"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

sábado, 24 de agosto de 2013

Siete palabras para siempre

Las palabras de Jesús son nuevas porque las pronuncia a cada corazón y a cada hombre en el hoy de la historia. 
Jesucristo en la cruz pronunció siete palabras, tal como lo han testimoniado los cuatro evangelistas. Siete palabras, tres recogidas por Lucas, tres por Juan y una misma por Marcos y Mateo.

Las Palabras sobre las que vamos a reflexionar son nuevas, muy nuevas podríamos decir, porque Jesús las pronuncia a cada instante. Y no envejecen, porque las pronuncia a cada corazón y a cada hombre en el hoy de la historia. Son palabras para siempre. Sí, estas palabras históricas pronunciadas desde la cruz son palabras eternamente nuevas, y hacen a quienes las acogen y las viven hombres también nuevos. 


Primera palabra
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. 

¡Qué diferente, qué nuevas se nos hacen, por contraste, las palabras de Jesús en el momento supremo de la cruz! Jesús nada sabe de venganza, no siente que ha perdido su dignidad filial, no pide ni promete castigos ni maldiciones. "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Padre, perdona a todos: a los ladrones, a las autoridades judías, al gentío, a los transeúntes, a los soldados, a mis discípulos; perdona a todos: a los corruptos, a las prostitutas, a los hipócritas, a los desinhibidos, a los hutus y a los tutsis, a los serbios y a los kosovares, a los que construyen las armas y a los que hacen las guerras, a los genocidas y a los abortistas, a los que pecan de oculto y a los que lo hacen en público, a los criminales de profesión y a los que lo son sin que lo aparenten...

Segunda palabra
Te aseguro hoy estarás conmigo en el paraíso.

En el Antiguo Testamento se habla del sheol después de la muerte, ese lugar tenebroso, algo fantasmal y como lleno de sombras, bastante triste en que yacían las almas de los muertos. Muy lejos se está todavía de considerar el paso de la vida a la muerte, como el paso al paraíso, el lugar de todas las delicias y felicidades. La concepción judía sobre la resurrección estaba relacionada con el fin de los tiempos, no con el hoy con que Jesucristo la asegura: HOY estarás conmigo en el paraíso. En la Torah se dice que es maldito quien cuelga de la cruz, puesto que eso significa que se trata de un criminal, de alguien que no ha cumplido la Ley de Dios y sus preceptos. Jesús acepta que su interlocutor es un criminal, pero no lo considera maldito, sino bendito, digno de gozar eternamente del paraíso; él es muy consciente de que no ha venido a salvar a los justos, sino a los pecadores. La novedad de esta palabra de Jesús requiere un corazón de niño, un volver a nacer por obra del Espíritu. Así es ahora el corazón de este hombre que de ladrón se ha convertido en niño: Jesús, acuérdate de mí cuando vengas como rey. También nosotros digamos: "Yo quiero ser como un niño". Y como niños escucharemos de labios de Jesús: Hoy estarás conmigo en el paraíso... Con Jesús, la vida, cualquiera que sea su circunstancia, es un paraíso, el único paraíso. 


Tercera palabra
"Mujer, ahí tienes a tu hijo". después dijo al descípulo: "Ahí tienes a tu madre"

En el Antiguo Testamento el pueblo de Israel es simbolizado por una esposa. "Te desposaré conmigo para siempre, te desposaré en justicia y en derecho, en amor y en ternura, te desposaré en fidelidad, y tú conocerás al Señor" (Os 2, 21-22). Pero, que yo recuerde, no existe el símbolo de una madre aplicado a Israel; el símbolo de padre y madre es aplicado a Yavéh únicamente. En el Nuevo Testamento la Iglesia, el nuevo Israel, es presentada por varios símbolos: ciertamente el de esposa (Ef 5,21-33) y el de hijo que puede llamar papá a Dios (Gál. 4, 6-7), pero también el de madre, como aquí en la cruz. María, la madre de Jesús, la mujer nueva de la historia, simboliza la Iglesia que nos engendra a la fe, a la esperanza y al amor de Dios. A su vez, el discípulo amado, representa a la Iglesia que día tras día vamos engendrando mediante la palabra y el sacramento. De modo que la Iglesia es madre como María e hijo como el discípulo amado. Cristo en la cruz regala a la Iglesia, simbolizada en María, un atributo de Dios: el ser padre, el ser madre de los creyentes, de la humanidad. 

Hoy la Iglesia, desde su cruz y desde nuestra cruz, nos da a María, como madre y maestra de vida, como compañera de camino, como modelo de generosidad y de entrega, como símbolo de la unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad de la Iglesia. 

María simboliza y promueve la unidad porque todos los cristianos somos sus hijos; simboliza y promueve la santidad, con su amor y su ternura hacia su Hijo y hacia la voluntad del Padre; simboliza y promueve la catolicidad, porque es la nueva Eva, la madre de la nueva humanidad, a la que todos los hombres estamos llamados; simboliza y promueve la apostolicidad, con su presencia y su solicitud por los apóstoles como en el cenáculo en los días de Pentecostés. María es Iglesia. María hace Iglesia, engendra la Iglesia. 


Cuarta palabra
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? 

En el libro de los salmos encontramos muchos que hablan de peligros, persecuciones, intrigas, malignidad humana... y de confianza en Yahvéh que salva al que ora de todo ello. El salmo 22 pertenece a este grupo de salmos. Sobre él, como sobre un pentagrama, parece haber sido redactado el texto de la pasión de Jesucristo. Escuchemos algunos fragmentos: 
"¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? ¿por qué no escuchas mis gritos y me salvas?... 
todos los que me ven se ríen de mí: 
´Se encomendó al Señor, ¡pues que él lo libre,
que lo salve, si es que lo ama!´...
...taladran mis manos y mis pies,
puedo contar todos mis huesos,
se reparten mis vestiduras,
echan a suerte mis ropas".

Si nos fijamos en la figura de Job, los 
lamentos en su desgracia, son impresionantes a nuestros oídos:

"Desaparezca el día en que nací
y la noche que dijo: Ha sido concebido un hombre.
Que ese día se convierta en tinieblas...
Lo único que me quedan son mis gemidos;
como el agua se derraman mis lamentos...
No tengo paz, ni calma, ni descanso,
y me invade la turbación" (Job 3,3-4.20-26).

Jesús es el último y supremo de entre los justos perseguidos. "El mismo Cristo, en los días de su vida mortal presentó oraciones y súplicas con grandes gritos y lágrimas a aquél que podía salvarlo de la muerte" (Hbr 5,7). Pero es también el Hijo obediente y el sumo sacerdote que ofrece voluntariamente su vida para la salvación de la humanidad: "Fue escuchado en atención a su actitud reverente. Y aunque era Hijo, aprendió sufriendo lo que cuesta obedecer" (Hbr 5,7-9). Jesús no grita a su Padre que le libre de la muerte como el justo perseguido, Jesús no se lamenta de su estado desgarrador e inhumano al estilo de Job, Jesús grita al Padre el abandono que siente su alma, y el deseo de consumar hasta el final su sacrificio redentor.


Quinta palabra
Tengo sed

En el Antiguo Testamento la sed está muy presente. Se nos habla del pueblo de Israel, sediento cuando marcha por el desierto, y que se queja de haber sido conducido allí para morir en él de sed (cf. Ex 17,1ss). 

¡Cuánto mejor estaban en Egipto! 

De sed se habla también en algunos de los salmos. Por ejemplo, en el salmo 41: "Tengo sed de Dios, del Dios vivo, ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?" o en el salmo 68: "Los insultos me han roto el corazón y desfallezco; espero compasión, y no la hay; nadie me consuela. Me pusieron veneno en la comida, me dieron a beber vinagre para mi sed". 

Jesús tiene sed, como junto al pozo de Jacob en Siquén, pero ahora ya no pide que le den de beber, como lo hizo allí cuando se dirigió a la samaritana (Jn 4,10-15). Jesús en las bienaventuranzas dijo: 
"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados" (Mt 5, 6), y ahora el Padre, no los hombres, sacia misteriosamente esa sed de justicia de Jesús, es decir, de redención. Y al término del libro del Apocalipsis dice Jesús: "Si alguno tiene sed, venga y beba de balde, si quiere, del agua de la vida" (22,17), porque "el que viene a mí no volverá a tener hambre; el que cree en mí nunca tendrá sed" (Jn 6,35). Y el Apocalipsis no es sino el eco de unas palabras del Evangelio: "El último día, el más importante de la fiesta (fiesta de los tabernáculos), Jesús, puesto en pie ante la muchedumbre, afirmó solemnemente: Si alguien tiene sed, que venga a mí y beba" (Jn 7, 37-38). Y en el gran momento del juicio final escucharemos estas palabras de Jesús: "Venid, benditos de mi Padre, porque estuve sediento y me disteis de beber" (Mt 25, 31-40). 

Es nueva la sed de Jesús. No es sed del Dios vivo, porque esa sed está completamente saciada. No es tampoco la palabra de Jesús un grito de queja, de desesperación, de rebelión, como en el caso de los israelitas. Es sed real, sí, pero no sólo en su realidad física, sino sobre todo en su realidad más íntima y espiritual. Es sed de justicia, de redención por la sangre. Es sed que sólo el Espíritu Santo puede apagar en el corazón de Cristo y del cristiano. Es sed que no es suya, sino de sus hermanos los hombres, hecha propia por él en el calvario. 


Sexta palabra
Todo está cumplido

Ha ido a donde el Padre quería; ha predicado cuando, donde y por el tiempo que el Padre quería; ha hecho los milagros que el Padre quería; ha elegido a los hombres que el Padre le indicó; ha predicado la verdad y la justicia, como el Padre quería; ha vivido conforme a lo que predicaba, para agradar a su Padre; ha sufrido los tormentos indescriptibles de la pasión y de la cruz; ha cumplido las Escrituras. Ahora ya puede expirar como un soldado valiente que ha combatido el buen combate y que grita: Adsum! 


Séptima palabra
Padre, a tus manos confío mi espíritu.

A ti, Señor, me acojo; no quede yo defraudado... 
Sé para mí roca de cobijo y fortaleza protectora... 
guíame y condúceme, por el honor de tu nombre... 
En tus manos encomiendo mi espíritu; 
tú, Señor, el Dios fiel, me rescatarás (Sal 31, 2-6). 

Jesús, con este salmo, llama a Dios su roca y su fortaleza. Esa roca y fortaleza ya no es Yahvéh, es el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Hay una novedad radical: No es la relación de un vasallo con su rey, sino la de un hijo para con su Padre. No se abandona a las manos poderosas de Yahvéh, el Señor de los ejércitos, el rey de las naciones, sino en las manos tiernas y benditas del Padre. Digamos también nosotros: Padre, a tus manos confío mi espíritu, mi vida entera, ahora en el tiempo de la lucha, luego en la eternidad del amor.


Autor: P. Antonio Izquierdo, L.C.

viernes, 23 de agosto de 2013

UN DIA GRANDE

Este blog, al igual que su otro hermano “EL RINCÓN DE MANOLO,  POR MANUEL MURILLO GARCÍA”,  tiene desde  hoy el honor de poder lucir el anagrama como miembro de Catholic.net.
Es un gran día, el más grande para este blog y desde hoy aparecerá en el mismo este anagrama.



Para que entiendan lo que significa adjunto el acta de certificación de la citada concesión.

Gracias a todos los lectores, ya que es todo gracias a vosotros. Para todos, un fuerte abrazo.

Número de Afiliación: 2291

23 de agosto de 2013

Estimado Manuel:

En la presente notificación encontrará información muy importante para usted y su sitio web, misma que la podemos dividir en los siguientes tópicos:  


DATOS DE LA CERTIFICACIÓN

Es de mucho agrado para nosotros comunicarle que Catholic.net ha incluido al blog MIS COSAS, MANUEL MURILLO GARCÍA http://murillomanolo.blogspot.pt/ como parte de nuestras alianzas. Puede ver su aprobación, como sitio certificado http://es.catholic.net/certificado/?id=NzY1ODI3.

El logotipo de Catholic.net, que incluye la certificación de su sitio y que debe ser colocado en su sitio web, puede descargarlo en: http://es.catholic.net/certificado/opciones.php?id=NzY1ODI3 donde lo encontrará disponible en varios formatos para que seleccione el que más se acomode a sus necesidades.

BENEFICIOS Y DERECHOS

Como miembro de Catholic.net, usted puede hacer uso de los contenidos y servicios que nosotros tenemos disponibles  por medio de:
·         Enlaces directos al artículo en cuestión, o
·         Reproduciéndolos en los suyos, siempre y cuando se respete íntegramente el contenido se cite a Catholic.net como fuente y exista un enlace que lleve  a nuestro portal.

Como ejemplo del material al que tiene acceso podemos indicar los siguientes: Las homilías dominicales,  consultas espiritual o pastoral, nuestros cursos de formación;  o lo que usted escoja…Nuestros contenidos y servicios están al servicio  de la Iglesia y de la Evangelización. 

Puede hacer también descargar de manera automática el Evangelio, el Santoral, la Oración del día o el Tema Controvertido, simplemente copiando los códigos que aparecen en: http://es.catholic.net/contenidos/.

PEQUEÑO ARTÍCULO SOBRE CATHOLIC.NET

Aprovechamos la oportunidad para pedirle que en su portal incluyan un pequeño artículo sobre Catholic.net con enlace a nuestra página inicial (www.es.catholic.net), como sugerencia el texto de dicho artículo podría ser el siguiente:

Catholic.net fue fundado en 1995 por James Mullholland como el acceso directo a las realidades eclesiales que fueron surgiendo en la Internet, convirtiéndose en el primer portal católico de la red,

En el año 2000, en unión con la Agencia de Noticias Zenit y varios organismos de la Iglesia, surge la versión en español de Catholic.net como miembro de la RIIAL (Red Informática de la Iglesia en América Latina), con el objetivo de llevar a todos los rincones de la tierra el mensaje de Jesucristo, la respuesta a los interrogantes del hombre y la solución a los problemas del mundo, brindando a los visitantes información veraz y completa, una formación profunda y orientación personalizada en cualquier tema relacionado con la Religión Católica y la vida diaria.

Actualmente Catholic.net cuenta con una base documental de más de 50,000 artículos distribuidos en 13 Secciones, 18 Comunidades y numerosas Alianzas con otros sitios católicos. Nuestras visitas ascienden a más de tres millones cada mes y nuestras listas de correos llegan a más de un millón de direcciones de usuarios suscritos.

Es así como Catholic.net ha logrado unir los esfuerzos evangelizadores de todos los carismas de la Iglesia, convirtiéndose en punto de referencia doctrinal y moral por su fidelidad al Magisterio y en un lugar de encuentro, en el cual los católicos pueden compartir conocimientos, dudas y experiencias, desarrollar sus capacidades y potenciar sus inquietudes apostólicas.

De la misma manera, si usted tiene algún contenido que desearía que fuera publicado en nuestro portal, como miembro del mismo, les ofrecemos un espacio para hacerlo, de modo que la Verdad llegue a más personas con mayor eficacia.



PUBLICACIÓN EN LA SECCIÓN GENTE

Como un servicio adicional les proponemos que nos envíe un pequeño artículo en el que nos explique quienes son ustedes, lo que hacen y sus necesidades, lo podremos publicar en nuestra sección de Gente www.es.catholic.net/laicos/, con un enlace a su página, para que muchas personas los conozcan y se unan a su labor dentro de la Iglesia.

PRESENCIA EN FACEBOOK

Las redes sociales es la herramienta de interconexión de la actualidad, Catholic.net no podía estar ajeno a esta realidad, por ello tenemos presencia en ellas.  Por nuestra alianza su sitio estará en la lista de direcciones que se publican periódicamente en el grupo: facebook.com/groups/alianzas.catholicnet creado especialmente para ese fin,  además si usted tiene algún contenido que desearía que fuera publicado en nuestro grupo en facebook (www.facebook.com/groups/cath.net), les ofrecemos la posibilidad de hacerlo haciéndonos llegar el URL del artículo y así compartirlo con los integrantes del mismo.

OFERTA DE PUBLICIDAD

Por último, para aquellos que así lo deseen los invitamos a participar en el proyecto de Publicidad que no sólo os beneficiará a vosotros, sino que además ayudará a que Catholic.net continúe su misión evangelizadora. Si cada uno de nuestros 2,000 aliados contrata por lo menos 1 semana de Publicidad por $50 USD obtendríamos $100,000 USD suma que alcanzaría para sobrevivir casi 3 meses.

Por este donativo mínimo, les estaremos ayudando a darse a conocer de manera más visible, logrando mayor alcance y difusión entre nuestros 4 millones de visitantes únicos al mes.

Como podrá ver, ésta es una propuesta muy accesible para todos nuestros sitios aliados. Con muy poco podemos lograr mucho, ¡y los beneficios son compartidos!.Queremos que te sumes a esta propuesta, ¡te necesitamos para seguir adelante!

Hacer tu donativo es muy fácil, con un simple click aquí participarás en esta gran obra de y para Dios, cualquier duda sobre este tema en particular pueden contactar con Claudia Domínguez al correo cdominguez@catholic.net.


Procuraremos mantenernos en contacto para compartir iniciativas e ir sumando fuerzas y en verdad logremos ser con vuestra ayuda, el mejor lugar de  encuentro de los católicos en Internet.

Esperando que nos siga visitando. Pedimos nos encomiende en sus oraciones para que podamos sacar adelante este gran proyecto apostólico, tenga la seguridad que ustedes estarán incluidos en nuestras plegarias.

Dios le bendiga


Xavier Villalta Andrade
Director de Alianzas

Eucaristía: el Misterio de Fe

Es un Pan que se ofrece, una Sangre que se derrama y limpia, una Presencia que conforta y consuela. 


¿Por qué llamamos a la Eucaristía Misterio de Fe?

Porque la Eucaristía requiere y presupone la fe. 

Se nos dice que es Cristo quien celebra la Eucaristía, y vemos a un hombre subir las gradas del altar, y oímos una voz humana, y vemos un rostro humano y unas facciones humanas. ¡Qué fe!

Se nos dice que asistimos al Calvario, al Viernes Santo, y vemos unas paredes frías, unos bancos o sillas. ¡Qué fe!

Se nos dice que Dios nos habla en las lecturas, y escuchamos una voz humana, a veces femenina, a veces masculina. ¡Qué fe!

Se nos dice que todos los ángeles asisten absortos y comparten nuestra misa, alrededor del altar, y nosotros sólo vemos unas velas, un mantel y unos monaguillos, y gente de carne y hueso. ¿Dónde se han escondido los ángeles? ¡Qué fe!

Se nos dice que Dios está real y sacramentalmente ahí presente, bajo las especies del pan y vino, y nuestros ojos no ven nada, sólo oímos una voz humana, a veces entrecortada por sollozos o por algún ruido de niños. ¡Qué fe!

Se nos dice que, después de la consagración, ese trozo de pan que vemos es el Cuerpo de Cristo, y nos sabe a pan, y sólo a pan, y vemos pan, sólo pan. Y sin embargo, ¡es verdaderamente el cuerpo de Cristo! ¡Qué fe!

Se nos dice que somos una comunidad de hermanos, y vemos a veces a gente extraña, que ni siquiera conocemos y con la que no siempre estamos en plena comunión. ¡Qué fe!

Se nos dice que la Misa termina en misión, y resulta que yo termino igual, vuelvo a casa a hacer lo mismo de siempre, a la rutina de siempre, a las penas de siempre, a los sufrimientos de siempre.


Sí, la eucaristía es un misterio de fe. Y sólo quien tiene fe, podrá entrar en esa tercera dimensión que se requiere para vivirla y disfrutarla.

¿Cómo preparó Cristo a sus discípulos para la eucaristía, misterio de fe?

Primero en Cafarnaúm les hizo la promesa. Después en Jerusalén, en el Cenáculo, la institución. Allí hizo realidad la gran promesa.

Lo veían día a día entregado a los demás. Se hacía pan tierno para los niños, consuelo para los tristes, consejo para los suyos, médico para los enfermos. Jesús vivía a diario las exigencias de la eucaristía. Donación y banquete que alimenta, sacrificio que se ofrece, presencia que consuela. 

La Eucaristía no son ideas bonitas, no son discursos demostrativos. Es un Pan que se ofrece, una Sangre que se derrama y limpia, una Presencia que conforta y consuela. Y esto fue Cristo durante su vida aquí, en la tierra, y hoy, en la eucaristía, en cada Sagrario. Y, mañana, en el cielo.

Llegó el día de la gran promesa que narra San Juan en el capítulo 6 de su evangelio: Yo soy el Pan vivo; quien me come, vivirá. El pan que les daré es mi carne, para la vida del mundo. Sonaba duro: comer su carne, beber su sangre, no estaban acostumbrados a ese lenguaje. 

¿Cuál fue la repuesta de los oyentes? 

La incredulidad. Muchos le abandonaron, les parecía un escándalo, les parecía una irracionalidad, les parecía un canibalismo. ¡Esto es insoportable! Este rechazo fue ciertamente una profunda desilusión para Jesús. 

Miró a sus Apóstoles, esperando encontrar en ellos la fe, la adhesión, el afecto: ¿También vosotros queréis marcharos?. Jesús estaba dispuesto a dejarlos irse si no creían en la eucaristía, que acababa de anunciarles. Es que no es posible seguir a Cristo sin creer en la eucaristía. 

Afortunadamente, la confesión de Pedro, en nombre de todos, permitió a los apóstoles continuar en el seguimiento del Maestro. Jesús siempre exigió la fe en la eucaristía. Sólo con la fe y desde la fe, comulgando obtendremos los frutos que Él nos quiere dar. Si no, sólo recibimos un trozo de pan, pero sin ningún fruto.

La Eucaristía requiere un impulso de fe siempre renovado. Hay que dar un gran salto, de lo visible a lo invisible. Esto se da en cada Sacramento. Ese salto es la fe. 

Jesús pidió fe a sus primeros seguidores. ¿Acaso queréis iros? Renovemos nuestra fe cada vez que vivamos la eucaristía. Señor, creemos, pero aumenta nuestra credulidad. Creemos, pero queremos crecer en nuestra fe.


Autor: P. Antonio Rivero LC.

jueves, 22 de agosto de 2013

Construye tu vida sembrando amor

Lo que siembres tu vida, eso te devolverá, así que elige semillas buenas, riégalas y con seguridad tendrás las flores más bellas. 


A lo largo de la historia hemos conocido grandes hombres, hombres que han dejado una huella imborrable, y que su presencia ha marcado la vida de muchas personas; me viene a la mente el Papa Juan Pablo II, ¡quién no recuerda sus palabras, sus gestos, sus miradas! todo nos reporta la presencia de Dios en su vida y cómo todo lo hizo con amor.

Tenemos la figura única e irrepetible de Cristo, que como nos dice el Evangelio "pasó haciendo el bien" (Hch 10, 38), "Él es el Camino la Verdad y la Vida" (Jn 14,6), una vida dedicada a los demás, uscando el bien humano y trascendente de cada hombre, ¡cuántos hombres que conociendo el mensaje de Jesús, se han dedicado a sembrar con amor el bien!, San Francisco de Asís, San Ignacio de Loyola S.I., la Madre Teresa de Calcuta. Hoy nos toca a ti y a mí, por eso te dejo este mensaje, para que lo reflexiones.

La vida es un jardín; lo que siembres en ella, eso te devolverá, así que elige semillas buenas, riégalas y con seguridad tendrás las flores más bellas.

Cada acto, cada palabra, cada sonrisa, cada mirada, es una simiente; cada una tiene en sí el poder vital y germinativo.

A menudo sembrarás llorando, pero ¿quién sabe si tu simiente no necesita del riego de tus lágrimas para que germine?

Piensa que los vientos fuertes harán que tus raíces se hagan más profundas para que tu rosal resista mejor lo que habrá de venir. Y cuando tus hojas caigan, no te lamentes; serán tu propio abono, reverdecerás y tendrás flores nuevas.

¿Rompió el alba y ha nacido el día? ¡Salúdalo y Siembra! 

¿Llegó la hora cuando el sol te azota?
¡Abre tu mano y arroja la semilla!

¿Ya te envuelven las sombras porque el sol se oculta? 
¡Eleva tu plegaria y Siembra! y cuando llegue el atardecer de tu vida, enfrentarás la muerte con los brazos cargados y una sonrisa de satisfacción.

Cada acto, cada palabra, cada sonrisa, cada mirada es una simiente. Procura siempre: "Una Siembra de Amor". Al final de la vida, cuando nos pidan cuentas, nos pedirán cuentas del amor, de lo que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos los hombres.



Autor: P. Dennis Doren L.C.

miércoles, 21 de agosto de 2013

PARA MEJORAR NUESTRO AMOR EN EL MATRIMONIO

En muchos matrimonios el amor va evolucionando hacia otras cosas que no son amor. En muchas ocasiones apenas queda nada de aquel amor primero que les llevó a casarse.

¿Cuál es el secreto de que el primer amor perdure en el tiempo?


¿Qué hacer para que el amor vaya evolucionando con los propios miembros de la pareja?

Aquí van algunas ideas que pueden ayudar a que la madurez del amor, vaya al mismo ritmo que la madurez de las personas que componen el matrimonio.

1.- Ver a la otra persona como un regalo que Dios te ha hecho. A pesar de sus torpezas, de su inmadurez, de sus fragilidades, puede mejorar si yo sé ayudarle a ello. Hay pocas cosas en la vida como a la persona que tienes a tu lado decirle: "Eres lo mejor o una de las mejores cosas que me han pasado en mi vida."

2.- Tengo que valorar las muchas cosas buenas que hay en el otro. Tiene sus defectos pero no puedo estar todo el día echándoselo a la cara. Me fijo en lo bueno que tiene y lo malo intento combatirlo con amor no con odio o revancha.

3.- Tomar conciencia de que el otro tiene que cambiar sus actitudes, su forma de ser, lo que hace, etc. pero yo también tengo que cambiar. Si yo cambio el otro se animará también a hacerlo.

4.-Tengo que valorar los esfuerzos que el otro está haciendo por mejorar nuestra vida y nuestra relación.

5.- Tengo que ser lento a la hora de enfadarme y rápido a la hora de mostrar mi cariño hacia la otra persona.

6.- Recuerda que las mejores relaciones son aquellas que sacan lo mejor que hay en ti y que las peores relaciones son aquellas que sacan lo peor que hay en ti... Tu relación con el otro ¿Qué tipo de relación es?

7.- Aprende a querer al otro desde lo que realmente es el otro. No pretendas quererle por lo que debería de ser.

8.- Expresa tus sentimientos, tu rabia o tu dolor en el momento oportuno. El callarse a tiempo y el buscar el momento adecuado es más importante muchas veces que lo que vayamos a decir.

9.- Busca siempre el diálogo. El diálogo y la comunicación en general es una de las bases del amor. El amor es comunicación.

10.- Sé positivo ante los problemas y dificultades que surjan. Intenta ver las cosas con realismo no con negatividad. Todo en la vida tiene solución, el problema está que muchas personas no son capaces de encontrar una solución...

11.- No metan a los hijos en los problemas del matrimonio. No busque partidarios en tus hijos. Los problemas del matrimonio los tiene que resolver el matrimonio sin poner en peligro el resto de la vida familiar.


12.- Cuando dos personas rezan juntos, Dios está a su lado, orar juntos al menos una vez al día.

13.- Da gracias a Dios todos los días, por El Marido o La Esposa que te dio.


Una columna para Cristo

No es fácil ofrecer mi mensaje en una columna abierta, ante tantos lectores y tantas sensibilidades. 


Si todos los periódicos del mundo decidieran dejar libre una columna, en primera página, para que Cristo pueda ofrecer un artículo, ¿qué escribiría?

La respuesta sólo puede darla Cristo. Nosotros, con mucho respeto, queremos imaginar algunas ideas que saldrían del corazón del Maestro y que se plasmarían en unas sencillas y pobres letras humanas. Desde luego, Él diría las cosas del mejor modo imaginable. Quizá incluso no escribiría... Pero dejamos espacio a la creatividad: ¿qué nos diría desde el cielo?

"No es fácil ofrecer mi mensaje en una columna abierta, ante tantos lectores y tantas sensibilidades. Con el permiso de mi Padre, quiero simplemente lanzar una invitación, una llamada, un gesto amigo para quien desee acogerlo.

Quisiera decirte, sencillamente, que eso que esperas, eso que anhelas, eso que buscas, ya es una realidad presente y concreta. Me encarné en María, nací en Belén, viví en Nazaret, prediqué en Judea y en Galilea, morí en una Cruz, resucité, para anunciarte la gran noticia: Dios está en el mundo y vive entre los hombres.

No tienes que esperar otro salvador. No tienes que buscar una doctrina complicada y difícil en las enseñanzas de los sabios. No tienes que sacrificar tu tiempo en técnicas mudables y siempre defectuosas. No tienes que sufrir ante dolores que parecen sin sentido.

La salvación ha llegado. La traigo yo con mi presencia, con mis palabras, con mis gestos, con mi amor. Vengo a buscar la oveja perdida, a sanar el corazón cansado, a perdonar al pecador abatido, a consolar a quien vive sumergido en penas profundas, a levantar al herido, a animar al justo, a defender al débil.

Sólo necesito que me dejes penetrar en tu existencia, que me permitas ordenar tus pensamientos, que me concedas tocar tu corazón confundido, que me concedas perdonar tu pecado, que me dejes estar siempre contigo.

Tendrás que dejar pasiones pasajeras, apegos al dinero, curiosidades peligrosas, placeres que te dañan a ti y dañan a otros, egoísmos con los que hasta ahora has vivido. Pero serás capaz de descubrir un mundo nuevo, donde el perdón restaura al más perverso, donde el amor lleva al heroísmo, donde las razas pueden vivir unidas, donde la guerra y el odio quedan arrojados lejos.

Estoy ahora, simplemente, a tu puerta. No te obligo a abrir, no te fuerzo a amarme. Espero, con respeto, tu respuesta. Si me abres, si me dejas amarte, si me permites ser tu amigo, penetraré en tu alma, te ungiré con mi Espíritu, y podrás descubrir que mi Padre es también Padre tuyo y de todos tus hermanos..."


Autor: P. Fernando Pascual LC.

martes, 20 de agosto de 2013

Si, un día me hablaron de Dios

Cuando esa experiencia personal con Cristo llega, ya no cabe ninguna duda, vas tras sus huellas, lo acompañas...te enamoras de Él. 


Señor, a mi también me hablaron de Ti. 

Si, un día me hablaron de DIOS.

Nací de unos padres casados por el Sacramento del Matrimonio. Me contaron que me habían bautizado para entrar en el seno de la Iglesia Católica y desde entonces soy hija de Dios. Mis padres eran católicos practicantes y en mi hogar se rezaba. 

De mis primeros años tengo el recuerdo de mi madre tomando mi manita y enseñándome a persignarme con el signo de la cruz. Y las primeras oraciones hacia un Dios que había sido mi Creador y que llegado su tiempo, una mujer, que se llamaba María, que era virgen y que ahora era también mi Madre en el Cielo, que fue la Madre de Jesús y que Jesús era hombre y también Dios y ÉL era el HIJO DE DIOS y su PADRE ERA TAMBIÉN NUESTRO PADRE y que a si empezaba la más bella de las oraciones... Y también me habló del Espíritu Santo al que había que pedirle: luz y consuelo...

Hice mi Primera Comunión y creo recordar que estaba más entusiasmada con mi vestido blanco que por lo que iba a hacer... Yo también era una católica practicante por eso, tan solo porque me habían hablado de TI. 

Pero todo esto....¡no basta! 

Hay fe, pero esa fe es como una herencia que recibimos de labios y del corazón de nuestros padres, como un camino a seguir y que nos pusieron en él para que fuésemos felices. 

Caminar por él... no basta...

Se necesita...¡una experiencia personal con Dios!.

Y cuando esa EXPEREINCIA PERSONAL CON CRISTO llega, ya no cabe ninguna duda, vas tras sus huellas, lo acompañas en los pasajes de su vida aquí, en la Tierra, subes con El a la montaña de las Bienaventuranzas, te acercas a la Santísima Virgen María y a San José en una noche estrellada y te rindes de rodillas ante el Nacimiento del Salvador.

Estás con El en la Última Cena y por eso sabes "que estaba triste"... Te acercas a El en el Huerto de los Olivos y con El aprendes a decir, aunque tengas miedo, aunque estés llorando, !Hágase tu Voluntad!

Y lo ves luego, cuando los azotes caen sobre su espalda desnuda y su piel se rasga... Y te duele el corazón y le sigues por el camino donde lleva la Cruz sobre sus hombros y entonces es cuando tu cruz o tus cruces te parecen pequeñas y ya no te quejas.

Ves los ojos de María, su madre, que luego será también nuestra porque Jesús antes de morir nos la regala, y sabes que no puede haber ojos con tanto dolor como los de Ella.

Desearás muchas veces besar esas manos y esos pies que están atravesando unos clavos y luego lo miras y ya es una figura patética alzada en una cruz de madera, con una corona de espinas y unos labios pálidos y resecos que están pidiendo "el perdón por nuestros pecados"...

Y lo ves más tarde, ya muerto en los brazos de su Madre...

Para luego acompañarle camino de Emaús, ¡ya resucitado! Y como sus acompañantes le dices, le suplicas: ¡Quédate, se está haciendo tarde, se pasa la vida, se llega la cuenta, la eternidad... quédate conmigo, Señor!. ¡Y El se queda!

Y esa experiencia personal te hace saber que ya no te dejará, que siempre estará junto a ti, pase lo que pase, hasta el fin de tus días, hasta el momento de encontrarte cara a cara con El, que ahora si sabes que será el encuentro con quién tanto te amó, con quién dio la vida para que consiguieras que ese momento llegara, para el GRAN ENCUENTRO como a mi me gusta llamarle a la muerte...


SEÑOR, creo en TI, PERO AUMENTA MI FE.


Autor: María Esther de Ariño.

lunes, 19 de agosto de 2013

El Papa recuerda que «fe y violencia son incompatibles»

«Creer supone elegir a Dios como criterio base», dijo en el Ángelus

El Papa saluda a los fieles congregados en la plaza de San Pedro Reuters

C. M. H..  Madrid.

Incompatibilidad entre fe y violencia. Ése fue el principal mensaje que el Papa transmitió en la homilía de ayer, con motivo del rezo del Ángelus. Desde el balcón de la plaza de San Pedro y ante miles de fieles, Francisco destacó que «la verdadera fuerza del cristiano es la fuerza de la verdad y del amor, que comporta renunciar a cualquier tipo de violencia».
Antes del habitual rezo dominical, el Pontífice aseguró que «el Evangelio no autoriza en absoluto el uso de la fuerza para defender la fe». «Fe y violencia son incompatibles», repitió Su Santidad hasta en dos ocasiones.
El Santo Padre recurrió a la figura de Jesús para recordar cómo éste preguntó a sus discípulos: «¿Pensáis que he venido a traer la paz en la tierra? No, yo os digo, también la división». Unas frases que pasó a explicar a continuación: «Jesús no quiere dividir a los hombres entre ellos, al contrario: Jesús es nuestra paz y reconciliación».
Acto seguido, el Papa afirmó que la paz a la que se refiere no es neutral, no es un compromiso a cualquier coste. Y es que «seguir a Jesús comporta renunciar al mal, al egoísmo, elegir bien, la verdad, la justicia, aunque requiera sacrificio y renuncia a los propios intereses».
Finalizó diciendo que «la fe comporta elegir a Dios como criterio base de la vida. Dios no es un vacío, no es neutro, es siempre positivo, después de que Dios vino al mundo no se puede hacer como si no lo conociéramos».
La nueva «economía del bien común»
El cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, reclamó ayer a los laicos cristianos que tomen la iniciativa para crear una nueva «economía del bien común». Sistach recordó, a través de las hojas parroquiales de su archidiócesis, que «son muchas las personas que tratan de encontrar una salida a la crisis en la que estamos inmersos» y aseguró que «en esta tarea tienen una misión especial los laicos cristianos». El cardenal afirmó que son muchos los que piden «un sistema económico alternativo completo que deje atrás tanto las experiencias de la economía planificada comunista como los excesos del capitalismo financiero».

Mi hermosa Niña de Galilea

Dame las palabras para que pueda mostrar a mis hermanos lo buena y suave que eres conmigo. 


María, así de simple. Es la forma de dirigirme y conversar con mi Madre del Cielo, llamándola simplemente María. Sé que mucha gente no la conoce, o tiene una imagen lejana de Ella, quizás demasiado formal, demasiado protocolar. ¿Cómo puede ser nuestra Mamá protocolar al presentarse a nosotros? No, Ella es sencilla, mi pequeña Niña de Galilea, así es para mí. Pero es también lógico que cada uno la vea del modo que su propio corazón indica, con la mirada del alma que todo lo convierte en la expresión del Espíritu Divino, si es que nosotros nos dejamos iluminar por dentro.

Por un instante, déjenme narrarles cómo es que mi corazón ve a la Madrecita del Verbo Divino. De un modo muy particular, la veo de unos quince o dieciséis años, que es la edad en la que Ella se convirtió en Madre Divina, dándonos a Aquel que todo lo puede por amor. A tan temprana edad, mi María se presenta ante mi corazón como una hermosa Mujer, delicada en su mirar, en su caminar. Destaca su delicado cuello, largo y estilizado para dar cabida al más hermoso rostro que Dios jamás cinceló en criatura alguna. Ella es perfecta, no existe ni existirá mujer más hermosa que María, porque Dios la modeló en un acto sublime de Su Potencia Creadora. Y su belleza sólo es superada por su pureza, su inocencia y su férrea voluntad de no desagradar al Padre que tanto ama.

Cuando veo las imágenes de las distintas presentaciones de María a lo largo de los siglos, me quedo con la convicción de que el hombre no ha podido ni podrá modelar jamás la belleza de María ni siquiera en un modo aproximado. Mi alma se esfuerza en descubrir la visión verdadera con que mi joven Reina se presentó como la Medalla Milagrosa, por ejemplo. Santa Catalina de Labouré sin dudas describió del modo más aproximado posible la celestial visión que se presentó ante ella, pero no pudo hacer que el artista cincele en la Medalla Milagrosa el verdadero rostro de la Reina de los ángeles. Esa sonrisa, esas manos siempre en posición de oración, esos ojos iluminados por la Fuente de todo el Amor.

María, joven y sonriente, fulgurante estrella de la mañana. Se presenta en mi corazón como una Rosa que se abre derramando su fragancia y frescura, haciendo de mi un ovillo de hilo que se recoge sobre sí mismo, se envuelve pliegue sobre pliegue hasta quedar extasiado mirándola sonreír, llamándome, invitándome a acompañarla en este viaje. Ella nunca se presenta en vano en nuestro corazón, como una madre nunca se acerca a sus hijos sin un profundo deseo de cuidarlos y amarlos. 

María, hermosa Niña de Galilea, perfecto fruto de la Creación en cuerpo y alma. Sólo Ella pudo tener la Altísima Gracia de ser Madre del mismo Dios. El, ante el que el universo mismo se doblega, se hizo pequeñito y vivió nueve meses oculto dentro de ésta hermosa Joven Palestina. El, instante tras instante, fue tomando de su sangre todo aquello que necesitó para formar Su naturaleza humana, Su humanidad. Así, Ella es nuestra Niña de la Alta Gracia, porque ninguna Gracia puede ser tan elevada como la Maternidad Divina. 

Enamorarse de María es enamorarse de su Divina Maternidad, de su Inmaculado Corazón, y de su infinita belleza humana también. La siento tan cercana, tan vivamente presente en mi vida, que no puedo más que dirigirme a Ella como María, mi María. Ella es compasiva y paciente ante mis demoras en acudir a su mirada, Madre de la Misericordia. Juntos conversamos, compartimos mis pequeñas aventuras humanas, mis decepciones y dolores, mis esperanzas y sueños. Y María, con esa hermosa sonrisa que se funde en mis pupilas, me mira y me invita a levantar los ojos al Cielo con las manos unidas sobre mi pecho. Madre de la oración, Bella Dama del clamor y la plegaria, Omnipotencia Suplicante, Ella nos enseña a ver a través de los Ojos de Aquel que todo lo puede. 

Mi María, hermosa y joven Niña de Galilea, que enamoraste mi corazón porque sabías que era el modo de abrir la puerta al soplo del Amor Verdadero. Me siento tan feliz y orgulloso de ser tu hijo, y al mismo tiempo tan indigno de serlo, que no puedo más que pedirte me ayudes a seguirte en tus deseos, que no son otros que los deseos de Tu Hijo. Dame las palabras para que pueda mostrar a mis hermanos lo hermosa y pura que eres, y lo buena y suave que eres conmigo. Dales la luz que les permita enamorarse de ti como lo has hecho conmigo. Que puedan descubrirte como la más hermosa y pura Mujer que jamás existió, Inmaculada en cuerpo y alma, llena del Espíritu Santo, plena de humildad y fortaleza, escudo que protege y consejo que ilumina. Mi hermosa María, luz de mi vida.


Autor: Oscar Schmidt.