"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

viernes, 12 de septiembre de 2014

Consolar a quien me consuela

Jesús quiere ser consolado. Precisamente por aquellos que tantas veces hemos recibido su consuelo

Casi puedo acostumbrarme: tras el pecado, Dios se volcó nuevamente sobre mi alma. Me invitó a la confianza, me alentó al arrepentimiento, me acercó al sacramento de la confesión, me abrazó con su misericordia. ¡Es tanto lo que Dios ha hecho y hace tantas veces por mí!

Sí: puedo acostumbrarme, hasta el punto de ver casi como algo seguro el hecho de que mi Padre volverá mañana a buscarme para limpiar pecados, para encender la esperanza, para resucitar el amor que se apagaba. Pero si tan sólo recordase qué precio fue pagado por mi rescate, si tuviese ante mis ojos los esfuerzos tan grandes que pasó el Hijo para redimirme...

Necesito, por eso, tener un alma abierta, profunda, agradecida. El amor que recibo sólo puede pagarse con amor. Por eso, al que mucho se le perdona mucho ama (cf. Lc 7,47).

Pero no me basta simplemente con la gratitud. Hay momentos en los que siento que también Él necesita algún consuelo. Su grito en el Calvario, escuchado por la Madre Teresa de Calcuta y por miles y miles de católicos de todos los tiempos, llega a mi corazón: "Tengo sed" (cf. Jn 19,28).

Es cierto: mis heridas son mayores que las suyas, pues el pecado pone en peligro el sentido bueno de mi vida, mientras que los clavos del madero no enturbiaron el amor de Cristo hacia su Padre y hacia los hombres. Pero no por ello el Señor deja de anhelar consoladores para su sed de amor, para sus sueños de encender un fuego en el mundo, para que la oveja perdida vuelva pronto al hogar donde será amada.

Jesús quiere ser consolado. Precisamente por aquellos que tantas veces hemos recibido su consuelo. Esa será la mejor manera de decirle, desde lo más íntimo de mi alma, ¡gracias! por tantas ocasiones en las que me ha susurrado, con la voz humilde de un sacerdote, "yo te absuelvo de tus pecados...".

Autor: P. Fernando Pascual LC

jueves, 11 de septiembre de 2014

NO TE FÍES DE MÍ SI TE FALTA CORAZÓN


Autor: Pablo Cabellos Llorente

         ¿Quién no recuerda aquellos versos de Muñoz Seca en “La venganza de don Mendo”?:  ¡Puñal de puño de aluño!, ¡Puñal de bruñido acero, orgullo del puñalero, que te forjó y te dio bruño! Saliendo del tono jocoso de esa obra, me sirve sin embargo para traer a cuento el título de estas líneas.  Algunos de los magníficos puñales fabricados en Toledo con el mejor acero llevaban grabada esa leyenda: No te fíes de mí si te falta corazón. Era una especie de advertencia al dueño del arma: no te sirvo de nada si te escasean los arrestos.

         Es una llamada a ejercitar la virtud de la fortaleza que conlleva, para que de verdad lo sea, la grandeza de ánimo, un corazón generoso, es decir, ha de ser ejercitada por amor, magnánimamente. Y cuanto más grande sea ese amor, tanto más corazón requiere. Ha escrito Jesús Ballesteros que la magnanimidad implica ensanchar la atención a los demás hasta abarcar a todo el género humano. La sola lectura de esta idea del ilustre profesor de L’Universitat de Valencia nos invita a reflexionar acerca de nuestras actitudes con la sociedad, las personas, el mundo que nos rodea. Ese pensamiento está mucho más cerca de la salida a las periferias del Papa Francisco, que del chismorreo, la murmuración o el enredo del que tantas veces nos rodeamos.

         Esta sociedad nuestra, bajo capa de la libertad de pensamiento y expresión –sumamente loables-, es chismosa, empequeñecedora de la realidad, más fijona en lo negativo que en tantos escenarios positivos existentes. No se trata de edulcorar nada, pero seguramente podríamos poner más corazón, más grandeza de ánimo al hablar o escribir incluso de sucesos lamentables. Hemos de procurar no deprimir a los demás sin  ignorar lo que sucede. Se puede, y pienso que se debe, criticar sin herir, sin desanimar con algo más que se cae, con la corrupción de turno o la tristeza de la guerra. No es fácil la tarea de informar de sucesos acongojantes sin la congoja que conllevan. En ocasiones, el enojo puede incluso constituir un deber, pero sin acidez, para ayudar.

         San Josemaría, hombre de gran corazón, nos da una pauta: “Magnanimidad: ánimo grande, alma amplia en la que caben muchos. Es la fuerza que nos dispone a salir de nosotros mismos, para prepararnos a emprender obras valiosas, en beneficio de todos. No anida la estrechez en el magnánimo; no media la cicatería, ni el cálculo egoísta, ni la trapisonda interesada. El magnánimo dedica sin reservas sus fuerzas a lo que vale la pena; por eso es capaz de entregarse él mismo. No se conforma con dar: se da. Y logra entender entonces la mayor muestra de magnanimidad: darse a Dios”. El no creyente puede evitar la última frases y, muy probablemente, le servirá también.

         Ánimo grande, alma amplia en la que caben muchos. ¿Por qué voy a situar al otro lado de mi frontera al que piensa de modo diverso a mí?  Más aún: ¿por qué crear fronteras si lo propio de la persona es su apertura a los otros? ¿Por qué edificamos barricadas frente a los que opinan de modo distinto? Y todavía peor: ¿por qué hemos de pelear con ellos si todos y cada uno poseen la dignidad de persona por el sólo hecho de serlo? Vale la pena pensar y actuar en consecuencia. Además de tratar a todos conforme a su honor, obviaríamos situaciones como la de condenar antes que lo haga un juez, evitaríamos una sociedad triste y dedicada al lamento. El sólo lloriqueo de nada sirve si no es para mortificar. Y creamos un estilo de vida que no es el del amor, sino del resquemor, de la sospecha, tal vez del odio.

         No te fíes de mí si te falta corazón. Posiblemente, es el clamor de cuantos instrumentos–de todo tipo- poseemos que, quizá siendo poderosos, incluso óptimos, se vuelven contra los demás porque nos falta corazón, necesitamos más magnanimidad, en la que no anide la estrechez, la cicatería, ni la trapisonda interesada. Y hemos de estar atentos, porque este no es un problema exclusivo de comunicadores, empresarios y políticos. Es asunto de todos la dedicación sin reservas a lo que vale la pena, a entregarse a sí mismo, hasta abarcar a todo el género humano, como escribí con palabras del profesor Ballesteros.

         Nuestra sociedad, y cada uno de sus componentes, está necesitada de un examen serio sobre esta cuestión porque anda sobrada de maledicencia interesada, de movimientos en pos de la zancadilla, de afán de derribo del contrario sin prestar atención a los medios a usar. Y resulta penoso el derribo y los medios manejados: en ocasiones, de navajazo, como se suele decir; revestidos de afán de verdad, en otras; incluso dignos de un espectáculo circense a veces.  Leemos en  san Pablo: evitad las contestaciones y las discusiones inútiles, instruid, soportad, reprended con dulzura. O escuchamos al mismo Cristo: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os odian, haced bien al que os maldice”. La  actitud contraria daña a todos, en primer lugar a los que la practican.

¿NO PUEDE SER PÚBLICA LA FE?

 Autor: Pablo Cabellos Llorente

         Alguien nos ha marcado un golazo por la escuadra. Alguien nos ha convencido de que la fe puede vivirse  privadamente, siempre que no se manifieste en público. No piense el amable lector que me refiero a las procesiones –que también-, sino a escribirlo en un medio de comunicación –al menos en algunos-, a exponerla  en una red social o incluso en una reunión de amigos. Te aseguran que ese no es el lugar apropiado, aunque cada uno puede pensar como quiera, etc. Luego, en correo privado, aseguran que son católicos, pero que la religión queda para la propia intimidad. Hay lugares en los que decir adiós es incorrecto.

         Los que piensan así son los guardametas que han encajado el gol. Porque se puede opinar de política, de fútbol, de pintura, de todo, incluso exhibiendo posturas descabelladas, pintorescas y hasta lamentables. De eso, sí, pero de religión, no. El primer interrogante que surge es el que haría cualquier niño en esa etapa de su vida en que  pregunta los porqués de las cosas, aún no comprendiendo bien la respuesta que se le dé? ¿Por qué es incorrecto hablar de lo relativo a Dios? Hay quienes le otorgan hasta una aparente carga de respeto: es algo íntimo, y las intimidades no se exhiben. Ya. ¿Y por qué pueden exhibirse todo tipo de asuntos aparentemente recónditos de las vidas del llamado famoseo?

         De religión nada, pero estamos al día de los amoríos de todo el mundo, de la tercera boda del otro, de la foto del niño con padres notorios, de una sonada unión gay, de los supuestos cohechos filtrados por no se sabe nunca quién y sin que nadie haya sido imputado, de las peleas familiares, de los líos de herencias y de un sinfín de asuntos. Todo eso ha de ser transparente. Esa etiqueta siempre resulta válida. Pero Dios ha de mantenerse opaco, escondido en la intimidad de la propia conciencia. Es bien cierto que la propia conciencia es el sagrario íntimo e inviolable donde el hombre escucha la voz de Dios. Pero la escucha para vivirla. Y si la vive, se ve. Ni se puede ocultar, ni se debe alardear. Es un Bien para vivir con naturalidad y para ofertarlo del mismo modo.

         Paradójicamente, en muchos medios en los que se ha introducido ese insano laicismo –existe una sana laicidad-  tratan mucho del tema religioso, naturalmente para vituperarlo, aprovechar la mínima ocasión para tergiversar al Papa o a los obispos, en fin para dar cancha a la anti-religiosidad. O al menos, a la llamada disidencia con el catolicismo custodiado por la jerarquía de la Iglesia. Claro, eso no es intimidad, a menos que el sectarismo le pertenezca. He escrito que existe una sana laicidad, que tiene muchas consecuencias: evitar todo clericalismo, saber que los asuntos de orden temporal tienen sus propias reglas y su autonomía –que no significa independencia de Dios-, a que el cristiano sea responsable de sus actos sin representar para nada a la Iglesia, al respeto a la libertad religiosa y a la que gozan  los católicos en materias opinables. Si se oponen a la Ley de Dios, ya se lo dirán sus obispos, no el Congreso de los Diputados.

         Cuando menos, es curioso que en estos tiempos de libertad –cada vez menor-, puedan existir todo tipo de opciones, excepto la de mostrar la propia fe sin ambages. Pero nos han colado el gol. Y hay que sacar el balón de la propia meta y colocarlo en la otra. Puede no ser tarea fácil, también porque ciertos cristianos lo han enterrado en su portería por preferir alguna gabela de este mundo antes que a Dios, lo que también supone falta de amor a este mundo: Dios no quita nada, lo da todo, también sentido a todas las tareas humanas. Siempre que sean honestas. Tal vez quienes han optado por no sacar el balón de la propia meta no procuran faenas tan decentes.

         Mas hay que decir también algo a los que han marcado el penalti injusto: yo volvería a la pregunta infantil: ¿por qué? Si los cristianos hemos de dar razón de nuestra esperanza, el goleador tramposo debería dar explicación de la suya. Sí, ya sé que dirán que la democracia es imposible sin su elección de vida, pero estamos viendo a diario que no es así, que la libertad es cristiana,  un don profundamente cristiano. Quizá por eso emplean mucho las palabras democracia y ciudadano, y hablan poco de libertad y persona. La razón es bien sencilla: libertad y persona expresan algo aún más hondo y más exigente, tanto que, sin libertad y sin personas, no hay democracia ni ciudadanos, sino un conjunto de mansurrones bailando al son que tocan.

         El reconocimiento de Dios no se opone de ningún modo a la dignidad del hombre, ya que esta dignidad se funda y se perfecciona en el mismo Dios. La negación del Creador y de toda dependencia de Él va en detrimento de la criatura que somos cada uno. ¿En qué se basan los Derechos Humanos si no hay Dios?


A Tu imagen nos creaste, Señor

¿Qué tanto me parezco a Ti? Porque he sido creado a tu imagen. Pero para ser reflejo de Ti, tengo que dejar de ser yo mismo.

Hoy Señor, no estás oculto tras la puerta del Sagrario, no, estás expuesto en el Altar en una hermosa Custodia. Ahí te ha puesto el sacerdote para que nuestros ojos te vean y te adoremos. 

El alma se arrodilla ante ti, ¡Oh, Señor de la Historia, Rey de reyes, Dios de misericordia!

Y llega la pregunta: - "¿Qué tanto conozco yo a este Cristo, a este Jesús, que está oculto en esa Sagrada Hostia? ¿Eres para mí algo lejano, algo distante, eres alguien a quien tengo que tratar de usted? O, ¿eres mi amigo y tengo contigo una relación cordial y amorosa? ¿Eres algo así como mi padre, mi madre, mi hermano, mi mejor amigo? ¿Qué respuesta puedo darte, Señor?

Solo sé que te amo. Porque he sido creada a tu imagen. A imagen de Dios. Y siendo imagen tuya, sé que cuando llegue la hora de presentarme ante Ti, me abrazarás y me pondrás a tu lado. Pero para ser reflejo de Ti, tengo que dejar de ser yo misma y empezar a juzgar a los demás como juzgas tú, como amas tu a todo los seres, como haces tú con esta enfermedad, con esta soledad, con esta ancianidad, con esta juventud, con este matrimonio, con estos hijos, con estos nietos, con este trabajo duro y cansado, o con esta falta de él. Y como haces tú con mi miedo, con mi angustia. Y sentir como tú sientes, para perdonar o para pedir perdón. 

¿Qué tanto me parezco a ti, Señor? 

Tú lo hiciste todo por amor. Esa es tu gran enseñanza, esa es tu gran verdad. Pero los actos de amor no son siempre para ratos bonitos, a veces es algo que duele, que cuesta, porque no está en las palabras sino en los actos y a veces esos actos son de sacrificio, de renuncia, de aceptación, de tolerancia, de entrega: eso es amor. 

¿Y cómo lograremos todo esto? ORANDO. Orar es tener un trato personal con Dios. No solo rezar cuando hay dificultades. Y tampoco la oración se concreta, como ahora, que estoy en la Capilla y Tú estás expuesto para ser adorado y que brote ante Ti, una oración. No, todo nuestro día puede convertirse en oración, en rezo, si te involucro en todo mi diario vivir, los buenos ratos, los malos, los alegres, los tristes... el día completo, con sus horas y minutos, el descanso de la noche y el amanecer del nuevo día... todo eso es orar. 

Unido a esa forma de vivir puedo poco a poco irme pareciendo a Ti, Señor. Tu ayuda y apoyo será mi mayor fuerza para dar testimonio de QUE A TU IMAGEN NOS CREASTE, SEÑOR.

Autor: Ma Esther De Ariño

miércoles, 10 de septiembre de 2014

¿Para qué hacer la señal de la cruz? (II)


Cuando hacemos la señal de la cruz, estamos diciendo: que Dios Padre Creador esté conmigo.
La señal de la cruz sirve para:
·  Hacer un acto de oración, contemplando por unos segundos a Cristo Redentor y así avivar nuestra fe en Jesucristo, como quien alimenta la hoguera echando leña al fuego: "Mirarán al que traspasaron" (Jn 19,37) "Cuando haya sido levantado de la tierra, atraeré a todos a mí" (Jn 12,32)
·  Recordar que Cristo murió por nosotros, hacer memoria del gran amor que Dios nos ha tenido y que lo llevó al extremo con su muerte en la cruz (Jn 13,1) "Pues la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros". (Rom 5, 8) "Cristo nos amó y se entregó por nosotros" (Ef 5,2) "Se rebajó a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Fil 2,8)
·  Hacer un acto de conversión interior y decirle a Jesús: soy tu discípulo, quiero vivir como a ti te agrada, quiero cargar con mi propia cruz: "Si alguno quiere venir en pos de mí. niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame." (Mt 16,24)
·  Dar testimonio de nuestra fe, declarar que somos cristianos, miembros de su cuerpo místico, seguidores del que dio su vida por nosotros en una cruz y resucitó de entre los muertos. "En cuanto a mí, no quiero sentirme orgulloso más que de la cruz de Cristo Jesús, nuestro Señor. Por él el mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mundo." Gál 6,14.
·  Predicar que Cristo es Salvador y que hay que morir para tener vida.
·  Alabar al Hijo de Dios: "Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es Señor para gloria de Dios Padre" (Filipenses 2, 11)
·  Pedir la protección de Cristo en medio de las tentaciones, los retos, los peligros, las dificultades y las asechanzas del demonio. Jesucristo venció el pecado con su muerte en la cruz.
·  Tomar fuerza: "Fijaos en aquel que soportó tal contradicción de parte de los pecadores, para que no desfallezcáis faltos de ánimo." (Hebreos 12,2-3) "Poned los ojos en el Crucificado y se os hará todo poco" (Santa Teresa de Jesús).
·  Ofrecer a Dios nuestro ser, nuestras pertenencias y nuestras actividades, como Cristo ofreció su vida al Padre por nuestra salvación. Hacer la señal de la cruz es decirle: Jesús, quiero hacer esto contigo y por amor a ti.
·  Ofrecer nuestros sufrimientos y renuncias a Jesucristo, abrazar nuestra cruz con amor: "El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí" (Mt 10,38) "La cruz abrazada es la menos pesada" (Santa Teresa)
·  Agradecer las bendiciones de Dios y las abundantes y continuas muestras de su amor.
·  Celebrar la victoria del perdón y la misericordia, como quien alza un estandarte como signo de victoria: "Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna" (Juan 3, 14-15)
·  Bendecir: cuando hacemos sobre otro la señal de la cruz le estamos diciendo: que Dios Padre Creador esté contigo, que Dios Hijo Redentor te salve, que Dios Espíritu Santo Consolador te santifique.


¿Cuándo hacer la señal de la cruz?

Tertuliano (160 a 220 d.C.) escribió: "En todos nuestros viajes y movimientos, en todas nuestras salidas y llegadas, al ponernos nuestros zapatos, al tomar un baño, en la mesa, al prender nuestras velas, al acostarnos, al sentarnos, en cualquiera de las tareas en que nos ocupemos, marcamos nuestras frentes con el signo de la cruz."

Cualquier momento es buen momento para hacer la señal de la cruz.
·  Los sacramentos y los actos de oración comienzan y terminan con la señal de la cruz. También es buena costumbre persignarse antes de escuchar la Sagrada Escritura. Esto es lo que hacemos durante la liturgia de la santa misa, antes de la proclamación del Evangelio, cuando mientras trazamos la señal de la cruz sobre nuestra frente, labios y pecho repetimos en silencio dentro de nuestro corazón: "Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro".
·  Al ofrecer el día al levantarte o cualquier actividad: una reunión, un proyecto, un partido.
·  Al agradecer a Dios un beneficio, la jornada que comienza, los alimentos, la primera venta del día, el salario, la cosecha, la conquista de la cumbre, una entrevista exitosa, un examen con buenos resultados, un diagnóstico favorable.
·  Al encomendarse y ponerse en manos de Dios: cuando emprendes un viaje, cuando comienzas un partido de fútbol o un baño en el mar, cuando recibes una noticia difícil de digerir, antes de una empresa compleja, de una cita importante, de entrar a una cirugía o de pronunciar unas palabras en público.
·  Al bendecir a Dios y reconocer su presencia en un templo, en un acontecimiento, en una persona o un hermoso espectáculo de la naturaleza
·  Al pedir la protección de la Trinidad ante el peligro, las tentaciones y las dificultades.
Este artículo se puede reproducir sin fines comerciales y citando siempre el autor y la fuente www.la-oracion
Autor: P. Evaristo Sada LC 

martes, 9 de septiembre de 2014

Para hacer bien la Señal de la Cruz


Cuando nos marcamos con la señal de la cruz estamos diciendo: Yo soy seguidor de Jesucristo, creo en Él, le pertenezco.
La señal de la cruz es la oración básica del cristiano, lo primero que un niño o un converso aprende en la catequesis. En esta oración tan breve y tan simple se resume todo el credo y para muchos hombres y mujeres profundamente contemplativos ha sido su oración preferida.


¿Qué significa la señal de la cruz?

La cruz es la señal de los cristianos: significa el triunfo de Jesús sobre el pecado; es el símbolo de la redención que Jesucristo obtuvo para nosotros con su sangre. Su pasión de amor por el hombre le llevó a dar la vida para que tuviéramos vida en abundancia: "Nadie me la quita, soy yo quien la doy por mí mismo" (Jn 10,18) Como manso cordero llevado al matadero, Jesús soportó en la cruz el extremo del dolor físico y moral para abrirnos las puertas del cielo.

Cuando nos marcamos con la señal de la cruz estamos diciendo: Yo soy seguidor de Jesucristo, creo en Él, le pertenezco. Así como los seguidores del Anticristo tendrán su marca (cfr. Ap 14,9), así el bautizado lleva un sello indeleble en su alma y lo muestra exteriormente con la cruz.

Deja que la Virgen María tome tu mano y te guíe al santiguarte

Después de lo que vivió María en el Calvario, Ella será la mejor maestra para todo cristiano que quiera santiguarse con todos los cinco sentidos. A mí me ha ayudado contemplar la pasión de Cristo desde el corazón de la Virgen María, pidiéndole que al hacer la señal de la cruz tome Ella mi mano y me enseñe a revivir con ese gesto sencillo el momento supremo de nuestra redención.

Este texto de Santa Brígida puede servir de inspiración mientras contemplamos a Cristo Crucificado de la mano de la Virgen María:

"Déseos toda honra, Señora mía Virgen María, que con dolor visteis a vuestro Hijo hablaros desde la cruz, y con vuestros benditos oídos afligidamente lo oisteis clamar al Padre en la agonía de la muerte, y entregar en sus manos el alma. Alabada seáis, Señora mía Virgen María, que con amargo dolor visteis a vuestro Hijo pendiente en la cruz, lívido desde el extremo de la cabeza hasta la planta de los pies, rubricado con su propia sangre y tan cruelmente muerto; y con suma amargura mirasteis traspasados sus pies y manos, y su glorioso costado, y todo su cuerpo destrozado sin ninguna misericordia.

"Bendita seáis Vos, Señora mía Virgen María, que con vuestros ojos bañados en lágrimas visteis bajar de la cruz a vuestro Hijo, envolverlo en el sudario, ponerlo en el sepulcro y ser allí custodiado por los soldados. Bendita seáis Vos, Señora mía Virgen María, quetraspasado vuestro corazón con un profundo y amarguísimo dolor, fuisteis apartada del sepulcro de vuestro Hijo, y llena de pesar conducida por vuestros amigos a casa de Juan, donde al punto sentisteis alivio a vuestro gran dolor, porque sabiais positivamente que pronto había de resucitar vuestro Hijo."
 (Sta. Brígida de Suecia, "Revelaciones", Libro 12, Oración)

En el nombre...

Al hacer la señal de la cruz sobre nuestro cuerpo, diciendo: "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén" nos estamos comprometiendo a obrar en el nombre de Dios. Dios reveló su nombre a Moisés; el nombre de Dios es "Yo soy el que soy" (Éxodo 3,13). Y le dijo: "Yo soy el Dios de tus padres" (Éxodo 3,6) y "Yo estaré contigo" (Éxodo 3,12) De estas tres expresiones concluimos que Dios abarca nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro. Quien actúa en el nombre de Dios está afirmando que tiene la certeza de que Dios le conoce, le acompaña, le sostiene y permanecerá siempre a su lado.

Cuando en la oración pedimos algo en el nombre de Jesús, nos estamos uniendo a la oración de Cristo, con la seguridad de que el Padre escucha a su Hijo. "Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré." (Juan 14, 13-14) Y si lo que pedimos es conforme a su voluntad, podemos confiar en que nuestra súplica será escuchada: "En esto está la confianza que tenemos en él: en que si le pedimos algo según su voluntad, nos escucha.Y si sabemos que nos escucha en lo que le pedimos, sabemos que tenemos conseguido lo que hayamos pedido.."(1 Juan 5,14-15) Y a veces nos concede no sólo lo que le pedimos sino incluso lo que deseamos, que Él conoce bien. Esta fue la experiencia de san Pedro aquella mañana en el lago tras una noche de pesca, cuando Jesús le mostró dónde encontrarlos. Pedro le dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu Nombre, echaré las redes. Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse».

Mañana seguiré con este artículo, explicando para qué hacer la señal de la cruz y cuándo hacerla.

Autor: P. Evaristo Sada LC
Este artículo se puede reproducir sin fines comerciales y citando siempre el autor y la fuente www.la-oracion

lunes, 8 de septiembre de 2014

TRATANDO DE SOLUCIONAR UN PROBLEMA


PLAZA DE MINAYO  (BADAJOZ AÑOS 50-60)

No hace muchos días, concretamente, el treinta de pasado mes de agosto, funde en Facebook, un grupo llamado “COSAS DE MI EXTREMADURA”. 

Pretendo que entre todos vallamos colocando vídeos, fotografías, comentarios, para dar a conocer Extremadura en toda su dimensión, tal cual es, mostrar, sus dos Capitales, sus pueblos, parajes, monumentos, castillos, paisajes, folclore, música, gastronomía, personas que se hayan distinguido y destacado en alguna faceta de su vida, con exclusión de la política.

Pero ya conocemos  las considerables limitaciones que tienen los grupos de Facebook, tales como por ejemplo:
·       No poder hacer Subgrupos.

·       Totalmente imposible, catalogar o clasificar las publicaciones según su temática.


·       El único orden existente, que guardan las publicaciones son, la fecha y hora de publicación, cuyo orden puede  ser alterado por el número de comentarios de la citada publicación.

Con todo ello, al final, lo que queda es una secuencia de publicaciones, con el orden que ya he dicho anteriormente, lo que plantea serios inconvenientes si alguien quiere buscar algo en concreto, ya que tendrá que ir pasando publicación por publicación, hasta llegar a la interesada.

Cosa, que cuando el Grupo lleva un tiempo de funcionamiento y el número de publicaciones alcanza un volumen considerable, la búsqueda se hace casi imposible.

Una solución sería que cada publicación pudiErá ponérsele una categoría y a la hora de buscar, que diera la opción de visualizar al menos únicamente la categoría solicitada, esto paliaría el problema y las búsquedas serian posible.
Una vez visto el problema y analizando el mismo a fondo, técnicamente solo hay dos opciones, y ambas se ha puesto ya en marcha.

1ª.- Reportar el problema a Facebook poniéndole la solución  del mismo, cosa, creo difícil de conseguir, ya que cambiaría absolutamente el modo de trabajar en un grupo y la forma de almacenar la información.

2º.- Tomar una alternativa exterior a Facebook, pero conservando la información del grupo. Esta solución conlleva el traspasar las publicaciones del grupo, según vallan llegando al mismo,   a otra plataforma, que permita una ordenación más adecuada para facilitar su posterior búsqueda.

Lógicamente esta solución, requiere el trabajo, de tener que traspasar las publicaciones a la plataforma elegida, pero de forma totalmente manual, al ser una información valiosa y que puede servir a muchísima gente, bien para conocer o estudiar nuestra tierra, o una de sus facetas, música, folclore, gente destacada, por ejemplo.

Pues como les decía, yo como Fundador de ese grupo tomare ese trabajo del traspaso de información, para tal fin he creado un blog, más adelante le diré el nombre y les pondré el enlace al mismo, pero quiero advertir muy mucho, que solo traspasare las publicaciones, dejando en Facebook los comentarios, salvo,  que el comentario pueda ampliar de alguna forma, la información de la publicación a la que se refiere el citado comentario.

Al entrar la publicación en el blog, se le asignara a la misma una etiqueta, o nombre del grupo al que pertenece, por ejemplo, Parajes, Pueblos, Monumentos, Castillos, Personas de la Música, Personas de la Poesía, Etc.  Etc.
De esta forma, sí que será más fácil buscar una cosa en concreto.

Podrá ser vista por cualquier persona, se podrán dejar comentarios a cada publicación, con la única condición, que los citados comentarios deberán ser aceptados por alguno de los administradores del grupo, ya que al ser el blog de carácter público, y cualquier persona puede hacer un comentario, hay que tratar de evitar comentarios inadecuados, por lo que no saldrán a la luz pública hasta no ser autorizado, como les digo, por uno de los Administradores del Grupo.

Creo que esta es la solución más idónea, para que todos podamos disfrutar de la información tan valiosa.
Solo me resta comunicarle el nombre del Blog y su dirección.

Pues el Blog se llama:

CONOCE A EXTREMADURA Y SU GENTE, POR MANUEL MURILLO GARCIA.

EL ENLACE QUE NOS LLEVA AL CITADO BLOG ES:


Y creo que no hay más, espero que el blog tenga tan buenísima acogida como ha tenido el Grupo “Cosas de mi Extremadura”.

Aprovecho para agradecer y dar las gracias, a todos los miembros del citado Grupo por la gran acogida que han dado al mismo y las valiosas aportaciones de algunos miembros.

Saludos atentos..
Manuel Murillo Garcia

Diez Ideas potentes para proteger a tu familia de la rutina, el individualismo, la ruptura...

Aquilino Polaino nos ofrece un interesante decálogo para proteger a la familia de la rutina.

Aquilino Polaino es licenciado en medicina y cirugía (Universidad de Granada), diplomado en Psicología Clínica (Universidad Complutense), doctor en medicina (Universidad de Sevilla), licenciado en Filosofía (Universidad de Navarra), profesor de Psiquiatría (Universidad de Extremadura) y catedrático de Psicopatología (Universidad Complutense). Pero es conocido por el gran público como divulgador y consejero en temática familiar y de salud emocional. 

Estuvo presente en el II Congreso Educación y Familia de la Universidad Católica de Murcia el pasado 3 de diciembre y habló de diez principios básicos que contribuyen a mejorar la estima de los miembros de una familia. ForumLibertas estuvo allí tomando notas de sus diez principios.

1- Disponibilidad
Consiste en dedicar tiempo (¡que es lo que menos tenemos!) a atender a nuestros hijos y esposo/a. Con los adolescentes, por ejemplo, no vale lo de "este tema ya lo hablaremos el sábado con tranquilidad, cariño". 

Para el sábado, tu hija de 13 años ya se ha emborrachado con una amiga y van a hacer lo que se les ocurra, porque el padre estaba deslocalizado, como las empresas. Hay que estar disponible, porque hay problemas que sólo se arreglan en el momento en que el otro se anima a plantearlo y pide ser escuchado. 

Recordemos que nuestros padres, al morir, sólo nos dejan realmente el tiempo que pasaron con nosotros. Demos tiempo al otro.

2- Comunicación padres-hijos: que los padres hablen menos y escuchen más
En muchas familias, cuando un padre o madre dice "hijo, tenemos que hablar", el chaval piensa "uy, malo, malo". ¿Por qué? Porque sabe que los padres cuando dicen "tenemos que hablar" quieren decir "te voy a soltar un discurso por algo tuyo que no me ha gustado". Esto cambiaría si los padres se hicieran un propósito: dedicar el 75% a escuchar y sólo el 25% a hablar. Escuchar a los hijos (o al cónyuge, a cualquiera) es un esfuerzo activo. Hay que soltar el diario, quitar el volumen de la TV, girar la cabeza hacia quien te habla, mirar a los ojos, expresar atención. Eso es escucha activa, que es la que sirve para mejorar la autoestima de tu familia.

3- Coherencia en los padres y autoexigencia en los hijos
Uno es coherente cuando lo que piensa, siente, dice y hace es una sola y misma cosa. No tiene sentido decirle a los niños desde el sofá: "eh, vosotros, ayudad a mamá a quitar la mesa". 

Hay que dar ejemplo primero. Tú, padre, has de quitar la mesa durante 5 días, que te vean. El quinto día dices a tu hijo: "venga, ahora entre los dos". Y dos días después: "estoy orgulloso de ti, ahora ya has aprendido y ya puedes quitar la mesa tú sólo". Y él se sentirá orgulloso de quitar la mesa. Así aprenden a autoexigirse, que es mucho mejor que tenerlos vigilados 24 horas al día. Esto es un progenitor potenciador, motivador, animador y protector al mismo tiempo. También pedimos a los niños que estudien pero ¿nos ven a nosotros estudiar, leer revistas de nuestro oficio, ponernos al día en nuestra especialidad? Hemos de poder decir: "mirad, hijos, nosotros también estudiamos".

4- Tener iniciativa, inquietudes y buen humor, especialmente con el cónyuge
Estos tres factores son útiles para la autoestima familiar. En España el buen humor no suele escasear. 

Pero la rutina es un enemigo en las relaciones conyugales y con los hijos. El punto clave es que haya creatividad e iniciativa en la vida de pareja y eso se contagiará a toda la familia. Las mejores horas deben ser para compartir con el esposo o esposa. Ser papá o mamá no debe hacernos olvidar que somos "tú y yo, cariño, nosotros". Creatividad e iniciativa protegen a la pareja de la rutina. Cuando hay rutina, es fácil que uno de los dos busque la "magia" añorada fuera, en otras relaciones. Por el contrario, si la pareja va bien, los hijos aprenden su "educación sentimental" simplemente viendo cómo se tratan papá y mamá, viendo que se admiran, se halagan, se alaban, son cómplices. "Cuando sea mayor trataré a mi mujer como papá a mamá", piensan los niños entusiasmados. Eso les da autoestima.

5- Aceptar nuestras limitaciones, y las de los nuestros
Hay que conocer y aceptar tus limitaciones, las de tu cónyuge, las de tus hijos. Pero es importantísimo no criticar al otro ante la familia, no criticar a tu cónyuge ante los niños, o a un niño ante los hermanos, comparando a un hermano "bueno" con uno "malo". Eso hace sufrir al hijo y le quita autoestima. Es mejor llevarlo aparte y hablar.

6- Reconocer y reafirmar lo que vale la otra persona
Seamos sinceros: no tiene sentido que andemos llamando "campeón" a nuestro niño que nunca ha ganado nada. Si ha perdido un partido de fútbol, no le llames campeón. Ha de aprender a tolerar la frustración, acompañado, eso sí. También hemos de saber (grandes y pequeños) que somos buenos en unas cosas y no en otras. "Hijo, pareces bueno en A y en B, pero creo que C no es lo tuyo". Reafirmemos al otro en lo que vale, y se verá a sí mismo como lo que es, una persona valiosa.

7- Estimular la autonomía personal
Uno se hace bueno a medida que va haciendo cosas buenas. Es importante que lo entiendan los hijos. Lo que se hace es importante: hacer cosas buenas nos hacer buenos a nosotros. Esta idea ayuda a tener autonomía personal, hacer las cosas por nosotros mismos, para mejorar nosotros.

8- Diseñar un proyecto personal
No irás muy lejos si no sabes donde quieres ir. Quedarte quieto no es factible, uno tiende a volver a quedarse atrás. Has de tener un proyecto personal para crecer, y atender y ayudar a discernir y potenciar los proyectos de los tuyos.

9- Tener un nivel de aspiraciones alto, pero realista
Hemos de jugar entre lo posible y lo deseable. Si aspiramos alto, nos valoraremos bien, tendremos autoestima. Pero, ¿es factible? Debemos conjugar un alto nivel de aspiraciones con la realidad de nuestras capacidades y recursos.

10-Elijamos buenos amigos y amigas
El individualismo es el cáncer del s.XXI. Nosotros y nuestros hijos estamos atados a máquinas gratificantes: el DVD, la TV, la videoconsola, Internet... 

El trabajo en solitario va minando la amistad verdadera. ¡Los amigos comprometen mucho y al individualista no le gustan los compromisos!

Sin embargo, necesitamos más que nunca amigos humanos, personas, grandes y buenos amigos, con los que compartir muchas horas, conversaciones sinceras y cercanas, amistades de verdad, que te apoyen y te conozcan auténticamente, que te acepten con tus fallos y potencien lo mejor en ti. Seleccionar amigos así para ti y para los tuyos es la mejor inversión.Una familia que trata de seguir estos principio contribuye a mejorar la estima en sus hijos y la autoestima en ellos mismos. 

Hay finalmente tres ideas más a considerar: 

* Según Chesterton, lo natural tiende a lo sobrenatural mientras que lo que no se sobrenaturaliza se desnaturaliza. Es cierto. Hemos de entender que la autoestima, el amar y el amarse, es sobrenatural. ¿Has pensado en cómo te ama Dios, en lo grande, lo sobrenatural de Su amor por ti? Piénsalo. Eres muy especial para Él. Cuando vivas este amor, comunícalo a tus hijos.

* Buena parte del sufrimiento inútil en el mundo se produce porque en algunas ocasiones en las que deberíamos dedicarnos a pensar, nos ponemos a sentir; y en ocasiones que son para sentir, nos ponemos a pensar. Evitemos este sufrimiento inútil: hay momentos para pensar y momentos para sentir.

* Si luchas, puedes perder, pero si no luchas ya estás perdido. Si luchas por tu vida familiar, no estás perdido.

Autor: Aquilino Polaino 


domingo, 7 de septiembre de 2014

¿Coincidencia o Dioscidencia?

Nunca dudes de Dios, confía en Él, y Él actuará, la Providencia Divina nunca nos fallará.

La fe mueve montañas y la oración sencilla de una niña hace milagros. Esta historia fue escrita por una doctora que trabajó en Sudáfrica, para que veas cómo Dios siempre nos escucha; solo basta tener fe, pero fe de verdad.


Una noche, yo había trabajado duro para ayudar a una madre en su trabajo de parto; pero a pesar de todo lo que pudimos hacer, ella murió dejándonos con un bebé prematuro diminuto y una hija de dos años que lloraba. Habíamos tenido dificultad en mantener con vida al bebé, ya que no teníamos incubadora (ni siquiera teníamos electricidad para hacer funcionar una incubadora).Tampoco teníamos facilidades para darle alimentación especial. 



A pesar de vivir en el ecuador geográfico, las noches a menudo eran frías, con corrientes de aire traicioneras. Una comadrona estudiante fue a traer la caja que teníamos para esos bebés y la frazada de algodón en la que debería envolverse al bebé; 0tra fue a avivar el fuego y a llenar una bolsa con agua caliente. Regresó rápido, apenada, a decirme que al llenar la bolsa, ésta se había reventado (el plástico fácilmente se echa a perder en los climas tropicales). Exclamó: ¡y es nuestra última bolsa para agua caliente!



Igual que en occidente no es bueno llorar sobre la leche derramada, así también es en el África Central, no es bueno llorar sobre una bolsa para agua caliente estallada; estas no se dan en los árboles, y no hay farmacias en los extravíos de la selva.



Está bien -le dije-, ponga al bebé tan cerca del fuego con todo el cuidado que pueda, y duerma entre el bebé y la puerta para librarlo de los vientos. Su trabajo es mantener al bebé con calor. La tarde siguiente, tal como lo hacía la mayoría de los días, fui a orar con algunos de los niños del orfanato que elegían reunirse conmigo. Les di a los más jóvenes varias sugerencias de cosas por las cuales orar y les conté del diminuto bebé. Les expliqué nuestro problema de mantener al bebé lo suficientemente cálido, mencionando lo de la bolsa para agua caliente, y que el bebé podría morir demasiado fácil si se enfriaba. También les conté de la hermanita de dos años, llorando porque su mamá había muerto.



Durante el tiempo de oración, una niña de diez años, Ruth, oró con la forma usual concisa y sin remilgos de nuestros niños africanos. Por favor, Dios -oró ella-, envíanos una bolsa para agua caliente. No nos servirá mañana, Dios, porque el bebé ya estará muerto, así que por favor envíanosla esta tarde .




En lo que me tragaba una bocanada de aire frente a la audacia de la oradora, ella agregó: ¿Y a la vez, podrías por favor enviarnos una muñeca para la pequeña hermana para que sepa que realmente la amas? 



Como pasa con la oración de los niños, fui puesta en un apuro. Podía decir yo, honestamente, Amén . Simplemente no creí que Dios pudiera hacer esto.



Oh, sí, yo sé que Dios todo lo puede, la Biblia dice así. Pero hay límites, ¿o no? La única forma en que Dios podía responder a esta oradora muy particular sería enviándome un paquete desde mi país. Yo había estado en África por casi cuatro años para ese entonces, y nunca, nunca, había recibido un paquete enviado desde mi país. De todos modos, si alguien me envió un paquete, ¿quién pondría una bolsa para agua caliente? ¡Yo estaba viviendo en el ecuador geográfico!



A media tarde, cuando estaba dando clases a las enfermeras, recibí el mensaje de que un carro estaba estacionado en la puerta de enfrente de mi residencia.



Cuando llegué a mi casa, el carro ya se había ido, pero allí, sobre la baranda, había un paquete grande de veintidós libras. Sentí lágrimas mojando mis ojos. No podía abrir el paquete yo sola, así que mandé a llamar a los niños del orfanato.



Juntos tiramos de las cintas, deshaciendo cuidadosamente cada nudo. Doblamos el papel, cuidando de no romperlo demasiado. La excitación iba en aumento.



Algunos treinta o cuarenta pares de ojos estaban enfocados en la gran caja de cartón.



De hasta arriba, saqué unos jersey de punto de colores brillantes. Los ojos relumbraban conforme los levantaba. Después había las vendas de punto para los pacientes leprosos, y los niños mostraron un leve aburrimiento. Luego venía una caja de pasas mixtas con pasas de Esmirna -estas harían una porción para el pan del fin de semana. A continuación, cuando volví a meter la mano, pensé ¿...estoy sintiendo lo que en realidad es? Agarré y saqué, si, una bolsa para agua caliente, nueva. Lloré. No le había pedido a Dios que me la enviara; porque realmente no creí que Él pudiera hacerlo. Ruth estaba al frente de la fila que formaban los niños. Ella se abalanzó afirmando: ¡Si Dios nos envió la bolsa, debió mandarnos también la muñeca! 



Hurgando hasta el fondo de la caja, ella sacó la muñeca pequeña y bellamente vestida. ¡Sus ojos brillaron! ¡Ella nunca dudó!



Viendo hacia mí, preguntó: ¿Puedo ir con usted y darle esta muñeca a la niña, para que ella sepa que Jesús la ama en realidad?



El paquete había estado en camino por cinco meses completos. Empacado por mis antiguos alumnos de la escuela dominical, cuyo líder había escuchado y obedecido a Dios urgiéndole a enviar una bolsa para agua caliente, a pesar de que iba para el ecuador geográfico. Y una de las niñas había puesto una muñeca para una niña africana -cinco meses antes, en respuesta a la oradora de diez años que creyó y pidió que lo trajera ´esa tarde´.



Antes de que pidan, yo responderé (Isaías 65:24). Orar es uno de los mejor dones que recibimos. No tiene costo y trae muchas recompensas. Nunca dudes de Dios, confía en Él, y Él actuará, la Providencia Divina nunca nos fallará

Autor: P. Dennis Doren LC

sábado, 6 de septiembre de 2014

Invitación al cumpleaños de María Santísima...

Feliz cumpleaños, Madre querida, te abraza tu hija, la que muchas veces te dejó esperando... la que buscaba la paz y la felicidad por otros caminos.


El 8 de Septiembre festejaremos la Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen. Desde hoy meditemos esta gran celebración.

Los pájaros cantan desde los árboles más altos. Las flores se abalanzan sobre el aire saturándolo de aromas simples. El cielo abraza al mundo en un horizonte no tan lejano. ¿Por qué me parece que la naturaleza es un grito silencioso de esperanzas nuevas?

+ Porque es el cumpleaños de María Santísima- recuerda a mi alma la voz fuerte y serena del Ángel Gabriel.

- ¡Ay! Torpe de mí, que lo he olvidado- y es otro olvido que se suma a tantos... Éstos son los olvidos que van poniendo gris el alma.

+ No desesperes, amiga- Sonríe Gabriel, para que recuerde que la misericordia de Dios me envuelve y protege cuando más la imploro.- No desesperes, pues aún tienes tiempo de llegar a la gran fiesta.

- ¿Fiesta?¿Acaso en la parroquia....?

+ No te hablo de esas fiestas, sino de la que el Espíritu Santo prepara cada año para su fidelísima esposa.

- ¡Ah! Pero, amigo ¿Cómo voy yo a asistir a semejante fiesta? No, no soy digna...

Gabriel queda en silencio. Busca palabras y gestos para llegar a mi corazón.

+ Verás. El cumpleaños de María es, en el Reino Celestial, una muy hermosa fiesta. Todos los ángeles suspiramos de amor por el nacimiento de la Llena de Gracia. Todos los jardines eternos se inundan de canto: ¡Salve, Salve María!. La Santísima Trinidad se dispone a regalarle lo que más desea su corazón de Madre: Una gran mesa rodeada de todos sus hijos, precedida por Jesús... Y cuando digo "todos" significa "todos".

- O sea que... yo...¿Podría asistir?

+ Claro que sí. Tu Madre te espera. No estaría completa sin ti. No estará completa si falta solo uno de sus hijos.

- Y ¿ Cómo llego?¿Cuál es el camino?.

+ El camino, amiga, parte de tu corazón. Nace de un sincero deseo de acercarse a Ella. Recuerda que puede ver tu corazón y conoce tus intenciones.

- Gracias, amigo. Pediré al Señor aumente mi fe y mi amor y me dé la gracia necesaria para desear estar siempre en la preciosa compañía de mi Madre. Pero aún no comprendo cómo llegaré al banquete, ni cómo he de ir presentada, ni cuáles regalos puedo llevar.

+ Es muy importante tu pregunta, por lo que la responderé por partes. Primero me preguntas dónde. Mira, la mejor de las madres jamás se aparta del mejor de los hijos. ¿Dónde hallas al Hijo?

- Pues.. en la Eucaristía. ¡Claro! Allí es el banquete. ¡La Santa Misa! ¡La tenía tan cerca y no me daba cuenta!. Entonces.. compartiremos los hermanos "el manjar más codiciado, este pan angelical" como dice esa canción que tanto me gusta. Gracias amigo por ayudarme a comprender.

+ También me preguntabas acerca de cómo ir presentada. Es un punto muy importante. ¿Cómo irá tu alma al banquete? Recuerda que el mismo Jesús te espera en el confesionario. Allí serás preparada adecuadamente para tan precioso momento. En cuanto a los presentes que puedes llevar a tu Madre ¿Cuál crees que le agradará más?
Me quedo en silencio. El mejor presente para María bien lo conozco. Pero temo no tenerlo en buenas condiciones.
Autor: María Susana Ratero
- Creo, Gabriel, que el mejor regalo para ella es darle mi corazón, mi vida, todo mi ser, para que ella me conduzca a los brazos de su Hijo.

+ Así es... Mas no olvides que tu corazón debe ir acompañado constantemente de la oración, una oración que es un diálogo hermoso con "quien sabes que te ama", como bien ha conocido Santa Teresa. Así, te acercarás a ella con el alma plena de agradecimiento. Cuánto más sincero sea tu agradecimiento más pronto llegará a su Inmaculado Corazón. Después, ofrécele tu corazón así como está. Con llagas y dolores, con tristezas y preguntas, con la sencilla alegría de tus días. Ella lo tomará gustosa, lo protegerá con sus delicadas manos y, con sus besos purísimos, curará todas sus llagas. 

+ Luego... luego dile cuánto la amas. Díselo por todas las veces que no se lo dijiste. Díselo por todos los que no pudieron decírselo. Díselo también por todos los que no supieron. Ella se alegrará y sentirás su abrazo en las profundidades de tu alma. Más, no te inquietes si pasea su mirada por los bancos vacíos de la Parroquia. Quédate en silencio junto a Ella, para hacerle compañía. Seguro te contará que, en su fiesta soñada, cada hijo estaría en su banco... en el sitio que Ella le ha cuidado amorosamente. 

+ Te dirá que los espera todos los días, que les ve caminar por la vida entre alegrías y tristezas, soledades y compañía, certezas y dudas. María quisiera decirles cuánto les ama, por eso les esperará siempre junto a los bancos vacíos.


El ángel Gabriel y yo nos quedamos en silencio un rato. El corazón nos viaja por el mundo contemplando los sitios que quedan vacíos en tantas misas. No soy juez de nadie, pues ni siquiera puedo recordar los motivos por los que, mi propio sitio, muchísimas veces estuvo vacío. Sé que, en cada lugar vacío hay un dolor, una soledad, una distancia...

Gabriel se va alejando entre las flores y los naranjos del patio de mi casa. Me queda en el alma el recuerdo de este momento. De su invitación al cumpleaños de María.
Tomo papel y lápiz. Transformo en letras los sentimientos que me desbordan el corazón.

Te dejo este relato, María querida, como un regalo más en tu cumpleaños. También lo mandaré a mis amigos, quizás le llegue al del banco vacío, como un simple recordatorio de que hay un lugar en el mundo que tiene su nombre, que no puede ser ocupado más que por él. Un lugar en el que le espera su Madre Celestial para abrazarle, consolarle y amarle, como nadie lo ha hecho jamás.

Feliz cumpleaños, Madre querida, te abraza tu hija, la que muchas veces te dejó esperando... la que buscaba la paz y la felicidad por otros caminos. La que no sabía que tu tenías mil regalos perfumados, esperándola, en silencio, junto a un banco vacío.


NOTA de la autora: "Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a mi imaginación, sin intervención sobrenatural alguna."

Autor: María Susana Ratero