Feliz cumpleaños, Madre querida, te abraza tu hija, la que muchas veces te
dejó esperando... la que buscaba la paz y la felicidad por otros caminos.
El 8 de Septiembre
festejaremos la Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen. Desde hoy
meditemos esta gran celebración.
Los pájaros cantan desde los árboles más altos. Las flores se abalanzan sobre
el aire saturándolo de aromas simples. El cielo abraza al mundo en un horizonte
no tan lejano. ¿Por qué me parece que la naturaleza es un grito silencioso de
esperanzas nuevas?
+ Porque es el cumpleaños de María Santísima- recuerda a mi alma la voz fuerte
y serena del Ángel Gabriel.
- ¡Ay! Torpe de mí, que lo he olvidado- y es otro olvido que se suma a
tantos... Éstos son los olvidos que van poniendo gris el alma.
+ No desesperes, amiga- Sonríe Gabriel, para que recuerde que la misericordia
de Dios me envuelve y protege cuando más la imploro.- No desesperes, pues aún
tienes tiempo de llegar a la gran fiesta.
- ¿Fiesta?¿Acaso en la parroquia....?
+ No te hablo de esas fiestas, sino de la que el Espíritu Santo prepara cada
año para su fidelísima esposa.
- ¡Ah! Pero, amigo ¿Cómo voy yo a asistir a semejante fiesta? No, no soy
digna...
Gabriel queda en silencio. Busca palabras y gestos para llegar a mi corazón.
+ Verás. El cumpleaños de María es, en el Reino Celestial, una muy hermosa
fiesta. Todos los ángeles suspiramos de amor por el nacimiento de la Llena de
Gracia. Todos los jardines eternos se inundan de canto: ¡Salve, Salve María!.
La Santísima Trinidad se dispone a regalarle lo que más desea su corazón de
Madre: Una gran mesa rodeada de todos sus hijos, precedida por Jesús... Y
cuando digo "todos" significa "todos".
- O sea que... yo...¿Podría asistir?
+ Claro que sí. Tu Madre te espera. No estaría completa sin ti. No estará
completa si falta solo uno de sus hijos.
- Y ¿ Cómo llego?¿Cuál es el camino?.
+ El camino, amiga, parte de tu corazón. Nace de un sincero deseo de acercarse
a Ella. Recuerda que puede ver tu corazón y conoce tus intenciones.
- Gracias, amigo. Pediré al Señor aumente mi fe y mi amor y me dé la gracia
necesaria para desear estar siempre en la preciosa compañía de mi Madre. Pero
aún no comprendo cómo llegaré al banquete, ni cómo he de ir presentada, ni
cuáles regalos puedo llevar.
+ Es muy importante tu pregunta, por lo que la responderé por partes. Primero
me preguntas dónde. Mira, la mejor de las madres jamás se aparta del mejor de
los hijos. ¿Dónde hallas al Hijo?
- Pues.. en la Eucaristía. ¡Claro! Allí es el banquete. ¡La Santa Misa! ¡La
tenía tan cerca y no me daba cuenta!. Entonces.. compartiremos los hermanos
"el manjar más codiciado, este pan angelical" como dice esa canción
que tanto me gusta. Gracias amigo por ayudarme a comprender.
+ También me preguntabas acerca de cómo ir presentada. Es un punto muy
importante. ¿Cómo irá tu alma al banquete? Recuerda que el mismo Jesús te
espera en el confesionario. Allí serás preparada adecuadamente para tan
precioso momento. En cuanto a los presentes que puedes llevar a tu Madre ¿Cuál
crees que le agradará más?
Me quedo en silencio. El mejor presente para María bien lo conozco. Pero temo
no tenerlo en buenas condiciones.
Autor: María Susana Ratero
- Creo, Gabriel, que el mejor regalo para ella es darle mi corazón, mi vida,
todo mi ser, para que ella me conduzca a los brazos de su Hijo.
+ Así es... Mas no olvides que tu corazón debe ir acompañado constantemente de
la oración, una oración que es un diálogo hermoso con "quien sabes que te
ama", como bien ha conocido Santa Teresa. Así, te acercarás a ella con el
alma plena de agradecimiento. Cuánto más sincero sea tu agradecimiento más
pronto llegará a su Inmaculado Corazón. Después, ofrécele tu corazón así como
está. Con llagas y dolores, con tristezas y preguntas, con la sencilla alegría
de tus días. Ella lo tomará gustosa, lo protegerá con sus delicadas manos y,
con sus besos purísimos, curará todas sus llagas.
+ Luego... luego dile cuánto la amas. Díselo por todas las veces que no se lo
dijiste. Díselo por todos los que no pudieron decírselo. Díselo también por
todos los que no supieron. Ella se alegrará y sentirás su abrazo en las
profundidades de tu alma. Más, no te inquietes si pasea su mirada por los bancos
vacíos de la Parroquia. Quédate en silencio junto a Ella, para hacerle
compañía. Seguro te contará que, en su fiesta soñada, cada hijo estaría en su
banco... en el sitio que Ella le ha cuidado amorosamente.
+ Te dirá que los espera todos los días, que les ve caminar por la vida entre
alegrías y tristezas, soledades y compañía, certezas y dudas. María quisiera
decirles cuánto les ama, por eso les esperará siempre junto a los bancos
vacíos.
El ángel Gabriel y yo nos quedamos en silencio un rato. El corazón nos viaja
por el mundo contemplando los sitios que quedan vacíos en tantas misas. No soy
juez de nadie, pues ni siquiera puedo recordar los motivos por los que, mi
propio sitio, muchísimas veces estuvo vacío. Sé que, en cada lugar vacío hay un
dolor, una soledad, una distancia...
Gabriel se va alejando entre las flores y los naranjos del patio de mi casa. Me
queda en el alma el recuerdo de este momento. De su invitación al cumpleaños de
María.
Tomo papel y lápiz. Transformo en letras los sentimientos que me desbordan el
corazón.
Te dejo este relato, María querida, como un regalo más en tu cumpleaños.
También lo mandaré a mis amigos, quizás le llegue al del banco vacío, como un
simple recordatorio de que hay un lugar en el mundo que tiene su nombre, que no
puede ser ocupado más que por él. Un lugar en el que le espera su Madre
Celestial para abrazarle, consolarle y amarle, como nadie lo ha hecho jamás.
Feliz cumpleaños, Madre querida, te abraza tu hija, la que muchas veces te dejó
esperando... la que buscaba la paz y la felicidad por otros caminos. La que no
sabía que tu tenías mil regalos perfumados, esperándola, en silencio, junto a
un banco vacío.
NOTA de la autora: "Estos relatos sobre María Santísima
han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella,
basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean
consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo
relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que
aluden exclusivamente a mi imaginación, sin intervención sobrenatural
alguna."
Autor: María Susana Ratero
Precioso, Mª Susana. Enhorabuena. Visitemos, saludemos y oremos a La Virgen Santísima en su coumpleaños. Ella nos acogerá siempre con amor.
ResponderEliminarGracias Maria Bote.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Manuel Murillo