"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

martes, 3 de noviembre de 2020

COMPRAMOS CON EL DINERO…


• La cama, pero NO el sueño.

• La comida, pero NO la digestión

• El libro, pero NO la inteligencia.

• El lujo, pero NO la belleza.

• Una casa, pero NO un hogar.

• El remedio, pero NO la salud.

• La convivencia, pero NO el amor.

• La diversión, pero NO la felicidad.

• El crucifijo, pero NO la fe.

• Un lugar en el cementerio, pero No el cielo

Preocúpate primero por las cosas de Dios...

no siempre te dará todo lo que pidas ¡pero siempre te dará todo lo que necesites!

 


 

 

lunes, 2 de noviembre de 2020

LOS AMIGOS

Hace poco, me di cuenta que cada día conozco nuevas personas que quizás me hacen sentir por un momento bien, me divierten o a lo mejor, solo me hacen pasar malos ratos e intento olvidarlas.
Siento que pocas veces he podido sentarme a pensar sobre lo que en verdad valen para nosotros los amigos, pues como los tenemos ahí siempre, no necesitamos más nada, solo su presencia.
Un día, yo tenía un amigo, un buen amigo, al que le entregué toda mi confianza, al que me cegué porque creí que como yo lo quería, él me quería también... Y no era así, y mis otros compañeros me hicieron abrir los ojos (aquellos que nunca tomaba en cuenta) y abrí mis ojos, y me di cuenta que era verdad, pues solo me recostaba a él, sin pensar en todos los que perdía en esos momentos.

Y cuando empecé a abrirme a ellos pude entender lo que en verdad valen los Amigos, pues: ¿A quién no le gusta que nos llamen para decirnos solo 'hola" y saber cómo estamos? Que al abrir nuestro e-mail, aparezcan cientos de mensajes de ellos, solo para decirnos que les caemos bien, o para mandarnos otra insoportable cadena de amor, que por más que sea, nos hace recordarnos de todos ellos... Nuestros Amigos.

¿No es buenísimo que cuando cumplimos años, todos nos recuerdan y se aparecen en nuestras casas para desearnos un feliz cumpleaños y deseos de que cumplamos muchos más?

Que cuando nos vamos de viaje, ellos intentan localizarnos, pues piensan que nos hemos perdido, o simplemente les hacemos falta.

Que cuando quieren hablar con alguien y contarles sus mayores penas ¡Nos buscan a nosotros! pues nos tienen confianza y sienten que los ayudaremos!

Qué bueno es cuando encontramos a un amigo que nos dice lo que siente en nuestra cara, y no habla detrás de nosotros, siendo hipócritas muchas veces, y puede ser que envidiosos.

Es agradable sentirlos presentes cuando tenemos ganas de llorar, de reir, de gozar un poco más de nuestras vidas.

Qué bueno es cuando nuestros amigos nos dicen: ¡Anoche pensé en tí!, o ¡Soñé contigo!... En realidad creemos siempre que son pocos los que son nuestros amigos, pero pensemos bien, y ese que ahora tú tanto no llamas, o no ves, ¡Tenemos Muchos Amigos! Solo nos hace falta volver a contarlos, y veremos que perderemos la cuenta, porque olvidamos a muchos que nos quieren mucho.

 


 

 

 

domingo, 1 de noviembre de 2020

VERDADERO VALOR DE LA AMISTAD


Ninguna relación puede funcionar si no aceptamos a las personas como realmente son en su vida pública. Como seres humanos tendemos a querer cambiar a los demás y hacerlos a la manera que a nosotros nos parecen que deben ser.
Es cierto que debemos ser una influencia positiva para los demás; no hay nada malo que imitemos lo bueno de ellos y que ellos, a su vez, imiten lo bueno de nosotros, pero los cambios que se realizan en una persona deben hacerse porque ella así lo desea y no por nuestro afán de cambiarla.
Hay seres humanos que no tienen amigos, porque quieren que las personas con quienes se relacionan sean perfectas, pero, hasta donde se sabe, aún no nació la persona perfecta, solamente el ente perfecto es Dios.
Todos tenemos defectos. Muchos de nuestros defectos son productos de la herencia de nuestros padres y abuelos, la educación, el medio. Cuando una persona confía en nosotros y nos demuestra su afecto, debemos ver lo positivo que hay en ella y la oportunidad de enriquecernos aprendiendo de sus virtudes y aceptándola con sus defectos, que son muchos.
Muchas de las grandes amistades que han existido se han formado entre personas totalmente diferentes tanto en carácter como en pensamiento, y muy diferentes entre sí. El cine y la televisión, a través de su historia, han creado a los personajes de muchas de sus series basados en este simple principio.
Es importante entender que todos somos diferentes y que la verdadera amistad consiste en armonizar nuestras diferencia y apreciar más a fondo lo mejor de nuestros amigos, aceptando aquello que no es placentero, pero que forma parte de su carácter y personalidad.
La lealtad es quizás la característica, por excelencia, de una buena amistad. Algunas veces, por trabajo, estudios u otras preocupaciones, no es posible muchas veces ver a los amigos con la frecuencia que quisiéramos. Llamar a nuestros amigos por lo menos para saludarlos ó escribirles, y saber cómo están tanto de salud como por su familia, es una forma de lealtad; obviamente olvidarnos de ellos es una deslealtad de nuestra parte.
Quizás la forma clásica de demostrar lealtad hacia nuestros amigos, es impedir a toda costa que otras personas hablen mal de nuestros amigos, cuando no están presentes y no se pueden defender de ese ataque. Esto no es fácil. Es necesario armarse de valor para decirle a quien habla mal, que se detenga en ese momento, y que si tiene que decir algo de nuestro amigo ó amiga, que lo diga de frente a las personas que insultó.
También se demuestra la lealtad estando con nuestros amigos ó amigas en las buenas ó en las malas. Especialmente si están enfermas. Es más, la verdadera amistad se demuestra en los momentos de prueba, en los momentos más difíciles.
Es muy común que cuando una persona vive en la prosperidad le sobren amigos. Esto es fácilmente observable entre los artistas de cine, los deportistas famosos, y otras personas que hacen vida pública y ganan por supuesto mucho dinero. Pero, ¿qué sucede cuando se acaba el dinero? La gran mayoría de los pseudo amigos desaparecen de la faz de la tierra. En una verdadera amistad no hay interés material, el único interés que prevalece es el que se tiene por la persona misma. Interés por disfrutar juntos lo positivo de la vida; interés por crecer juntos; interés por aprender juntos; interés por disfrutar de la compañía de los amigos sin importar si son ricos ó pobres, si te pueden dar algo ó no.
Muchas personas tienen amigos sólo para su beneficio propio. El interés genuino se manifiesta en las personas, no en las cosas materiales.
Como amigos podemos sentir empatía y solidarizarnos especialmente con el sufrimiento de quienes queremos de verdad. Los verdaderos y auténticos amigos tienen la capacidad de entender y compartir los problemas, los sentimientos, las alegrías, en fin, las emociones en sí mismas, pero sin hacer juicios. Cualquier alegría es mucho más grande, cuando se comparte con alguien; cualquier tristeza es más llevadera cuando se puede descargar en un amigo ó una amiga.
El término “amigo” falsamente e inadecuadamente empleado en las Redes Sociales, done la palabra correcta seria “Contacto” ¿O acaso todo los que hoy, por ejemplo en Facebook, figuran como Amigos, podemos considerarlos como tales? Si solo lo hemos conocido telemáticamente y los introducimos en esa lista mal llamada amigos, sin conocer en profundidad nada de ellos. Así vienen luego los fracasos, bloqueos y ese sin fin de cosas negativas que todos hemos sufrido en una Red Social. Valoremos más la palabra Amigo y asignémosla a quien de verdad lo merece. Reitero en las Redes Cambiemos la palabra amigos por contactos y de entre esos contactos tendremos tal vez, un pequeño ramillete de verdaderos Amigos.

 


 

 

sábado, 31 de octubre de 2020

LA SABIA LUZ DEL VACIO


El lama impartía enseñanzas a los monjes y novicios del monasterio.
Siguiendo la doctrina del Buda, ponía especial énfasis en captar la transitoriedad de todos los fenómenos, así como de aquietarse, retirarse de los pensamientos y, en meditación profunda, percibir en el glorioso vacío interior la voz de la mente iluminada. Mostraba métodos muy antiguos a sus discípulos para que pudieran apartarse del pensamiento y vaciar la mente de inútiles contenidos.
-Vaciaos, vaciaos - exhortaba incansablemente a los discípulos. Así un día y otro día, con la misma insistencia que las aguas fluyen en el seno del río o el ocaso sigue al amanecer.
-Vaciaos, vaciaos.
Tanto insistiera en ello, que algunos discípulos acudieron a visitar al maestro y le dijeron respetuosamente: - Venerable maestro, en absoluto ponemos en duda la validez de tus enseñanzas, pero...
- ¿Pero?- preguntó el lama con una sonrisa en los labios.
-¿Por qué pones tanto énfasis en que nos vaciemos? ¿Acaso, respetado maestro, no acentúas demasiado ese aspecto de la enseñanza?
- Me gusta que me cuestionéis - dijo el lama-. No quiero que aceptéis nada que no sea sometido al escrutinio de vuestra inteligencia primordial.
-Ahora debo llevar a cabo sin demora mi práctica meditacional, pero solicito que todos vosotros os reunáis al anochecer conmigo en el santuario.
-Eso sí, queridos míos, quiero que cada uno de vosotros traiga consigo un vaso lleno de agua.
Los discípulos disimularon como pudieron su asombro e incluso alguno de ellos se vio obligado a sofocar la risa.
¿Será posible? O sea, que su maestro les pedía algo tan ridículo como que todos ellos fueran al santuario portando un vaso lleno de agua. ¿Se trataría de algún rito especial?
¿Sería una ofrenda que iban a hacer a alguna de las deidades? Fue transcurriendo el día con lenta seguridad.
Los discípulos no dejaban de conjeturar sobre la extraña solicitud del maestro.
Unos aventuraban si no se trataría de una ceremonia especial en honor de la misericordiosa Tara; otros pensaban que tal vez era que el lama les iba a hacer leer durante toda la noche las escrituras y que el agua era para evitar la excesiva sequedad de boca; otros confesaban no tener la menor idea del por qué de la insólita petición del lama.
El sol, anaranjado-oro, se comenzaba a ocultar tras los inmensos picos que se divisaban a lo lejos. Los discípulos tomaron cada uno de ellos un vaso y lo llenaron de agua. Luego, ansiosos por desvelar el misterio, fueron hasta el santuario y se presentaron ante el maestro.
-Bueno chicos - dijo el maestro riendo con su excelente humor-. Ahora vais a hacer algo muy simple. Golpead los vasos con cualquier objeto.
-Quiero escuchar el sonido, la música capaz de brotar de vuestros vasos.
Los discípulos golpearon los vasos. De los mismos no brotó más que un feo sonido sordo, desde luego nada musical.
Entonces el maestro ordenó: - Ahora, queridos míos, vaciad los vasos y repetid la operación.
Así lo hicieron los monjes. Vaciados los vasos, golpearon en ellos y surgió un sonido vivo, intenso, musical.
Los discípulos miraron al lama interrogantes. El lama esbozó una sonrisita amorosamente pícara y se limitó a decir: - Vaso lleno no suena; mente atiborrada no luce. Os deseo felices sueños.
Los discípulos, un poco avergonzados, comprendieron al momento.
Nunca habrían de olvidar aquello de "vaso lleno no suena".
"Cuando eliminamos los densos nubarrones de ignorancia de la mente, en el vacío original de la misma surge el revelador sonido de la iluminación."