"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

lunes, 3 de diciembre de 2018

LA PAUSA



En una pausa no hay música, pero la música se produce con ella.
En la melodía de toda nuestra vida, la música se interrumpe aquí y allá por las pausas y pensamos tontamente que hemos llegado al fin de la melodía.
¿Cómo lee el músico la pausa?
Mírale mover el compás con un cálculo invariable y pasar a la nota próxima con tal precisión y firmeza como si no hubiese habido interrupción alguna.
Es nuestro deber aprender la melodía y no desmayar en las pausas. Ellas no tienen que ser pasadas ligeramente por alto, ni ser omitidas, ni para destruir la melodía ni cambiar la nota tónica.
Si nos decimos con tristeza: No hay música en una pausa, no olvidemos que con ella se produce.
El hacer música es un proceso lento y penoso en esta vida.
Adaptación de un texto del libro "Manantiales en el Desierto"
Enfermedades, proyectos que se paralizan, interrupciones en nuestras tareas que nos hacen dudar si podremos continuar, ausencias que nos congelan, seres queridos que desean partir y que nos hacen sentir que la vida se quebró...
Pausas... Muchas pausas y luego la melodía sigue. A veces no tan afinada, otras llena de fuerzas...
Una canción que por momentos tiene estrofas del Himno a la Alegría y en otros de la Canción del Adiós...
De pausa en pausa la música sigue y con el tiempo llega a convertirse en la mejor sinfonía.
Notas que van y vienen y a veces salpican...
Y en éso nuevamente una pausa interrumpe nuestra obra...
Podemos decidir dejar de componer esta canción de la vida o podemos en esas pausas buscar los acordes mejores para seguir cantando, fuertes, sin que nos tiemble la voz, con ansias, aún cuando por momentos nuestra melodía pueda parecerse a un grito...
Quizás algunas personas puedan componer su obra sin reparar demasiado en ella en cambio el mejor músico es el que logra encontrar en cada pausa la esencia que le permite componer un himno a la vida.

domingo, 2 de diciembre de 2018

¿SABES AMAR?



Estoy aprendiendo...
Estoy aprendiendo a aceptar a las personas, aun cuando ellas me decepcionan, cuando huyen del ideal que tengo para ellas, cuando me hieren con palabras ásperas o acciones impensadas.
Es difícil aceptar las personas como ellas son, sin que sean como deseamos que ellas sean.
Es difícil, muy difícil, pero estoy aprendiendo.
Estoy aprendiendo a amar.
Estoy aprendiendo a escuchar. Escuchar con los ojos y oídos.
A escuchar con el alma y con todos los sentidos.
Escuchar lo que dice el corazón, lo que dicen los hombros caídos, los ojos, las manos inquietas.
Escuchar el mensaje que se esconde por entre las palabras vanas, superficiales.
Descubrir la angustia disfrazada, La inseguridad mascarada, la soledad encubierta.
Penetrar la sonrisa fingida, la alegría simulada, la vanagloria exagerada.
Descubrir el dolor de cada corazón.
Poco a poco, estoy aprendiendo a amar.
Estoy aprendiendo a perdonar. Pues el amor perdona, quita los rencores, y cura las heridas que la incomprensión e insensibilidad lo lastimaron.
El amor no alimenta resentimientos con pensamientos dolorosos.
No cultiva ofensas con lástimas y auto conmiseración. El amor perdona, olvida, extingue todos los esquicios de dolor en el corazón.
Poco a poco...
Estoy aprendiendo a perdonar.
Estoy aprendiendo a descubrir el valor que se encuentra dentro de cada vida, de todas las vidas.
Valor soterrado por el rechazo, por la falta de comprensión.
Cariño y aceptación, por las experiencias desagradables vividas a lo largo de los años.
Estoy aprendiendo a ver,en las personas su alma, y las posibilidades que Dios les dio.
Estoy aprendiendo,
¡Pero cómo es de lento el aprendizaje!,
¡Cómo es difícil amar, amar como Cristo amó!
Todavía, tropezando, errando, estoy aprendiendo...
Aprendiendo a no ver solamente...mis propios dolores, mis intereses, mi ambición, mi orgullo, cuando estos impiden el bienestar y la felicidad de alguien!
¡¡Cómo es difícil amar, pero estoy aprendiendo!!.

sábado, 1 de diciembre de 2018

DECIDIR Y SER CONSTANTES



En la pequeña escuelita rural había una vieja estufa de carbón muy anticuada. Un chiquito tenía asignada la tarea de llegar al colegio temprano todos los días para encender el fuego y calentar el aula antes de que llegaran su maestra y sus compañeros.
Una mañana, llegaron y encontraron la escuela envuelta en llamas. Sacaron al niño inconsciente más muerto que vivo del edificio. Tenía quemaduras graves en la mitad inferior de su cuerpo y lo llevaron urgente al hospital del condado.
En su cama, el niño horriblemente quemado y semi inconsciente, oía al médico que hablaba con su madre. Le decía que seguramente su hijo moriría que era lo mejor que podía pasar, en realidad -, pues el fuego había destruido la parte inferior de su cuerpo.
Pero el valiente niño no quería morir. Decidió que sobreviviría.
De alguna manera, para gran sorpresa del médico, sobrevivió.
Una vez superado el peligro de muerte, volvió a oír a su madre y al médico hablando despacito. Dado que el fuego había dañado en gran manera las extremidades inferiores de su cuerpo, le decía el médico a la madre, habría sido mucho mejor que muriera, ya que estaba condenado a ser inválido toda la vida, sin la posibilidad de usar sus piernas.
Una vez más el valiente niño tomó una decisión. No sería un inválido.
Caminaría. Pero desgraciadamente, de la cintura para abajo, no tenía capacidad motriz. Sus delgadas piernas colgaban sin vida.
Finalmente, le dieron de alta.
Todos los días, su madre le masajeaba las piernas, pero no había sensación, ni control, nada.
No obstante, su determinación de caminar era más fuerte que nunca.
Cuando no estaba en la cama, estaba confinado una silla de ruedas.
Una mañana soleada, la madre lo llevó al patio para que tomara aire fresco.
Ese día en lugar de quedarse sentado, se tiró de la silla. Se impulsó sobre el césped arrastrando las piernas.
Llegó hasta el cerco de postes blancos que rodeaba el jardín de su casa. Con gran esfuerzo, se subió al cerco. Allí, poste por poste, empezó a avanzar por el cerco, decidido a caminar.
Empezó a hacer lo mismo todos los días hasta que hizo una pequeña huella junto al cerco. Nada quería más que darle vida a esas dos piernas.
Por fin, gracias a las oraciones fervientes de su madre y sus masajes diarios, su persistencia férrea y su resuelta determinación, desarrolló la capacidad, primero de pararse, luego caminar tambaleándose y finalmente caminar solo y después correr.
Empezó a ir caminando al colegio, después corriendo, por el simple placer de correr. Más adelante, en la universidad, formó parte del equipo de carrera sobre pista.
Y aun después, en el Madison Square Garden, este joven que no tenía esperanzas de sobrevivir, que nunca caminaría, que nunca tendría la posibilidad de correr, este joven determinado, Glenn Cunningham, llegó a ser el atleta estadounidense que ¡corrió el kilómetro más veloz el mundo!
Moraleja:
Haz lo que puedas y Dios hará lo que no puedas.

viernes, 30 de noviembre de 2018

EL CARPINTERO



Un carpintero ya entrado en años estaba listo para retirarse. Le dijo a su Jefe de sus planes de dejar el negocio de la construcción para llevar una vida más placentera con su esposa y disfrutar de su familia.
Él iba a extrañar su cheque mensual, pero necesitaba retirarse.
Ellos superarían esta etapa de alguna manera.
El Jefe sentía ver que su buen empleado dejaba la compañía y le pidió que si podría construir una sola casa más, como un favor personal. El carpintero accedió, pero se veía fácilmente que no estaba poniendo el corazón en su trabajo.
Utilizaba materiales de inferior calidad y el trabajo era deficiente. Era una desafortunada manera de terminar su carrera.
Cuando el carpintero terminó su trabajo y su Jefe fue a inspeccionar la casa, el Jefe le extendió al carpintero, las llaves de la puerta principal.
"Esta es tu casa, dijo, es mi regalo para tí."
Qué tragedia! Qué pena! Si solamente el carpintero hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, la hubiera hecho de manera totalmente diferente. Ahora tendría que vivir en la casa que construyó "no muy bien" que digamos!
Así que está en nosotros. Construimos nuestras vidas de manera distraída, reaccionando cuando deberíamos actuar, dispuestos a poner en ello menos que lo mejor. En puntos importantes, no ponemos lo mejor de nosotros en nuestro trabajo.
Entonces con pena vemos la situación que hemos creado y encontramos que estamos viviendo en la casa que hemos construido. Si lo hubiéramos sabido antes, la habríamos hecho diferente.
Piensen como si fueran el carpintero. Piensen en su casa. Cada día clavamos un clavo, levantamos una pared o edificamos un techo. Construyan con sabiduría. Es la única vida que podrán construir. Inclusive si solo la viven por un día más, ese día merece ser vivido con gracia y dignidad.
La placa en la pared dice:
"La Vida Es Un Proyecto de Hágalo Usted Mismo".
Quién podría decirlo más claramente? Su vida ahora, es el resultado de sus actitudes y elecciones del pasado. Su vida mañana será el resultado de sus actitudes y elecciones hechas HOY!
"Los únicos errores que cometemos en la vida son las cosas que no hacemos."

jueves, 29 de noviembre de 2018

ALMAS EN EL HORIZONTE



Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra se abre solo que a veces no la vemos porque nos quedamos paralizados frente a la que se cerró.
No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos... pero otras veces no sabemos lo que nos hemos estado perdiendo hasta que lo encontramos.
Deja que crezca el amor en el corazón de otra persona, y si no crece, se feliz porque creció en el tuyo.
Ama hasta consentirte en lo amado y mas aun hasta convertirte en el mismísimo amor.
El amor llega a aquel que tiene fe y espera, aunque lo hayan decepcionado...
A aquel que aun cree y sueña, aunque haya sido traicionado...
A aquel que todavía anhela amar, aunque antes haya sido lastimado...
...Y por sobre todo. llega al que tiene el coraje y la fe de seguir amando sin ser recompensado.
Dejemos que los demás sean auténticos, que sean ellos mismos, de lo contrario amaríamos el reflejo de nosotros en ellos.
No debemos fijar nuestra mirada en lo externo, ya que esto se puede perder en el camino de la vida.
No nos inclinemos tampoco por las cosas materiales, ya que nada es eterno.
Siente por alguien que te comprenda, que te haga sonreír, y que transforme tus amarguras en dulzuras.
Alguien que haga que un día oscuro brille solo para ti.
Alguien que cautive tu corazón y lo libere de sus cadenas... y que lo deje ser libre para sentir de verdad...
Hay momentos en los que uno extraña a alguien sin control, y no sabe por que...
Hay momentos en que nos invade un fuerte deseo de abrazar, besar y querer por siempre...
Es en esos momentos en que sentimos el amor de una manera única... el corazón se pierde en un estallido y vibra el alma tratando de llegar a ese ser que tanto deseamos...
Que bello es soñar con la persona amada, atravesar el tiempo y el espacio para unirse más allá de nuestra imaginación, en ese mundo en el que soñamos estando despiertos, con sueños tan vivenciales que nos hacen sentir que ese ser está ahí, solo esperando que demos un paso para cobijarnos entre sus brazos...
La felicidad espera a aquellos que sueñan...
Hay otras puertas que conducen nuevamente al amor...
La felicidad espera a aquellos que tratan de abrir esas puertas y que dejan de mirar la que en un momento los paraliza...
Solo hace falta entregarse a esa nueva ilusión, dejarse consumir por el fuego de esa llama y proponerse no poner límites a esas sensaciones.
Porque el verdadero amor no conoce de límites ni de fronteras y podemos encontrar nuevamente a quien amar, más allá del horizonte.