"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

miércoles, 11 de noviembre de 2020

EL ARBOL DE LOS AMIGOS


Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar y hay otras que apenas vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.


Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos. El primero que nace del brote es nuestro amigo papa y nuestra amiga mama, que nos muestran lo que es la vida. Después vienen los amigos
hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros y luego pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.

 
Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma y del corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz y lo que necesitamos sin que se lo pidamos.
A veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces nos hemos enamorado y tenemos un amigo enamorado. Ese amigo da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.

 
Más también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.
También hay amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra y aunque no los vemos seguido están siempre cerca en nuestro corazón.

 
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestras vidas.

 
Cada persona que pasa en nuestra vida es única y siempre, siempre, deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.

 
Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor y salud, hoy y siempre.

 
Sin embargo, habrá también los que se llevarán mucho y, habrá de los que no nos dejaran casi nada. Esta es la situación en la que se comprueba que dos almas no se encuentran por casualidad.

 


 

 

martes, 10 de noviembre de 2020

EL ECO, UNA GRAN ENSEÑANZA


Un hijo y su padre estaban caminando en las montañas.

De pronto el hijo se cae, se lastima y grita: "Ahhhh"

Para su sorpresa, oye una voz repitiendo en algún lugar de la montaña: "Ahhhh!"

Con curiosidad, el niño grita: "¿Quién está ahí?"

Y escucha: " ¿Quién está ahí? "

Enojado con la respuesta, el niño grita: "Cobarde".

Y recibe de respuesta: "Cobarde".

El niño mira a su padre y le pregunta: "¿Qué sucede?"

El padre le contesta: "Presta atención hijo".

Y grita: "¡Te admiro!".

Y la voz responde: "¡Te admiro!

"¡Eres un campeón!"

"¡Eres un campeón!"

Y el padre le explica: "La gente lo llama ECO", pero,

en realidad, es la VIDA...........que te devuelve todo lo que haces.

Nuestra vida es simplemente un reflejo de nuestras acciones.

Si deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor.

Si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean.

Si quieres una sonrisa en el alma, dirige una sonrisa al alma de los que conoces.

Esta relación se aplica a todos los aspectos de la vida.

La vida te dará de regreso... exactamente aquello que tú le has dado.

Tu vida, no es una coincidencia, es un reflejo de tí.

Alguien dijo: "¡¡Si no te gusta lo que recibes de vuelta, revisa bien lo que estás dando!!".

 


 

 

lunes, 9 de noviembre de 2020

EL PESO DE UNA ORACION


Gabriela, una mujer pobremente vestida y con una expresión de derrota en el rostro, entró en una tienda de abarrotes. Se acercó al dueño de la tienda, y de una forma muy humilde le preguntó si podía fiarle algunas cosas.
Hablando suavemente, explicó que su marido estaba muy enfermo y no podía trabajar, que tenían 7 hijos, y que necesitaban comida. Pedro, el tendero, se mofó de ella y le pidió que saliera de la tienda. Visualizando las necesidades de su familia, la mujer le dijo: "Por favor señor, le traeré el dinero tan pronto como pueda." Pedro le dijo que no podía darle crédito, ya que no tenía cuenta con la tienda.
Junto al mostrador había un cliente que oyó la conversación. El cliente se acercó al mostrador y le dijo al tendero que él respondería por lo que necesitara la mujer para su familia. El tendero, no muy contento con lo que pasaba, le preguntó de mala gana a la señora si tenía una lista. Gabriela respondió: "¡Sí señor!". "Está bien," le dijo el tendero, "ponga su lista en la balanza, y lo que pese la lista, eso le daré en mercancía."
Gabriela pensó un momento con la cabeza baja, y después sacó una hoja de papel de su bolso y escribió algo en ella. Después puso la hoja de papel cuidadosamente sobre la balanza, todo esto con la cabeza baja. Los ojos del tendero se abrieron de asombro, al igual que los del cliente, cuando el plato de la balanza bajó hasta el mostrador y se mantuvo abajo. El tendero, mirando fijamente la balanza, se volvió hacia el cliente y le dijo: "¡No puedo creerlo!".
El cliente sonrió mientras el tendero empezó a poner la mercancía en el otro plato de la balanza. La balanza no se movía, así que siguió llenando el plato hasta que ya no cupo más. El tendero vio lo que había puesto, completamente disgustado. Finalmente, quitó la lista del plato y la vio con mayor asombro.
No era una lista de mercancía. Era una oración que decía: "Señor mío, tú sabes mis necesidades, y las pongo en tus manos".
El tendero le dio las cosas que se habían juntado y se quedó de pie, frente a la balanza, atónito y en silencio. Gabriela le dio las gracias y salió de la tienda. El cliente le dio a Pedro un billete de 50 dólares y le dijo: "Realmente valió cada centavo" Fue un tiempo después que el tendero descubrió que la balanza estaba rota.
EN CONSECUENCIA, SOLO DIOS SABE CUÁNTO PESA UNA ORACIÓN.