"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

jueves, 13 de abril de 2017

La Fraternidad, Amor y Amistad



Reflexiones para Semana Santa
La Semana Santa debe ser un tiempo de reflexión, de leer la Palabra de Dios y encontrar el mensaje para nuestra vida. Esta reflexión intenta ayudarnos con esa tarea.

1. LECTURA del texto bíblico ¿Qué dice el texto?

"Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido. Llega a Simón Pedro; éste le dice: "Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?" Jesús le respondió: "Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde." Le dice Pedro: "No me lavarás los pies jamás." Jesús le respondió: "Si no te lavo, no tienes parte conmigo." Le dice Simón Pedro: "Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza." Jesús le dice: "El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos." Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: "No estáis limpios todos." Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: "¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros." Jn. 13,1-15
+ Que Jesús amó hasta el extremo a los suyos
+ Que Jesús les lava los pies a sus discípulos
+ Que Jesús pide que este gesto se realice entre sus mismos discípulos
2. EXPLICACIÓN del texto bíblico ¿Qué les dijo a sus primeros destinatarios? Mensaje

En primer lugar podemos decir que Jesús busca dar un ejemplo de humildad y de servicio. Algunos de los discípulos ya se habían peleado entre ellos por querer ser los primeros u obtener privilegios de un puesto; sin embargo, Jesús les muestra con este gesto, lo que ya había dicho con sus palabras: "quien quiera ser el primero que sea el último, y quien quiera ser el más grande que sea su servidor" (Mt 20, 20-28). Todo esto en el contexto del amor.

También Jesús pretende buscar la igualdad entre sus discípulos y para ello usa el ejemplo de lo que él ha hecho: lavar los pies a todos sin distinción. Ese mismo gesto deben repetirlo ellos al ponerse al servicio unos de otros y estar dispuestos a compartir la misma suerte.

La limpieza o purificación es una parte importante para entrar en comunión con Dios o formar parte del banquete de su Reino, por eso hace este gesto simbólico y utiliza el agua, como un signo que purifica. Esa misma agua, es la que brotará de su costado y purificará, por la gracia del Espíritu, a la Iglesia naciente. El discípulo que no está en comunión con Él lo traicionará.

3. APLICACIÓN del texto bíblico ¿Qué nos dice a nosotros hoy? Mensaje

Jesús nos interpela hoy para que, como cristianos, pongamos como primera acción pastoral el SERVICIO. No podemos ser verdaderos seguidores y discípulos de él sin ser servidores. El servicio es la distinción, el plus, lo ordinario de nuestra vida cristiana.

También nos invita a buscar la IGUALDAD como hermanos, no creernos más unos que otros y no buscar un puesto de arriba sólo para aprovecharnos de eso. Para esto, la primera virtud que debemos pedirle a Dios como cristianos y como Iglesia es la humildad y sencillez de corazón.

En la Iglesia hay diversidad de servicios y, como fieles o grupos, necesitamos tener el nuestro. Los dones o carismas que Dios nos dio son para edificar la comunidad, para ponerlos a su servicio, así nos lo pide la oración del año 2008 por los jóvenes: que nadie deje de dar su esfuerzo y su carisma por este proyecto evangelizador.

Jesús también nos pide que el AMOR esté siempre presente entre nosotros, pues en otro texto dice que: nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos (Jn. 15,13). En este contexto del amor es como él da su servicio; así mismo, para poder servirnos primero debe haber amor entre nosotros. El amor nace pero también se busca, crece y se desarrolla. El amor no sólo nos hace amigos sino también hermanos.

4. PROFUNDIZACIÓN DEL TEXTO ¿qué cosas más podemos saber del texto?

Es conveniente saber que, entre los judíos, quien lavaba los pies era el esclavo al Señor. En este contexto, Jesús se pone como un esclavo, un sirviente o un discípulo. Por este hecho, Jesús le da un giro de 360º a la concepción inhumana de la persona que había en ese tiempo.

Sobre la PURIFICACIÓN: los israelitas pensaban que el contacto físico con ciertas cosas o personas convertían al hombre en impuro y lo incapacitaban para rendir culto a Dios y para participar en la vida ordinaria de la comunidad. Los profetas ya habían denunciado que lo importante para Dios no es la pureza legal/ritual sino la limpieza moral (Is 1,16-18), pero es Jesús quien enseñó de manera clara que es la pureza interior la que salva (Mt 15,1-20) [1]

Ceñirse la toalla es un signo de estar preparados, listos para la partida: "Así lo habéis de comer: ceñidas vuestras cinturas, calzados vuestros pies, y el bastón en vuestra mano; y lo comeréis de prisa. Es Pascua de Yahveh" Ex 12,11. Jesús enseña que está preparado para partir de este mundo al Padre.

El lavatorio de pies en nuestras parroquias se celebra en la conmemoración de la última Cena de Jesús, es decir, el Jueves santo. Para este momento se requieren 12 varones que hagan las veces de discípulos o en dado caso, se puede auxiliar de mujeres o niños. Al lavarles los pies, los discípulos se deben comprometer a ser mejores, estar limpios de corazón y dar un servicio.
Por: P. Crispin Hernández Mateos | Fuente: Alforjas de Pastoral


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miércoles, 12 de abril de 2017

¡Cuánto dolor de Cristo al verse abandonado!

Meditaciones para toda la Cuaresma
Miércoles Santo. ¿Cuál es mi fuerza interior ante las incomprensiones que Dios permite en mi vida?

Acompañar a Cristo en su pasión tiene que ser para nosotros un enraizarnos profunda y convencidamente en los aspectos más importantes de nuestra vida. El seguimiento de Cristo es para todos nosotros un atrevernos a clavar la cruz en nuestra existencia, conscientes de que no hay redención sin sacrificio, no hay redención si no hay ofrecimiento.

Quisiera proponerles estar con Cristo en el Pretorio antes de salir a ser crucificado, como nos narra San Juan: "Entonces Pilatos se lo entregó para que fuera crucificado". Cristo, maniatado, coronado de espinas, flagelado, sentado en un calabozo esperando como tantos otros presos, como tantos miles de prisioneros a lo largo del mundo, el momento en el cual se abra la puerta del calabozo para ir hacia el patíbulo, para ir hacia el cadalso.

Atrevámonos a contemplar a Cristo y veamos cómo, sobre su cuerpo, se ha ido escribiendo como una historia trágica todos los recorridos de su pasión. En su cuerpo están escritos, a través de las huellas, a través de las heridas, a través de los escupitajos, a través de los golpes, a través de la sangre, todos los momentos que le han acontecido. Por nuestra mente pueden pasar como un relámpago las situaciones por las que Él ha querido atravesar. Hagamos nuestra la imagen del Señor listo para ir al Calvario. ¡Cuántos dolores pasó desde el momento de su prendimiento a través de los tribunales y a través de las burlas!

Si nos atenemos simplemente a lo que nos narran los evangelios acerca de los golpes, la flagelación, la corona de espinas, y junto con eso todos los golpes físicos, humillantes y dolorosos, sabremos por qué los evangelistas resumen en una frase el tremendo suplicio de la flagelación..., ¡no hacía falta describir más!: "Pilatos tomó entonces a Jesús y lo mandó azotar". En el contexto en el que son escritos los evangelios, todos conocían perfectamente lo que significaba la flagelación. Y todo los dolores morales, las humillaciones, las vejaciones, Cristo lo tiene escrito en su cuerpo, lo tiene grabado en su carne, por mí.

A veces los dolores morales son mucho más intensos, mucho más agudos que los dolores físicos. A veces podríamos haber perdido el sentido de lo que es la carencia de todo respeto, la carencia de todo límite, de toda decencia.

¡Cuántas obscenidades, cuántas groserías, cuántas vejaciones habrá escuchado Jesús! Él, de cuya boca jamás salió palabra hiriente, tiene que escuchar toda una serie de insultos y vejaciones sobre Él, sobre su Padre, sobre su familia... ¡Y todo, por mí!

¡Cuántos dolores -en lo espiritual- al verse abandonado por los suyos! ¿Dónde está Pedro?, ¿Dónde está Juan? "Prudentemente lo seguían". ¿Dónde está Tomás, Andrés, Nathanael y Santiago? ¿Dónde están los que querían hacer llover fuego sobre la ciudad de Samaria por el simple hecho de que no recibían al Maestro?, ¿Dónde están, ahora que el Maestro no sólo no es recibido, sino que es condenado a muerte, abandonado, traicionado?

Traicionado por los suyos, mal interpretado, injuriado, calumniado. ¡Qué doloroso es ver que lo abandonan sus amigos, que es objeto de burlas soeces, que sufre golpes, malos tratos, despojos! ¡Qué heridas le causan en el alma la tristeza, el tedio, el miedo y las vejaciones!

Contemplemos la corona de espinas en la cabeza, la cara abofeteada y escupida y el cuerpo lleno de heridas. ¡Y todo, por mí! Vayamos sobre nosotros mismos y preguntémonos: ¿qué voy a hacer yo? Éste es el cuerpo de Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, ante el cual toda la Iglesia se arrodilla, y ante el cual todos los hombres han pasado por encima del respeto humano y le han ofrecido sus vidas.

Y ¿qué hay en el alma de Cristo? Antes de salir a la cruz, nos podría asustar ver su cuerpo. ¿Qué sentimiento podría surgir en nosotros al ver su alma? ¿Me atrevo a bajar ahí para ver qué hay en ella? Quizá nos podría asustar el ver la soledad y el desamparo en que se debate su alma. En el alma de Cristo está profundamente arraigada la soledad y el abandono.

Apliquemos esto a nuestra vida. Cristo acaba de sufrir todos los suplicios. Cristo está sufriendo el suplicio interior de la soledad y la incomprensión. ¿Qué capacidad tengo yo de acompañar a Cristo en su soledad y en su abandono? ¿Hasta qué punto he comprendido yo a Cristo en su misión? Me podré espantar quizá de que Pedro, Juan, Andrés, Santiago, no hayan comprendido a Cristo. ¿Y yo? Si Cristo estuviese en el calabozo y viese mi alma ¿se sentiría acompañado, se sentiría comprendido?

De cara a mi alma, ¿cuál es mi fuerza interior ante las incomprensiones que Dios permite en mi vida, por parte, incluso, de los más cercanos?

Debemos ser para los demás testigos de que la soledad del alma es redentora, de que la soledad del alma tiene una capacidad de fecundidad que, quizá muchas veces, nosotros no somos capaces de valorar porque no la hacemos tesoro junto a Cristo. Contemplemos a este Señor nuestro que tanto ha sufrido por nosotros, para aprender también que nosotros podemos sufrir por Él.
Por: P. Cipriano Sánchez LC

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martes, 11 de abril de 2017

Hoy es un buen día para pedirle perdón por nuestras ofensas



Reflexiones Cuaresma
Martes santo. Acompañar a Jesús con nuestra contrición y la búsqueda de la conversión.

Hoy es un día que podemos recordar cuando Jesús anuncia la traición de Judas. Acompañar a Jesús con nuestra contrición, con nuestra búsqueda de la conversión. Un buen día para pedirle perdón por nuestras ofensas, de hacer un buen examen de conciencia de nuestras traiciones grandes o pequeñas y de acudir al sacramento de la reconciliación.
A continuación presentamos una propuesta de examen de conciencia del Cardenal Stafford que puede servirte de apoyo en tu meditación de hoy.
Un examen de conciencia
“Al invitar a un examen de conciencia, la Iglesia sugiere ayudarse del Sermón de la montaña. Las palabras de Jesús son el texto representativo de la nueva Ley. La cruz es la imagen fundamental del discurso. El cuerpo desgarrado de Jesús es la luz que no fue derrotada por las tinieblas. La oscuridad del pecado nunca podrá suprimir la luz de la misericordia divina. Los penitentes disipan la oscuridad gracias a una confesión sincera de sus pecados.
Para que profundicéis vuestra compunción os propongo el siguiente examen:
¿Renuncio al orgullo, la envidia y la ambición, para seguir el camino de humildad de Jesús? ¿Soy dócil y abierto a la palabra de Dios? ¿Estoy dispuesto a dejarme juzgar por ella, en vez de juzgarla yo a ella? ¿Paso demasiado tiempo leyendo periódicos y revistas, viendo la televisión y navegando por internet? ¿Cuánto tiempo dedico a la meditación y a la lectura de la sagrada Escritura?
¿Soy pobre de espíritu? ¿He puesto mi felicidad en poseer bienes materiales? ¿He animado a los que dudaban o erraban a seguir lo verdadero y lo bueno?

¿He tenido la humildad de invocar la venida del reino de Dios y de no resistirme a ella?
¿He sentido hambre y sed de justicia?
¿He sido misericordioso, perdonando las ofensas de los demás?
¿He sido puro de corazón o he caído en la tentación dela doblez?
¿Me he esforzado por llevar la paz, actuando como auténtico hijo de Dios?
¿He recibido las cosas buenas como dones de Dios con profundo sentido de gratitud? ¿He aceptado con paciencia las cosas malas que me han pasado?
¿He practicado la justicia, que regula mis relaciones con los demás y tiene como finalidad la instauración de la paz?
En mi trabajo y en el desempeño de mis responsabilidades civiles y políticas, ¿he reconocido que la perfección de todas las bienaventuranzas reside en la aceptación de la persecución por el bien del reino de Dios?
¿He seguido los preceptos de la nueva justicia que Jesús menciona después de las bienaventuranzas, es decir, los preceptos del ayuno, la oración y el perdón?
Reunidos en torno a la tumba del apóstol san Pedro, recordemos que su amor a Jesús fue el motivo por el cual lloró, arrepentido, y decidió obedecer sus mandamientos. También los penitentes deberían esforzarse por cumplir los mandamientos sólo por amor. Basta para ello la revelación del corazón traspasado de Jesús. (...) Nada es necesario, excepto el amor de Jesús. Todo lo demás es consecuencia.”
Por: Card. James Francis Stafford | Fuente: www.la-oracion.com

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lunes, 10 de abril de 2017

ESPECIAL DE SEMANA SANTA



Explicación de la Semana Santa, Domingo de Ramos, Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado Santo, Domingo de Resurrección, Recursos, Semana Santa para niños y mucho más

La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año.

A la Semana Santa se le llamaba en un principio “La Gran Semana”. Ahora se le llama Semana Santa o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos. Esta semana comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.
Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados. Asistir al Sacramento de la Penitencia en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.
"En el misterio pascual, Dios Padre, por medio del Hijo en el Espíritu Paráclito, se ha inclinado sobre cada hombre ofreciéndole la posibilidad de la redención del pecado y la liberación de la muerte". (Juan Pablo II)
Te presentamos los siguientes artículos para profundizar
Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net