"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

miércoles, 11 de octubre de 2017

El Padrenuestro



Explicación oraciones
Explicación de las partes del Padrenuestro

Uno de sus discípulos le pidió a Jesús que los enseñara a orar y Él lo hizo, enseñándoles la oración del Padrenuestro. Es así como Jesús nos regaló esta oración siendo la oración cristiana fundamental, la que todos nos sabemos, grandes y chicos, la que rezamos en la casa, en el colegio, en la Misa. A esta oración también se le llama “Oración del Señor” porque nos la dejó Cristo y en esta oración pedimos las cosas en el orden que nos convienen. Dios sabe que es lo mejor para nosotros. A través del Padrenuestro vamos a hablar con nuestro Padre Dios. Se trata de vivir las palabras de esta oración, no solo de repetirlas sin fijarnos en lo que estamos diciendo. El Padrenuestro está formado por un saludo y siete peticiones.

Saludo

PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN E L CIELO. Con esta pequeña frase nos ponemos en presencia de Dios para adorarle, amarle y bendecirle.

¡PADRE! : Al decirle Padre, nosotros nos reconocemos como hijos suyos y tenemos el deseo y el compromiso de portarnos como hijos de Dios, tratar de parecernos a Él. Confiamos en Dios porque es nuestro Padre.

PADRE “NUESTRO”: Al decir Padre Nuestro reconocemos todas las promesas de amor de Dios hacia nosotros. Dios ha querido ser nuestro Padre y Él es un Padre bueno, fiel y que nos ama muchísimo. “Padre Nuestro” porque es mío, de Jesús y de todos los cristianos.

“QUE ESTÁS EN EL CIELO”: El cielo no es un lugar sino una manera de estar. Dios está en los corazones que confían y creen en Él. Dios puede habitar en nosotros si se lo permitimos. Dios no está fuera del mundo, sino que su presencia abarca más allá de todo lo que podemos ver y tocar.

Las siete peticiones

Después de ponernos en presencia de Dios, desde nuestro corazón diremos siete peticiones, siete bendiciones. Las tres primeras son para dar gloria al Padre, son los deseos de un hijo que ama a su Padre sobre todas las cosas. Las cuatro últimas le pedimos su ayuda, su gracia.

1.SANTIFICADO SEA TU NOMBRE: Con esto decimos que Dios sea alabado, santificado en cada nación, en cada hombre. Depende de nuestra vida y de nuestra oración que su nombre sea santificado o no. Pedimos que sea santificado por nosotros que estamos en Él, pero también por los otros a los que todavía no les llega la gracia de Dios. Expresamos a Dios nuestro deseo de que todos los hombres lo conozcan y le estén agradecidos por su amor.
Expresamos nuestro deseo de que el nombre de Dios sea pronunicado por todos los hombres de una manera santa, para bendecirlo y no para blasfemar contra él. Nos comprometemos a bendecir el nombre de Dios con nuestra propia vida.

2.VENGA A NOSOTROS TU REINO: Al hablar del Reino de Dios, nos referimos a hacerlo presente en nuestra vida de todos los días, a tener a Cristo en nosotros para darlo a los demás y así hacer crecer su Reino; y también nos referimos a que esperamos a que Cristo regrese y sea la venida final del Reino de Dios.
Cristo vino a la Tierra por primera vez como hombre y nació humildemente en un establo. En el fin del mundo, cuando llegue la Resurrección de los muertos y el juicio final, Cristo volverá a venir a la Tierra, pero esta vez como Rey y desde ese momento reinará para siempre sobre todos los hombres. Se trata de ayudar en la Evangelización y conversión de todos los hombres. Hacer apostolado para que todos los hombres lo conozcan, lo amen.
Pedimos el crecimiento del Reino de Dios en nuestras vidas, el retorno de Cristo y la venida final su Reino.

3.HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO: La voluntad de Dios, lo que quiere Dios para nosotros es nuestra salvación, es que lleguemos a estar con Él.
Le pedimos que nuestra voluntad se una a la suya para que en nuestra vida tratemos de salvar a los hombres. Que en la tierra el error sea desterrado, que reine la verdad, que el vicio sea destruido y que florezcan las virtudes.

4.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA: Al decir “danos” nos estamos dirigiendo a nuestro Padre con toda la confianza con la que se dirige un hijo a un padre.
Al decir “nuestro pan” nos referimos tanto al pan de comida para satisfacer nuestras ncesidades materiales como al pan del alma para satisfacer nuestras necesidades espirituales. En el mundo hay hambre de estos dos tipos, por lo que nosotros podemos ayudar a nuestros hermanos necesitados.

5. PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN.
PERDONA NUESTRAS OFENSAS: Los hombres pecamos y nos alejamos de Dios, por eso necesitamos pedirle perdón cuando lo ofendemos. Para poder recibir el amor de Dios necesitamos un corazón limpio y puro, no un corazón duro que no perdone los demás.
COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN: Este perdón debe nacer del fondo del corazón. Para esto necesitamos de la ayuda del Espíritu Santo y recordar que el amor es más fuerte que el pecado.

6. NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN
El pecado es el fruto de consentir la tentación, de decir sí a las invitaciones que nos hace el demonio para obrar mal. Le pedimos que no nos deje tomar el camino que conduce hacia el pecado, hacia el mal. El Espíritu Santo nos ayuda a decir no a la tentación. Hay que orar mucho para no caer en tentación.

7. Y LÍBRANOS DEL MAL
El mal es Satanás, el ángel rebelde. La pedimos a Dios que nos guarde de las astucias del demonio. Pedimos por los males presentes, pasados y futuros. Pedimos estar en paz y en gracia para la venida de Cristo.

AMÉN: Así sea.

Como te das cuenta, al rezar el Padrenuestro, le pides mucha ayuda a Dios que seguramente Él te va a dar y al mismo tiempo te comprometes a vivir como hijo de Dios.
Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net




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lunes, 9 de octubre de 2017

La intuición y la razón



La ciencia ha tenido que aceptar que el 90% de los conocimientos adquiridos son intuitivos. Jonn Bargh, psicólogo social nacido en IIinois (EEUU) en 1955, y que actualmente trabaja en la Universidad de Yale, afirma el predominio de la intuición sobre la razón. Este psicólogo y G.A. Ferguson, nacido en Canadá en 1954, argumentan: que la mayor parte del procesamiento, incluyendo el procesamiento de estímulos que influyen mucho en el comportamiento y la toma de decisiones, ocurre fuera de la conciencia.
Tenemos que estar muy atentos a los avances en la ciencia y aplicarlos rápidamente en nuestras aulas para que nuestros alumnos avancen y, por consiguiente, nuestra sociedad progrese.
Ahora se habla de competencias, -está muy de moda y debe ser así-. Competencias que deben aplicarse a los alumnos de forma coherente y con orden. Esto lo hago siempre en mi aula con mis alumnos desde hace treinta y siete años: conocimientos, habilidades, pensamientos, carácter y valores de manera integral en las diferentes interacciones que tienen los seres humanos para la vida en el ámbito personal, social y laboral.
Parece que se está descubriendo algo nuevo utilizando términos diferentes y realmente en educación casi todo está ya descubierto. Lo que hay que hacer es ponerlo en práctica y trabajar con coherencia, exigencia y cariño. Lógicamente, los cambios en los planes de estudios y las constantes divergencias políticas hacen que los perjudicados sean nuestros niños, nuestros jóvenes.
Por eso, lo fundamental, lo necesario, es un pacto de Estado para la educación y que se mantenga por mucho tiempo.
Volviendo a esas competencias, hay que decir que hay que centrarse fundamentalmente en cuatro, sin olvidar las demás:
1.     Mostrar a los alumnos las facultades para concentrar la atención. Tenemos que centrar la atención en la curiosidad.
2.     Habituarles desde pequeños a trabajar en equipo.
3.     Comunicación Digital entre nuestros alumnos.
4.     Métodos para resolver los problemas en lugar de idealizarlos.
Finalizo con unas palabras que utilicé en otro artículo, también sobre educación:
Tenemos una sociedad de competitividad, no de ayuda y colaboración. Debemos meternos todos en la cabeza que somos distintos, no sólo que somos los mejores, sino que somos distintos y que cada uno de nosotros aportamos todo lo bueno que poseemos para los demás. Si nos comparamos siempre perderemos, sufriremos y no servirá para nada. Las emociones son fundamentales, el tratar, valorar y reconocer a los demás es fundamental en esta sociedad de desapego y egoísmo. 
Autor: D. José Ramón Talero Islán, profesor de Educación Primaria.




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Haciendo familia



El otro día, en una de las muchas reuniones familiares, me detuve un momento en el recuerdo observando a cada uno de los que allí estábamos y las diferentes conversaciones, la confianza, las risas —en definitiva—, la felicidad que reinaba; y me di cuenta de que mi fantástica mujer y yo, llevábamos muchos años compartiendo mil y una experiencias,  muchos años haciendo familiasintiéndonos felices y orgullosos, a pesar de los muchos errores y tropiezos que nos hemos encontrado en el camino.
Recuerdo que todo empezó con mis padres, que siempre procuraron juntarnos a todos los hermanos y a nuestras respectivas parejas —en todas las ocasiones posibles—, dejándonos el fantástico recuerdo de las Navidades y del día de Reyes, donde todos disfrutábamos como niños.
Esta misma tradición se mantiene en nuestra casa y en las Navidades, organizamos divertidas representaciones de musicales, participando todos y cada uno (padres, hijos, novios, maridos, esposas, nietos…), esperando con ilusión el día de Reyes para repartirnos regalos según la carta que cada uno ha escrito con anterioridad. No os imagináis cómo disfrutamos de la alegría y la felicidad de cada uno, sea grande o pequeño, viendo las sorpresas que esconden los paquetes.
Recuerdo cuando en su momento podíamos juntarnos para ir todos o casi todos a la playa. La colchoneta siempre resultaba pequeña para que todos permaneciésemos encima. Más de uno caía, tragaba agua y era pisoteado por los demás. Casi ahogamos un día a nuestra nuera. Pobrecilla, siempre nos lo recuerda, despertando las risas de los presentes.
En las comidas y en las cenas nunca ha estado encendida la televisión. No, no era un castigo. Ha sido y sigue siendo la mejor forma de hablar, de escuchar, de saber, de conocernos, de orientar, de aprender, de recordar, de transmitirnos sentimientos.
Recuerdo la cantidad de conversaciones que hemos mantenido —unas más dulces que otras-que transmitían mensajes de amor, de crecimiento, lecciones de la experiencia, consejos llenos de sabiduría, principios para una educación sana.
Ahora, nuestros hijos, también hacen familia en la distancia de sus propios hogares, no olvidándose del amor a sus hermanos, de sus cuñados, de sus sobrinos, de nosotros como padres, manteniendo un nivel de comunicación, que demuestra el cariño, la preocupación y el ánimo y la fuerza que transmite el compartir alegrías y tristezas. Es tan fantástico, que uno se enorgullece de verles haciendo familia y sintiendo de cerca a cada uno con el corazón.
Cuando alguno se entera de algún problema de uno de sus hermanos, no dudan en juntarse, hablar, estudiar la mejor manera para darle ánimo, envían notas, sorprenden, tienen detalles de consuelo, fuerza, confianza; enviándose incluso «píldoras de felicidad» o —llegado el caso—, buscando trabajo unos a otros, dándose consejos laborales, consejos en la educación de los hijos e intentando ayudarse en el camino hacia sus sueños.
¡Qué importante es hacer familia! ¡Qué importante es el amor entre hermanos! ¡Qué importante es entregar amor y recibir amor!
Al podio de los triunfadores también se llega haciendo familia, creciendo en la entrega y en la generosidad, participando en las alegrías y las tristezas, caminando juntos, aunque cada uno lleve su propia mochila de obstáculos, problemas o retos personales.
Como ya sabes, es importante dejar huella allá por donde pasamos, por eso es importante dejar huella como padre, como hijo, como hermano, viendo que el paso por tu vida tiene un verdadero sentido para lograr la felicidad de las personas haciendo familia, aunque ese con el que te cruces no tenga contigo un lazo de sangre.
Como decía en una conferencia Mario Alonso PuigConviértete en un sembrador de alegría, de ilusión y esperanza, que alguien recogerá la gran cosecha.
¿Y qué mejor sembrador puedes ser sino haciendo familia?
Esto es dejar huella, esto es llegar al podio de los triunfadores, haciendo familia.
Sí, estoy orgulloso y muy enamorado de la mujer que me ha acompaña desde hace 36 años. Sí, estoy orgulloso de mis hijos, de su esfuerzo, de su valentía, de su caminar construyendo su futuro y haciendo familia, pero sobre todo, estoy orgulloso por el amor que reina entre hermanos y que nos llena de satisfacción cuando se entregan para reilusionar a aquel que lo necesita.
No te olvides de dejar huella haciendo familia, día tras día, porque eso siempre será lo que dé sentido a tu vida.
Artículo escrito por Jesús Portilla y publicado en el blog Dame tres minutos de José Iribas.




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domingo, 8 de octubre de 2017

La tentación del "solo por esta vez"



Tentaciones llegan todos los días y de muchas maneras. Una está acompañada por una voz discreta: "solo por esta vez".

Tentaciones llegan todos los días y de muchas maneras. Una está acompañada por una voz discreta, casi amistosa: "solo por esta vez".
Esa voz me dice que solo por esta vez vea más tiempo de televisión y deje a la familia las tareas de casa.
O que solo por esta vez escuche una canción famosa con una letra nada recomendable.
O que solo por esta vez diga una mentira pequeña, pues además todo el mundo lo hace y no es que vaya a dañar a otros.
O que solo por esta vez no vaya a la misa del domingo, con la excusa casi perfecta: ya fui a misa entre semana.
O que solo por esta vez grite en casa, porque ya está bien que uno siempre tenga que morderse la lengua.
O que solo por esta vez llegue tarde al trabajo, pues si hasta el jefe da mal ejemplo...
De esta manera, la tentación "ordinaria" se viste de dulzura, de amabilidad. Es solo una vez, no pasa nada, el mundo sigue girando, y Dios es muy bueno...
Pero esa tentación nos destruye, nos aparta del amor, nos empuja a una segunda vez (si en la primera no pasó nada, parece que no era tan grave), y a otra, y otra...
El camino del amor va exactamente en la dirección opuesta. Porque si uno ama de verdad no vale decir "solo por esta vez" si se trata de hacer daño al Amigo.
Por eso, cuando el demonio, el mundo o la carne me susurren "solo por esta vez", necesito responder con firmeza: ni lo quiere Dios ni lo quiero yo.
Porque la vida se construye desde miles de decisiones pequeñas, casi triviales, pero que dibujan dos opciones muy diferentes: la del egoísmo (solo por esta vez) o la del amor (ahora, esta vez, y siempre)...
Por: P. Fernando Pascual, L.C




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