"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

domingo, 10 de septiembre de 2017

El dominio de la "pantalla" en niños y preadolescentes



¿Tenemos en casa niñera electrónica?

Hemos tenido oportunidad, de preguntarnos si somos adictos digitales, así como confirmar cómo este fenómeno nos "roba" el espacio que tenemos reservado para los nuestros y para Dios. Queremos considerar ahora el crecimiento de acceso, uso y abuso de los aparatos digitales por parte de niños y preadolescentes.
Según numerosos pediatras, psicólogos y educadores, el fenómeno del "dominio de la pantalla", perjudica el normal desarrollo emocional e intelectual de un niño pues, dejan de interactuar con el mundo que los rodea, aislándolos en el mundo digital.
Pero ocurre que, al lado de los niños, encontramos a padres pegados continuamente a los aparatos digitales. Eso los imposibilita, en cierta forma, para establecer normas, pues no son ejemplo vivo de lo que no se debe de hacer. Consideran más cómodo, menos trabajoso, da más libertad, ponerle un aparatito en sus manos, en vez de compartir, estar con él, escucharle.
La Dra. Steiner-Adair, autora del singular libro "La gran desconexión: protección de la infancia y relaciones familiares en la era digital", resalta dos importantes momentos en el relacionarse con el niño o el preadolescente: la ida al colegio, y más aún la vuelta del mismo; pues aquí tienen para contarle sus andanzas, sus preocupaciones, sus alegrías.
Los padres quedan preocupados, no saben cómo maniobrar esta difícil situación. Hay ventajas y desventajas. Ventajas, dicen algunos, son el comunicarnos con nuestros hijos, que los juegos desarrollan el pensamiento, que en la pre-adolescencia intercambian con amigos aumentando su relacionamiento social.


Pero, el Lic. Ignacio Gath, psicólogo del Instituto de Neurología Cognitiva de Buenos Aires, objeta que el preadolescente quedará expuesto a sitios web inadecuados, que se corre el riesgo de que accedan a él personas desconocidas exponiéndolos a situaciones de vulnerabilidad. El debate es amplio...
Piden los niños celulares a edades cada vez más tempranas, ¿por qué no...si todos lo tienen?, dicen ellos. Pero, se pregunta uno: ¿cuáles son los beneficios para su bienestar, tanto emocional como social?
La psicóloga mexicana Tania Castro llama de "huérfanos digitales" a los "niños cuyos padres les permiten sumergirse en la tecnología sin restricción alguna, con el objetivo de mantenerlos tranquilos y sin protestar". ¿Cuál es el riesgo?, se pregunta esta psicóloga. Es que, con el uso excesivo de estos dispositivos electrónicos los transforma en una "niñera electrónica". La televisión, en su puesto de relevancia, va siendo desplazada gradualmente por las tabletas, los celulares (con sus juegos y redes sociales), dando lugar a que "se pierda el vínculo comunicativo entre padres e hijos" (ACI, 14 de mayo 2017).
Encuestas en variados países muestran que los niños pasan entre 5 a 6 horas y media por día frente a la pantalla, sea TV, celular o Tablet. Singular queja, en Reino Unido, de los niños: el 27 % dice que sus padres tienen normas dobles sobre la tecnología...Diríamos nosotros: son "adictos digitales" y quieren impedir que sus hijos lo sean; el mal ejemplo los traiciona. Hay enfrentamiento en las respuestas: 60% de los padres creen que su hijo pasa demasiado tiempo en el dispositivo móvil en casa, pero el 21 % de los niños sienten que sus padres no los escuchan porque están en mensajes, llamadas o textos en sus móviles. Espántense: en Reino Unido, el 39 % de los niños se comunican por texto, correo o redes sociales con sus padres, ¡estando en la misma casa!
Este fenómeno de "encajar el chupete (pepe)", de la "niñera electrónica", de la "paternidad distraída", de los "huérfanos digitales", nos lleva a la consecuente preocupación frente la excesiva presencia de la pantalla en los niños y preadolescentes.
Las asociaciones de pediatría alertan sobre el uso, sobre todo en los bebés, ya que puede ocasionar problemas de aprendizaje y de psicomotricidad. Esto, muchos padres no lo saben. A veces puede producir trastornos en el habla (o específicos del lenguaje), en niños de 4 o 5 años, que vivieron acompañados de ellos durante toda la infancia. "Porque la imagen no tiene una palabra que acompañe el proceso de aprendizaje, es tanta la velocidad que no aparece el procesamiento adecuado. Los niños prefieren ver e interactuar con el mundo digital en vez de crear escenarios en el mundo real. La reducción de la manipulación de objetos afecta la motricidad" (Clarín de Buenos Aires, 1-3-2017).
Ocurren aún repercusiones en el comportamiento, la salud, el estudio: el excesivo uso en preadolescentes produce insomnio y falta de descanso que derivan en dificultades atencionales, bajando el rendimiento escolar; la disminución de actividad física y de exposición al sol da trastornos del peso; el intercambio online dificulta la adquisición de habilidades comunicacionales y sociales (un conflicto online se soluciona con un clic, borrando el contacto o bloqueándolo).
Clara explicación hace la psicóloga argentina Ileana Fischer, que coordina equipos en el Centro Rascovsky. Recomienda - entre otras cosas - no darles celular a niños menores de 2 años. Es lo que vemos, niños que aún no hablan, con los teléfonos celulares o las tabletas de sus padres, impidiendo eso que exploren el mundo de su entorno y relacionarse con quienes los rodean.
Confirmando esta recomendación, la Academia Estadounidense de Pediatría, basada en un estudio del 2010 de la Kaiser Family Foundation, declara: "el cerebro de un niño se desarrolla rápidamente durante estos primeros años y los niños pequeños aprenden mejor si interactúan con personas, que con pantallas". Distraerlos con pantallas no es la solución, hay que enseñarles a que se apacigüen o entretengan por sí mismos.
Más radicales en sus propuestas están la Academia Americana de Pediatría y la Sociedad Canadiense de Pediatría: los niños no deben usar aparatos electrónicos portátiles antes de los 12 años. ¡Sorprendente afirmación! ¿Y por qué propondrán esto? Veamos las observaciones de Cris Rowan, terapeuta pediátrica y experta en desarrollo infantil, autora del libro "Infancia virtual", entra en polémica proponiendo prohibir el uso a los niños menores de esa edad. Numerosas razones pone en el tablero de discusión, veamos apenas algunas: 1) la exposición excesiva a las tecnologías, se ha demostrado que se asocia con déficit de atención, retrasos cognitivos, problemas de aprendizaje, impulsividad y disminución del autorregularse, por ejemplo, rabietas. 2) Poco movimiento, retraso en el desarrollo. El movimiento, mejora la atención y la capacidad de aprendizaje. 3) Aumento de la obesidad. 4) De 9 y 10 años, privados de sueño, calificaciones afectadas negativamente. 5) Uso abusivo, factor causal en el aumento de la depresión infantil, ansiedad, trastornos de vinculación, déficit de atención, comportamiento del niño problemático. 6) Contenidos violentos pueden causar agresión infantil. 7) Y cuando son de alta velocidad contribuyen al déficit de atención, disminución de la concentración y de la memoria. Quien no puede mantener la atención no puede aprender.
Dejamos en sus manos estas variadas informaciones para un mejor accionar en esta delicada problemática familiar. Que Dios y la Virgen los ayuden.
Por: P. Fernando Gioia, EP | Fuente: es.gaudiumpress.org




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sábado, 9 de septiembre de 2017

El peligro del formalismo y legalismo



Jesús nos manifestó, por su actitud, la libertad cristiana frente a la letra de la ley.

Por: P. Nicolás Schwizer | Fuente: Homilías del P. Nicolás Schwizer

Reflexión
1. En el Evangelio, Jesús se enfrenta de nuevo con los fariseos. Para gran escándalo de ellos, Él se presenta como dueño del sábado. Así nos manifiesta que lo importante no es la ley, sino el espíritu de la ley; que lo decisivo no es el cumplimiento al pie de la letra, sino el amor al Legislador.

2. En el Antiguo Testamento vemos los preceptos de la ley respecto al sábado. De ahí se llegó a un minucioso catálogo de acciones lícitas y prohibidas para este día sagrado. Arrancar espigas, lo que hicieron los apóstoles caía bajo la prohibición de cosechar en sábado. Curar una mano paralizada era practicar la medicina en sábado, cosa igualmente prohibida.

Los fariseos habían inventado un código de prácticas y prohibiciones tan ingenioso que bastaba con respetarlo para estar en regla con Dios. No interesaba ya que el corazón estuviera endurecido, ni la fe apagada: lo único importante eran los gestos y ritos. Entendemos bien que así la fidelidad a la letra hizo olvidar el espíritu de la ley.

3. Jesús, en cambio, nos manifestó, por su actitud, la libertad cristiana frente a la letra de la ley. Él nos descubre, más allá de ello, la intención de Dios en la institución del sábado. “El sábado ha sido hecho para el hombre y no el hombre para el sábado”.

El día del descanso libera al hombre de su carga diaria. Es un regalo de Dios para alegría del hombre. Y, además, debe hacerlo libre para Dios. Pero ser libre para Dios significa mucho más que el observar preceptos y ritos.

No está libre para Dios quien por tantos ritos no ve ya al hombre, su hermano. Por eso, hacer el bien - como lo hizo Jesús en el Evangelio de hoy - no rompe el descanso del sábado. El amor el prójimo no admite descanso.

4. Ahora la pregunta es: ¿Qué quiere decirnos Cristo a nosotros por medio de este Evangelio de hoy?

Me parece que Él quiere nuestra atención sobre un peligro inherente del cristianismo: el peligro del formalismo y del legalismo. Es el peligro de toda religión: realizar fiestas y ritos, pero sin cambiar en nada la vida de cada día, sin cambiar en nada la actitud frente a Dios y a los demás.

5. Así es como el cristianismo muere. El mayor enemigo de la Iglesia no es el odio, ni la persecución. Al contrario, estas adversidades son un estímulo y una ocasión para renovarnos. Tampoco lo es el pecado, porque todo pecado puede convertirse en una falta bendita, gracias al arrepentimiento y el perdón.

El mayor enemigo del cristianismo es la rutina. Ella se insinúa sin que nos demos cuenta. Es ella la que reseca el corazón y corrompe los mejores anhelos. La rutina nos hace rezar sin respeto, nos hace asistir a misa sin gozo, sin acción de gracias y sin provecho. Nos hace venir a la Iglesia con el corazón cerrado y nos obliga a marcharnos tal como hemos llegado.

6. Sin embargo, creemos que estamos asegurando nuestra salvación yendo a misa todos los domingos. Pero de nada nos servirá el haber asistido a misa, si al salir no ha cambiado nada en nuestro corazón, en nuestra conducta, en nuestras costumbres.

¿Para qué comulgar con el Cuerpo de Cristo y encontrarse en Él con todos sus miembros, nuestros hermanos, si al salir quedamos guardando rencor contra uno de ellos, si no nos amamos un poco más que antes, si no nos sentimos más cerca unos de otros?

¡Qué así sea!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Padre Nicolás Schwizer
Instituto de los Padres de Schoenstatt





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viernes, 8 de septiembre de 2017

Familia, modelo y base de la sociedad



En la actualidad concedemos importancia a los grandes problemas económicos, sociales y políticos Pero, quizás no prestamos igual atención a esa enfermedad más profunda: la destrucción de la familia, modelo y base de la sociedad.

Mt 2, 13-15. 19-23
Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: -«Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo. »
José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: «Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto.»
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo: -«Levántate, coge al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño.»
Se levantó, cogió al niño y a su madre y volvió a Israel.
Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Y, avisado en sueños, se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría Nazareno.

Reflexión
La Sagrada Familia es la imagen ideal de cada familia. El espíritu ejemplar que reinaba en Nazareth, la Iglesia quiere despertarlo hoy, para que reine en todas nuestras familias:
El Padre Kentenich, fundador del Movimiento Apostólico de Schoenstatt, solía decir: "La historia de los pueblos nos enseña un hecho importante: La sociedad y la familia se salvan y se arruinan juntas."

En la actualidad concedemos importancia a los grandes problemas económicos, sociales y políticos en nuestra patria y en nuestro continente. Pero no prestamos igual atención a esa enfermedad más profunda y más fatal: la destrucción de la familia, que es modelo y base de la sociedad.

La familia es el modelo de cualquier sociedad sana
Dios pensó en la humanidad como una gran familia: no sólo porque Él es Padre, sino también porque Él mismo es familia. En esta Familia divina el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo viven infinitamente felices, porque se aman con un amor infinito.

El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios: Esto significa que fue creado para vivir, igual que Dios, en una familia, donde reina el amor personal. La familia es modelo de la sociedad, porque es imagen perfecta de la Sma. Trinidad.

La familia es la base de la sociedad
Porque en ella el hombre aprende a amar, aprende a ser hijo y hermano. En la familia es donde se decide la futura actitud social de un hombre y también su actitud religiosa. En la familia se aprende a tratar a los otros, no como cosas, sino como a personas. Se aprende a dar amor, porque se recibe amor.

Si falta el cariño de los padres, el niño será después una persona insegura y desconfiada, encerrada en sí misma. Si el padre fue un bruto, el hijo será rebelde frente a cualquier autoridad que le recuerde a su padre, incluso frente a Dios.

Por sus malas experiencias con su propio padre, muchos hombres no pueden aceptar el Evangelio de Cristo, ni creer en un Dios que es Padre amoroso.

También las relaciones con los hermanos son decisivas. Así el niño aprende a liberarse de su egoísmo, de la tendencia de dominar a los otros.
De este modo, el hombre crece sano si sus vinculaciones familiares son sanas. Ellas son como las raíces que permiten que el árbol de su personalidad sea capaz de resistir a los huracanes de la vida.

Por eso, no podemos construir una sociedad más cristiana en el país, si descuidamos las familias. Todos aquellos que no luchan por una familia unida en el amor, todos aquellos están destruyendo al país.

Están destruyendo al país los esposos que nunca o poco dialogan entre sí o con sus hijos.
Están destruyendo al país los que han convertido la televisión en la dictadura absoluta del hogar.
Están destruyendo al país los padres que han hecho de su hogar una simple pensión, donde no hay mas vida común que el comer y el dormir.

La Santa Familia en Nazareth es el modelo preclaro de todas las demás familias. Y el Señor que viene a construir un mundo nuevo, pasa primero 30 años en medio de su familia, esforzándose por vivir el nuevo ideal cristiano de la familia. Y sólo tres años predica y actúa en publico. De Él debemos aprender la importancia de la familia, de nuestra propia familia.

Pidámosle, por eso, a Jesús, a María y a José, por nuestras familias, por todas las familias del país, para que Ellos las protejan y bendigan, y las eduquen según el espíritu de su familia de Nazareth.
Pero, además, demos gracias a Dios por todas aquellas personas que nos regalaron ambiente de familia en nuestra vida, que nos ayudaron a crecer como personalidades libres y solidarias, que nos estimularon con su cariño tanto dentro como fuera de nuestro hogar.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Vemos la TV durante el almuerzo?
2. ¿Tenemos momentos de diálogo en familia?
3. ¿Cómo fueron mis experiencias familiares?
Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Retiros y homilías del Padre Nicolás Schwizer




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jueves, 7 de septiembre de 2017

Jesús, tú eres mi Pescador



Jesús sabía muy bien lo que necesitamos, nos ha observado durante demasiados años nadar lejos de Él.

El hombre se despertó de madrugada en esa ciudad que no era la suya, a la que había ido tantas veces. No podía dormir. Pensó, ¿dónde estoy? con esa extraña sensación del que viaja demasiado y termina perdiendo sentido de tiempo y lugar. Ah, se dijo a si mismo algo confundido, aquí estoy, en esta ciudad tan bendecida por la Mano de Dios. Pero no puedo dormir.

El Rosario sobre la mesita de luz del hotel llamó su atención. Es bueno rezar a estas horas, el Señor siempre lo necesita porque es el horario en que más cosas feas pasan y los buenos están durmiendo, así que es importarte llenar este espacio oscuro con oraciones ofrecidas simplemente por las intenciones del Señor, que El las use a Su mejor conveniencia.

El pensamiento atravesó su mente, “de paso ayudo a bendecir un poco esta ciudad”. El rechazo a la idea fue inmediato, ¿qué clase de bendiciones puedo pedir yo al Señor, si es que soy literalmente “un pecado” que camina? El Señor le respondió, muy breve y conciso: “eres un pescado”. Nuestro amigo se quedó sorprendido, estupefacto. Pero Señor, yo dije que soy un “pecado que camina”, ¿y cómo es que Tú me dices que soy un pescado? El Señor le volvió a responder, tan breve y con el mismo tono de la vez anterior: “yo te pesqué”.

El señor de nuestra historia rió, y el Señor de la Historia rió también. Rieron juntos. Si, soy tu pescado, le dijo, y Tú, nadie menos que Tú, eres mi Pescador. Nuestro amigo se quedó absorto en sus pensamientos, alegre de saber que él mismo era la presa de Jesús. Y entonces recordó el signo, aquel signo que precedió a la Cruz, y que fue la forma en que se reconoció al pueblo cristiano y a Cristo mismo durante los primeros siglos de la Iglesia: el Pez. Aquel signo representaba lo que él era, no un pez, sino un pescado. Y se sintió parte de esa Iglesia primitiva, se sintió en una catacumba viendo ese signo pintado una y otra vez en las paredes alumbradas por la tenue luz de las lámparas de aceite.

Y luego recordó cómo había sido pescado por Jesús. Se imaginó al Señor pensando cual era la mejor estrategia para atrapar a Su presa, para que ese pez que andaba suelto por las peligrosas aguas del mar del mundo, mordiera su anzuelo y fuera recogido a su barca, la misma barca que San Juan Bosco viera en sus sueños, la gran Barca de la Iglesia. Jesús pensó: tengo que usar el mejor señuelo, el que tenga el color y el sabor adecuados, el que mejor llame la atención de Mi presa. El estudió al hombre, miró sus costumbres, sus gustos, sus hábitos, y trazó Su plan.

El buen pescador sabe muy bien que debe tener absolutamente todo en cuenta antes de abordar su desafío: el horario del día, la transparencia y temperatura del agua, la profundidad a la que hay que buscar a la presa, y en función de ello elige su señuelo. Los que son realmente buenos pescadores diseñan y construyen ellos mismos sus señuelos, utilizando materiales que encuentran aquí y allá. Ellos miran y sopesan una y otra vez de qué modo serán capaces de atraer la atención del pez buscado, y luego se lanzan a su misión con perseverancia, hasta hacer morder el anzuelo a su presa. ¡Entonces la alegría vale doble!

Jesús sabía muy bien lo que Su presa necesitaba, la había observado durante demasiados años nadar lejos de El. De tal modo que esta vez eligió utilizar el mejor señuelo del que disponía, uno literalmente irresistible. El lo llama de diversos modos, como Señuelo Santo, o Estrella de la Mañana, o también Rosa Mística, aunque lo más habitual es que lo llame simplemente Mamá. Con gran expectativa nuestro Pescador de hombres lanzó a las aguas del mundo a Su Gran Señuelo, y atrapó a Su presa esta vez. El pequeño hombre mordió el anzuelo con ganas, y aunque luego se resistió como todo buen pez que no quiere volverse pescado, no lo soltó nunca más.

Y así fue como se transformó en un orgulloso pescado, presa del Pescador de hombres, atrapado por no poder resistir el llamado del Señuelo Santo, de la Madrecita del mismo Dios. Nuestro amigo vio todo esto con tanta claridad que no pudo más que sonreír, abrazarse a la Cruz del Rosario, y sentirse feliz de comprender la profundidad de aquel signo que nos representa, el Pez, Ictis, símbolo de Jesucristo, Pescador de hombres. Así lo conocieron, así se presentó al mundo El desde la barca de Pedro, la misma Barca que dos mil años después sigue transportándolo por los mares del mundo, mientras El sigue pescando a hombres y mujeres de buena voluntad.
Por: Oscar Schmidt | Fuente: reinadelcielo.org




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