"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

martes, 1 de agosto de 2017

¿Trigo o cizaña?



Al hombre moderno le resulta difícil aceptar la idea de un juicio final de Dios sobre el mundo y la historia

Con tres parábolas, Jesús presenta en el Evangelio la situación de la Iglesia en el mundo. La parábola del grano de mostaza que se convierte en un árbol indica el crecimiento del Reino, no tanto en extensión, sino en intensidad; la parábola de la levadura indica la fuerza transformadora del Evangelio que "levanta" la masa y la prepara para convertirse en pan.

Los discípulos comprendieron fácilmente estas dos parábolas; pero esto no sucedió con la tercera, la parábola del trigo y la cizaña, y Jesús tuvo que explicársela a parte.

El sembrador, dijo, era él mismo; la buena semilla, los hijos del Reino; la cizaña, los hijos del maligno; el campo, el mundo; y la siega, el fin del mundo.

Esta parábola de Jesús, en la antigüedad, fue objeto de una memorable disputa que es muy importante tener presente también hoy. Había espíritus sectáreos, donatistas, que resolvían la cuestión de manera simplista: por una parte, está la Iglesia (¡su iglesia!) constituida sólo por personas perfectas; por otra, el mundo lleno de hijos del maligno, sin esperanza de salvación. A estos se les opuso san Agustín: el campo, explicaba, ciertamente es el mundo, pero también en la Iglesia; lugar en el que viven codo a codo santos y pecadores y en el que hay lugar para crecer y convertirse. "Los malos --decía-- están en el mundo o para convertirse o para que por medio de ellos los buenos ejerzan la paciencia".

Los escándalos que de vez en cuando sacuden a la Iglesia, por tanto, nos deben entristecer, pero no sorprender. La Iglesia se compone de personas humanas, no sólo de santos. Además, hay cizaña también dentro de cada uno de nosotros, no sólo en el mundo y en la Iglesia, y esto debería quitarnos la propensión a señalar con el dedo a los demás. Erasmo de Roterdam, respondió a Lutero, quien le reprochaba su permanencia en la Iglesia católica a pesar de su corrupción: "Soporto a esta Iglesia con la esperanza de que sea mejor, pues ella también está obligada a soportarme en espera de que yo sea mejor".

Pero quizá el tema principal de la parábola no es el trigo ni la cizaña, sino la paciencia de Dios. La liturgia lo subraya con la elección de la primera lectura, que es un himno a la fuerza de Dios, que se manifiesta bajo la forma de paciencia e indulgencia. Dios no tiene simple paciencia, es decir, no espera al día del juicio para después castigar más severamente. Se trata de magnanimidad, misericordia, voluntad de salvar.

La parábola del trigo y de la cizaña permite una reflexión de mayor alcance. Uno de los mayores motivos de malestar para los creyentes y de rechazo de Dios para los no creyentes ha sido siempre el "desorden" que hay en el mundo. El libro bíblico de Qoelet (Eclesiastés), que tantas veces se hace portavoz de las razones de los que dudan y de los escépticos, escribía: "Todo le sucede igual al justo y al impío... Bajo el sol, en lugar del derecho, está la iniquidad, y en lugar de la justicia la impiedad" (Qoelet 3, 16; 9,2). En todos los tiempos se ha visto que la iniquidad triunfa y que la inocencia queda humillada. "Pero --como decía el gran orador Bossuet-- para que no se crea que en el mundo hay algo fijo y seguro, en ocasiones se ve lo contrario, es decir, la inocencia en el trono y la iniquidad en el patíbulo".

La respuesta a este escándalo ya la había encontrado el autor de Qoelet: "Dije en mi corazón: Dios juzgará al justo y al impío, pues allí hay un tiempo para cada cosa y para toda obra" (Qoelet 3, 17). Es lo que Jesús llama en la parábola "el tiempo de la siega". Se trata, en otras palabras, de encontrar el punto de observación adecuado ante la realidad, de ver las cosas a la luz de la eternidad.

Es lo que pasa con algunos cuadros modernos que, si se ven de cerca, parecen una mezcla de colores sin orden ni sentido, pero si se observan desde la distancia adecuada, se convierten en una imagen precisa y poderosa.

No se trata de quedar con los brazos cruzados ante el mal y la injusticia, sino de luchar con todos los medios lícitos para promover la justicia y reprimir la injusticia y la violencia. A este esfuerzo, que realizan todos los hombres de buena voluntad, la fe añade una ayuda y un apoyo de valor inestimable: la certeza de que la victoria final no será de la injusticia, ni de la prepotencia, sino de la inocencia.

Al hombre moderno le resulta difícil aceptar la idea de un juicio final de Dios sobre el mundo y la historia, pero de este modo se contradice, pues él mismo se rebela a la idea de que la injusticia tenga la última palabra. En muchos milenios de vida sobre la tierra, el hombre se ha acostumbrado a todo; se ha adaptado a todo clima, inmunizado a muchas enfermedades. Hay algo a lo que nunca se ha acostumbrado: a la injusticia. Sigue experimentándola como intolerable. Y a esta sed de justicia responderá el juicio. Ya no sólo será querido por Dios, sino también por los hombres y, paradójicamente, también por los impíos. "En el día del juicio universal --dice el poeta Paul Claudel--, no sólo bajará del cielo el Juez, sino que se precipitará a su alrededor toda la tierra".

¡Cómo cambian las vicisitudes humanas cuando se ven desde este punto de vista, incluidas las que tienen lugar en el mundo de hoy! Tomemos el ejemplo que tanto nos humilla y entristece a nosotros, los italianos, el crimen organizado, la mafia, la ‘ndrangheta, la camorra..., y que con otros nombres está presente en muchos países. Recientemente el libro "Gomorra" de Roberto Saviano y la película que se ha hecho sobre él han documentado el nivel de odio y de desprecio alcanzado por los jefes de estas organizaciones, así como el sentimiento de impotencia y casi de resignación de la sociedad ante este fenómeno.

En el pasado, hemos visto personas de la mafia que han sido acusadas de crímenes horrorosos defenderse con una sonrisa en los labios, poner en jaque a jueces y tribunales, reírse ante la falta de pruebas. Como si, librándose de los jueces humanos, habrían resuelto todo. Si pudiera dirigirme a ellos, les diría: ¡no os hagáis ilusiones, pobres desgraciados; no habéis logrado nada! El verdadero juicio todavía debe comenzar. Aunque acabéis vuestros días en libertad, temidos, honrados, e incluso con un espléndido funeral religioso, después de haber dado grandes ofertas a obras pías, no habréis logrado nada. El verdadero Juez os espera detrás de la puerta, y no se le puede engañar. Dios no se deja corromper.

Debería ser, por tanto, motivo de consuelo para las víctimas y de saludable susto para los violentos lo que dice Jesús al concluir su explicación sobre la parábola de la cizaña: "De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre".
Por: Raniero Cantalamessa, OFM Cap. | Fuente: zenit.org




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lunes, 31 de julio de 2017

La semilla de mostaza



Reflexión del evangelio de la misa del viernes 27 de enero de 2017
El hombre siembra su campo, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece

Lecturas:
Hebreos 10, 32-39: “Ustedes han soportado grandes luchas. No pierdan, pues, la confianza”
Salmo 36: “La salvación del justo es el Señor”
San Marcos 4, 26-34: “El hombre siembra su campo, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y  crece”
Alguien me decía que es muy curiosa la vida, que siempre devuelve lo que siembras, y esto lo refería sobre todo a las buenas acciones, a los favores que se hacen en silencio y a escondidas. “Cuando tú haces un favor, la vida siempre te lo devuelve doble”. Yo diría que Dios es tan generoso que nunca le podemos ganar en bondad y que cuando nosotros multiplicamos nuestras buenas acciones, Él siempre nos da mucho más de lo que nosotros podemos ofrecer.
Hay quien llama a esta realidad “cadena de favores”, siempre que se hace un favor, Dios nos lo multiplica y otras personas también hacen favores más adelante.
El ejemplo que hoy nos narra Jesús tiene mucho de esta apreciación. El hombre siembra su semilla, pero él no sabe cómo Dios le va dando crecimiento. Claro que si el hombre no siembra nada, no tendrá esperanzas de cosechar frutos. Todos nosotros podemos platicar experiencias de cómo una buena acción nuestra ha tenido repercusiones que ni nos hubiéramos imaginado.
Esta misma ocasión de que ustedes estén escuchando la palabra de Dios, ha brotado de la inquietud de un pequeño grupo de jóvenes que pedía una pequeña reflexión. Así se ha multiplicado y hoy llega hasta ustedes. El Señor da crecimiento a lo que nosotros hemos sembrado. Cada una de nuestras pequeñas acciones, tiene una repercusión y una trascendencia que ni siquiera podemos imaginar. De ahí la importancia de realizar con amor y entusiasmo cada una de nuestras pequeñas acciones, que el Señor se encargará de multiplicarlas.
El ejemplo del grano de mostaza lo hace más explícito porque nos enseña que las cosas pequeñas tienen importancia grande. La formación en la familia, la honradez en casa, la verdad en los trabajos, la justicia entre los cercanos… todas esas pequeñas cosas que están enlazadas con el saludo diario, con la sonrisa, con el entusiasmo y con la verdad, deberán crecer en amor porque Jesús les da crecimiento.
¿No es asombroso lo que podemos hacer aportando nuestro granito de mostaza? ¿Nos es asombroso que el Señor multiplique tus dones, tus esfuerzos y tu generosidad? Haz con alegría y entusiasmo lo que tienes que hacer hoy, que el Señor lo multiplicará.
Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo Coadjutor de la Diocesis de San Cristobal de la Casas




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domingo, 30 de julio de 2017

Menos hijos, más mascotas



Dar a las mascotas lo que debemos a nuestros hijos es quitarle el valor de la dignidad humana a la persona

«No se debe dar a los perros el pan destinado a los hijos» (Mc. 7,27).
Esta frase de la Sagrada Escritura viene a la mente al considerar la triste inversión que se está dando en nuestra sociedad: menos hijos y más mascotas.
A las mismas personas a quienes parece un gasto muy fuerte tener un hijo más, no les parece demasiado gastar en ciertos «lujos» para su mascota.
Así, cada vez más se ofrecen servicios más completos para animales, como calzado para la lluvia, impermeables, baños especiales, restaurantes, cementerios, etc. En los lugares en que esta mentalidad echó más raíces, ya existen «psicólogos» para combatir el «stress» del animalito, «institutos» para adelgazarlos, mamás para que no se queden solos, etc.
Al mismo tiempo, se está consolidando una mentalidad que considera a los niños más como una carga que como una bendición de Dios lo que, en su expresión extrema, hace que se prefiera la mascota al hijo.
Es más que una metáfora, pues de verdad señala cómo los animales se han convertido en un ˜miembro más de la familia”.
Un rasgo distintivo de Europa, donde el perro es un “sustituto” de los hijos. A tal punto llega esta triste tendencia que, en algunos casos de divorcio, la custodia de los hijos se resuelve con menos discusiones y menos pasión que la de la mascota…
Un desequilibrado sentimentalismo de fondo igualitario, concede a los animales cariños e intimidades que el orden de la Providencia reservó para las relaciones entre seres humanos
Aquí hay, en realidad, un grave desequilibrio. Nadie niega que la compañía de ciertos animales bonitos y de aspecto agradable ayuda al desarrollo espiritual del hombre, especialmente en una época en que estamos rodeados de tantas cosas feas y artificiales. Pero de ahí a dar a estas mascotas lo que debemos a nuestros hijos hay un abismo.

Como bien señalaba el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira «los animales que Dios hizo para la convivencia con el hombre son precisamente aquellos en que la rudeza natural está velada por apariencias bellas o hasta espléndidas. Pájaros de plumas brillantes o canto armonioso, gatos de actitudes elegantes y pelo sedoso, perros de noble porte o aspecto imponente, peces que despliegan velos graciosos en la placidez de sus acuarios. Son ellos factores de belleza, distracción y reposo en nuestra existencia diaria.
«Es porque Dios respeta la nobleza del hombre que, en los animales destinados a su convivencia, quiso velar con esas apariencias magníficas la rudeza natural a todo ser no espiritual. Notoriamente son esas criaturas como flores del reino animal, hechas para nuestro hogar como las flores del reino vegetal. Y según las reglas de una buena tradición, hay formas ordenadas para que un hombre aprecie las bellas flores y conviva con los bellos animales, sin pasar de la justa medida, dedicando a eses seres un afecto o concediéndoles una intimidad que sólo a las criaturas humanas se debe dar.
«Los animales pueden, por lo tanto, tener su lugar en una sensibilidad cristiana bien formada. Pero hay límites. No se debe dar a los perros el pan destinado a los hijos (Mc. 7, 27) advierte Nuestro Señor, ni darle perlas a los cerdos (at. 7,6). Es lo que hace quien, llevado por un desequilibrado sentimentalismo de fondo igualitario, concede a los animales cariños e intimidades que el orden de la Providencia reservó para las relaciones entre seres humanos».
Por: Redacción | Fuente: accionfamilia.org



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sábado, 29 de julio de 2017

Los tres pilares para el adolescente



Un análisis sobre los buenos fundamentos que deben tener los alumnos.

En el informe de CaixaBank Research del mes de mayo Javier Garcia-Arenas, doctor en economía por el MIT (Massachusetts Institute of Technology), realiza un análisis sobre los buenos fundamentos que deben tener los alumnos. La importancia de cuidar los tres pilares educativos (familia, profesores y compañeros) condicionará mucho grado el futuro profesional del estudiante.
Garcia-Arenas cita a los economistas James Heckman y Flavio Cunha para decir que, como mínimo, el 50% de las retribuciones salariales que recibe una persona están totalmente relacionadas con la formación que recibió como persona antes de los 18 años.
Para poder entender mejor la transformación del niño para entrar preparado al mundo adulto Garcia-Arenas distingue tres ejes fundamentales: la familia, los profesores y los compañeros.
El entorno familiar del estudiante
En primer lugar el papel de la familia es uno de los más importantes. Los economistas Björklund y Salvanes aseguran que entre el 40% y el 60% de los resultados académicos de los chicos se explican con las características de la familia. Los informes PISA, grupo de exámenes a escala mundial para evaluar el nivel educativo primario y secundario de los países, revelan que los alumnos que viven con sus madres o las madres tienen estudios universitarios obtienen una nota mucho más alta que los que no tienen esta suerte.
Dentro de la aportación de los padres a la dimensión humana del adolescente hay que distinguir las habilidades cognitivas de las no cognitivas. El primer punto es todo lo que los padres les aportan a los hijos. Aquí dentro entran elementos como las matemáticas, historia o música. Pero el autor del artículo le da más importancia a las no cognitivas. Estas habilidades cuestan más de adquirir fuera del ambiente familiar y marcarán la personalidad del niño de por vida. Garcia-Arenas pone como ejemplo la perseverancia, la sociabilidad, la paciencia o la empatía. Heckman calcula que la incidencia del entorno familiar en los alumnos puede afectar como máximo el 17% de los ingresos futuros.


Respecto a las habilidades cognitivas se valora positivamente la potenciación de actividades de alto valor educativo como contar cuentos, conversar con frecuencia con ellos o compartir tareas domésticas.
Todo esto no es exclusivo para padres con una formación educativa alta, ya que el hecho de dedicar más tiempo a los hijos tiene un impacto positivo con unos efectos comparables a la posesión de una mejor formación.
Garcia-Arenas pone como capital importancia para el desarrollo de las habilidades cognitivas la forma de criar a los hijos. Dentro de estos campos en remarca la disciplina y el afecto materno.
Los docentes, uno de los tres pilares
La Asociación Americana de Economía, organización de los Estados Unidos, calcula que cada niño ganará 36.000 euros adicionales en el futuro si el profesorado es de calidad. Garcia-Arenas llega a decir que el papel del docente es tan importante que puede llegar a ser decisivo para los hijos de familias desestructuradas.
Un ejemplo es el programa educativo de los Estados Unidos llamado Perry Preschool. El proyecto estaba destinado a niños afroamericanos en riesgo de exclusión social. Los resultados de los chicos que habían participado en el proyecto eran increíblemente mejores que los que no formaban parte del Perry Preschool.

Por último, dentro de este pilar educativo, el economista del CaixaBank Research hace llamada de una mejor formación profesional de los profesores. Los países con mejores resultados académicos son los que tienen al docente como un trabajo con un alto valor social.
Una buena compañía para el adolescente
El último de los tres pilares es el grupo de amistades que mantiene cada persona hasta que llega a la mayoría de edad. Garcia-Arenas reconoce que hay pocos estudios que hablen de esta materia pero que por experiencia de los docentes y de las familias se puede llegar a la conclusión de que la compañía del chico puede afectar tanto positiva como negativamente.
Por: Francesc García Mestres | Fuente: Análisis y Actualidad



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