Orar sin dudar
El corazón que tiene perfecta fe es el que no tiene dudas
Pregunta:
Estimado Fray Nelson: Le sigo a
diario en sus explicaciones sobre las lecturas diarias de las Escrituras. Me
permito solicitar su explicación sobre el capítulo 21 de San Mateo,
especialmente los versículos 21 y 22. ¿Debo tomarlo al pie de la letra? Gracias
anticipadas y que el Señor le guarde y le acompañe. -- Eduardo Martínez Romero.
Respuesta:
Respuesta:
Mateo 21,21-22 dice: "Respondiendo Jesús, les dijo: En verdad
os digo que si tenéis fe y no dudáis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que
aun si decís a este monte: “Quítate y échate al mar”, así sucederá. Y todo lo que
pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis."
Del texto resulta claro que lo contrario de la fe son las dudas. Lo que no es
inmediatamente claro es cuáles son esas dudas y qué las produce.
Existe la tentación de pensar que
la eliminación de las dudas consiste simplemente en auto-sugestionarse,
algo como lo que propone el llamado "pensamiento positivo." Como si
el solo hecho de repetirse uno muchas veces en la cabeza que algo va a salir
bien fuera la fórmula para no dejarle espacio a la duda, y de ese modo lograr
lo que no quiere... hasta trasladar montañas con la mente.
Ese enfoque "mental" sobre la oración tiene mucho que
ver con la concentración, la sugestión y el cerebro pero tiene poco o nada que
ver con la Biblia. En la Sagrada Escritura, la duda está relacionada fundamentalmente
con la división. El que está dividido interiormente esta
condenado a fracasar, según lo recuerda expresamente un dicho de Jesucristo:
"Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado, y toda ciudad o
familia dividida contra sí misma no se mantendrá en pie" (Mateo 12,25).
Cuando Pedro da unos pocos pasos sobre el agua, se da cuenta del
oleaje y de la fuerza del viento, y entonces queda dividido, como si se dijera:
"Dios es poderoso pero este viento también es poderoso, y entonces, ¿qué
será de mí?" La división hace que dude, y la duda destruye su fe y hace que se
hunda.
Cristo se apareció, ya resucitado, a sus discípulos. Nos enseña
San Lucas 24, 37-39: "Ellos, aterrorizados y asustados, pensaron que veían
un espíritu. Y El les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y por qué surgen dudas en vuestro
corazón? Mirad mis manos y mis pies, que soy yo mismo; palpadme
y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo
tengo." Nuevamente estamos ante un caso de división interior: se puede
afirmar que es Jesús pero también se puede afirmar que es un espíritu. Y la
división hace que surjan dudas en el corazón.
Si la duda viene de la división, la superación de la duda viene de
un corazón consolidado, o mejor: unido. "Que vuestro corazón sea todo para
el Señor, nuestro Dios, como lo es hoy, para seguir sus leyes y guardar sus
mandamientos," exhorta 1 Reyes 8,61. El corazón encuentra su unidad
cuando se reúne y se da por completo a Dios, según el antiguo
mandamiento: "Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno
es. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu
fuerza" (Deuteronomio 6,4-5).
Llegamos así a la conclusión: el corazón que tiene perfecta fe es
el que no tiene dudas; el corazón libre de dudas es el corazón que no está
dividido; el corazón sin divisiones es el que vive el primer mandamiento, es
decir, el corazón que ama con plenitud de donación a Dios. O sea que el corazón
que mueve montañas es el corazón que está adherido totalmente a Dios,
rendido a Él, y por consiguiente, fundido en su voluntad. Así lo presenta
también el apóstol Juan: "Y esta es la confianza que tenemos delante de
El, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye" (1
Juan 5,14).
¿Se pueden mover montañas? Sí, por supuesto. Aquel que está unido
al querer de Dios, y que siguiendo ese querer encuentre una montaña que
obstruye su camino, sin desprenderse de Dios, a quien ama con todo su ser, ore, y por
supuesto que esa, y todas las montañas, darán paso a su oración,
sencillamente porque todo obedece a Dios.
Por: Fr. Nelson Medina, OP |
Fuente: FrayNelson.com
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