"La buena conciencia es la mejor almohada para dormir." (Socrates)

martes, 12 de julio de 2011

ARGUMENTOS A FAVOR DEL ABORTO

 Autor: D. Pablo Cabellos Llorente, Año 2009


La nueva Ley del Aborto prevista en España está dando lugar a un interesante debate, en muchos casos no tanto por la novedad o enjundia de los argumentos sino precisamente por su pobreza. Se ha convertido en un tema tan ideologizado que, con harta frecuencia, hace olvidar el fondo de la cuestión: la muerte del nasciturus y el trauma sufrido por tantas mujeres que lo han practicado. De esto último hablan las estadísticas y algunas valientes que se han atrevido a contarlo. Existe una asociación de mujeres víctimas del aborto (AVA).

Un argumento ha sido aportado por la ministra de Igualdad. Ha venido a decir que no se abortará después de que el feto cuente con veintidós semanas –salvo con problemas de tal magnitud que no sea posible la supervivencia del feto- porque la ciencia asegura que después de ese tiempo es viable fuera del seno de la madre. ¡Ya! Sólo se plantean dos pequeñas cuestiones: ¿es acaso inviable dentro del seno de la madre antes de cumplirse ese tiempo? ¿Tan inseguro es el seno de la madre? ¿Qué dice la ciencia de eso? Lo de la gran magnitud se aplicaría a casos especiales en que sí se puede matar.

Otro argumento es el del asunto religioso. Pero, ¿no estamos por lo científico? ¿No dice la ciencia que hay vida desde el primer instante de la unión del óvulo y el espermatozoide? No creo que el tamaño sea un tema religioso. La propia inventora del término preembrión declaró que aquello no tenía base científica y que lo utilizó bajo presión. Pero sigamos con la cosa religiosa. Se trata así para hacer creer que es un tema exclusivo de la Iglesia, cuando hay muchos no creyentes que están a favor de la vida desde su inicio. Otro paso más: se acusa enseguida -¡cómo no!- a la Iglesia de los crímenes de la Inquisición. Aparte de que cada asunto hay que juzgarlo con sus coordenadas de espacio y tiempo, aun dando por bueno que en la Iglesia se hayan cometido fechorías, ¿justificaría esto que alguien cometa otras como ésta de matar al ser más inocente?

Una razón peregrina ha sido que el lince utilizado por la propaganda de la Conferencia Episcopal no es español sino australiano. Así que todos tranquilos. Aún ha dado el lince algo más de sí, pues ha servido para decir que la Iglesia está contra este animal protegido y a favor de que vayan a la cárcel las mujeres que abortan. Sería como de juzgado de guardia si diera el nivel.

Otro razonamiento: me contó un profesor de Instituto, militante en otro tiempo en partidos de izquierda y abortistas –no es necesario identificar aborto e izquierda-, autor de un artículo a favor de la vida y contra el aborto. Antes de publicarlo, lo mostró a un antiguo correligionario. Éste lo leyó y reconoció su lógica. Entonces, ¿estás de acuerdo?, preguntó el escritor. No, respondió el colega, porque eso es facha. Es un caso singular, pero el razonamiento (?) se utiliza con cierta frecuencia.

Quizá el fondo más importante del proyecto de ley es el nuevo giro de tuerca que se da a la sociedad española: lo que era un delito –no punible en determinados supuestos- parece que se quiere convertir en un derecho de la mujer. Es posible que no haya más abortos con la nueva ley, porque el supuesto de la salud psicológica de la madre, bajo el que se han efectuado casi todos, ha supuesto su práctica libre. Pero algunas clínicas los han realizado sin cumplir siquiera los pequeños trámites que marca la ley, quizá por la escasa vigilancia y/o excesivo afán de lucro. Es decir, opino que lo peor es declarar la muerte de esos inocentes como un derecho de sus madres, al parecer incluso siendo menores de edad. He visto una ecografía de nasciturus de ocho semanas, y basta eso para darse cuenta de que nadie es dueño de la vida de otro, tampoco –quizá aún menos- si es su hijo. Pero, además, es una ley machista, porque carga sobre la mujer toda la responsabilidad de un acto que, con muchas posibilidades, le acarreará graves secuelas. Y, a propósito de la cárcel, nadie se acuerda del último apresamiento por este tema.

lunes, 11 de julio de 2011

Asunto Religioso?

¿ASUNTO RELIGIOSO?

Autor: D. Pablo Cabellos Lorente
Durante el trámite y aprobación de la reciente ley del Aborto, ha sido norma desechar las opiniones adversas con el aserto de que no han de imponerse los motivos religiosos. Aparte de que las verdades no son tales porque la Iglesia lo proclame, sino que proclama lo que es verdadero, téngase en cuenta que la defensa de la vida no es un asunto emanado de ninguna religión, sino exigido por el ser del hombre. Lo terrible es cuando la esencia del hombre se revuelve contra sí misma de modo no racional; entonces las exigencias de la racionalidad claman por una respuesta; y al no hallarla, se inventa, convenciéndose incluso el propio inventor.
Las declaraciones en favor de la vida naciente van desde los filósofos clásicos hasta la poesía o los últimos descubrimientos. Toda la verdad no es proporcionada por la ciencia experimental, pero lo probado empíricamente es verdadero. Y probado está que la unión de óvulo y espermatozoide produce un nuevo ser perteneciente a la especie humana desde el principio. El investigador Lejeune escribió: "Aceptar el hecho de que, desde la fertilización, un nuevo ser ha comenzado a existir no es una cuestión de opinión. Es una evidencia experimental". Cuanto más pasa el tiempo, tanto más claro resulta aquello de Julián Marías: "la ilicitud del aborto nada tiene que ver con la fe religiosa, ni aun con la mera creencia en Dios; se funda en meras razones antropológicas, y en esa perspectiva hay que plantear la cuestión". En tal horizonte se movía, en el siglo V antes de Cristo, el Juramento Hipocrático: "Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me lo soliciten, ni administraré abortivo a mujer alguna". Siempre ha existido aborto y, siempre también, el consiguiente rechazo. Ni lo uno ni lo otro son modernos, pero tampoco religiosos. En todo caso, moderno es el avance de la ciencia que avala la vida y retroceso el derecho que favorece la muerte.
Así pensaba Ovidio, cuya crítica comienza por su abortista amante Corina, para censurarlo después en todos los casos, amparando al niño indefenso -así canta el poeta- ante quien está provisto de todas las armas contra él. No puede ser más explícito, ni más actual porque hasta esas armas son ahora igualmente brutales. De hecho, ningún abortista permite visionar la grabación de un aborto. Es cierto que también existen pensadores que han estado o están a favor de la violenta muerte uterina. Pero ni la ciencia experimental ni la antropología gozaban de los conocimientos actuales, incluso la fe religiosa, diciendo lo mismo que ahora, tal vez se expresaba con menor fuerza, por escasez de datos científicos. Supongo que nadie considerará confesional la declaración de muchísimos médicos españoles indicando que "el aborto es un atentado a todos los derechos humanos, a todo orden moral, una amenaza gravísima a toda la sociedad". Supongo igualmente que nadie calificará de religiosos los estudios realizados en torno al recién concebido, ni que los microscopios utilizados (o cualquier otro medio) tengan patente celestial, ni que hiciera teología el Nobel de Medicina Alfred Kastles al afirmar que, "desde el punto de vista biológico, cualquier práctica abortiva, por temprana que sea, debe ser considerada un homicidio". Quizás sólo la ideologización acepta el aborto.
El Real Colegio de Psiquiatras de Londres emitió un comunicado en 2008, para afirmar los graves problemas mentales que el aborto puede acarrear a la mujer que lo practica, autocorrigiendo severamente otro documento de 1994. La experiencia de lo que iba sucediendo -incluido algún suicidio- motivó este cambio radical. El progreso de la ciencia hace más incomprensible, también por arcaica, la postura abortista. Ésta es parte de un tipo de feminismo trasnochado, que acaba dejando sola a la mujer con un "derecho" convertido en la carga maldita de haber permitido matar a su hijo. No es el amigo de la vida quien deba quedar arrinconado por los débiles argumentos de este feminismo, basado en la libertad de disponer del propio cuerpo, de que no podemos imponer a otros nuestras opiniones, de evitar que alguien vaya a la cárcel por este motivo, el hijo no deseado... Todas esas argumentaciones, y otras parecidas, dejan de lado dos verdades fundamentales: la ciencia muestra que el aborto es matar un ser humano y enseña también que la mujer sufre graves consecuencias. Todas las leyes imponen algo: ¿son más importantes las que obligan a proteger determinadas plantas que las que exigen el cuidado de un hijo?
El gran pacifista Gandhi se expresó en estos términos sobre la interrupción voluntaria del embarazo: "A mí me parece claro como la luz del día que el aborto es un crimen". Las verdades sencillas -el derecho a la vida lo es- se expresan con sencillez. Lamento decir que sólo una sociedad anestesiada por el egoísmo puede pronunciarse de otra manera. Imponer el aborto nos afecta a todos, porque la sociedad receptora, nuestra sociedad, deviene en peor, se degradan sus cimientos y todos permanecemos menos seguros, aunque se denomine interrupción voluntaria del embarazo, que es como llamar interrupción de la respiración a la pena de muerte.

No sé porque ...

Yo quiero acercarme a ti, Señor, y saciarme de gozo en tu presencia.
Sal 16,15.

SOBRE EL ABORTO, ¿ASUNTO RELIGIOSO?

Autor: Pablo Cabellos Lorente
Durante el trámite y aprobación de la reciente ley del Aborto, ha sido norma desechar las opiniones adversas con el aserto de que no han de imponerse los motivos religiosos. Aparte de que las verdades no son tales porque la Iglesia lo proclame, sino que proclama lo que es verdadero, téngase en cuenta que la defensa de la vida no es un asunto emanado de ninguna religión, sino exigido por el ser del hombre. Lo terrible es cuando la esencia del hombre se revuelve contra sí misma de modo no racional; entonces las exigencias de la racionalidad claman por una respuesta; y al no hallarla, se inventa, convenciéndose incluso el propio inventor.

Las declaraciones en favor de la vida naciente van desde los filósofos clásicos hasta la poesía o los últimos descubrimientos. Toda la verdad no es proporcionada por la ciencia experimental, pero lo probado empíricamente es verdadero. Y probado está que la unión de óvulo y espermatozoide produce un nuevo ser perteneciente a la especie humana desde el principio. El investigador Lejeune escribió: "Aceptar el hecho de que, desde la fertilización, un nuevo ser ha comenzado a existir no es una cuestión de opinión. Es una evidencia experimental". Cuanto más pasa el tiempo, tanto más claro resulta aquello de Julián Marías: "la ilicitud del aborto nada tiene que ver con la fe religiosa, ni aun con la mera creencia en Dios; se funda en meras razones antropológicas, y en esa perspectiva hay que plantear la cuestión". En tal horizonte se movía, en el siglo V antes de Cristo, el Juramento Hipocrático: "Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me lo soliciten, ni administraré abortivo a mujer alguna". Siempre ha existido aborto y, siempre también, el consiguiente rechazo. Ni lo uno ni lo otro son modernos, pero tampoco religiosos. En todo caso, moderno es el avance de la ciencia que avala la vida y retroceso el derecho que favorece la muerte.

Así pensaba Ovidio, cuya crítica comienza por su abortista amante Corina, para censurarlo después en todos los casos, amparando al niño indefenso -así canta el poeta- ante quien está provisto de todas las armas contra él. No puede ser más explícito, ni más actual porque hasta esas armas son ahora igualmente brutales. De hecho, ningún abortista permite visionar la grabación de un aborto. Es cierto que también existen pensadores que han estado o están a favor de la violenta muerte uterina. Pero ni la ciencia experimental ni la antropología gozaban de los conocimientos actuales, incluso la fe religiosa, diciendo lo mismo que ahora, tal vez se expresaba con menor fuerza, por escasez de datos científicos. Supongo que nadie considerará confesional la declaración de muchísimos médicos españoles indicando que "el aborto es un atentado a todos los derechos humanos, a todo orden moral, una amenaza gravísima a toda la sociedad". Supongo igualmente que nadie calificará de religiosos los estudios realizados en torno al recién concebido, ni que los microscopios utilizados (o cualquier otro medio) tengan patente celestial, ni que hiciera teología el Nobel de Medicina Alfred Kastles al afirmar que, "desde el punto de vista biológico, cualquier práctica abortiva, por temprana que sea, debe ser considerada un homicidio". Quizás sólo la ideologización acepta el aborto.

El Real Colegio de Psiquiatras de Londres emitió un comunicado en 2008, para afirmar los graves problemas mentales que el aborto puede acarrear a la mujer que lo practica, autocorrigiendo severamente otro documento de 1994. La experiencia de lo que iba sucediendo -incluido algún suicidio- motivó este cambio radical. El progreso de la ciencia hace más incomprensible, también por arcaica, la postura abortista. Ésta es parte de un tipo de feminismo trasnochado, que acaba dejando sola a la mujer con un "derecho" convertido en la carga maldita de haber permitido matar a su hijo. No es el amigo de la vida quien deba quedar arrinconado por los débiles argumentos de este feminismo, basado en la libertad de disponer del propio cuerpo, de que no podemos imponer a otros nuestras opiniones, de evitar que alguien vaya a la cárcel por este motivo, el hijo no deseado... Todas esas argumentaciones, y otras parecidas, dejan de lado dos verdades fundamentales: la ciencia muestra que el aborto es matar un ser humano y enseña también que la mujer sufre graves consecuencias. Todas las leyes imponen algo: ¿son más importantes las que obligan a proteger determinadas plantas que las que exigen el cuidado de un hijo?

El gran pacifista Gandhi se expresó en estos términos sobre la interrupción voluntaria del embarazo: "A mí me parece claro como la luz del día que el aborto es un crimen". Las verdades sencillas -el derecho a la vida lo es- se expresan con sencillez. Lamento decir que sólo una sociedad anestesiada por el egoísmo puede pronunciarse de otra manera. Imponer el aborto nos afecta a todos, porque la sociedad receptora, nuestra sociedad, deviene en peor, se degradan sus cimientos y todos permanecemos menos seguros, aunque se denomine interrupción voluntaria del embarazo, que es como llamar interrupción de la respiración a la pena de muerte.

domingo, 10 de julio de 2011

Y la vida... ¿cómo se hace la vida?

La vida se hace amando, porque el amor tiene tanto que hacer en el mundo, que no da tiempo para odios ni rencores.

El joven iba acercándose al momento cumbre en el que concluiría sus estudios universitarios. Largos años de carrera, que se le habían hecho interminables, llegaban a su fin. No sin tropiezos, sentía que ya estaba llegando a su meta. Había logrado dominar la teoría, la práctica inclusive, de lo que habría de ser la profesión que había soñado ejercer por el resto de su vida. ¿De su vida?

Aquel viernes en la tarde se sentía intranquilo. Le parecía que de tanto aprender, no había aprendido nada. Sentía que le faltaba algo importante, y no sabía cómo expresarlo. Caminando por el campus universitario se encontró con uno de sus profesores, precisamente aquel que en más de una ocasión lo había orientado en sus estudios, y decidió abordarlo.

A rajatablas, le preguntó: “Profe, dígame, cómo se hace la vida?


El viejo profesor esbozó una ligera sonrisa, mientras lo invitaba a que se sentaran en un banco cercano, y le refirió lo que a él a su vez le había contado un viejo profesor en un momento parecido, fiel reflejo de la sabiduría de siglos:

“La vida se hace sorbo a sorbo, paso a paso y día a día.

Se hace saboreando a Dios, caminándolo a lo ancho y a lo hondo, mirándolo a través de sus colores, oyéndolo a través de sus sonidos, palpándole la perfección y desentrañándole la luz.

La vida se hace como trabajador de su siembra, como obrero de su palabra, como jardinero de sus flores, como cantador de sus prodigios... como Él te mandó hacerla.

La vida se hace agitando el mundo que llevamos dentro y descubriendo el mundo que llevan los demás.

Se hace respirando a Dios con la fuerza de la naturaleza, con la sabiduría de su gracia y con el impulso de sus pisadas, que van tras nosotros para que no perdamos el camino ni se nos aparte la luz.

La vida se hace sufriendo, pero sin apagar nunca la velita encendida de la fe.

La vida se hace amando, porque el amor tiene tanto que hacer en el mundo, que no da tiempo para odios ni rencores.

La vida se hace en el espacio de lo cotidiano, en pequeños trozos de cada día, en momentos que encendemos de pasión, en vuelos que se emprenden con besos y son sueños.

Velar y dormir, soñar y despertar, llorar y reír, creer y dudar, caer y levantarse: eso es hacer la vida.

La vida no se hace para lucir, para exhibirse, para mostrarnos como en un escaparate de vanidad y focos de colores.

La vida se hace en el recinto íntimo, en ese taller de abeja trabajadora que llevamos dentro, en ese aguijón que extrae y regala, que profundiza y endulza.

Hay que caminar la vida, porque es la única manera de llegar.

Cumple tu misión de dar. Déjale a Dios el balance de lo que debes recibir.

Porque en ese libro de la generosidad, del esfuerzo y de la entrega, ¡se hace la vida!”

Hermosa lección de sapiencia que a todos nos conviene aprender y recordar siempre.

Bendiciones y paz.

Autor: Juan Rafael Pacheco

sábado, 9 de julio de 2011

Y se llamaba María

María creyó en el Dios del amor, de él se fió y a él le cantó todas las maravillas que hizo en ella y en su pueblo.

“No más que el cielo puede ser espejo tuyo. ¡Oh sol!-suspiró la gotita de rocío.

“Yo siempre estoy soñando contigo. ¿pero qué puedo esperar? Soy tan pequeña para tenerte en mí -Y se echó a llorar desconsolada.

“Le contestó el sol: Yo lleno el cielo infinito; pero también puedo estar en ti, gotita de rocío. Yo me haré chispa para llenarte y tu vida pequeñita se hará un mundo de luz”. (Tagore)

María era como una pequeña gota de rocío que, por recibir a Dios, se hizo luz para el mundo. María creyó en el Dios del amor, de él se fió y a él le cantó todas las maravillas que hizo en ella y en su pueblo.

La Virgen se llamaba María. Así la pusieron sus padres. Era un nombre muy corriente, pero que tenía un gran significado: “La llena de gracia”. María, la criatura más cercana a la Trinidad, estuvo llena de Dios. Dios estaba en María y María vivía en Dios y de Dios. El creador dejó una profunda huella en su alma y por donde caminaba María, se palpaba la presencia del Omnipotente.

Sin darse cuenta, un día cualquiera, Dios la cambió. “Fue un día en que no te esperaba. Entraste, sin que yo lo pidiera, en mi corazón. Y pusiste un sello de eternidad en los instantes fugaces de mi vida" (Tagore).

María creyó y por eso fue alabada. “Ella concibió la Palabra de Dios antes en la mente que en el seno” (San Agustín). Isabel pone la fe de María como fundamento de todo lo que ha realizado y va a poder realizar. Así dice “Feliz la que ha creído que se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor” (Lc 1,45). San Pablo habla de la fe como fundamento de toda vida cristiana: “El justo vive de la fe”(Rom 1,17). Así lo entendió San Juan de la Cruz al poner la fe como único medio adecuado para unir el alma a Dios. Para conocer y poseer a Dios es necesario, despojarse de todos los bienes para quedarse con sólo Dios.

Aunque la Virgen recibe la alabanza de su prima, expresa con el canto del Magníficat lo que Dios es para ella: todo. Este himno de acción de gracias alaba a Dios por la elección que hizo en ella, a pesar de ser tan pequeña; reconoce, además, la providencia y misericordia de Dios en el mundo y el cumplimiento de las promesas hechas a los padres antiguos.

María experimenta en su vida que “para Dios no hay nada imposible” (Lc 1,37). Dios visitó a María y de este encuentro nació el Amor. Es imposible explicar la acción de Dios. Algo nos puede aclarar estas palabras de Tagore: “El que puede abrir los capullos, ¡lo hace tan sencillamente!. Los mira, nada más, y la savia de la vida corre por las venas de las hojas.

Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD

viernes, 8 de julio de 2011

Incomparable ...

Mi Dios maravilloso, incomparable...
únicamente lo que damos, es lo que
nos enriquece cada día mas...
es lo que nos enseñas... te amo!!!

Yo los envío como Ovejas en medio de Lobos...

Puedo caminar seguro, Cristo, por esta vida, aún entre medio de lobos porque se sé que no estoy nunca sólo. Dame fuerzas para crecer en mi vida de unión contigo; que tenga más fe y esperanza para aceptar lo que me pidas, que tenga más amor para quererlo intensamente y que tenga fortaleza para llevarlo adelante.
Quiero serte fiel, Señor, cuando llegue la prueba, dame tu gracia y eso me basta. amén.
Leer Lectura del Evangelio según san Mateo 10,16-23
Dios les bendiga.

Tu presencia en la Eucaristía

Nos presentamos ante ti sabiendo que nos llamas y que nos amas tal como somos. Nuestro corazón se llena de gozo y de esperanza.


Señor Jesús:

Nos presentamos ante ti sabiendo que nos llamas y que nos amas tal como somos.

"Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Hijo de Dios" (Jn. 6,69).

Tu presencia en la Eucaristía ha comenzado con el sacrificio de la última cena y continúa como comunión y donación de todo lo que eres.

Aumenta nuestra FE.

Por medio de ti y en el Espíritu Santo que nos comunicas, queremos llegar al Padre para decirle nuestro SÍ unido al tuyo.

Contigo ya podemos decir: Padre nuestro.

Siguiéndote a ti, "camino, verdad y vida", queremos penetrar en el aparente "silencio" y "ausencia" de Dios, rasgando la nube del Tabor para escuchar la voz del Padre que nos dice: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi complacencia: Escuchadlo" (Mt. 17,5).

Con esta FE, hecha de escucha contemplativa, sabremos iluminar nuestras situaciones personales, así como los diversos sectores de la vida familiar y social.

Tú eres nuestra ESPERANZA, nuestra paz, nuestro mediador, hermano y amigo.

Nuestro corazón se llena de gozo y de esperanza al saber que vives "siempre intercediendo por nosotros" (Heb. 7,25).

Nuestra esperanza se traduce en confianza, gozo de Pascua y camino apresurado contigo hacia el Padre.

Queremos sentir como tú y valorar las cosas como las valoras tú. Porque tú eres el centro, el principio y el fin de todo.

Apoyados en esta ESPERANZA, queremos infundir en el mundo esta escala de valores evangélicos por la que Dios y sus dones salvíficos ocupan el primer lugar en el corazón y en las actitudes de la vida concreta.

Queremos AMAR COMO TÚ, que das la vida y te comunicas con todo lo que eres.

Quisiéramos decir como San Pablo: "Mi vida es Cristo" (Flp. 1,21).

Nuestra vida no tiene sentido sin ti.

Queremos aprender a "estar con quien sabemos nos ama", porque "con tan buen amigo presente todo se puede sufrir". En ti aprenderemos a unirnos a la voluntad del Padre, porque en la oración "el amor es el que habla" (Sta. Teresa).

Entrando en tu intimidad, queremos adoptar determinaciones y actitudes básicas, decisiones duraderas, opciones fundamentales según nuestra propia vocación cristiana.

CREYENDO, ESPERANDO Y AMANDO, TE ADORAMOS con una actitud sencilla de presencia, silencio y espera, que quiere ser también reparación, como respuesta a tus palabras: "Quedaos aquí y velad conmigo" (Mt. 26,38).

Tú superas la pobreza de nuestros pensamientos, sentimientos y palabras; por eso queremos aprender a adorar admirando el misterio, amándolo tal como es, y callando con un silencio de amigo y con una presencia de donación.

El Espíritu Santo que has infundido en nuestros corazones nos ayuda a decir esos "gemidos inenarrables" (Rom. 8,26) que se traducen en actitud agradecida y sencilla, y en el gesto filial de quien ya se contenta con sola tu presencia, tu amor y tu palabra.

En nuestras noches físicas y morales, si tú estás presente, y nos amas, y nos hablas, ya nos basta, aunque muchas veces no sentiremos la consolación.

Aprendiendo este más allá de la ADORACIÓN, estaremos en tu intimidad o "misterio".

Entonces nuestra oración se convertirá en respeto hacia el "misterio" de cada hermano y de cada acontecimiento para insertarnos en nuestro ambiente familiar y social y construir la historia con este silencio activo y fecundo que nace de la contemplación.

Gracias a ti, nuestra capacidad de silencio y de adoración se convertirá en capacidad de AMAR y de SERVIR.

Nos has dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a meditar y adorar en el corazón. Ella, recibiendo la Palabra y poniéndola en práctica, se hizo la más perfecta Madre.

Ayúdanos a ser tu Iglesia misionera, que sabe meditar adorando y amando tu Palabra, para transformarla en vida y comunicarla a todos los hermanos.
Amén.

Autor: SS Juan Pablo II/ Adoración Eucarística

jueves, 7 de julio de 2011

¿Cuál es tu Viña?

Existen muchísimas formas de crear una Viña, de hacerla crecer, de mover al mundo en la dirección de Jesús.

El Señor nos hace referencia en las Escrituras a Su Viña. ¿Pero a que se refiere Él con este mensaje, puesto en términos de nuestros tiempos?. La viña del Señor es Su obra, el lugar donde se trabaja para la misión de la Salvación. ¿Cuál es tu actitud de vida frente a la Viña de Cristo?.

Tenemos en el mundo tres clases de actitudes frente al llamado del Cielo:

1. La de aquellos que se involucran en trabajar activamente, como obreros cotidianos, integrando el plantel de trabajadores de la obra de la Redención.

2. La de aquellos que trabajan activamente también, pero en contra de la obra del Cielo. Negar a Dios activamente, frenando Su obra, es la forma más directa de condenarse.

3. Aquellos tibios que, sabiendo de un modo u otro del llamado de Dios, no se comprometen. ¡Y ya sabemos que dijo Jesús respecto de los tibios!.

¿En que categoría estás tú?. ¿Lo tienes claro, te animas a responder?.

Para aquellos que creen estar en la primer categoría, o al menos desean estar en ella: no nos equivoquemos. Nuestra vida no está dividida: no existe el trabajo, la familia y luego la Viña del Señor (como asistír a Misa el domingo, por ejemplo). Nuestra vida es una, integral e indivisible. La Viña debe ser nuestra vida, nuestra realidad cotidiana.

Trabajar como viñateros para Jesús es obrar para Su causa en forma permanente.

En términos prácticos, todos debemos tener una participación dentro de la inmensidad de Viñas que existen en el mundo, y debemos ser activos trabajadores en al menos una de ellas. La oración es una parte fundamental del trabajo del Viñatero, por eso los grupos de oración son tan importantes. También el dar testimonio, el difundir la necesidad de la conversión del alma, el volcar a las personas a la lectura diaria de las Escrituras. El ser evidencia viva de un cristiano comprometido con la obra de Dios es parte central de nuestro rol de obreros. El ayudar a los pobres y necesitados, haciéndolo en nombre de la caridad que Jesús nos enseñó.

Existen muchísimas formas de crear una Viña, de hacerla crecer, de mover al mundo en la dirección de los Corazones de Jesús y María. Nada te limita, nada te frena. por ejemplo, es

¿Tienes una Viña en la que trabajas para la obra de Dios?. ¿Crece tu Viña, aumenta el producido en ella, se incrementa tu gozo al ver los resultados concretos?.

Comprométete en la obra del Cielo, enlístate en la gran Viña del Señor, súbete a la Obra de la Salvación, con tus errores y defectos.

¡No existe gozo más inmenso que el de sentirse un obrero en esta empresa, con el mismo Jesús como Patrón!.