"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

domingo, 8 de septiembre de 2013

¡Queremos ser hombres y mujeres de paz!

Que el grito de la paz se eleve alto para que llegue al corazón de todos y todos dejen las armas y se dejen guiar por el anhelo de paz.
Autor: SS Francisco,


Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días! 

Hoy, queridos hermanos y hermanas, quisiera hacerme intérprete del grito que sube de todas partes de la tierra, de todo pueblo, del corazón de cada uno, de la única gran familia que es la humanidad, con angustia creciente: ¡es el grito de la paz! El grito que dice con fuerza: ¡queremos un mundo de paz, queremos ser hombres y mujeres de paz, queremos que en nuestra sociedad, destrozada por divisiones y por conflictos, estalle la paz; nunca más la guerra! ¡Nunca más la guerra!

La paz es un don demasiado precioso, que debe ser promovido y tutelado. Vivo con particular sufrimiento y preocupación las tantas situaciones de conflicto que hay en nuestra tierra, pero, en estos días, mi corazón está profundamente herido por lo que está sucediendo en Siria y angustiado por los dramáticos desarrollos que se presentan.

Dirijo un fuerte llamamiento por la paz, ¡un llamamiento que nace de lo íntimo de mí mismo! ¡Cuánto sufrimiento, cuánta devastación, cuánto dolor ha traído y trae el uso de las armas en aquel martirizado país, especialmente entre la población civil e inerme! 

¡Pensemos en cuantos niños no podrán ver la luz del futuro! Con particular firmeza condeno el uso de las armas químicas: les digo que tengo aún fijas en la mente y en el corazón las imágenes terribles de los días pasados!

¡Hay un juicio de Dios y también un juicio de la historia sobre nuestras acciones al que no se puede escapar! Jamás el uso de la violencia lleva a la paz. ¡Guerra llama guerra, violencia llama violencia!

Con toda mi fuerza, pido a las partes en conflicto que escuchen la voz de su propia conciencia, que no se cierren en sus propios intereses, sino que miren al otro como un hermano y emprendan con coraje y con decisión la vía del encuentro y de la negociación, superando la ciega contraposición. 

Con la misma fuerza exhorto también a la Comunidad Internacional a hacer todo esfuerzo para promover, sin ulterior demora, iniciativas claras por la paz en esa nación, basadas en el diálogo y en la negociación, por el bien de la entera población siria. Que no se ahorre ningún esfuerzo para garantizar asistencia humanitaria a quien está afectado por este terrible conflicto, en particular a los evacuados en el país y a los numerosos prófugos en los países vecinos. Que a los agentes humanitarios, empeñados en aliviar los sufrimientos de la población, se les asegure la posibilidad de prestar la ayuda necesaria. 

¿Qué podemos hacer nosotros por la paz en el mundo? Como decía el Papa Juan: a todos nos corresponde la tarea de recomponer las relaciones de convivencia en la justicia y en el amor (Cfr. Carta encíclica, Pacem in terris [11 abril de 1963]: AAS 55 [1963], 301-302). ¡Que una cadena de empeño por la paz una a todos los hombres y a las mujeres de buena voluntad!

Es una invitación fuerte y urgente que dirijo a la entera Iglesia Católica, pero que extiendo a todos los cristianos de las demás Confesiones, a los hombres y mujeres de toda religión y también a aquellos hermanos y hermanas que no creen: la paz es un bien que supera toda barrera, porque es un bien de toda la humanidad.

Repito con voz alta: no es la cultura del enfrentamiento, la cultura del conflicto la que construye la convivencia en los pueblos y entre los pueblos, sino la cultura del encuentro, la cultura del diálogo: éste es el único camino hacia la paz. 

Que el grito de la paz se eleve alto para que llegue al corazón de todos y todos dejen las armas y se dejen guiar por el anhelo de paz. 

Por esto, hermanos y hermanas, he decidido convocar para toda la Iglesia el próximo 7 de septiembre, víspera de la fiesta de la Natividad de María, Reina de la Paz, una jornada de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio, y en el mundo entero, y también invito a unirse a esta iniciativa, según el modo que considerarán más oportuno, a los hermanos cristianos no católicos, a los pertenecientes a las demás religiones y a los hombres de buena voluntad. 

El 7 de septiembre, en la Plaza de San Pedro, aquí, desde las 19:00 y hasta las 24:00, nos reuniremos en oración y en espíritu de penitencia para invocar de Dios este gran don para la amada nación siria y para todas las situaciones de conflicto y de violencia en el mundo. 

¡La humanidad tiene necesidad de ver gestos de paz y de escuchar palabras de esperanza y de paz!

Pido a todas las Iglesias particulares que, además de vivir este día de ayuno, organicen algún acto litúrgico según esta intención. 

A María le pedimos que nos ayude a responder a la violencia, al conflicto y a la guerra, con la fuerza del diálogo, de la reconciliación y del amor. Ella es Madre: que Ella nos ayude a encontrar la paz. Todos nosotros somos sus hijos. Ayúdanos, María, a superar también este momento difícil y a empeñarnos a construir cada día y en todo ambiente una auténtica cultura del encuentro y de la paz.

María, Reina de la paz, ¡ruega por nosotros! Todos: María, Reina de la paz, ¡ruega por nosotros!

sábado, 7 de septiembre de 2013

NUEVO GRUPO “AMIGOS DE PEDRO CASQUERO”

112 miembros, en un corto plazo de días, es para estar contento, pero creo que nuestro gran y buen amigo Pedro, tiene más amigos, tal vez algunos aun sumidos en el inmenso dolor no se atreven, o les cuesta entrar, me lo han confirmado personalmente.
Otros como me paso ayer, aun se habían enterado, al no estar en esos días en Badajoz, creo que este Grupo es el mejor homenaje que le podemos ofrecer, unido a nuestras oraciones.
Por lo que insisto, en que por favor cada miembro aporte al menos a tres o cuatro persona, si se tiene voluntad se hace y cuesta poco. ¡¡Él se lo merecía todo!! ¿A quién no lo he ha hecho algún favor? ¿A quién no le ha dedicado esa sonrisa bonachona, que le caracterizaba? Sé que con el tiempo este grupo crecerá muchísimo, pero tengo y tenemos ganas de verlo.

El amigo Manolo.



                En la Fotografía: Pedro Casquero

Si quieres puedes curarme

Sabes que quiere y sabes que puede; por eso de un momento a otro sentirás sanos tu cuerpo y tu alma si tienes fe. 


Si quieres puedes curarme.

Esta breve y sincera oración quería decir muchas cosas a Jesús: "¿Qué te cuesta, qué le cuesta a quien ha creado un mundo de la nada curar un cuerpo enfermo?"

Hoy te presentas ante Él con el cuerpo y el alma enfermos: Eres la impotencia suplicante de rodillas ante el que lo puede todo. Si quieres... ¿Querrás? ¿Tendrás que pensar mucho si devuelves la salud a un desgraciado? ¿Puede tu amor resistir que un alma salida de tus manos en un gesto de amor, se pierda para siempre? ¿Querrás? ¿Puedes curarme?

Más que decírselo a Él, que lo sabe muy bien, debes decirlo y gritarlo a ti mismo, para estar cada vez más seguro de que puede, de que no le cuesta. Si te piden fe, di que la tienes; no tienes salud pero tienes fe, toda la que necesita el milagro para hacerse realidad, pero auméntala hasta que se convierta en un grano de mostaza; entonces moverás montañas.

Si quieres, puedes curarme. Sabes que quiere y sabes que puede; por eso de un momento a otro sentirás sanos tu cuerpo y tu alma. Quiero, queda limpio" esas palabras anhela tu alma.

Y quedó curado el leproso. Así quieres quedar tú curado, el otro leproso del alma. Quieres sentirte limpio y puro, sentir tu alma de niño, como cuando salió de sus manos un día que te amó infinitamente.


Autor: P. Mariano de Blas LC.

viernes, 6 de septiembre de 2013

En la misa Jesús, estás vivo y presente

Es la media hora más grandiosa porque nos ponemos en tu presencia y en la Iglesia, que es tu casa y te levantamos nuestro corazón. 


Cuando estoy en tu presencia, Jesús Sacramentado, pienso con dolor: ¿Cómo no apreciamos este Misterio de amor donde te quedaste para ser nuestro confidente y nuestro alimento? ¡Qué frío es nuestro corazón!

Nos decimos católicos pero tampoco meditamos en tu entrega al Padre la noche del Jueves Santo al instituir la Sagrada Eucaristía. Nos parece que fue ya hace muchos años, sin embargo vuelve a suceder todos los días, a toda hora en el mundo entero, siempre que se esté celebrando la Santa Misa. En ella Tu vuelves a inmolarte, a ofrecerte al Padre por todos y cada uno de nosotros... de la misma manera que lo hiciste por primera vez. No nos detenemos a pensar ni un momento en la grandiosidad del valor de una Misa. Y de una manera simple y tranquila dejamos el cumplimiento al tercer Mandamiento de la Ley de Dios, que creo yo, proviene de la falta de preparación que tenemos los católicos respecto a lo que en sí es la Santa Misa. 

Por cualquier motivo: paseo, fútbol, gusto por quedarse en casa cómodamente en "pants" y pantuflas, por unas visitas... porque el domingo "es para descansar"... y no salir para nada, en fin, porque "no me late", porque si no "siento un verdadero deseo de ir a la Iglesia... ¿para qué voy?"... y así podríamos llenar páginas enteras con mil y variados pretextos, que a nuestro modo de ver, son tan solo la consecuencia de no saber con plena conciencia que la Misa es lo más grande y hermoso que tenemos los católicos. 

Que participar en ella es estar Contigo, vivo y presente, tal como estuviste en el tiempo en que habitaste entre nosotros.

¿Dónde está nuestra fe? ¿Es que hemos llegado a creer que ya no necesitamos estar presentes, dar testimonio, a nuestros hijos, a nuestros familiares y amigos de que somos cumplidores de los Mandamientos de la Ley de Dios y acudir a la Iglesia para orar y tanto a pedirte perdón como darte gracias a Dios por tanto beneficio que de Ti recibimos con nuestro cumplimiento y alabanza?... No basta con ser buenas personas y tratar de hacer el bien a nuestros semejantes... pues igual que no basta la fe para salvarse sin caridad y buenas obras, así no bastan las buenas obras sin fe y sin oración. 

A parte de que no asistir a Misa los Domingos (que es el día del Señor) y días "indicados" de fiesta, es pecado grave, es saber que es la media hora más grandiosa porque nos ponemos en tu presencia y en la Iglesia, que es tu casa te levantamos nuestro corazón.

Señor mío, mi Jesús... pensando todas esta cosas que si a mi me dan pena....para Ti han de ser de un gran dolor pues pareciera que no tenemos ningún interés por conocerte mejor, indiferencia hacia tanto amor y absoluto desdén hacia lo es realmente la misa. 

Señor, ya no más tibieza...tenemos que encender nuestro corazón para ir con amor y espíritu de agradecimiento a la Iglesia, a tu Casa, Señor, a participar en la Santa Misa (no a papar moscas y a ponernos "palomita" porque.....¡ya cumplimos!) para alimentarnos con tu Cuerpo y tu Sangre y pronto veremos cómo florece la Vida de la Gracia en nuestros corazones y en todos los actos de nuestra vida.


Busquemos con la lectura, formación y preparación lo que nos hace falta saber sobre lo que realmente es la Santa Misa, nos vamos a admirar de su contenido y valor. No lo dejemos pasar si realmente queremos saber lo QUE ESA MEDIA HORA REPRESENTA EN NUESTRA VIDA.


Autor: Ma. Esther De Ariño.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Hoy di: ¡Gracias, Padre!

Gracias por el don de la existencia. Gracias por haberme hecho a tu imagen y semejanza. Gracias por el don gratuito de tu amor. 


Hoy sé un hijo agradecido.

Levanta la mirada y dile gracias al Creador del universo:

Padre:

Gracias por el don de la existencia.
Gracias por haberme hecho a tu imagen y semejanza.
Gracias por el don gratuito de tu amor, gracias por amarme como soy.
Gracias porque me has dado ojos para ver,
oídos para escuchar, manos para acariciar,
inteligencia para conocer la verdad, voluntad para buscar el bien,
corazón para amar y para hacerlo tu morada.
¡Mi corazón: templo de la Trinidad! ¡Cosa maravillosa!

Gracias por la capacidad de asombro que me diste.
Gracias por mis padres, por mi familia, por tener un hogar que me cobija.
Gracias por los amigos fieles y también por los que me han hecho sufrir.
Gracias por los tiempos dolorosos de mi vida,
por dejarme sentir la soledad para venir luego a colmarla con tu misericordia.
Gracias por quienes rezan por mí.
Gracias por la vocación y misión que me confiaste.
Gracias por haber puesto tu mirada en mí, gracias por confiar en mí.
Gracias por tantas experiencias bellas de mi vida.
Gracias sobre todo por la experiencia del amor de Cristo.
Gracias por haberlo enviado a vivir con nosotros como uno de nosotros,
para revelarnos tu rostro, redimirnos y trazarnos el camino.
Nos amó hasta el extremo,
nos dio como Madre a María Santísima,
se quedó para siempre en la Eucaristía,
y al final nos entregó a su mismo Espíritu, fuente del mayor consuelo.
Gracias por mi bautismo, por mi Madre la Iglesia,
por mi ángel de la guarda y por esperarme con los brazos abiertos en el cielo.
Gracias por tu paciencia conmigo,
gracias por perdonarme siempre y por seguirme amando sin guardar resentimientos.
Gracias por la vida y por la eternidad que me espera.
Una y mil veces: ¡Gracias Padre!


Autor: P. Evaristo Sada LC.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

NO A LA GUERRA

Autor: CAROLINA CRESPO FERNÁNDEZ
“El diálogo, basado en sólidas leyes morales, facilita la solución de los conflictos y favorece el respeto de la vida, de toda la vida humana. Por ello, el recurso a las armas para dirimir las controversias representa siempre una derrota de la razón y de la humanidad”, Juan Pablo II

Por desgracia, es inminente el ataque de Occidente-liderado como siempre por EE. UU.-, contra Siria. Los ciudadanos de este país llevan padeciendo una cruenta guerra civil durante dos largos años; dos años que ha necesitado la administración Obama  para tomar la desastrosa  e irracional decisión de atacar dicho país-por cierto, sin el aval de Naciones Unidas-. Este grito del “no a la guerra” no ha de ideologizarse; primero, republicanos y ahora, demócratas, han  causado con sus nefastas políticas internacionales  unos conflictos bélicos de una envergadura cruenta de tal magnitud que aún han quedado grabadas en nuestras retinas imágenes que remueven la conciencia de todo ser humano  de bien.

Por supuesto, el móvil del Premio de la Paz, B. Obama  y de sus acólitos occidentales no es conseguir la paz. Los intereses  geopolíticos, los beneficios de la poderosa industria armamentística y otras razones   que todos conocemos son el acicate de estos hipócritas que están jugando constantemente con la dignidad de millones de seres humanos. Por cierto, ¿quién ganó la última guerra de Irak?

En Siria, el objetivo es derribar el régimen del tirano  Bashar al-Assad, como golpe estratégico contra Irán, el gran aliado en la zona ¿Quién utiliza o va a utilizar las armas químicas: el gobierno de  al-Assad  o los rebeldes a este régimen ¿Quién levantó el embargo de  venta de armas  a los rebeldes, propiciando un encrudecimiento del conflicto?¿Por qué la administración Obama y sus aliados no respaldan a los cristianos coptos perseguidos en Egipto?
Sin duda, un ataque violento de Occidente sería una nueva obscenidad moral, que además puede tener consecuencias descomunales en el ámbito internacional.


Sólo me queda felicitar al equipo de marketing del sr. Obama, que con el respaldo de  ciertos poderes occidentales, le han conseguido un inmerecido  Premio Nobel de la Paz.

De mi buena y gran amiga, Leonor Muñoz Santos

Horas y largas horas esta noche...
Aun así amanece el día...
La vida sigue pero no consigo creer que hoy no vayas a responderme al móvil temprano para que tomemos un cafelito y puedas meterte un rato conmigo o quitarme el coche corriendo porque vengan a multarme...
No consigo creer que hoy no llegues a la farmacia preguntando con una sonrisa dónde está la farmacéutica y empieces a revolucionar a todo el mundo diciendo qué las farmacéuticas que tu conocías eran mayores y feas...
Hoy no consigo creer que aquel gordito bonachón al que tanto quise, no vuelva de vacaciones a darme un abrazo diciéndome cuanto nos había echado de menos entre carcajadas...
Qué difícil amigo el día que nos espera, qué difícil tu ausencia amigo Pedro...

No le tengas miedo a Dios

Nos asegura que nuestra vida es preciosa y que ni un pelo de nuestra cabeza se nos caerá sin su permiso. ¿De qué tener miedo, entonces? 


Cristo aparece en el Evangelio como el gran exorcista del miedo. Se hace hombre para librarnos de él. Nos enseña con el ejemplo de su vida, luminosa y sin angustias. Nos asegura que nuestra vida es preciosa a los ojos del Padre y que ni un pelo de nuestra cabeza se nos caerá sin su permiso. ¿De qué tener miedo, entonces? ¿Del mundo? El lo ha vencido (Jn 16, 23). ¿A quiénes temer? ¿A los que matan, hieren, injurian o roban? Tranquilos: no tienen poder para más; al alma ningún daño le hacen (Mt 10, 28). ¿Al demonio? Cristo nos ha hecho fuertes para resistirle (1 Pe 5, 8) ¿Quizás al lujurioso o al déspota latente en cada uno de nosotros? Contamos con la fuerza de la gracia de Cristo, directamente proporcional a nuestra miseria (2 Cor 12, 10).

En el pasaje en el que camina sobre agua, Cristo avanza un paso más: tampoco debemos tenerle miedo a Dios.

Jesús se acercó caminando sobre las aguas a la barca de los discípulos. ¿Para darles un susto o con la intención de asombrarles? No. Se proponía solamente manifestarles su poder, la fuerza sobrenatural del Maestro al que estaban siguiendo.

Pero su milagro, en vez de suscitar una confianza ciega en el poderoso amigo, provoca los gritos de los aterrados apóstoles. Es un fantasma -decían temblando y corriendo seguramente al extremo de la barca-.

San Pedro es el único que domina su papel. Escucha la voz de Cristo: Soy yo, no temáis, comprende y aprovecha para proponerle un reto inaudito: caminar él también sobre las aguas. Y de lejos, traída por el fuerte viento, le llega claramente la inesperada respuesta: Ven.

Muy similar a aquella que todos los cristianos escuchamos en algunos momentos de nuestra vida. Después de haber conocido un poco a Cristo -aun entre brumas-, comenzamos a seguirle y, de repente, recibimos boquiabiertos la invitación de Cristo: Ven.

Ven: sé consecuente, sé fiel a esa fe que profesas.
Ven: el mundo está esperando tu testimonio de profesional cristiano.
Ven: tu hermano necesita tu ayuda, tu tiempo... tu dinero.
Ven: tus conocidos desean, aunque no te lo pidan, que les des razón de tu fe, de tu alegría.

Y la petición de Cristo sobrepasa, como en el caso de Pedro, nuestra capacidad. No vemos claramente la figura de Cristo. O dirigimos la mirada hacia otro sitio. El viento sopla. Las dificultades se agigantan... y estamos a punto de hundirnos o de regresar a la barca. Sentimos miedo de Cristo.

¡Miedo de Cristo! Sin atrevernos a confesarlo abiertamente, ¿cuántas veces no lo hemos sentido?

¡Miedo de Cristo! Esa sensación de quererse entregar pero sin abandonarse por temor al futuro...
¡Miedo de Cristo! Ese temor a afrontar con generosidad mi pequeña cruz de cada día.
¡Miedo de Cristo! Esa fuente de desazón y de intranquilidad porque, claro, el tiempo pasa, y ni realizo los planes de Dios ni llevo a cabo los míos.

¿Cómo se explica ese miedo de Dios? ¿Dónde puede estar nuestra vida y nuestro futuro más seguros que en sus manos? ¿Es que la Bondad anda maquinándonos el mal cuando nos pide algo? ¿Es que Él no es un Padre? ¿Por qué, entonces, le tememos? ¿De dónde proviene ese miedo?

Sólo hay una respuesta: de nosotros mismos. El miedo no es a Dios. Es a perdernos, a morir en el surco. Amamos mucho la piel como para desgarrarla toda en el seguimiento completo de Cristo. 

Y Cristo no es fácil. Duro para los amigos de la vida cómoda y para quienes no entienden las duras paradojas del Evangelio: morir para vivir, perder la vida para ganarla, salir de sí mismo para encontrarse.

No todos lo entienden. Se requiere sencillez, apertura de espíritu y, como Pedro, pedir ayuda a Cristo.

Quiero confiar en Ti, Señor, para estar seguro de que en Ti encontraré la plenitud y felicidad que tanto anhelo. Deseo esperar en Ti, estar cierto de que en Ti hallaré la fuerza para llegar hasta el final del camino, a pesar de todas las dificultades. Aumenta mi confianza para que esté convencido de que Tú nunca me dejarás si yo no me aparto de Ti.


Autor: P. José Luis Richard.

martes, 3 de septiembre de 2013

Trabajar con un fin bueno

El camino de cada ser humano transcurre entre cientos de pequeñas y grandes decisiones. Escoger bien permite trabajar con fines buenos.


Todo lo que hacemos busca una meta. A veces, simplemente, tener la casa en orden. Otras veces, ahorrar en vistas al futuro. Con frecuencia, "cumplir" con las peticiones del jefe de trabajo, de un familiar o de un amigo.

Trabajamos siempre con un fin. Pero, ¿todos los fines tienen la misma importancia? ¿Hay algunas actividades que podríamos dejar de lado para escoger otras que tengan un fin más noble, más justo, más bello?

Hacer una jerarquía de fines permite hacer una jerarquía de ocupaciones. Quien no tiene claro qué sea lo más importante y qué sirve sólo para "matar el tiempo" no será capaz de escoger según proyectos buenos.

Otras veces la jerarquía está bien establecida, pero nos faltan energías interiores para acometer lo importante y para dejar de lado lo superfluo. En esos casos, basta una breve insinuación en la pantalla de la computadora para que al final dediquemos minutos y minutos a una tontería y dejemos de hacer aquello que realmente merecía nuestro tiempo y nuestro esfuerzo.

El camino de cada ser humano transcurre entre cientos de pequeñas y grandes decisiones. Escoger bien permite trabajar con fines buenos. Escoger mal nos lleva a perder, aquí en la tierra y también en el mundo futuro que nos espera.

¿Qué voy a hacer hoy? ¿En dónde invertiré mi vida? ¿Cómo distinguir entre amores buenos y caprichos engañosos que me desgastan y me consumen sin sentido?

Desde el cielo, Dios me pide que oriente bien mis pasos. En la tierra, familiares y amigos esperan, a veces en silencio, que les ayude y acompañe desde las fuerzas que vibran en mi alma.

Un nuevo día está en mis manos. Si me dejo guiar por el amor a Dios y al prójimo, empezaré a trabajar por fines verdaderamente buenos.


Autor: P.Fernando Pascual LC.

lunes, 2 de septiembre de 2013

TÚ ERES PEDRO: EL PAPA FRANCISCO

Autor: Carolina Crespo Fernández

Al segundo día del comienzo del cónclave, tras dos fumatas negras y tres votaciones, llegaba la esperada noticia. Eran las 19:06 horas del miércoles 13 de marzo de 2.013. En ese momento ya todos queríamos al nuevo Papa pero estábamos ansiosos de conocer su rostro. Las miradas de la gente concentrada en la Plaza de San Pedro y de las miles de personas que seguían este acontecimiento histórico a través de los medios de comunicación se dirigían hacia el balcón central de la Basílica de San Pedro . Eran las 20:10 h. cuando el cardenal protodiácono Jean –Louis Tauran anunciaba desde Roma al  mundo entero:”Habemus Papam. Eminentissimum  ac reverendissimum Dominum Georgium Marium Sanctae Romanae Ecclesiae Cardinalem Bergoglio”. La sorpresa que causó el nombre del papa electo  demostraba que quien elige al succesor de Pedro son los cardenles,  pero asistidos por el Espíritu Santo. El mismo Papa parecía desbordado por la situación; sin duda, tras revestirse de Cristo, comprendió rápidamente ante aquella  Plaza de San Pedro repleta que su corazón comenzaba a  dilatarse  hasta abarcar el mundo entero. El Papa quedó unos segundos en silencio, con los brazos caídos, sin fuerza. Era consciente que de ahora en adelante no sólo veremos a un personaje público relevante, sino al rostro de Jesús enviado para apacentar a sus ovejas. Desde un primer momento, quiso dejar claro que es Cristo quien debe ser el centro de atención, no el Papa.
Hermoso fue el gesto de elevar una plegaria por el Papa emérito, quien siguió la ceremonia desde Castelgandolfo y que llamó a su sucesor nada más saber la noticia de su elección.
Desde el primer momento, el Papa nos dio claros ejemplos de humildad. Con sencillez nos puso a rezar un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria; sobrecogedor fue el momento en que se inclinó y nos pedía unos segundos de silencio y de oración por él,”porque lo necesitaba”. Antes de bendecir al pueblo, nos pidió que le bendijésemos a él. Y así lo hicimos; los más privilegiados “in situ” y los demás desde nuestros hogares.
Desde el primer momento, quedó patente que la devoción a  María –como lo había sido en sus predecesores- era muy importante en su vida, con cariño especial hacia la advocación de la Virgen de los nudos, que representa a la  Inmaculada Concepción con la luna bajo sus pies. Ella no sólo desata los nudos, sino que aplasta con su pie la causa de todos ellos. La Virgen, como buena Madre, conoce  muy bien los nudos que nos atan  a los problemas y que a veces parecen no tener solución. Al día siguiente de su elección  visitó en la Basílica de Santa María la Mayor a la Salus Populi Romani  para poner a sus pies la nueva etapa de la Iglesia:” La Salus Populi Romani  es la mamá que nos da salud en el crecimiento, para afrontar y superar los problemas y en hacernos libres para las opciones definitivas; la mamá que nos enseñó a ser fecundos en el bien, en la alegría, en la esperanza, a no perder jamás la esperanza.” El 13 de mayo el Papa consagraba su pontificado a Nuestra Señora de Fátima; el 13 es, sin duda, muy especial en la vida de su S.S. Francisco. Un día 13 fue ordenado sacerdote y un día 13 de marzo del año 2.013 era elegido el 266 sucesor de Pedro.
Cada Papa tiende a desarrollar su propio estilo que se condensa en una frase que resume el mensaje que quieren comunicar a la Iglesia y a la Humanidad. Juan Pablo II escogió como lema ”NO TENGÁIS MIEDO”, que era una invitación  a los católicos , especialmente a los jóvenes, a recuperar el coraje para proclamar el Evangelio. Benedicto XVI escogió el lema “RAZÓN Y FE”, sosteniendo que la razón humana y la fe divina son interdependientes. El Papa Francisco ha decidido conservar su lema de obispo:”MISERANDO ATQUE ELIGENDO, MIRANDO CON MISERICORDIA LO ELIGIÓ.” El  Papa no cesa en la importancia de predicar a un Dios que tiene rostro, a

un  Dios que es Amor:”El Señor nunca se cansa de perdonar, nunca. Nosotros somos los que nos cansamos de pedirle perdón. Es insistente en la necesidad de representar a Cristo con imágenes que rebosan misericordia y ternura.
Sin duda, Francisco es un Papa de gestos: una  persona atenta, afectiva, que se emociona,  una persona que se hace querer porque se da  a los demás. Pero, también es el papa de las palabras: es un gran comunicador, pide oraciones, urge  a hablar de Cristo, a ser sus seguidores. Y encima convence, porque predica con el ejemplo.
El Papa Francisco siempre ha tenido una gran devoción a Santa Teresita de Lisieux y a San José, custodio de María y de Jesús. Siendo cardenal tenía la costumbre de incluir unas estampitas de estos santos en las cartas que enviaba. En  la mesita de su habitación no faltaba la estampita de Santa Teresita con un jarrón de rosas blancas. Su ministerio petrino lo quiso comenzar el 19 de marzo, festividad de San José, hombre valiente, trabajador, humilde y lleno de ternura.
Emocionante fue la visita de Francisco al Papa emérito; el Pontífice le regaló  un icono de la Virgen de la Humildad. Francisco le dijo a Benedicto XVI:”Cuando la vi, pensé en usted. Gracias por la humildad durante su pontificado. Nos ha dado un gran ejemplo de humildad y de ternura.” No hay ruptura con sus predecesores: él ha tendido su mano a los pobres, a los discapacitados, a los marginados, a los olvidados y a los alejados de la Iglesia.
Para los jóvenes , sus enseñanzas han de brillar como rayos que disipan la oscuridad de este futuro incierto e ilumine el sendero de la vida en una etapa trascendental como es la juventud.”No seáis nunca hombres y mujeres tristes; un cristiano jamás puede serlo. Nunca os dejéis vencer por el desánimo. Nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de haber encontrado a una persona, a Jesús, que está entre nosotros; con él nunca estamos solos, incluso en los momentos difíciles, aún cuando el camino  de la vida tropìeza  con problemas y obstáculos que parecen insuperables, y hay tantos(…) No os dejéis robar la esperanza, no dejéis robar la esperanza, esa que nos da Jesús.”
A los jóvenes- en edad y espíritu-, invita Francisco a participar en la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en la ciudad brasileña de Rio de Janeiro del 23 al 28 de julio bajo el lema “Id y haced discípulos de todos los pueblos.”Queridos amigos, también yo me pongo en camino con vosotros. Ahora estamos ya cerca de la próxima   de esta peregrinación de la cruz de Cristo. Aguardo con alegría el mes de julio, en Rio de Janeiro.” Porque estamos arraigados y edificados en Cristo, nos mantenemos firmes en la fe ; y la permanencia firme en la fe determina que debemos tomar muy en serio ese mandato del Señor.
El Papa, al igual que Juan Pablo II y Benedicto XVI, se muestra especialmente cercano a los jóvenes, que son quienes tienen en sus manos el futuro de la Iglesia y de la Humanidad. Los jóvenes deben aspirar con su compromiso, generosidad y valentía  a edificar un mundo mejor, a ser luz del mundo que ilumine y transforme el entorno donde se mueven:"Queridos jóvenes, no enterréis vuestros talentos, los dones que Dios os ha regalado. No tengáis miedo de soñar cosas grandes".

¡Viva el Papa!