitamente! Que un pequeño grano de alegría y esperanza dentro de cada uno es capaz de cambiar y transformar cualquier cosa, pues ¡la vida es construida en los sueños y realizada en el amor!

¿De qué nos sirve vivir, sino sabemos respirar? ¿De qué nos sirve soñar, sino somos capaces de hacer realidad nuestros sueños?

sábado, 22 de septiembre de 2012

MARÍA PROVOCA LA PRIMERA "SEÑAL"


Además de la gran confianza que María mostró en su Hijo, ella fue el medio que Dios usó para dar comienzo a la manifestación de Jesús.

Ojalá puedas leer en el Evangelio Jn 2, 1-12, cuando María le pide a su Hijo que les falta el vino en una boda donde fueron invitado en Caná.

A mí me llama poderosamente la atención ese detalle de María de acercarse a visitar a su prima santa Isabel tras tener conocimiento de su estado de gestación, también su fina observación en las bodas de Caná, en una situación de tanto embarazo para aquellos jóvenes esposos. Todo ello habla de un corazón amable, sencillo, bondadoso, atento, comprensivo, servicial en nuestra madre del cielo".

Una contemplación superficial del episodio de la boda de Caná nos dice que lo más milagroso fue el hecho de que Jesús mostró su dominio absoluto sobre la materia, convirtiendo agua en vino. Sin embargo, el Evangelista nos da a entender que no fue así al decir "Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzó a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos" (Jn 2, 11).

Según el Evangelista la finalidad intrínseca de este milagro fue el convencer a sus discípulos que Él era lo que decía que era: el Hijo de Dios. Así manifestó su "gloria" que era su divinidad, pues María le obligó a "hacer llegar su hora" de mostrar su gloria o divinidad.

Independientemente de la gran confianza que María mostró en su Hijo, como hemos comentado antes, está el hecho de que ella fue el medio que Dios usó para dar comienzo a la manifestación de Jesús de Nazaret como su Hijo. Aquí María aparece como aquella que hace conocer a Cristo. Uno podría pensar que tal vez su misión fuese solamente traer al Hijo al mundo y después dejarlo manifestarse como le pareciera mejor. Dios en su providencia quería hacer las cosas de otra manera: quería dar a conocer a su Hijo al mundo por medio de su Madre. Nosotros podemos no estar de acuerdo con esta metodología, pero no se puede negar que Él quiso adoptarla para manifestar a su Hijo.

Parece ser que el Padre sigue usando esta metodología para dar a conocer a su Hijo. Son elocuentes las múltiples apariciones de la Virgen en estos dos últimos siglos. Pensemos en Lourdes, Fátima...
Autor: P. Fintan Kelly.

viernes, 21 de septiembre de 2012

MATEO, DE PUBLICANO A SANTO

El cobrador de impuestos, no calcula las consecuencias, no regatea. Deja absolutamente todo y comienza una nueva vida al lado de Cristo.
Mateo, el publicano, tuvo la gran suerte de encontrarse con Cristo y así su vida experimentó un gran cambio hasta convertirse en el gran apóstol y evangelista que conocemos. Experimentó sin duda la angustia y la tristeza del pecado desde su condición de publicano, pero después fue valiente y decidido a la hora de abandonar aquella vida para ponerse de rodillas ante la verdad de Dios que quería su corazón plenamente. Así se operó la conversión: de publicano a santo.

Al pasar vio a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: "Sígueme" (Mt 9, 9). La misión de Cristo fue siempre la de salvar al hombre de la esclavitud del mal. Parece que siempre está comprometido en esta lucha.

Cristo siempre pasa, y siempre se encuentra con alguien: con Zaqueo, con la Samaritana, con la pecadora pública. Al pasar se encuentra con Mateo, un publicano, un ser señalado por los judíos que se creían buenos, un hombre de mala reputación, un pecador. Cristo se dirige a él y le ofrece otro camino: cambiar la mesa de los impuestos por una vida de entrega generosa y desinteresada a los demás, cambiar la vida de pecado por una vida de amistad con Dios, cambiar en definitiva el corazón. Una auténtica conversión. Él acepta esta invitación, porque la mirada de aquel hombre le había hecho comprender su pobreza interior, la pobreza que siempre conlleva el pecado.

"Él se levantó y le siguió" (Mt 9,9). Admira la prontitud con que Mateo abandona su vida de pecado para abrazar el amor de Dios. No hace consideraciones, no calcula las consecuencias, no regatea a Cristo. Deja absolutamente todo y comienza una nueva vida al lado de Cristo. Realiza dos gestos, sintetizados en dos palabras: "Se levantó", como si se dijera que abandona aquella mesa, símbolo de su vida pasada y de su pecado; y es que para salir del pecado siempre hay que abandonar algo propio, personal. Y "le siguió", es decir, abrazó una nueva vida, una vida junto a Dios, una vida centrada en otros valores, una vida nueva en Cristo. No fue sin duda fácil para Mateo esta decisión, pero bien valía la pena probar otro camino distinto de aquel que se había convertido para él en tantos momentos de dolor, de angustia y de remordimiento.

"No he venido a llamar a justos sino a pecadores" (Mt 9,13). Jesús aceptó la invitación de Mateo a comer en su casa, casa que se llenó enseguida de publicanos y pecadores. Los fariseos preguntaron a los discípulos por qué comía su Maestro con publicanos y pecadores. Pero fue Jesús el que les respondió: "No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender lo que significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio" (Mt 9, 10-13).

Es maravilloso el comprender cómo el Corazón de Dios busca la oveja perdida y cómo se llena de alegría verdadera y profunda cuando la encuentra. Por eso se enfrenta con estas palabras tan consoladoras a aquellos fariseos que se extrañaban de que el Maestro se sentara a la mesa con los pecadores. No sabían aquellos hombres que Cristo había venido a salvar precisamente a aquellos que ellos despreciaban y, más aún, ignoraban los fariseos que tal vez era más fácil sacar del abismo del mal a personas que se aceptaban pecadoras que a ellos mismos que se consideraban justos.
Autor: P. Juan J. Ferrán.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

CUANDO SE CONFUNDE EL AMOR

El amor de Dios nos invita a dar sin esperar nada, a perdonar, que son la moneda del amor con la que se compra la verdadera felicidad.
La vida está llena de sorpresas, situaciones que nos admiran y al mismo tiempo nos entristecen.

El mundo y los hombres sin Dios, buscan a toda costa su propia felicidad, aun a costa de los demás. El amor de Dios nos invita a dar sin esperar nada, a llevar el perdón y el sacrificio, que son la moneda del amor con la que se compra la verdadera felicidad. Espero que aproveches estas reflexiones para que ames de verdad, con las características reales del amor, y no te conviertas en un producto de la sociedad que no solo te lleva al capricho de no pensar en los demás, sino a llenarte de ti mismo.

El amor es paciente y da tiempo a la relación para que crezca.
El capricho es impaciente, imprudente, impulsivo e irrazonable.

El amor se controla a sí mismo y desea lo mejor para el otro.
El capricho es obstinado y exige que se hagan las cosas a su manera.

El amor se centra en la persona y en su carácter y no sólo en sus rasgos exteriores.
El capricho se basa sobre expectativas y condiciones idealistas, irreales y egoístas.

El amor no puede separarse de Aquel (Dios) que es amor; por eso va junto con la fe, a la que da significado, y ésta pone propósito en el amor.
El capricho se enreda con las sensaciones del momento y con frecuencia aleja a Dios.

El amor se edifica en la aceptación de sí mismo y supone lo mejor en el otro mediante una confianza implícita.
El capricho, con frecuencia, está inseguro de sí mismo, lo que le pone celoso y hace posesivo del otro. Esto se manifiesta en peleas constantes.

El amor se construye sobre la amistad, si se rompe la relación, cada uno queda mejor por haberse conocido.
El capricho tiene una base insegura, y deja cicatrices y recuerdos dolorosos.

El amor es veraz y se caracteriza por una comunicación sincera y honrada.
El capricho es falso, porque teme compartir su verdadero yo y ser rechazado.

El amor es fiel a los valores personales, aunque arriesgue la terminación de la relación.
El capricho puede cometer acciones objetables por temor a perder al otro.

El amor soporta los altibajos de la vida, porque sabe que los sentimientos y las circunstancias no alteran el compromiso de amar.
El capricho crea nerviosismo en la amistad.

El amor mejora la calidad de una persona.
El capricho y sus traumas, consumen la energía, lo que hace sufrir en los estudios, el trabajo y la amistad; por lo tanto, sufre la calidad de la persona.

El amor mejora la confianza en sí mismo.
El capricho tiende a engendrar dependencia y sentimientos inadecuados acerca de sí mismo.

El amor crece con el tiempo y perdura a pesar de la separación.
El capricho se debilita con el tiempo y la separación.

NO DEJES DE TOMAR TU DECISIÓN, PERO NO TARDES MUCHO, PUES PUEDE SER QUE SEA EL SEÑOR CAPRICHO QUE LLEVAS DENTRO, QUE TE TIENE ATADO Y NO TE DEJA CRECER...
Autor: P. Dennis Doren L.C.

martes, 18 de septiembre de 2012

ANTE LA INSEGURIDAD ¿CÓMO REZAR CUANDO SALGO DE CASA O VIAJE?

Llevarse a Dios a la calle, dirigirle una mirada, una sonrisa o una palabra, es buena manera de sentirse seguro por el camino.
Autor: P Evaristo Sada LC.
Nos sentimos inseguros con tanta violencia y peligros que hay en las calles. En el hogar estamos bien, pero salir de casa o de viaje puede provocar aprensión a uno mismo o a los seres queridos. Yo ya sufrí un atraco en Nápoles y no es nada agradable.... Por eso hoy los familiares están en contacto permanente, enviándose continuos mensajes de texto o haciendo una llamada rápida sólo para decir: "ya llegué", "estoy atorado en el tráfico", "ya estoy en el avión, te llamo al aterrizar", "todo bien, te quiero". Más y más a la gente le gusta estar conectada, en contacto continuo.

Las dos cosas (la inseguridad y el contacto continuo) pueden ayudar a mejorar la vida de oración, sea en la rutina diaria y especialmente cuando estamos de viaje o de camino.


1. La inseguridad puede convertirse en fuente de seguridad.

Los seres humanos somos de por sí vulnerables, nadie las tiene todas consigo; Todopoderoso sólo Dios. Esta debilidad interna, estructural, que además está sometida a tantas amenazas externas mientras vamos por el camino de la vida, puede convertirse en una fortaleza. Dios le dijo a San Pablo: Te basta mi gracia, mi fuerza se manifiesta en la debilidad (2 Cor. 12,7)

Dios, que nos conoce mejor que nadie, nos compara a las ovejas. Las ovejas están siempre expuestas a extraviarse, al ataque del lobo, a la amenaza de los ladrones. Requieren la presencia continua del pastor. Y Dios quiere ser nuestro Pastor mientras vamos de camino. En el Salmo 22(23) tenemos una excelente descripción de la existencia humana y creo yo que es la mejor oración del viajero. Me refiero tanto al viaje de la vida, a nuestra peregrinación terrena, como a cualquier viaje o salida de casa. Creo que es una de esas oraciones que todos deberíamos saber de memoria y, sobre todo, poner todo el corazón a la hora de decirla:

El Señor es mi pastor, nada me falta.
En prados de hierba fresca me hace reposar,
me conduce junto a fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.

Me guía por el camino justo,
haciendo honor a su Nombre.
Aunque pase por un valle tenebroso,
ningún mal temeré,
porque Tú estás conmigo.

Tu vara y tu cayado me dan seguridad.
Me preparas un banquete
en frente de mis enemigos,
perfumas con ungento mi cabeza
y mi copa rebosa.

Tu amor y tu bondad me acompañan
todos los días de mi vida;
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.


2. El hábito del contacto continuo (text messaging) puede practicarse también con Dios

El text messaging y el tweeting están de moda: mensajes cortos para entrar en contacto. Eso que hacemos entre nosotros, es lo que siempre se nos ha recomendado hacer con Dios en cualquier momento o circunstancia (jaculatorias). Una jaculatoria es como un tweet lanzado al cielo.

Jesucristo lo hacía con su Padre:

- "Padre, te doy gracias por hacerme escuchado. Ya sabía yo que tú siempre me escuchas" (Jn 11,41)
- "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" (Lc 23,34)
- "Te doy gracias, Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a la gente sencilla" (Mt 11,25)
- "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mt 27,46)

Llevarse a Dios al trabajo, a la universidad y al supermercado, dirigirle una mirada, una sonrisa o una palabra, es buena manera de sentirse seguro por el camino y de afrontar el típico conflicto del activismo. Dios está en todas partes, lo llevamos dentro de nosotros; no está confinado a los muros de las Iglesias.

Dios está vivo, nos mira siempre, es nuestro Padre, y le gusta que sus hijos nos acordemos de Él, le demos una llamada, simplemente para decirle: "Gracias", "Te quiero", "Ayúdame", "Protégelo", "Ilumíname", "Dame paciencia", "No puedo más, dame fuerza", "Bendito seas", etc.

Al salir de casa, apenas cerrar la puerta, sentarse en el coche o mientras se espera el metro o el autobús, se puede rezar una oración espontánea para pedir a Jesucristo que nos cuide en el camino. Algo así:

Buen Pastor, salgo de (casa) viaje, acompáñame, ven conmigo.
Tú eres el Camino, llévame a mi destino.
Tú eres la Vida, que vuelva a casa sano y salvo.
En tus manos dejo a mis seres queridos, cuídalos, son tus hijos.
Saber que estamos bajo tu mirada es fuente de paz y confianza.
Que en todo momento sea testimonio de vida cristiana.
Amén.


También puede rezarse la oración al Ángel de la guarda. Recuerdo un día en que al salir de la estación de autobuses hice la señal de la cruz y un momento de oración; la persona que llevaba al lado me dijo: A mí también me gusta rezar al comenzar un viaje, pero no sé qué rezar y sólo hago la señal de la cruz. Le sugerí rezar esta oración al Ángel de la guarda:

Ángel del Señor, que eres mi custodio, puesto que la Providencia soberana me encomendó a ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname en este día, amén.
Este artículo se puede reproducir sin fines comerciales y citando siempre la fuente www.la-oracion
Autor: P Evaristo Sada LC.

lunes, 17 de septiembre de 2012

UN RATO DE LIBERTAD

Tal vez sea difícil encontrar momentos así, disponibles para llevar a cabo lo que más anhelo...

Las prisas cubren nuestras vidas. Tenemos mil cosas que hacer en cada instante. Sentimos por momentos agobios que asfixian. Buscamos entonces pequeños oasis de libertad para serenar el alma.

En otras ocasiones vivimos más serenos, tocamos instantes de paz. Nadie nos pide acciones urgentes. Nadie nos interpela sobre lo que hagamos o dejemos de hacer. Tenemos ante nosotros tiempo disponible para ocuparlo solo en aquello que deseamos desde lo más íntimo del alma.

Si encuentro un rato de libertad, ¿qué viene a mi mente y a mi corazón? ¿Qué escojo si la decisión de lo que voy a hacer depende por completo de mí?

Habrá quien tome un libro y empiece a leer una novela tantas veces programada y dejada una y otra vez para más tarde. Otro buscará en Internet una música que le hará volver a su infancia. Otro abrirá el armario de los recuerdos y releerá cartas y cartas de familiares y amigos. En la era electrónica, más de uno buceará en la famosa carpeta de “asuntos pendientes” que lleva demasiado tiempo sin ser "desempolvada".

Un cristiano, un seguidor de Jesucristo, ¿qué desearía hacer si contase con un rato de libertad? Sería hermoso que pensase en su Amigo, que dedicase algo de tiempo a la oración, que abriese una Biblia y pudiera releer palabras que Dios ofrece a los hombres. De este modo, recordaría "lo único necesario", lo que vale la pena más allá de las prisas de nuestro mundo desquiciado.

También sería "lógico" que un cristiano, en un rato de libertad, mirase a su alrededor y dedicase lo mejor de esos instantes "libres" para ayudar al hambriento, al sediento, a quien busca un poco de consuelo y de esperanza.

Yo, ¿qué haría si se me concediese ahora un poco de tiempo libre? ¿Qué ideas ocuparían mi mente inquieta? ¿Qué deseos surgirían en mi corazón? ¿Qué planes y proyectos nacerían desde mi voluntad?

Si tuviese un rato de libertad... Tal vez sea difícil encontrar momentos así, disponibles para llevar a cabo lo que más anhela mi alma. Pero si llegase un momento así, desvelaría dimensiones profundas de mi vida que no aparecen por culpa de las prisas que me agobian.

Sería triste si un rato de libertad me hiciera descubrir que vivo de modo egoísta, sin dejar espacio ni a Dios ni a mis hermanos. Sería hermoso si un momento así desvelase que en mi existencia Cristo no es sólo un nombre del pasado, sino un Amigo que me indica el Camino y que me invita a avanzar hacia la fe y hacia el amor sincero a los hermanos.
Autor: P. Fernando Pascual LC.