"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

jueves, 5 de diciembre de 2013

Preparar para la Navidad con la oración

La oración, la caridad y la alabanza, con el corazón abierto para que el Señor nos encuentre. 
Autor: SS Francisco


Fragmento de la homilía del Papa Francisco en Santa Marta el 2 de diciembre 2013


Prepararse para la Navidad con la oración, la caridad y la alabanza: con el corazón abierto para dejarse encontrar por el Señor que todo lo renueva. 


En el Adviento empezamos un nuevo camino, un "camino de la Iglesia ... hacia la Navidad". Vayamos al encuentro del Señor, porque la Navidad no es sólo un acontecimiento temporal o un recuerdo de una cosa bonita.

La Navidad es algo más: vamos por este camino para encontrarnos con el Señor. ¡La Navidad es un encuentro! Y caminamos para encontrarlo: encontrarlo con el corazón; con la vida; encontrarlo vivo, como Él es; encontrarlo con fe. El Señor, en la palabra de Dios que escuchamos, se maravilló del centurión: se maravilló de la fe que el tenia. Él había hecho un camino para encontrarse con el Señor, pero lo había hecho con fe. Por eso no sólo él se ha encontrado con el Señor, sino que ha sentido la alegría de ser encontrado por el Señor. Y este es precisamente el encuentro que nosotros queremos: ¡el encuentro de la fe!

Pero más allá de ser nosotros los que encontremos al Señor, es importante "dejarnos encontrar por Él"

Cuando somos nosotros solos los que encontramos al Señor, somos nosotros -digámoslo, entre comillas - los dueños de este encuentro; pero cuando nos dejamos encontrar por Él, es Él quien entra en nosotros, es Él el que vuelve a hacer todo de nuevo, porque esta es la venida, lo que significa cuando viene Cristo: volver a hacer todo de nuevo, rehacer el corazón, el alma, la vida, la esperanza, el camino. Nosotros estamos en camino con fe, con la fe del centurión, para encontrar al Señor y, sobre todo, ¡para dejar que Él nos encuentre!

Pero se necesita un corazón abierto:¡para que Él me encuentre! Y me diga aquello que Él quiere decirme, ¡que no es siempre aquello que yo quiero que me diga! Él es Señor y Él me dirá lo que tiene para mí, porque el Señor no nos mira a todos juntos, como una masa. ¡No, no! Nos mira a cada uno a la cara, a los ojos, porque el amor no es un amor así, abstracto: ¡es un amor concreto! De persona a persona: el Señor persona me mira a mí persona. Dejarse encontrar por el Señor es precisamente esto: ¡dejarse amar por el Señor!

En este camino hacia la Navidad, nos ayudan algunas actitudes:

·  La perseverancia en la oración, rezar más;
·  La laboriosidad en la caridad fraterna, acercarnos un poco más a los que están necesitados;
·  y la alegría en la alabanza del Señor. 

Por tanto: la oración, la caridad y la alabanza, con el corazón abierto para que el Señor nos encuentre.


miércoles, 4 de diciembre de 2013

¿Cómo orar en Adviento y en Navidad?

Vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron... ¿Habrá posada para el Verbo encarnado en nuestros días? 


"Dios puso su morada entre los hombres" (Ez 37,27) "por el gran amor con que nos ha amado." (Ef 2,4) Pero ¿es acogido? "Vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron" (Jn 1,11) ¿Habrá posada para el Verbo encarnado en nuestros días? Eso se juega en la libertad de cada uno.

Quisiera sugerir algunas pautas para orar en Adviento:


1. Contemplar el misterio de la encarnación:

La encarnación del Verbo es la entrada de la presencia de Dios en el mundo y en la historia. El mundo de la carne busca a su Creador. El mundo de la Gracia busca al hombre. El Verbo encarnado es el lugar de encuentro de las dos búsquedas. La divinidad habita corporalmente en Jesús de Nazaret y así encuentra descanso la doble búsqueda.

"Se anonadó a sí mismo, tomando la forma de siervo y haciéndose semejante a un hombre." (Flp 2,7) Nuestra fe se pone a prueba: "esto no puede ser", el Trascendente no puede ser tan cercano, no puede ser que se vuelva tangible, de carne y hueso, un bebé indefenso; es demasiado que Dios llegue al extremo de hacerse siervo. Tenemos aquí la prueba más convincente del gran amor con que Dios nos ama, de su incomprensible predilección por el hombre. Dios prueba su amor, el hombre debe probar su fe.

En Adviento y Navidad contemplamos el rostro de Dios que por amor se acercó a nosotros y vive en medio de nosotros. Más cercano está de quien más se acerque a contemplarle. Estar allí contemplándolo con mucho amor es acercarse; eso es lo que obra el amor: una creciente cercanía.

2. Dar posada al Redentor que ha venido, pero aún debe ser acogido.

La Redención la ha realizado Cristo con su encarnación, muerte y resurrección, pero aún debe verificarse en cada uno y eso depende de la acogida personal. Dios nunca se impone al hombre, siempre pregunta. Dios es mendigo de la acogida por parte del hombre; se toma muy en serio su libertad. La respeta hasta el grado de verse humillado. Con paciencia, nuestro Dios sigue tocando la puerta.

La plenitud de los tiempos ya ha llegado con la venida de Cristo, pero no se ha cumplido del todo: se realiza o no en cada persona, que libremente lo acepta o lo rechaza. Lo acepta cuando permite que el amor de Dios le impregne del todo, cuando su persona se cubre con la sombra luminosa del Espíritu Santo y Él obra su transformación en Cristo, a través de una sinergia de donaciones repitiendo la historia de la Madre de Dios.

El Redentor es acogido cuando cada uno vive una vida cristiana, una vida en Cristo, no una doble vida, donde aún se reserva algo para sí, sin tomar completamente en serio la búsqueda de la santidad. "Cuando venga Él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hacia la verdad completa (Jn 16,13) La radicalidad de la irrupción de Dios en la historia por la encarnación del Verbo es la que Jesucristo pide hoy de cada uno de sus hijos por la aceptación libre e incondicional del Espíritu Santo, la ley del amor, en la propia vida.

En ese sentido, Adviento es tiempo de conversión, por eso el ornamento morado en la misa: "El Padre celestial, que en el nacimiento de su Hijo unigénito nos manifestó su amor misericordioso, nos llama a seguir sus pasos convirtiendo, como él, nuestra existencia en un don de amor. Y los frutos del amor son los «frutos dignos de conversión» a los que hacía referencia san Juan Bautista cuando, con palabras tajantes, se dirigía a los fariseos y a los saduceos que acudían entre la multitud a su bautismo." (Benedicto XVI, 9 de diciembre de 2007)

3. Adorarlo con corazón de pastor y de ángel.

"Si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los cielos" (Mt 18,3) Para entrar a la cueva de Belén hay que hacerse pequeño, como niño. Los pastores y los ángeles tienen corazón de niño. El niño tiene una mirada pura, se maravilla de todo, todo lo disfruta, es capaz de dar amor y de recibir amor con humildad y corazón de pobre.
Autor: P. Evaristo Sada LC | Fuente: la-oracion.com
Los pastores y los ángeles se dieron el tiempo para centrarse en lo esencial: la contemplación del hijo de Dios que habita en medio de nosotros. Los pastores dejaron sus ganados, los ángeles dejaron el cielo; todos se juntaron para adorar a Dios en los brazos de María.

Adviento y Navidad deben ser tiempos de más calma para pasar más tiempo junto a Cristo Eucaristía. Sí, hay que tener el valor de romper esquemas y centrarse en lo esencial. Que esta Navidad, Cristo sea el mejor atendido y el más amado.
Autor: P. Evaristo Sada LC | Fuente: la-oracion.com

martes, 3 de diciembre de 2013

LA CUESTIÓN DEL LIDERAZGO


Autor: Pablo Cabellos Llorente
        No es infrecuente el lamento sobre la falta de líderes en nuestro mundo. Hay jefes de ámbitos varios, pero pocos líderes, personas que tengan tirón en la sociedad por su valía personal, por sus virtudes, ideales, aprecio por el bien común, búsqueda del necesitado, espíritu de servicio, ejemplaridad, aprecio por el encuentro de una ley común a todo humano, etc. Luego lo de la buena presencia, que hablen bien, etc. está muy después. Tal vez valga la pena preguntarse a qué sea debida esta escasez.
        Indudablemente, estaría fuera de lugar pretender solucionar tan importante asunto en unas líneas. Pero algo hay que decir y, además, sin salirme de mi espacio. Mejor dicho, precisamente dentro de lo que me compete. Para comenzar, aprovecho una sugerencia de un amigo: los líderes naturales en una familia son los padres y madres, ciertamente si viven su tarea de modo adecuado. No es esa la pega de Dios, que cumple infinitamente bien su trabajo. Aunque sea entrar en corto y por derecho, como diría un taurino, dirigir como si Él no existiera ya es una seria dificultad. Pero veamos  alguna otra cosa.
        Las cualidades brindadas por el DRAE son más bien pobres, aunque nos gustaría que nuestros líderes poseyeran algunas: persona a la que un grupo sigue, reconociéndola como jefe u orientadora..Persona o equipo que va a la cabeza de una competición deportiva.. Construido en aposición, indica que lo designado va en cabeza entre los de su clase. Dejando de lado lo deportivo, puede ser aprovechable la facultad de hacerse seguir por alguien, ser reconocido como orientador o que va realmente en cabeza de un proyecto.     
        Introduciendo en el  buscador de Internet  la palabra liderazgo, casi todo lo aparecido se refiere a empresas y escuelas de negocios donde hablan de adquirir una concepción global e integradora de la organización desde el punto de vista de la alta dirección, buscar el desarrollo de las capacidades de razonar adaptadas a los nuevos retos, proporcionar marcos de análisis para las decisiones, adquirir herramientas, aprender a asumir responsabilidades, etc. Para ser honrado, diré que, aunque de modo incompleto, he tomado alguna de esas ideas de un programa del IESE, prestigiosa Escuela a la que dedico un poquito  de mi trabajo.
        Pienso que dice más que el diccionario porque, aunque  restringido al mundo de los mercados, no estaría nada mal que los líderes políticos, sindicales o de las varias formas de asociación gozaran de esas cualidades; pero a ellos hay que pedirles más, sobre todo a los situados en lugares más altos de los poderes legislativos, ejecutivos o judiciales -en plural porque tenemos muchos-, amén de otro tipo de organizaciones.
        Ahora daré un salto no muy correcto políticamente. Si pocos de nuestros líderes poseen las cualidades enunciadas en el primer párrafo, ¿será cierto que tenemos los que nos merecemos? Aunque lo correcto es afirmar que el pueblo siempre tiene razón, ¿nos habremos equivocado en lo que pedimos al gobierno, a la oposición, al sindicato, al juez o al legislador? Porque, a lo peor, quizá hay un déficit en el pueblo, tal vez nos conformamos con pedir a los dirigentes pan y circo o lo que superficialmente deseamos.  No, yo no me excluyo de los posiblemente errados. Escribo en voz alta. Y se me ocurre que acaso en vez de solicitar empeño en el bien común, reclamamos sólo aquello de la vieja canción: salud, dinero y amor; que no son poca cosa, pero que resultan claramente insuficientes, tanto que, cuando falta un verdadero trabajo por la persona y el bien común, acabamos sin salud, sin dinero y sin amor.
        Efectivamente,  dirigentes,  leyes y modas  conductuales influyen no poco incluso en lo que dicen las escuelas de negocios. ¿No son acaso la codicia y la mentira quienes nos han conducido a la actual situación económica? ¿Y dónde hallamos tales perlas? Es posible que prontamente cavilemos en esos grandes casos de corrupción que aparecen  cotidianamente en los noticieros. Pero también es muy verosímil que los culpables seamos todos, que el error resida en la consideración que el ser humano tiene de sí mismo.
        Pienso que, incluso contando con los no creyentes, nadie discute el liderazgo moral de los tres últimos papas, por ceñirme a los inmediatos. Y no presupongo que sea por los más de mil millones de católicos, puesto que muchos de ellos están entre los avariciosos y mendaces. Más bien esa capacidad radica en su integridad personal. Con esa autoridad  proclamaba en Brasil el Papa Francisco: “Es propio de la dirigencia elegir la más justa de las opciones después de haberlas considerado, a partir de la propia responsabilidad y el interés del bien común; por este camino se va al centro de los males de la sociedad para superarlos con la audacia de acciones valientes y libres. Es nuestra responsabilidad, aunque siempre sea limitada, esa comprensión de la totalidad de la realidad... para tomar decisiones en el momento presente, pero extendiendo la mirada hacia el futuro, reflexionando sobre las consecuencias de las decisiones". Pero es que comenzó su pontificado afirmando con hechos y palabras que el poder es servicio.




lunes, 2 de diciembre de 2013

Empezar a prepararnos para Navidad y la vida eterna...

Dejemos de poner nuestro corazón en las cosas pasajeras y pensemos más en los bienes eternos. 


Estamos en tiempo de Adviento Es el tiempo santo de preparación que la Iglesia Católica celebra desde el principio de los cuatro domingos anteriores a la Navidad. 

Siempre que vamos a tener un gran acontecimiento en nuestras vidas, nos preparamos. Así se preparaban en los tiempos antiguos para la llegada del MESÍAS.

Así nosotros hemos de prepararnos para esta Nochebuena, para esta Navidad en que celebraremos la llegada del Niño-Dios. 

Esto es una conmemoración pero también se nos pide una preparación muy especial para la segunda llegada de Jesucristo como Supremo Juez, también llamada Parusía en la que daremos cuenta del provecho que hayamos sacado de su Nacimiento y de su muerte de Cruz. 

El día en que hemos de morir es el acontecimiento más grande e importante para el ser humano. No resulta agradable hablar de ello ni pensar en esto. Tal vez por ser lo único cierto que hay en nuestra vida: la muerte. Es más agradable quedarnos en la fiesta, en la alegría de una hermosa Navidad.

Pero no olvidemos que este episodio ya fue. El otro está por venir. Aún no llega, pero... llegará. Velen, pues, y hagan oración continuamente para que puedan comparecer seguros ante el Hijo del Hombre Juan 21, 25-28,34-36. Estas son las palabras de Jesús a sus discípulos, en aquellos tiempos y nos las está repitiendo continuamente en nuestro presente. 

Dejemos de poner nuestro corazón en las cosas pasajeras y pensemos más en los bienes eternos. ¿Quién podrá comparecer seguro ante el Hijo del Hombre? Tan solo el pensamiento de este Juicio nos hace estremecer.

Pero recobremos la esperanza sabiendo que seremos juzgados con gran misericordia y amor si en este tiempo de Adviento nos preparamos rebosante de amor mutuo y hacia los demás como dice San Pablo en su carta a los tesalonicenses, porque tuve sed y me disteis de beber, porque tuve hambre y me disteis de comer...

Pensemos en los demás. Olvidemos en este tiempo de Adviento nuestro "pequeño mundo" y volvamos los ojos a los que nos necesitan, a los que nada tienen, a los que podemos hacer felices dándoles nuestra compañía, nuestro amor y apoyo, una palabra de ternura y aliento, una sonrisa... Siempre está en nuestra mano hacer dichoso a un semejante. Solo así podremos estar seguros ante la presencia y el Juicio de Nuestro Señor Jesucristo que lleno de amor y misericordia unirá a nuestras pobres acciones los méritos de su pasión y muerte.

Autor: Ma Esther De Ariño.

domingo, 1 de diciembre de 2013

«Francisco ha ayudado a más de los que piensa»

·         Fernando Prado- Director general de Publicaciones Claretianas




J. Beltrán. 
–Como editor de «La lista de Bergoglio» en España, que verá la luz de forma simultánea en España y América, ¿qué faceta vamos a descubrir de Francisco que desconociéramos hasta la fecha?
–Vamos a encontrarnos con una dimensión que hasta ahora no había sido contada. Es más, si algo se había comentado era lo contrario: se le había acusado de colaborar con el régimen durante la dictadura siendo provincial de los jesuitas en Argentina. Nada más lejos de la realidad. Este libro borra cualquier sombra de duda a partir de una investigación periodística seria y muestra a un Bergoglio que desde el silencio, sin buscar protagonismo y con perfil bajo, trabajó para salvar a muchas personas. Era lo que tenía que hacer en aquel momento. Ayudar lo que pudo y tratar de no complicar las cosas dentro de su propia casa. Creo que es su estilo de hacer: no hablar mucho y actuar, aunque ahora, como Papa, le toca estar muy expuesto mediáticamente. En el libro aparecen muchos testimonios que hablan en contra de quienes lo acusaron de pasividad incluso con sus propios hermanos jesuitas. El testimonio del padre Jalics, por ejemplo, habla en este sentido. Además, el prólogo ha sido escrito por el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, reconocido activista de los derechos humanos, torturado en aquellos días y de quien no cabe sospecha en este sentido. Más aún, se incluye el inédito interrogatorio a Bergoglio en el Proceso ESMA (2010), en el que el entonces cardenal de Buenos Aires revela incluso las conversaciones que tuvo con Videla y Massera, dos de los miembros de aquel triunvirato del terror.
¿Qué le ha llamado especialmente la atención de los relatos que recoge Scavo?
–Que el Papa ha salvado muchas vidas, más de las que él piensa, de forma directa e indirecta. Si Bergoglio no hubiera intervenido poniendo a salvo y ocultando a determinadas personas, no se sabe cuánta gente podía haber sido torturada, desaparecida, asesinada. La lista de Bergoglio, como dice el autor del libro, no está completa, porque esto que te digo no lo saben ni ellos ni el propio Francisco. También me interesa la discreción con la que el Papa ha llevado estos episodios en su trayectoria.
–Con estos hechos a la espalda, ¿podemos decir que tenemos un Papa especialmente valiente?
– Creo que sí. Es un hombre muy responsable y la responsabilidad no le echa para atrás. Es un hombre tenaz, sin duda, con mucha determinación. En aquella época, aun siendo muy joven, le tocó abordar cuestiones muy complicadas, también a nivel interno en la Compañía. En aquellos días no era fácil defender a los pobres y trabajar con ellos y no ser acusado de marxista, de mezclarse en política... Esta confusión afectó a la Iglesia, a muchos sacerdotes que se dividían en diferentes formas de comprender la teología de la liberación.

sábado, 30 de noviembre de 2013

El limosnero desvela el deseo del Papa de salir con él a ayudar a los pobres




Monseñor Konrad Krajewski (d) con el Papa, tras su nombramiento durante una misa especial, en el Vaticano, el 17 de septiembre Efe

El limosnero del papa, Konrad Krajewski, desveló el deseo del papa Francisco de salir con él por las noches para llevar ayuda a los pobres, en declaraciones que publican hoy los medios de comunicación italianos.
"Al principio, cuando yo solía salir por la noche por Roma, a veces el papa me preguntaba si podía acompañarme, y no se daba cuenta de los problemas que se podían crear si se supiera que salía del Vaticano", explicó Krajewski.
A la pregunta sobre si Francisco ha salido del Vaticano y le ha acompañado alguna vez, el obispo polaco se limitó a contestar: "¡Siguiente pregunta!", lo que ha alimentado las especulaciones sobre la posibilidad de que el papa argentino haya salido de incógnito del Vaticano.
Krajewski relató cómo el papa, cuando le nombró limosnero el pasado 3 de agosto, le pidió que hiciera como él hacía cuando era arzobispo de Buenos Aires: salir personalmente a llevar ayuda a los necesitados.
El arzobispo polaco, de 50 años, recordó que Francisco le dijo tras nombrarlo: "No te sentarás detrás del escritorio. Lo puedes vender. No esperes que la gente llame a tu puerta, ve a buscarla. Te quiero entre la gente para que lleves mi caricia a los pobres, a los desheredados, a los últimos".
"Estos mis brazos, son limitados. Si los podemos alargar con los brazos de Corrado podemos tocar a los pobres de toda Italia. Yo no puedo salir, él, sin embargo, es libre", dijo el papa Francisco, según refirió el limosnero.
Prefiere que le llamen Don Corrado, a pesar de ser arzobispo, y desveló que el papa bromeando también le dijo: "Cuándo alguien te llame 'excelencia' pedidle un tasa de cinco euros para los pobres".
"Cada vez que me ve el papa, me pregunta si necesito dinero", explicó el limosnero, que relató que el papa suele decir que "una cuenta corriente es buena cuando está vacía porque se ha donado a los necesitados".
El nuevo limosnero explicó que el papa le ha indicado que vaya a visitar también los hospicios para llevar su ayuda a los ancianos, pero también recuerda cómo le envió a la isla italiana de Lampedusa, para realizar donaciones a los inmigrantes supervivientes del naufragio del 3 de octubre, que se cobró la vida de más de 300 personas.
En Lampedusa, Krajewski compró 1.600 tarjetas telefónicas para los inmigrantes para que pudieran llamar a casa, ya que con el papa coincidió en que era eso lo que más necesitaban.
Cada mañana, relató Krajewski, se levanta a las 4:30 de la mañana e inicia su jornada respondiendo a las cartas de ayuda que llegan al Vaticano y a las que el mismo papa entrega al limosnero.
Se encarga de comprobar que las cartas, en las que se pide ayuda para pagar las facturas de la luz o el alquiler, sean verdaderas y a través del párroco de la zona desde dónde llega la petición se envían las donaciones -pequeñas y rápidas- 200, 500 o 1.000 euros según las necesidades.
También sale por las noches, acompañado de los guardias suizos, y lleva ayuda y comida a los vagabundos, a los ancianos, a los hospicios o comedores e, incluso, ha acompañado alguna vez a algún borracho a casa.
La Limosnería apostólica se financia con las donaciones y con los cerca 250.000 euros que cada año se recogen de la venta de los pergaminos bendecidos por el papa, que cuestan entre 5 y 15 euros, y que se piden para bautismos, bodas y otras ocasiones.
El año pasado, la Limosnería distribuyó cerca un millón de euros y ayudó, además de a Caritas, a 6.500 personas.


viernes, 29 de noviembre de 2013

¡El domingo ya empieza el Adviento!

Cuatro domingos de Adviento tendrán que pasar para que ya, una vez más, estemos en Navidad... 

Cuatro domingos de Adviento tendrán que pasar para que ya, una vez más, estemos en Navidad..

Este domingo es el primero y el advenimiento que vamos a celebrar es la conmemoración de la llegada del Hijo de Dios a la Tierra.

Es tiempo de preparación puesto que siempre que esperamos recibir a una persona importante, nos preparamos.

La Iglesia nos invita a que introduzcamos en nuestro espíritu y en nuestro cotidiano vivir un nuevo aspecto disciplinario para aumentar el deseo ferviente de la venida del Mesías y que su llegada purifique e ilumine este mundo, caótico y deshumanizado, procurando el recogimiento y que sean más abundantes y profundos los tiempos de oración y el ofrecimiento de sacrificios, aunque sean cosas pequeñas y simples, preparando así los Caminos del Señor.

Caminos que llevamos en nuestro interior y que tenemos que luchar para que no se llenen de tinieblas, de ambición, de lujuria, de envidia, de soberbia y de tantas otras debilidades propias de nuestro corazón humano, sino que sean caminos de luz, senderos que nos conduzcan a la cima de la montaña, a la conquista de nuestro propio yo.

Hace unos días celebrábamos el día de Cristo Rey. Cristo es un Rey que no es de este mundo. El reino que El nos vino a enseñar pertenece a los pobres, a los pequeños y también a los pecadores arrepentidos, es decir, a los que lo acogen con corazón humilde y los declara bienaventurados porque de "ellos es el Reino de los Cielos".... y a lo "pequeños" es a quienes el Padre se ha dignado revelar las cosas ocultas a los sabios y a los ricos.

Es preciso entrar en ese Reino y para eso hay que hacerse discípulo de Cristo.

A nosotros no toca ser portadores del mensaje que Jesús vino a traer a la Tierra.

Cristo no vivió su vida para sí mismo, sino para nosotros desde su Encarnación. por "nosotros los hombres y por nuestra salvación hasta su muerte, por nuestros pecados" (1Co 15,3) y en su Resurrección "para nuestra justificación (Rm4,1) "estando siempre vivo para interceder en nuestro favor" (Hb 7,25). Con todo lo que vivió y sufrió por nosotros, de una vez por todas, permanece presente para siempre "ante el acatamiento de Dios en favor nuestro" (Hb 9,24).

Cuatro domingos faltan para que celebremos su llegada. Días y semanas para meditar, menos carreras, menos cansancio del bullicio y ajetreo de compras y compromisos, de banalidades y gastos superfluos.... mejor preparar nuestro corazón y tratar de que los demás lo hagan también para el Gran Día del Nacimiento en la Tierra de Dios que se hace hombre.


ESTO ES EL ADVIENTO. PREPARÉMOSNOS CON ILUSIÓN Y CON FE.

Autor: Ma Esther De Ariño

jueves, 28 de noviembre de 2013

¿Qué árbol vas a poner esta Navidad?

Decorar el árbol tiene el sentido de una gran esperanza, la de la redención, la de sentirse amado por Dios. 


Es tradición decorar árboles en este periodo del año. Sin embargo, la forma de hacerlo para los ateos y los cristianos es muy diferente. 

¿Qué puede esperar cada uno de ellos en esta navidad? 

El árbol del conocimiento 

Margaret Downey, presidente de "Atheism Alliance International", junto con un grupo de miembros librepensadores, han preparado en Filadelfia un hermoso pino que adornaron con portadas de libros. El árbol del conocimiento: "The knowledge tree". Esta iniciativa buscaba expresar su amor al conocimiento y su amor al periodo invernal. 

André Frossard, ateo, escéptico e indiferente, hijo de un marxista que llegó a ser secretario general del partido comunista en Francia, se declaraba un ateo perfecto. Él comentaba: "Dios no existía. El cielo estaba vacío y la tierra era una combinación de elementos químicos. Era el ateo perfecto, no porque negaba la existencia de Dios, sino porque simplemente ni siquiera me ponía el problema de la existencia de Dios". Para Frossard, adornar un árbol del conocimiento durante la navidad no tendría sentido. Dice, contando su experiencia: "vivíamos una navidad sin recuerdos religiosos, una navidad que no era fiesta de nadie. Dios no existía". Antes de su conversión, por una gracia especial de Dios, la navidad no tenía un sentido. "Los hombres éramos una fraternidad de huérfanos que no teníamos un padre en común como las religiones tradicionales". 

La visión atea afronta este periodo sin una esperanza o con expectativas meramente humanas. Por ello, se adornan árboles pensando sólo en lo terreno. Por el contrario, la visión cristiana ofrece otra perspectiva desde la cual se puede vivir esta Navidad. Los árboles navideños tienen otro simbolismo que se manifiesta con una esperanza más plena, más profunda. 


El árbol de la vida

Los cristianos no somos huérfanos y, en Jesucristo, somos hermanos. Para los creyentes, Cristo es el árbol de la vida y todos aquellos que creen en Él, viven unidos a Él y participan de la vida. Entonces la Navidad, el árbol, la fiesta, tienen el sentido de una esperanza más grande, la de la redención, la de sentirse amados por Dios. 

El Papa Benedicto XVI lo recordó en su reciente encíclica: "No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor. La gran esperanza del hombre sólo puede ser Dios, el que nos ha amado y que nos sigue amando hasta el extremo" (Spe Salvi nn. 26-27). 

La Navidad es la fiesta de la encarnación. Para nosotros, continúa el Papa: "Dios es el fundamento de la esperanza, el Dios que tiene un rostro humano y que nos ha amado hasta el extremo. Su amor es para nosotros la garantía de que existe aquello que esperamos en lo más íntimo de nuestro ser: la vida que es realmente vida" (Spe Salvi n. 31). 

En esta preparación para la Navidad, cada uno de nosotros es responsable de poner su árbol y de adornarlo con aquello que llene mejor los deseos profundos de su corazón.

Autor: Laureano López, L.C.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Las diez frases del documento «La alegría del Evangelio» del Papa Francisco

J. V. BOO / CORRESPONSAL EN EL VATICANO


Aboga, entre otras cosas, por «una presencia femenina más incisiva en la Iglesia»

EFE

El Papa Francisco aboga en su primera exhortación apostólica «Evangelii Gaudium» (La alegría del Evangelio), que se ha hecho pública este martes, por una «conversión del Papado» y, concretamente, por «una saludable descentralización» de la Iglesia, así como por aumentar la responsabilidad de los laicos. A continuación, recogemos las diez frases destacables de «La alegría del Evangelio»:
La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento».
-«Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables».
-«Agradezco el hermoso ejemplo que me dan tantos cristianos que ofrecen su vida y su tiempo con alegría. Ese testimonio me hace mucho bien y me sostiene en mi propio deseo de superar el egoísmo para entregarme más».
-«Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro(cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en elfetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano».
-«No es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. En este sentido, percibo la necesidad de avanzar en una saludable ‘descentralización’».
-«A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible».
-«En algunos hay un cuidado ostentoso de la liturgia, de la doctrina y del prestigio de la Iglesia, pero sin preocuparles que el Evangelio tenga una real inserción en el Pueblo fiel de Dios y en las necesidades concretas de la historia. Así, la vida de la Iglesia se convierte en una pieza de museo o en una posesión de pocos».
-«Reconozco con gusto cómo muchas mujeres comparten responsabilidades pastorales junto con los sacerdotes, contribuyen al acompañamiento de personas, de familias o de grupos y brindan nuevos aportes a la reflexión teológica. Pero todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia».
-«Más que como expertos en diagnósticos apocalípticos u oscuros jueces que se ufanan en detectar todo peligro o desviación, es bueno que puedan vernos como alegres mensajeros de propuestas superadoras, custodios del bien y la belleza que resplandecen en una vida fiel al Evangelio».
-«El debido respeto a las minorías de agnósticos o no creyentes no debe imponerse de un modo arbitrario que silencie las convicciones de mayorías creyentes o ignore la riqueza de las tradiciones religiosas. Eso a la larga fomentaría más el resentimiento que la tolerancia y la paz».

martes, 26 de noviembre de 2013

Dios nos reprende con una caricia

Confiémonos en las manos de Dios, como un niño se confía en las manos de su papá. ¡Esas son manos seguras!
Autor: SS Francisco


Fragmento de la homilía del Papa francisco el la misa del martes 12 noviembre en Santa Martha

Confiémonos a Dios como un niño se confía en las manos de su papá. El santo padre ha reiterado que el Señor no nos abandona nunca y ha subrayado que también cuando nos reprende, Dios no nos da una bofetada sino una caricia.

"Dios ha creado al hombre para la incorruptibilidad", pero "por la envidia del diablo ha entrado la muerte en el mundo". 

Hay un pasaje del Libro de la Sabiduría que recuerda nuestra creación. La envidia del diablo, ha hecho posible que comenzase esta guerra, "este camino que termina con la muerte y ha entrado en el mundo y la experimentan aquellos que le pertenecen". 

Todos tenemos que pasar por la muerte, pero una cosa es pasar por esta experiencia con una pertenencia al diablo y otra cosa es pasar por esta experiencia de la mano de Dios. Y a mí me gusta escuchar esto: "Estamos en las manos de Dios desde el principio". La Biblia no explica la Creación, usando una imagen hermosa: Dios, con sus manos nos hace del barro, de la tierra, a su imagen y semejanza. Son las manos de Dios las que nos han creado: el Dios artesano, ¿eh? Como un artesano nos ha hecho. Estas manos del Señor... Las manos de Dios, que no nos abandonan.

La Biblia, narra como el Señor le dice a su pueblo: "Yo camino contigo, como un papá con su hijo, llevándolo de la mano". Son las manos de Dios las que nos acompañan en el camino.

Nuestro Padre, como un Padre con su hijo, nos enseña a caminar. Nos enseña a ir por el camino de la vida y de la salvación. Son las manos de Dios las que nos acarician en los momentos de dolor, nos consuelan. ¡Es nuestro Padre el que nos acaricia! Nos quiere mucho. Y también en estas caricias, muchas veces, está el perdón. Una cosa que me ayuda es pensar esto. Jesús, Dios, ha traído consigo sus llagas: se las hace ver al Padre. Este es el precio: ¡Las manos de Dios son manos llagadas por amor! Y esto nos consuela mucho.

Muchas veces, escuchamos decir a las personas que no saben en quien confiar: "¡Confíate en las manos de Dios!. Esto, es bello porque allí estamos seguros: es la máxima seguridad, porque es la seguridad de nuestro Padre que nos quiere mucho. Las manos de Dios, también nos curan de nuestras enfermedades espirituales.

Pensemos en las manos de Jesús, cuando tocaba a los enfermos y los curaba, son las manos de Dios: ¡Nos curan! ¡No me imagino a Dios dándonos una bofetada! No me lo imagino. Reprendiéndonos sí me lo imagino, porque lo hace. Pero nunca, nunca nos hiere. ¡Nunca! Nos acaricia.

También cuando nos reprende lo hace con una caricia porque es Padre. "Las almas de los justos están en las manos de Dios". Pensemos en las manos de Dios, que nos ha creado como un artesano, que nos ha dado la salud eterna. Son manos llagadas y nos acompañan en el camino de la vida. Confiémonos en las manos de Dios, como un niño se confía en las manos de su papá. ¡Esas son manos seguras!