"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

domingo, 24 de julio de 2016

Cristo tiene un corazón limpio



Que la pureza de Cristo purifique la mente y el corazón de los hombres de hoy. Sólo así podremos devolver al hombre la dignidad que ha perdido.

“Hay en Belén un aire de delicadeza, de dignidad, de pudor, que conmueve al corazón sensible. Allí se mueve una virgen joven y bella; no hay curiosos. Cristo nace virginalmente y naciendo así opta Él mismo por la virginidad y consagra una Iglesia virgen. ¡Como que la misma soledad del lugar y del momento es un signo precisamente de la excelsa pureza de los protagonistas de aquel acontecimiento!”

Los fariseos acusaron a Cristo de todo lo que se puede imaginar: de estar loco, de quebrantar la ley del descanso sabático, de ser revoltoso, de ser endemoniado, hasta de echar a los demonios con el poder de Satanás. Sin embargo, nunca le acusaron del pecado de la impureza. El acusar a Jesús de impureza es un capricho de pensadores superficiales de este siglo. A pesar de ciertos intentos sacrílegos de publicaciones como la obra cinematográfica “La Última Tentación de Cristo” de Martín Scorcezze, nadie toma en serio afirmaciones negativas sobre la integridad moral de Jesús.

Cristo habló bastante sobre la pureza. Era necesario el hacerlo, pues para los judíos era muy importante ser “puro” o “santo”. Para ellos la pureza fue una categoría religiosa, un poco difícil para nosotros de entender. Lo que hacía impuro a un hombre, según la mentalidad judía, no era el cometer actos impuros en el sentido del sexto o noveno mandamiento, sino el tener contacto con cosas paganas. Cristo afirmó que la verdadera impureza nace del corazón impuro: de allí vienen las matanzas, los adulterios, los robos, los rencores...

Él se opuso totalmente a la práctica del adulterio. No hizo un pacto con la así llamada tradición de los judíos, que permitía al hombre repudiar a su mujer para casarse con otra. El puso las cosas bien en claro: “En el inicio no fue así...”

Parece ser que el hombre hoy en día sí ha hecho un pacto con las “tradiciones” humanas en esta materia. Fácilmente se acepta la pornografía como “cultura”, las relaciones prematrimoniales como manifestación de un amor que se está “madurando”, las publicaciones eróticas como “arte”...

Cristo nos enseña a llamar las cosas por su nombre, pues “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Aunque el pecado vaya revestido de “arte” o “cultura”, no deja de ser perverso. El hombre moderno tiene la capacidad impresionante de cubrir el erotismo con los paliativos del progreso. Sin embargo, el Magisterio de la Iglesia en diversas ocasiones, ha tenido que intervenir para desenmascarar la falsedad de estas ideas. Por eso, ha tenido que aclarar su doctrina sobre cuestiones de ética sexual.

“¡Qué bella lección, también para este mundo, tan ávido de placeres fáciles, tan hundido en los goces de los sentidos, tan exultante ante lo carnal y material, nos procura la pureza de Belén! Los ojos humanos se ciegan ante tanta luz de pureza. Ojalá que la pureza de Belén quemara hoy la impureza de nuestro mundo para hacerlo más respirable y luminoso.”

Nos preocupamos mucho sobre la pureza del aire que respiramos, de la comida que ingerimos, de los cubiertos que usamos... Hay una pureza interior que es más importante y es la del corazón. Con la ingestión constante de cosas pornográficas, corremos el riesgo de contaminar nuestro corazón, de suprimir nuestra capacidad de amar.

La pornografía y el erotismo son sin duda un reflejo de un problema más profundo. En nuestra cultura moderna hay la tendencia de reducir el ser humano a la categoría de cosa. Así se cometen el aborto y la eutanasia directos con mucha facilidad, porque el hombre piensa que puede disponer de la vida como le venga en gana. Lo mismo pasa con el sexo: el hombre lo ve como un objeto del cual puede disponer a su antojo.

Toda la doctrina de Cristo resalta la dignidad de la persona humana en cuanto persona humana. Él nunca permite la manipulación del ser humano como si fuese cosa. Nosotros también debemos volver al hombre a su categoría evangélica: cada hombre vale lo que vale la sangre de Cristo y nunca se puede manipularlo por medio del abuso del sexo.

El sexo es bueno en sí mismo. Es como una joya que se debe poner en su lugar, en un anillo, en una corona, en un adorno... Si se tira la joya en el lodo, entonces pierde su propia belleza. Esto es lo que pasa cuando se abusa del sexo, poniéndolo en películas, revistas o libros eróticos.

Ojalá que la pureza de Jesucristo purifique la mente y el corazón de los hombres de hoy. Sólo así podremos devolver al hombre la dignidad que ha perdido por medio del mass media, cada vez más permisivo.
Por: P. Fintan Kelly

sábado, 23 de julio de 2016

Debemos animarnos a ser líderes



El bien que podemos hacer cuando superamos la timidez, la apatía y la indecisión, y nos esforzamos por enseñar a las gentes a pensar de modo preciso y vivir de forma creativa es impresionante.

El bien que podemos hacer cuando superamos la timidez, la apatía y la indecisión, y nos esforzamos por enseñar a las gentes a pensar de modo preciso y vivir de forma creativa es impresionante. ¿"Qué puedo hacer yo, pobre de mí -piensan no pocos educadores-, ante la avalancha de una forma de manipulación sistemática y poderosa?"

Puedes hacer -le contestaría de buen grado- una labor decisiva: ofrecer, aquí o allí, claves de interpretación de la vida. No todos pueden promulgar leyes, hablar por radio o televisión, dar clases, conferencias y cursos, pero a nadie le está vedado en su vida cotidiana encender pequeñas luces que marquen el camino a seguir.

Si se hace con cierta preparación y de forma decidida, se realiza una labor de liderazgo sumamente valiosa. Los que somos, por ejemplo, profesores y vemos que exalumnos nuestros están ya trasmitiendo a sus discípulos las claves de orientación que hemos alumbrado en sus mentes sabemos que estamos ante un tipo de fuego que consume la ignorancia, supera los prejuicios, ilumina las mentes y las abre a horizontes de madurez humana y plenitud.

Esta labor promocionante de vida humana auténtica está al alcance de todos, en una medida u otra. Llevarla a cabo es sumamente fecundo para los demás y para nosotros mismos. Constituye una fuente de satisfacción que puede liberarnos de temibles frustraciones y otorgarnos una valiosa autoestima.

Es importante que nos convenzamos de que podemos ser líderes y de que nuestro liderazgo será sin duda decisivo para muchas personas e incluso para la sociedad entera.

Tal convicción nos dará energía para prepararnos cada vez más. No hay que inhibirse por temor a no disponer de suficiente preparación. Es posible que, al principio, no dispongamos todavía de los recursos necesarios para iniciar una actividad en gran escala y orientar a jóvenes, padres y educadores. Pero podemos comenzar con un grupo de amigos o colegas a trabajar diversos materiales.

Este esfuerzo en común perfeccionará nuestro conocimiento de los contenidos, afinará nuestra sensibilidad para las cuestiones decisivas, incrementará nuestra facilidad de expresión.

A poco que perseveremos en esa tarea, nos encontraremos pronto dotados de una capacidad que antes no sospechábamos.
Hay padres y profesores que desean realizar una labor educativa con niños y jóvenes, y lamentan no tener una mayor formación.

Tal lamentación es justa, pero se transforma en nefasta si bloquea la decisión de consagrar algún tiempo a prepararse.
Por: D. Alfonso López Quintás | Fuente: Universidad Complutense


viernes, 22 de julio de 2016

¿Hacemos lo que queremos?



No siempre... Parece extraño, pero la voluntad decide una cosa, y al final hacemos otra.

Tenemos un día o una semana por delante. Pensamos y deseamos hacer muchas cosas. Pasa el tiempo. Constatamos que no hemos realizado muchos proyectos planeados. ¿Por qué?
El motivo es sencillo: porque no siempre hacemos lo que queremos. Parece extraño, pero la voluntad "decide" una cosa, y al final hacemos otra...
Así, habíamos planeado ir un día al mercado para comprar más barato, pero al final nos quedamos en casa para terminar un crucigrama. O decidimos levantarnos temprano el domingo para visitar a un familiar enfermo, y no lo hicimos porque nos venció el peso de las mantas.
Gracias a Dios, en otras ocasiones sí llevamos a cabo nuestros proyectos, incluso después de superar dificultades serias. Porque no es imposible que venzamos el cansancio para cumplir una promesa buena a un familiar o amigo.
¿Qué ocurre en unos casos y qué ocurre en otros? Cuando la pereza nos arrulla, cuando la ambición nos absorbe, cuando el miedo nos paraliza, cuando las presiones externas nos atan, es fácil que no hagamos lo que queremos.

Al revés, cuando el amor es fuerte y vivo, cuando la voluntad se forja con renuncias concretas y con firmezas sanas, cuando el corazón está decidido a hacer el bien cueste lo que cueste, entonces somos capaces de hacer lo que queremos.
Dicen que el infierno está tapizado de buenas intenciones, de deseos irrealizados, de voluntades débiles. Al revés, el cielo es de los esforzados y valientes (cf. Mt 11,12), de los que optan por la verdad, la justicia, el bien y la belleza.
Ante mis ojos y mi corazón empieza un nuevo día. Será un día hermoso si tengo buenos propósitos y si mi voluntad está firme. Será un día santo si me abro a Dios, si escucho su Palabra, y si dejo que ilumine y sostenga cada uno de mis proyectos y decisiones...
Por: P. Fernando Pascual LC


jueves, 21 de julio de 2016

Nostalgia de los cuartos vacíos



Se han ido con un equipaje, lleno de todo aquello que con amor les fuimos transmitiendo, en su corazón y en su mente.

Hoy Jesús, traigo nostalgia en el alma.

Hoy Jesús, mis ojos traen vaho de lágrimas, porque hay demasiado silencio en mi casa y he venido aquí para que postrándome a tus plantas sienta el consuelo de tu entrega, también de tu desprendimiento a tantas cosas con la única resolución de hacer la voluntad de tu Padre. Y me detengo un momento a pensar ...¡ cómo hiciste el corazón de la mujer, como hiciste el corazón de las madres!. Y hoy te vengo a contar todos mis pensamientos, sentimientos y nostalgias....

La mujer está en la política, en la ciencia, en la comunicación, pero su esencia de mujer no la ha de perder así como tampoco su ternura, su sensibilidad y el percibir las cosas de manera diferente al hombre. Esto tiene relación con el hecho de cómo sentimos las madres cuando los hijos se van. Los padres lo asumen de distinta manera y las horas fuera del hogar los distraen y los confortan.

Las mujeres cuando nos convertimos en madres, pasamos por etapas diferentes: la espera, los hijos pequeños, los hijos en la adolescencia, los hijos jóvenes y cuando los hijos se van. Suena esto a título de película, pero esto es lo que en estos momentos nos ocupa y atañe. Cuando los hijos se van.

Los hijos se van por diferentes motivos. Porque se casan, por el trabajo, por lo estudios, en fin, por el motivo que sea, pero llega un tiempo en que se van. Parece que aún oímos las risas, las conversaciones, las discusiones, el teclear de la máquina de escribir o de la computadora ya muy entrada la noche para entregar un trabajo al día siguiente en la Universidad. Un suéter, un zapato, varios cuadernos dejados en el sitio más inverosímil de la casa... Sus habitaciones no con el orden que hubiésemos deseado y que siempre pedimos inútilmente, el retrato del novio o de la novia... Calor y color por todas partes, ruido, música, VIDA.

La casa tuvo las habitaciones destinadas a ellos y se fueron transformando con el paso de los años. Cuartos infantiles primero: muñecos de peluche en las repisas y en el suelo, un elefante, una avestruz, una pelota, un barco, un osito, una muñeca, un avión. Después... fotografías, póster, banderines del equipo favorito, libros, revistas, etcétera. Movimiento de entradas y salidas, llamadas telefónicas de larguísimas conversaciones... En los fines de semana el vestido de noche sobre una silla y el silencio de un profundo sueño juvenil en las mañanas de los domingos.

Esos cuartos ahora están vacíos. Muy en orden, con el orden que tantas veces predicamos y que ahora nos duele. Quietos, callados. Entramos en ellos con pasos quedos, quién sabe por qué y recorremos con la vista las camas con sus colchas impecables, todos los rincones... todo está en orden, todo está bien. Levantaron el vuelo. Se fueron del nido. Se fueron del nido que los cobijó por años. Nosotros, sus padres, los enseñamos a volar y se fueron.

Van a volver pero nada será igual. Regresarán hombres y mujeres forjados en el diario vivir. Con sus vidas propias y manejadas a su manera. Están comenzando la más seria y profunda experiencia, igual que nosotros lo hicimos.

Tenemos que retirarnos de la presencia activa en sus vidas y pasar a ser la parte contemplativa de sus existencias y sus proyectos. Se han ido con un equipaje, lleno de todo aquello que con amor les fuimos transmitiendo, en su corazón y en su mente. Muchas de "esas cosas" estarán dormidas hasta que ellos sean padres... Llevan como escudo, para todos los infortunios que la vida les depare, su fe en Dios y su amor a Él. Los forjamos en el deber y en el afán de la excelencia para emprender toda clase de experiencias y sabrán dar amor porque amor les dimos.

En el abrazo se llevan nuestro corazón, pero después abrimos los brazos y los vemos partir...para que la VIDA los reciba.

Los recuerdos son de "otros tiempos". La nostalgia es el presente de los cuartos vacíos.

Por: Ma Esther De Ariño


miércoles, 20 de julio de 2016

Limitado, grande, y amado por Dios



Son tantas las señales que muestran lo mucho que Dios me ama

Soy un ser limitado. Limitado por mi cuerpo, mis fuerzas, mis debilidades, mis enfermedades, mi memoria (buena o mala). Limitado por mi historia (con sus momentos malos y sus momentos buenos). Limitado por mis miedos (que muchas veces me paralizan y me impiden salir de mí mismo).
Soy limitado... y a la vez grande, abierto a mil posibilidades. Porque tengo una inteligencia para pensar, porque tengo una voluntad para amar, porque tengo un tiempo, este “ahora” maravilloso, para decidir que mi vida sea para Dios y para los demás.
Limitado y grande, cuento además con un don infinito: el hecho de ser amado por Dios. Continuamente me busca, me mira, me alimenta, me viste, me anima, me cura, me perdona, me salva...
Un desayuno, una comida, el viento, el agua, un día de frío o de calor, la hierba que crece sin murmullo, el mirlo que me despierta por las mañanas... Son tantas las señales que muestran lo mucho que Dios me ama.
En este día sentiré mis límites: el cansancio o el miedo aparecerán continuamente bajo las cortinas. Pero también pondré en marcha mi grandeza: esa mente y ese corazón que me permiten avanzar hacia la verdad y aspirar a la justicia.

Sobre todo, en este día me abriré al inmenso y cercano Amor de Dios. Un Amor tierno, detallista, paterno, personalizado. Un Amor que me ha librado tantas veces del peligro, que me ha levantado del pecado, que me ha dado la posibilidad de llamarle con el nombre más maravilloso: Padre nuestro.......
Por: P. Fernando Pascual, L.C