Entrevista al P. Lombardi en el segundo
aniversario de pontificado
En el segundo aniversario de la elección
como Sucesor de Pedro, del Card. Jorge Mario Bergoglio, resuenan las palabras
del Papa Francisco, antes de su primera bendición Urbi et Orbi y tras rezar por
el Obispo de Roma emérito, Benedicto XVI, por quien pidió que el Señor lo
bendiga y la Virgen lo proteja: «Y ahora, comenzamos este camino: Obispo y
pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad
a todas las Iglesias. Un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre
nosotros. Recemos siempre por nosotros: el uno por el otro. Recemos por todo el
mundo, para que haya una gran fraternidad».
Sobre el segundo año caminando con el
Papa Francisco, el P. Federico Lombardi, director de Radio Vaticano y de la
Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha sido entrevistado por Roberto
Piermarini.
Empezando por las imágenes que más se
podrían destacar:
«En un flujo infinito de imágenes, es
difícil elegir. Pero quisiera recordar tres. La primera es el abrazo ante el
Muro de las Lamentaciones en Jerusalén, entre tres: el Papa con el Rabino y con
el líder musulmán. Un momento simbólico fundamental del diálogo y de la paz en
el viaje del Papa a Tierra Santa, en un lugar absolutamente crucial para la paz
en el mundo. La segunda imagen que quedó grabada en todos es cuando el Papa
Francisco, al terminar la gran ceremonia en la catedral ortodoxa en Estambul,
en Constantinopla, pidió, en cierto sentido, la bendición del Patriarca y se
inclinó ante él. Un momento de fraternidad en el diálogo ecuménico, el gran
anhelo de la unidad de los cristianos. Y la tercera imagen, que no es una sola,
sino una serie de imágenes, que el Papa mismo ha evocado en varias ocasiones,
es durante el gran viaje a Filipinas: las multitudes de personas llenas de
afecto, deseosas de ver al Papa, de darle su amor, de manifestar su entusiasmo,
que le presentan a los niños. Alegría y esperanza ante el Papa. Un pueblo que
mira a su futuro con esperanza, presentándole a sus niños y a las nuevas
generaciones de Asia y de la humanidad».
En el ámbito internacional, el segundo
año de Pontificado del Papa Francisco está marcado también por el papel de
mediación de la Iglesia:
«El Papa ha lanzado una infinidad de
llamamientos por la paz, en particular ante las situaciones más críticas y
dramáticas que conocemos muy bien. Las que se refieren a Oriente Medio, las que
se refieren ahora a Ucrania, en el marco europeo… Momentos muy significativos
que hemos visto, en los que, de algún modo, se percibió también la capacidad de
presencia personal del Papa Francisco. Como la ‘ración por la paz’, después de
su viaje a Tierra Santa, con la invitación personal a rezar juntos, para el
presidente de Israel y el presidente de la Autoridad Palestina, aquí en el
Vaticano.
Y otro momento, que despertó también el
interés internacional con cierta sorpresa, fue cuando el presidente Obama y el
presidente Raúl Castro le agradecieron al Papa Francisco por su contribución
para la renovación de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba. Así se
comprendió, aunque con cierta discreción, que el Papa Francisco ha dado su
contribución personal».
El Sínodo sobre la familia ha
monopolizado un poco este segundo año de pontificado
A la luz de lo que ha dicho el Papa
Francisco ¿qué balances y perspectivas se pueden destacar?:
«Estamos en camino. Estoy convencido de
que esta renovación del Sínodo como método de puesta en marcha de la comunidad
de la Iglesia más amplia, que luego llega a madurar en los encuentros de los
Obispos, es uno de los aspectos importantes con los que Francisco ve su
servicio a la Iglesia. Un intento verdadero de hacer vivir a la Iglesia la
experiencia de ser una comunidad, que camina junta. Escuchando junta también la
voz del Espíritu que la acompaña en el camino. Sin miedo, mirando con mucha
honestidad los problemas del mundo de nuestro alrededor, los signos de los
tiempos y sin miedo, precisamente, a ir a tierras nuevas, porque son nuevas las
tierras hacia las cuales la humanidad está yendo. Todavía no las conocemos
todas en sus detalles, pero la fe firme en Cristo y el firme arraigo en el
Evangelio, escuchar lo que el Espíritu le dice hoy a la Iglesia, para afrontar
de forma adecuada, responder de forma adecuada a las situaciones nuevas que se
plantean. Ahora el Papa Francisco, como dice él, siguiendo las sugerencias del
Espíritu, ha encontrado en la familia un gran tema. Efectivamente, la familia
está enlazada con la vida concreta de la mayor parte de las personas en este
mundo y, por lo tanto, reflexionar a la luz del Evangelio sobre cómo se vive
esta dimensión, estos problemas fundamentales de vida personal y social, es una
gran contribución también al bien de la humanidad, es una forma de desarrollar
el servicio de la Iglesia por el bien de la humanidad de hoy».
También en su segundo año, el Papa no
deja de recordar a los pobres y la dignidad y tutela de la persona humana, como
centro de su acción pastoral:
«Sí: esto lo entendimos muy bien. Quiso
llamarse Francisco porque los pobres son el centro de su atención. Y sabemos
que son los pobres en un sentido muy amplio: son todas las personas violadas en
su dignidad, no sólo desde el punto de vista económico, sino también
espiritual, de la pobreza de relaciones sociales, etc. Y en ello, Francisco
manifiesta una gran atención y ha llevado también a la atención pública tantos
aspectos significativos para la dignidad de la persona humana: los problemas de
los migrantes, de los refugiados, los problemas de las nuevas esclavitudes, los
problemas del tráfico de órganos y de personas humanas, de la marginación de
los ancianos y de los enfermos… Son cosas que se ve que lleva en su corazón y
que él recuerda con gran espontaneidad, con gestos y con palabras. Quisiera
decir que también el tema que nos ha interesado tanto en estos años, el de los
abusos sexuales contra los menores, se inserta en esta atención de Francisco
hacia los ‘pobres’ y las marginaciones, en un contexto más amplio, con mucha
coherencia. Por lo que los menores víctimas de abusos son personas humanas
violadas en su dignidad y que merecen atención. Y el hecho de haber lanzado
esta nueva Comisión para la tutela de los menores, en una perspectiva, no tanto
hacia el pasado, sino atesorando la experiencia del pasado, mirando sobre todo
a los problemas de la prevención de los abusos, también fuera de la Iglesia, en
el mundo de hoy, es una gran intuición. Y me parece un paso adelante
importante, en la continuidad con el empeño del Papa Benedicto, pero con un
horizonte más amplio y su inserción en la lucha en favor de la verdadera
dignidad de las personas humanas».
Por: Roberto Piermarini | Fuente: es.radiovaticana.va
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