Señor y dador de vida que procede del Padre y del Hijo...
Sí... El Espíritu Santo, el Espíritu de amor del Padre y del Hijo, es fuente de vida que nos santifíca, porque
"el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que se nos ha dado"
Rom. 5,5.
Pero no basta conocerlo; es necesario ACOGERLO como Guía de nuestras almas...como el Maestro Interior, que nos introduce en el Misterio Trinitario, porque sólo ÉL puede abrirnos a la Fe y permitirnos vivirla cada día en plenitud.
" ÉL NOS IMPULSA HACIA LOS DEMÁS, ENCIENDE EN NOSOTROS EL FUEGO DEL AMOR...NOS HACE MISIONEROS DE LA CARIDAD DE DIOS..."
BENEDICTO XVI , Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud, 2008.
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