Frente a la presión de los eventos y de las modas, solos jamás lograremos
encontrar el camino justo, y si lo encontramos, no tendremos la fuerza
suficiente
El entusiasmo y el clima
de fiesta que ustedes saben crear son contagiosos. El entusiasmo es contagioso:
pero ustedes saben ¿de dónde viene esta palabra, entusiasmo? Viene del griego y
quiere decir tener algo de Dios dentro o ser dentro de Dios. El entusiasmo,
cuando es sano, indica esto: que uno tiene dentro de sí algo de Dios y lo
expresa alegremente. Están abiertos - con este entusiasmo - a la esperanza y
deseosos de plenitud, deseosos de dar significado a su futuro, a su vida
entera, de entrever el camino adecuado para cada uno de ustedes y elegir el
camino que les traiga serenidad y realización humana. Pero, el camino adecuado,
elegir el camino... ¿Qué cosa significa esto? No estar firme - un joven no
puede estar firme - y caminar. Esto indica ir hacia algo, porque uno puede
moverse sin ser un caminante: ser errante, que da vueltas, que da vueltas por
la vida, y la vida no está hecha para dar vueltas. Está hecha para caminar, y
esto es vuestro ¡desafío!Por un lado, están en busca de lo que realmente cuenta,
de lo que permanece estable en el tiempo y es definitivo, están en búsqueda de
respuestas que iluminen sus mentes y calienten su corazón no sólo por el
espacio de una mañana o un corto tramo de camino, sino para siempre. La luz al
corazón para siempre, la luz a la mente para siempre, el corazón caliente para
siempre, definitivo.
Por otro lado, sienten un fuerte miedo al fracaso: es verdad, quien camina
puede fracasar. El miedo a involucrarse demasiado en las cosas, lo han sentido
tantas veces la tentación de dejar siempre abierta una pequeña vía de escape,
que por si acaso pueda siempre abrir nuevos escenarios y posibilidades. Yo voy
en esta dirección, elijo esta dirección, pero dejo abierto esta puerta: si no
me gusta, regreso y me voy. Esta precariedad no hace bien: no hace bien, porque
te oscurece la mente y te enfría el corazón.
La sociedad contemporánea y sus modelos culturales predominantes - por ejemplo,
la "cultura de lo provisorio" - no ofrecen un clima propicio para la
formación de elecciones de vida estables con relaciones sólidas, construidas
sobre una roca de amor y de responsabilidad en lugar de la arena de la emoción
del momento. La aspiración a la autonomía individual es empujada al punto de
poner siempre todo en discusión y de romper con relativa facilidad elecciones
importantes y ampliamente ponderadas, recorridos de vida emprendidos libremente
con compromiso y dedicación. Esto alimenta superficialidad en la asunción de
responsabilidades, porque en lo profundo del alma ellas arriesgan con ser
consideradas como algo de lo que uno se puede liberar. Hoy escojo esto, mañana
escojo aquello, así como va el viento, así voy yo; o cuando termina mi
entusiasmo, mis ganas, inicio otro camino ... y así se hace esto de dar vueltas
por la vida, propio como un laberinto, ¿eh? Y el camino no es un laberinto.
Cuando ustedes se encuentren dando vueltas en un laberinto, que tomo de aquí,
tomo de allá, tomo de más allá, deténganse. Busquen el hilo para encontrar el
laberinto. Busquen el hilo: no se puede desperdiciar la vida dando vueltas. Aun
así, queridos jóvenes, el corazón del ser humano aspira a grandes cosas, a
valores importantes, a amistades profundas, a lazos que en las pruebas de la
vida se fortalecen en lugar de romperse. El ser humano aspira a amar y ser
amado: esta es la aspiración más profunda, nuestra: Amar y ser amado. Esta es
la aspiración más profunda. Es esto, en modo definitivo. La cultura de lo
provisorio no aumenta nuestra libertad, sino que nos priva de nuestro verdadero
destino, de las metas más verdaderas y auténticas. Es una vida en pedazos. Es
triste llegar a una cierta edad, mirar el camino que hemos recorrido y
descubrir que ha sido hecho en diferentes pedazos, sin unidad, sin algo
definitivo: todo provisorio ... ¡No se dejen robar el deseo de construir en su
vida cosas sólidas y grandes! Es esto, aquello que te lleva adelante. ¡No se
den por contentos con metas pequeñas! Aspiren a la felicidad, tengan la
valentía, el coraje de salir de sí mismos, de jugarse en plenitud su futuro junto
con Jesús.
Solos no podremos. Frente a la presión de los eventos y de las modas, solos
jamás lograremos encontrar el camino justo, y si lo encontramos, no tendremos
la fuerza suficiente para perseverar, para afrontar las subidas y los
obstáculos imprevistos. Y aquí entra a tallar la invitación del Señor Jesús:
"Si quieres... sígueme". Nos invita para acompañarnos en el camino,
no para explotarnos, no para hacernos esclavos: para hacernos libres. En esta
libertad nos invita para acompañarnos en el camino. Es así. Solamente juntos
con Jesús, rezándole y siguiéndolo encontramos claridad de visión y fuerza para
ir adelante. Él nos ama definitivamente, nos ha elegido definitivamente, se ha
donado definitivamente a cada uno de nosotros. Es nuestro defensor y hermano
mayor y será nuestro único juez. ¡Qué bello es poder enfrentar las vicisitudes
que se suceden en la existencia en compañía de Jesús, tener con nosotros su
Persona y su mensaje! Él no quita autonomía o libertad; al contrario,
robusteciendo nuestra fragilidad, nos permite ser verdaderamente libres, libres
para hacer el bien, fuertes para continuar haciéndolo, capaces de perdonar y
capaces de pedir perdón. Pero, este es Jesús que nos acompaña. ¡Y así es el
Señor!
Una palabra que a mi me gusta repetir, porque nos olvidamos tanto: Dios no se
cansa de perdonar. Pero esto es verdad, ¿eh? ¡Esto es verdad! Es tan grande su
amor, que está siempre cerca de nosotros. Somos nosotros que nos cansamos de
pedir perdón, pero Èl perdona siempre, todas las veces que le pedimos.Él
perdona definitivamente, cancela y olvida nuestro pecado si nos dirigimos a Él
con humildad y confianza. Él nos ayuda a no desalentarnos en las dificultades,
a no considerarlas insuperables; y entonces, confiándose en Él, echarán
nuevamente las redes para una pesca sorprendente y abundante, tendrán coraje y
esperanza también en el enfrentar las dificultades que derivan de los efectos
de la crisis económica. El coraje y la esperanza son dotes de todos pero en
particular caracterizan a los jóvenes: coraje y esperanza. El futuro
ciertamente está en las manos de Dios. Él es providente, nos asegura que son
las manos de un Padre providente. Esto no significa negar las dificultades y
los problemas, sino verlos, éstos si, como provisorios y superables. Las
dificultades, las crisis, con la ayuda de Dios y la buena voluntad de todos
pueden ser superadas, vencidas, transformadas.
No quiero terminar sin decir una palabra sobre un problema que les afecta, un
problema que ustedes viven en la actualidad: la desocupación. Es triste
encontrar jóvenes "no - no"; ¿qué cosa significa este "no -
no"? No estudiamos, porque no podemos, no tenemos la posibilidad, no
trabajamos. Y este es el desafío que comunitariamente todos nosotros debemos
vencer. ¡Debemos salir adelante para vencer este desafío! No podemos quedarnos
resignados a perder toda una generación de jóvenes que no tienen la fuerte
dignidad del trabajo. El trabajo nos da dignidad, y todos nosotros debemos
hacer de todo para que no se pierda una generación de jóvenes. Hay que poner
adelante nuestra creatividad, para que los jóvenes sientan la alegría de la
dignidad que viene del trabajo. Una generación sin trabajo es una derrota
futura para la patria y para la humanidad. Debemos luchar contra esto. Y ayudarnos
los unos a los otros, a encontrar un camino de solución, de ayuda, de
solidaridad. Los jóvenes son valientes, lo he dicho, los jóvenes tienen
esperanza y - tercero - los jóvenes tienen la capacidad de ser solidarios. Y
esta palabra solidaridad es una palabra que no le gusta escuchar al mundo de
hoy. Algunos piensan que es una grosería: no, no es una grosería. Es una
palabra cristiana: ir adelante con el hermano para ayudar a superar los
problemas. Valientes, con esperanza y con solidaridad.
Estamos reunidos ante al Santuario de la Virgen Dolorosa, levantado en el lugar
donde dos jóvenes de esta tierra, Fabiana y Serafina, en 1888 tuvieron una
visión de la Madre de Dios mientras trabajaban en el campo. María es madre, nos
socorre siempre: cuando trabajamos y cuando estamos en busca de trabajo, cuando
tenemos las ideas claras y cuando estamos confundidos, cuando la oración brota
espontánea y cuando el corazón es árido: ella está siempre ahí para ayudarnos.
María es la Madre de Dios, madre nuestra y madre de la Iglesia. Tantos hombres
y mujeres, jóvenes y ancianos se han dirigido a Ella para decirle gracias y
suplicar una gracia. María nos lleva a Jesús, Jesús nos da la paz. Recurramos a
Ella confiados en su ayuda, con coraje y esperanza. El Señor bendiga a cada uno
de ustedes, en vuestro camino, en vuestro camino de valentía, de esperanza y
solidaridad. Gracias.Ahora recemos a la Virgen, todos juntos. Dios te salve
María...
Por favor, les pido de rezar por mí: por favor, ¡háganlo! Y no se olviden:
¡caminar en la vida, jamás dar vueltas en la vida!
Autor: Papa Francisco