Jesucristo
Sabe de nuestras necesidades y no le
preocupa darnos lo que necesitamos en cualquier momento.
Detenido en 1975 por su condición de
obispo y encarcelado durante 13 años en las cárceles del Vietcong, nueve de
ellos en completo aislamiento, en el año 2000 Juan Pablo II encarga a monseñor
Van Thuan impartir los ejercicios espirituales de Cuaresma ante la curia
vaticana.
Al comienzo de los mismos, monseñor Van Thuan relata cómo a pesar de las duras
condiciones de su prisión, su esperanza inquebrantable en Jesús despierta la
admiración e incomprensión de sus compañeros de prisión y guardianes. He aquí
el admirable testimonio que dio sobre su seguimiento a Jesús.
Recordemos la parábola de los obreros de la viña: «El Reino de los Cielos es
semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros
para su viña. Salió luego hacia las nueve y hacia mediodía y hacia las tres y
hacia las cinco.., y los envió a sus viña». Al atardecer, empezando por los
últimos y acabando por los primeros, pagó un denario a cada uno (cf. Mt 20,
116).
Si Jesús fuera nombrado administrador de una comunidad o director de empresa,
esas instituciones quebrarían e irían a la bancarrota: ¿cómo es posible pagar a
quien empieza a trabajar a las cinco de la tarde un salario igual al de quien
trabaja desde el alba? ¿Se trata de un despiste, o Jesús ha hecho mal las
cuentas? ¡No! Lo hace a propósito, porque -explica-: «¿Es que no puedo hacer
con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?»
Por: Monseñor Francois-Xavier Nguyen van Thuan
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