Me gusta
recordar cosas de mi niñez y de mi época de adolescente, cuando hoy tengo ya
casi setenta y dos años, pero hay momentos en la vida que por alguna razón se
te quedan grabados para siempre y cuando se está, digamos en la última etapa de
la vida, gusta recordar y se siente cierto regocijo a hacerlo.
Una de las
cosas que se me ha quedado muy grabada era la celebración de la Navidad su preparación y todo lo que rodeaba a estas
Fiestas.
Criado, en
una Familia Cristiana de siete hermanos, donde se respiraba el verdadero aroma
familiar, todos sentados alrededor de una mesa camilla de grandes dimensiones, (tan
es así que albergaba dos braseros en su tarima), donde junto a mis Padres se rezaba el Santo Rosario, donde cada
uno contaba las vivencias de ese día, momento en el que los más mayores
trataban de sacarnos los colores a los más pequeños, a lo mejor por habernos
visto con una niña, por ejemplo.
Pero como
les digo en estos días Navideños todo era especial, comenzábamos con la puesta
del Belén, en su montaje participábamos todos, junto a mis Padres, que dirigían
la obra, pero eran grandes belenes que algunos años ocupaban una habitación
completa, y en esa época, las habitaciones eran grandes, más que las de los
pisos de hoy día.
Fotografía tomada del Diario Regional Hoy de Badajoz
Así mas o menos eran los Belenes.
La preparación
y acarreo de materiales la hacíamos entre todos los hermanos, había que traer
mocos de fragua, para hacer la rocas, hierba para realizar las praderas y musgo
para decorar algunas partes, no podía faltar la arena, el papel azul para hacer
el cielo, papel de plata para las estrellas y así un montón de cosas, pero la
mayor dificultad era montar la plataforma sobre la que iría puesto el Belén,
era lo peor, ya que en ese época no existía la madera prensada, pero al final
la plataforma se montaba y manos a la obra.
Otra de las
cosas que había que fabricar sobre la marcha era la instalación eléctrica, que
por no existir las guirnaldas era algo que entrañaba su dificultad y había que
tratar de que no se vieran los cables.
Teníamos que
realizar un circuito para el agua corriente, así poder simular los ríos y
charcas.
En toda la
instalación tardábamos al menos un par de días, al final y una vez terminado, lo inscribíamos en un
Concurso de Belenes que Organizaba el antiguo Frente de Juventudes. Venia un
jurado a visitarlo y calificarlo y luego el dia de Reyes en el teatro López de
Ayala (Badajoz), se organizaba un festival donde se
entregaban los premios a los diez primeros clasificados, nosotros hemos llegado
a obtener un año el primer premio y varios el segundo.
La figura de
Papa Noél, no se contemplaba, no se ponía Árbol alguno, quien no ponía Belén, al
menos ponía el Misterio, no existía el consumismo que las grandes firmas
comerciales nos han inculcado últimamente.
Eran fiestas
muy familiares, se ensayaban villancicos que luego se cantaban delante del
Belén, eran días en los que uno estaba mucho más sensible y todas las noches
sentados en esa gran camilla de la que antes hablaba, recordábamos y pedíamos
por esas Familias que no tenían medios para hacer ninguna celebración, o por
aquellas que ese año no la celebrarían por haber perdido a algún miembro de su
familia más directa.
Igual que
cuando una Madre espera tener un hijo prepara su canastilla, nosotros la
hacíamos para el Niño Jesús que iba a nacer, nuestra Canastilla consistía en
ofrecer pequeños sacrificios, o determinadas obras que realizáramos y que también
eran ofrecidas al Niño Jesús que iba a nacer.
El canto de
villancicos lo hacíamos acompañándonos de guitarras, panderetas y el instrumento más representativo de la
Navidad, la zambomba, zambombas que en la mayoría de los casos eran construidas
por nosotros mismos.
Todo cuanto
estoy contando rodeaba a estas fechas de
un ambiente fraternal y religioso encargándose mis Padres de explicarnos a los más
pequeños el verdadero sentido de la Navidad, solo así de esta manera se nos ha
quedado grabada para toda una vida la celebración de estas entrañables fechas.
Por la tarde
o la mañana del día veinticuatro llevamos la cena a un matrimonio que vivía en
una choza muy cerca de nuestro chalet, no se me olvidan ella se llamaba Matilde
y estaba muy enferma y el Agustín, eran dos excelentes personas a las que aun
recuerdo con cariño.
Tras la cena
Familiar de Noche Buena, todos íbamos a la famosa Misa del Gallo a las doce de
la noche, en mi caso, por no existir en esa época Parroquia alguna en el Barrio,
íbamos a la Santa Misa que se celebraba en la capilla de las Hermanitas de Los
Ancianos Desamparados, eran unas Misas muy bonitas donde nos dábamos cita casi
todo el barrio creando como una gran familia.
Los regalos
venían el día de los Reyes Magos, para de esta forma, no asociar nada al día
tan grande como es el nacimiento del Niño Jesús, día que brilla con luz propia.
Hoy en día y
en esta sociedad que hemos ido creando, en la que la figura de la Familia se ve
tan deteriorada en muchísimos casos, que se ha resaltado la figura de Papa
Noél, done el árbol y los adornos ha
sustituido al Belén, donde el niño
asocia el día de la Navidad con los regalos, donde los mayores organizan su cenas
o comidas de Empresas, en resumidas cuentas que se le ha ido quitando el
verdadero significado a estas tan entrañables y bonitas fiestas.
Pidamos este
año al Niño Jesús, nos de fuerza, primero para que vuelva a resplandecer la
verdadera Familia, que la Navidad la sepamos celebrar como verdaderos
Cristianos y que en todas las casas, se
recen al menos tres Ave María por aquellos más necesitados, por los enfermos,
por todos lo que están sufriendo la crueldad de las guerras, para que el Niño
Jesús que va a nacer les traiga Paz, Felicidad y sobre todo mucho Amor.
Desearía
para todo el mundo, unas Navidades como las que yo recuerdo junto a mis Padres.
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